Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

21 III 1937.  Domingo de Ramos.  Durante la Santa misa mi alma fue sumergida en la amargura y los sufrimientos de Jesús.  Jesús me hizo saber cuánto había sufrido en ese cortejo triunfal.  Los “Hosanna” resonaban en el Corazón de Jesús con “Crucifícalo”.  Jesús me lo hizo sentir de modo singular.

Reflexión: Hosanna

Jesús me hizo saber cuánto había sufrido en ese cortejo triunfal. Los Hosanna resonaban en el corazón de Jesús con “Crucifícalo”. El cortejo se organizó y Jesús hace entrada en Jerusalén como Mesías montado en un borrico. Tendían sus mantos para recibir a un gran jefe, cortaban y batían palmas. Así recibían a sus grandes Libertadores en Israel. Los fariseos intentan callar aquella alegría, el Señor les dice: Os digo que si éstos callan gritarán las piedras. Jesús al acercarse a la ciudad, todos llenos de alegría estaban: ¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!: era un saludo a la persona, cuando uno se alegra al recibirlo. Hosanna, Hosanna: era un grito de exclamación y de petición de ayuda. Era un “Viva” y un “Ayúdanos”. Se les gritaba a los grandes líderes cuando hacían su entrada triunfal. Hosanna este grito de petición al que es y será Rey Salvador y Libertador. Al contemplar la ciudad, Jesús lloró: ¡Ay, si conocieras por lo menos en este día, que se te ha dado lo que puede traerte la paz! Pero ahora todo está oculto a tus ojos. Pocos años más tarde, la ciudad será arrasada. Cinco días después el Hosanna entusiasta se transformó en un grito: ¡Crucifícale! Ahora el Rey de Israel se transformó: no tenemos más Rey que el César. Para entender tendríamos que consultar nuestro corazón y cada uno ser coherente y perseverante en nuestra fidelidad y acompañar al Señor hasta la Cruz.

Santa Faustina, sencilla como la confianza de un niño: Ruega por nosotros.

La misericordia del Señor te colme de su confianza a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja amén

Amén.

Dr. Victor Arce.