Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
(122) 27 I [1938]. Hoy, durante la Hora Santa Jesús se quejó conmigo de la ingratitud de las almas.
A cambio de los beneficios recibo la ingratitud; a cambio del amor obtengo el olvido y la indiferencia. Mi Corazón no puede soportarlo.
Reflexión: Ingratitud
27-1-1938. Hoy durante la Hora Santa Jesús se quejó conmigo de la ingratitud de las almas, A cambio de los beneficios recibo la ingratitud. “Todo el día he estado con las manos extendidas, esperando a un pueblo que no cree y me rechaza” (Rom X 21). ¡Cúan cierto es, por desgracia, que a Nuestro Señor Jesucristo no se le ama en el Santísimo Sacramento! Aún entre los católicos son pocos los que aman a Jesús Sacramentado. ¿Cuántos son los que piensan en Él o van a adorarle y a recibirlo con frecuencia? ¿A qué se debe esta ingratitud y frialdad? Porque, ¡no han experimentado nunca la dulzura de Eucaristía ni los delirios de su amor! ¡Jamás han caído en la cuenta de lo bueno que es Jesús! ¡No han reparado en la inmensidad de su amor en el Santísimo Sacramento!
¿Cuál es la causa de que nuestro Señor sea tan poco amado en la Eucaristía? Porque no se habla mucho de la Sagrada Eucaristía. Otra causa es la tibieza de nuestra de nuestra conducta., que pone de manifiesto nuestro poco amor, no se comprende la presencia de Jesucristo, ¡Qué ingratitud!
Hasta cierto es todo ello: Nuestra frialdad e ingratitud son el triunfo del demonio contra el mismo Dios. También es cierto que el mundo hace los mayores esfuerzos para impedir que se ame a Jesucristo en el Santísimo Sacramento. El demonio no cesa un instante de luchar contra nuestro amor a Jesús Sacramentado. Jesús nos dice: “Amadme como yo os he amado, perseverar en mi amor”. Yo he venido a traer sobre la Tierra el fuego del amor y mi deseo más ardiente es que abrace nuestros corazones. Para quedarse con nosotros ha tenido que exponerse a la ingratitud.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te libre de la ingratitud, y a ti y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce