Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Hoy he visto los esfuerzos de este sacerdote [379] por la causa de Dios.  Su corazón empieza a probar lo que colmaba el Corazón divino durante su vida terrenal.  Por los esfuerzos, la ingratitud…Pero su celo por la gloria de Dios es grande…..

Reflexión: El Ministerio del Sacerdote

Hoy he visto los esfuerzos de este sacerdote por la causa de Dios.

El ministerio del sacerdote es el más glorioso para Dios. 1. El sacerdote completa la creación divina llevando al hombre hasta Dios, y formándose de nuevo a su imagen y semejanza, que manchó y desnaturalizó el pecado; en virtud de su ministerio somos creados de nuevo en Jesucristo. Vuelve a levantar las ruinas de este magnífico edificio y hace de él una obra maestra de la gracia y objeto de las divinas complacencias. El hombre bautizado vuelve a ser hijo de Dios, el hombre santificado se hace digno miembro de Jesucristo, rey espiritual del mundo.

  1. El sacerdote continúa en la tierra la misión del Salvador. En el altar, continúa y acaba el sacrificio del calvario, aplicando a las almas los frutos divinos de salvación. En el confesionario, los purifica con la sangre de Jesucristo y las engendra a la santidad de su amor.

En el púlpito publica su verdad, su evangelio de amor, ayuda a las almas alumbrando y fundando a los hombres de buena voluntad.

Al pie del sagrario, el sacerdote adora a Dios oculto por amor, allí es donde ora por su pueblo y es poderoso mediador entre ellos y el pobre pecador.

En el mundo el sacerdote es amigo del pobre, consolador del afligido y del enfermo, el padre de todos. Su misión consiste en hacer reinar la verdad, la santidad y el amor de Dios. ¡Pero cúan santo debe ser también para dignamente servir a Dios, y no perderse por orgullo! Adquiere esta santidad por medio de Jesucristo. La fuerza del sacerdote está en el amor regio de Jesucristo, su Señor.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda esforzarte como sacerdote, a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce