Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Mi corazón es atraído allá donde mi Dios se oculta,
Donde permanece con nosotros día y noche,
Envuelto en una Hostia blanca,
Dirige el mundo entero, se comunica con las almas.
Mi corazón es atraído donde mi Señor se oculta
Donde [está] su amor anonadado,
Pero mi corazón siente que allí está el agua viva,
Mi Dios vivo, aunque oculto detrás de un velo.
Reflexión: Hostia blanca
Cracovia, 10-II-1938, Sexto cuadernito.
Mi corazón es atraído allá donde mi Dios se oculta donde permanece con nosotros día y noche, envuelto en una hostia blanca.
“Aquel que come mi carne, permanece en mí y yo en él”. Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento, quiere ser el centro de todos los corazones y nos dice: “Permaneced en mi amor. Permaneced en mí”. ¿Qué significa permanecer en nuestro Señor? Quiere decir que debemos hacer de este amor de Jesús, que vive en la Eucaristía el centro de nuestra vida y que sea el manantial, el agua viva de nuestros consuelos.
Quiere decir debemos hacer de la Eucaristía, centro de nuestros deseos. Quiere decir que vivamos de la Eucaristía, que el pensamiento de la Eucaristía nos sirva de guía en nuestras acciones.
¿Cuál es en efecto, la vida de Jesús en el Santísimo Sacramento? Es una vida por completo oculta, totalmente interior. En él oculta su poder, su bondad y también su divina persona.
Quiere que reine silencio a su alrededor, está totalmente anonadado.
De la hostia fluyen todas las gracias, y desde ella santifica Jesús al mundo aunque de una manera invisible y espiritual. Gobierna al mundo y a la Iglesia sin abandonar su reposo ni salir de su silencio. El reino de Jesús es completamente interior. Por eso, si yo quiero que reine en mí es preciso que me recoja, mis facultades, mi inteligencia, mi voluntad, mis sentidos, todo alrededor de Jesús. Es necesario que viva de Jesús, que ore con Él, que forme con Él un solo corazón y una sola vida. “Sal de ti mismo, ven conmigo a la soledad y en ella te hablaré al corazón”.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda permanecer en él, a ti y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce