Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Antes de la confesión oí en el alma estas palabras: Hija Mía, dile todo y descubre tu alma delante de él como lo haces delante de Mi. No tengas miedo de nada; para tu tranquilidad pongo a ese sacerdote entre Yo y tu alma, y las palabras que te contestará son Mías. Descubre delante de él las cosas más secretas que tienes en el alma. Yo le daré luz para que conozca tu alma.
Al acercarme a la rejilla sentí en el alma una facilidad tan grande para hablar de todo, que más tarde yo misma me extrañaba. Sus respuestas dieron a mi alma una tranquilidad muy profunda. Sus palabras fueron, son y quedarán para siempre unas columnas de fuego que iluminaron y seguirán iluminando mi alma en su aspiración a la máxima santidad.
Las indicaciones que recibí del Padre Andrasz, las tengo apuntadas en otra página de este cuaderno.
Reflexión: El sacerdote
Antes de la confesión, oí en el alma, estas palabras: Hija mía, dile todo y descubre tu alma delante de él, como lo haces delante de mí. Pongo a ese sacerdote entre yo y tu alma. Yo le daré luz para que conozca tu alma.
Jesucristo lo ha jurado: Tú eres sacerdote eterno según el reto de Melquisedec. Jesús se ofreció a sí mismo como víctima gratísima a Dios, de valor infinito, quiere ser al mismo tiempo: sacerdote, víctima y altar.
En el Calvario, Jesús, Sumo Sacerdote hizo la ofrenda de alabanza y acción de gracias, más grata a Dios, que pueda concebirse, Fue una ofrenda de carácter expiatorio y propiciatorio por nuestros pecados.
Una gota de sangre derramada por Cristo basta para redimir todos los pecados del mundo. De la misma redención de Cristo sacerdote, participa la Iglesia, los obispos, presbíteros, diáconos y laicos.
El sacerdote en muchas ocasiones, hace el Vía Crucis en persona Cristi. Es un don inmenso que Jesucristo donó a su Iglesia. Los sacerdotes, traen a Jesús a la Tierra, todos los días, a nuestro cuerpo y a nuestra alma para alimentarnos.
El sacerdote al perdonar nuestros pecados, es testigo de la misericordia diaria. Al ser portadores de la Palabra, iluminan nuestra vida. Interceden por nosotros, prolonga la mediación de Jesucristo.
Al hacer presente a Jesucristo, nos traen la vida eterna.
Demos gracias a la Virgen María que nos dio al Sumo y Eterno Sacerdote, la Reina de los Confesores. Y el amor oculto en las especies; esto es mi sangre, esto es mi cuerpo y lo dio a sus discípulos.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te permita verlo en el confesor, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.