Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
+ Señor, Tú sabes que desde la juventud siempre buscaba Tu voluntad y al conocerla, procuraba cumplirla. Mi corazón estaba acostumbrado a la inspiración del espíritu Santo a quien permanezco fiel. En medio del mayor bullicio, siempre he oído la voz de Dios, siempre sé lo que pasa dentro de mi [alma]…
Reflexión: Inspiraciones
Señor, tú sabes que desde la juventud siempre buscaba tu voluntad y al conocerla procuraba cumplirla. Mi corazón estaba acostumbrado a la inspiración del Espíritu Santo a quien permanezco fiel. El Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, ese Espíritu que vino a Él a traer al mundo, es el principio de nuestra santidad. La vida interior no es sino unión con el Espíritu Santo, obediencia a sus inspiraciones.
El Espíritu Santo, él forma en nosotros a Jesucristo y le completa. “Os conviene que yo me vaya porque si no el Espíritu Santo no vendrá a nosotros”. La pureza resulta necesaria para que el Espíritu Santo habite en nosotros.
Como seguir las inspiraciones: 1. Seguir las inspiraciones de consejo cuando vienen acompañadas de paz y de atractivo de la gracia: Dios lo exige de nuestro corazón generoso. Rechazar los que se opongan a otras obligaciones y colocan a nuestra alma en un estado triste de turbación y de inquietud y os dejan en suspenso, sin hacer ver si Dios lo quiere o no. Es esta una inspiración falsa. 2. Seguir con generosidad las inspiraciones que nos lleva a mortificarnos contra la sensualidad, dado que os venga la insinuación antes de comenzar una obra; pero, una vez comenzado el acto, no hagamos caso de la inspiración. 3. Despreciar el temor de abrazar una vida demasiado perfecta. A veces no nos concentramos, la actividad me hace salir de mí mismo. ¿Qué hacer? Controlar nuestra imaginación, nuestra actividad. Nuestra irritabilidad: entregarlos a nuestro Señor, a su santa voluntad.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la inspiración, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce