Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

En un recogimiento profundo, junto a Tu Corazón misericordioso, durante estos ejercicios espirituales madura mi alma. En los rayos puros de Tu amor mi alma ha cambiado su amargura transformándose en un fruto dulce y maduro; ahora puedo ser plenamente útil a la Iglesia con mi santidad personal que dará latidos de vida en toda la Iglesia, puesto que todos formamos un mismo organismo en Jesús. Por eso me empeño en que la tierra de mi corazón produzca buenos frutos aunque el ojo humano, quizá, no los perciba; sin embargo llegará un día en que se podrá ver que muchas almas se han alimentado y se alimentarán de este fruto.

Reflexión: El fruto del espíritu

En los rayos puros de tu amor, mi alma ha cambiado su amargura transformándose en un fruto dulce y maduro, ahora puedo ser plenamente útil a la Iglesia con mi santidad personal. «Yo soy la vid y ustedes los sarmientos”. El que permanece unido a mí y yo a él, da mucho fruto» (In 15-5)

Los frutos que deben producir los discípulos de Jesús son de dos tipos: visibles e invisibles. Visibles son todas las buenas obras de evangelización y servicio al público. Invisibles son las virtudes que por acción del Espíritu Santo brotan en el alma de creyentes. Entonces, los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como presencia de la gloria eterna. La santidad de un alma no se aprecia por sus dones, sino por sus frutos que reflejan la vida de Jesús en ella. San Pablo en la carta a los Gálatas enumera doce: Amor, gozo, paz, paciencia, bondad, benignidad, fe, mansedumbre, fidelidad, modestia, dominio de sí, castidad. ¿Cómo lograr el fruto del Espíritu? 1. No obstaculizar la obra del Espíritu. 2. Permanecer unidos a Jesús para dar mucho fruto. 3. Tener sed de las cosas de Dios. “No entristezcan al Espíritu Santo es decir, hacer algo que impida su obra de santificación en nosotros”. ¿Cómo entristecemos al Espíritu? Cuando hay pecado, odio, rencor, rebeldía, falta de oración, cuando no se obedece a la palabra, cuando se desprecian las inspiraciones del Espíritu. Se está sofocando el fuego del Espíritu. “Mentir al Espíritu Santo”, es engañarse y engañar a los demás, aparentando santidad cuando el corazón está lleno de pecado. El hombre espiritual es el que tiene los frutos del Espíritu. El hombre carnal posee odios, borracheras, lujuria, idolatría. Debemos dejar que el Espíritu trabaje en nosotros para que todos puedan apreciar el fruto del Espíritu, la vida de Jesús.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda los frutos del Espíritu Santo a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.