Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
El catorce de abril me sentía tan mal que me levanté con esfuerzo para ir a la Santa Misa. Me sentía más enferma que cuando me habían enviado a la curación. Tenía un fuerte estertor y una respiración ronca en los pulmones y unos dolores extraños. Al recibir la Santa Comunión, yo misma no sabía por qué, o mejor dicho, qué cosa me empujaba a esta oración y comencé a rezar de este modo: Jesús, que Tu Sangre pura y sana circule en mi organismo enfermo, y que Tu Cuerpo puro y sano transforme mi cuerpo enfermo, y que una vida sana y fuerte palpite en mí, si es Tu santa voluntad que yo me ponga a esta obra, y esto será para mí la señal evidente de Tu santa voluntad.
Mientras así rezaba, súbitamente sentí como una sacudida en todo el organismo y de repente me sentí completamente sana. Tenía la respiración limpia como si nunca hubiera estado enferma de los pulmones ni sentía dolores y para mí era la señal de que debía ponerme a la obra.
Reflexión: Jesús Sana
14 – IV – 1937. Curación repentina. Me sentía tan mal y tan enferma que después de la Comunión comencé a rezar desde modo: Jesús que tu sangre pura y sana circule en mi organismo enfermo, y que tu cuerpo puro y sano transforme mi cuerpo enfermo. Pocas cosas hay en la vida humana y tan evidentes como la existencia del sufrimiento y tan misterioso como el dolor. “Al atardecer le trajeron muchos enfermos y los curaba a todos”. “Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades” (Mt. 8 – 16,17). Jesús recorría todos los pueblos y aldeas curando toda clase de enfermedades y dolencias (Mt. 9 – 35). Jesús curaba por pura compasión. El maestro les dio poder y autoridad a sus apóstoles y los envío a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos. “Si tienen fe, impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanados” (Mc. 16 – 18). La sanación es un don del Espíritu Santo. El Señor regala este don a las personas que con fe, amor y buen juicio comienzan a orar por los enfermos. El enfermo tiene dos medios para afrontar su enfermedad: 1. La ciencia con su técnica y medicina. 2. La gracia a través de la fe y la oración, es decir la curación más allá de los medios humanos. El cristiano tiene un poder propio que le ha sido dado por Cristo para curar, donde la ciencia niega toda esperanza. Para Dios nada es imposible. Como Médico Cardiólogo, no puedo callarme lo que he visto y oído en la comunidad de Jesús con el Padre Roberto, por años he visto milagros, sanarse cánceres de pulmón terminal, cánceres de mamas, de páncreas, tumores de cerebro, múltiples dolencias hasta SIDA y muchas conversiones: drogadictos y alcohólicos. Dice el Padre Roberto en su libro: Jesús Sana: Cuando tú sanas, predicas el amor de Dios.
El Señor de la Misericordia te conceda la sanación a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Amén.
Dr. Victor Arce.