Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Cuando vino el médico y yo no pude bajar al locutorio como las demás hermanas, pedí que subiera a verme porque no podía bajar por cierto impedimento. Un momento después vino el medico a la celda y al examinarme, dijo: Diré todo a la hermana enfermera. Cuando vino la hermana enfermera, después de haberse retirado el médico, le dije la razón por la cual no había podido bajar al locutorio, pero ella me manifestó su descontento. Y cuando le pregunté: Hermana, ¿qué ha dicho el medico de mis dolores?, me contestó que no había dicho nada, que no era nada. (28) Dijo que la enferma está malhumorada, y se fue. Entonces dije a Dios: Cristo, dame fuerza y fortaleza para sufrir, infunde en mi corazón el amor puro a esta hermana.
Reflexión: El médico I
Cuando vino el médico y yo no pude bajar al locutorio como las demás hermanas, pedí que subiera a verme porque no podía bajar por cierto impedimento. Un momento después vino el médico a la celda y al examinarme dijo, diré todo a la hermana enfermera. Cuando vino la hermana enfermera, después de haberse retirado el médico, le dije la razón por la cual no había podido bajar al locutorio, pero ella me manifestó su descontento.
Y cuando le pregunté, hermana, ¿qué ha dicho, el médico de mis dolores? Me contestó que no había dicho nada, que no era nada, dijo que la enferma está malhumorada y se fue. Entonces, dije a Dios: Cristo, dame fuerza y fortaleza para sufrir, infunde en mi corazón el amor puro a esta hermana.
Del libro del Eclesiástico: Medicina y enfermedad. Da al médico por sus servicios, los honores que merece. ¿Acaso simplemente los “honores”, “ser el amigo del médico”? Que también a él le creó el Señor. Pues del altísimo viene la curación, como una dádiva que del rey se recibe. Del altísimo recibe el médico su arte y del Rey recibe los obsequios. La ciencia del médico realza su cabeza y ante los grandes es admirado.
El Señor puso en la tierra medicinas. El varón prudente no los desdeña. ¿No fue el agua endulzada con un leño para que se conociera su virtud?, es decir, su poder de Dios. Él mismo dio a los hombres la ciencia para que se gloriaran en sus maravillas. Con ellas cura él y quita el sufrimiento, con ellos el farmacéutico hace mixturas. Señor, el que tú amas está enfermo. Si quieres puedes curarme.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda un buen médico, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce