Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
El médico no me permitió ir a la Pasión a la capilla, a pesar de que lo deseaba ardientemente; pero he rezado en mi propia habitación. Entonces oí el timbre en la habitación contigua, y entré y atendí a un enfermo grave. Al regresar a mi habitación aislada, de pronto he visto al Señor Jesús que me ha dicho: Hija Mía, Me has dado una alegría más grande haciéndome este favor que si hubieras rezado mucho tiempo. Contesté: Si no Te he atendido a Ti, oh Jesús mío, sino a este enfermo. Y el Señor me contestó: Sí, hija Mía, cualquier cosa que haces al prójimo Me la haces a Mí.
Reflexión: El amor al prójimo
“Sí, hija mía cualquier cosa que haces al prójimo me la haces a mí”. En la parábola del Samaritano a la pregunta de Jesús al escriba: ¿Qué dicen los mandamientos de Dios? El escriba le contestó ama a Dios de todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo. “Bien dicho: haz esto y vivirás”. ¿Y quién es mi prójimo? En la Biblia prójimo es el “próximo”, es cualquier ser humano que esté necesitado de nuestra ayuda o compasión. El verdadero amor al prójimo no tiene prejuicios, ni de raza, de religión, ni de familia. El amor al prójimo no es un amor de sentimientos, de cariño, simpatía, es un amor de voluntad, de sacrificarse por el prójimo buscando su propio bien. Todo el bien que habéis negado a uno de estos aunque sea al más humilde a mí me lo habéis negado (Mt. 25, 46). Por prójimo se entiende desde los más íntimos, hasta personas desconocidas y hasta los mismos enemigos. Jesús le dice a Santa Faustina, te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo. La primera la acción, la segunda la palabra, la tercera la oración.
El apóstol Santiago nos recuerda: “Si ves a uno sufriendo hambre o grave necesidad, y pudiendo ayudarlo, no lo ayudas. ¿Cómo puedes decir que tienes verdadera fe? ¿De qué te sirve entonces tu fe?” Es una fe muerta sin buenas obras.
Santa Faustina, fortaleza de los enfermos y los que sufren: Ruega por nosotros.
Desearte un lindo día, que la Misericordia del Señor te colme de su bondad a ti y a tu familia.
Amén.
Dr. Victor Arce.