Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Oh Jesús mío, Te ruego por toda la Iglesia: concédele amor y luz de Tu Espíritu, da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a Ti, Señor.  Señor, danos sacerdotes santos; Tu Mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo sacerdote, que el poder de Tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para [atrapar a] las almas de los sacerdotes. Que el poder de Tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes ya que Tú lo puedes todo.

Reflexión: El Sacerdote I

Oh Jesús mío te ruego por toda la Iglesia: concédele amor y luz de tu espíritu, da poder a las palabras de los sacerdotes. En un pasaje del Diario, Jesús le dice a Santa Faustina: Dile todo y descubre tu alma delante de él, como lo haces delante de mí. En el sacramento del orden el sacerdote es constituido ministro de Dios y dispensador de sus tesoros: la palabra divina en la predicación, el cuerpo y la sangre de Cristo fue dispensa en la Santa Misa y la Comunión y la gracia de Dios en los sacramentos. Al sacerdote le es confiada la obra más divina como es la salvación de las almas. El sacerdote por el Sacramento del orden y Voluntad Divina se convierte en instrumento de Jesucristo al que presta todo su ser para llevar a todos la gracia de la redención y su identidad es la de Cristo actúa in persona Christi, se ha de manifestar en una vida sencilla y austera, santa, en una entrega sin límites. Debemos rezar mucho por la santidad de los sacerdotes especialmente de aquellos que están puestos por Dios para ayudarnos en nuestro camino hacia él. Orar para que sean amables, doctos, que sepan renunciar a sus planes personales. Agradecer a Jesucristo sumiso y eterno sacerdote, el don que nos ha dado en el Sacramento del sacerdocio.

Santa Faustina: Oh dulce Jesús, aquí has establecido el trono de tu Misericordia. Ruega por nosotros.

Desearte un lindo día, el señor de la Misericordia te conceda la paz a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Amén.

Dr. Victor Arce.