Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Te saludo, resplandor oscurecido, luz de las almas.  Te saludo, fuente de la misericordia inagotable, manantial purísimo del cual brotan para nosotros la vida y la santidad.  Te saludo, deleite de los corazones puros.  Te saludo, única esperanza de las almas pecadoras.

Reflexión: Eucaristía II

Te saludo, resplandor oscurecido, luz de las almas. Te saludo, fuente de la misericordia inagotable, manantial purísimo del cual brotan para nosotros la vida y la santidad. Te saludo, deleite de los corazones puros. Te saludo, única esperanza de las almas pecadoras. Oración sacerdotal de Jesús. Después de la institución de la Eucaristía, Jesús levantando la vista al cielo dijo, Padre ha llegado la hora, da gloria a tu hijo para que tu hijo te dé gloria. En esto consiste la vida eterna, en conocerte a ti el único Dios verdadero. He manifestado tu nombre a los hombres que separaste del mundo para comprometerlos. Eran tuyos y me los compraste y han cumplido tus palabras. Ahora comprende que todo lo que me confiaste procede de ti. Las palabras que tú me comunicaste, yo se las comuniqué. Ellos las recibieron y comprendieron realmente que viene de tu parte y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por los que me han confiado, pues son tuyos. Todo lo mío es tuyo y lo tuyo es mío. En ellos se revela mi gloria. Ya no estoy en el mundo mientras que ellos están en el mundo. Yo voy hacia ti, padre santo. Cuida en tu nombre a los que me diste para que sean uno como nosotros. Mientras estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, los custodie y no se perdió ninguno de ellos, excepto el destinado a la perdición, para el cumplimiento de la escritura. Ahora voy hacia ti y les digo esto mientras estoy en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra y el mundo los odió porque no son del mundo, igual que yo no soy del mundo. No pidió que los saquen del mundo, sino que los libre del maligno. No son del mundo, igual que yo no soy del mundo.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda participar de la Eucaristía, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce