Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Un conocimiento más profundo de Dios y el terror del alma.  Al principio Dios se hace conocer como santidad, justicia, bondad, es decir misericordia.  El alma no conoce todo esto a la vez, sino singularmente en relámpagos, es decir en los acercamientos de Dios.  Eso no dura mucho tiempo, porque no podría soportar esta luz.  Durante la oración el alma recibe un relámpago de esta luz, que le imposibilita orar al alma como hasta entonces.  Puede esforzarse cuanto quiera, y esforzarse a orar como antes, todo en vano, se hace absolutamente imposible continuar rezando como se rezaba antes de recibir esta luz.  La luz que tocó al alma, es viva en ella y nada la puede extinguir ni obscurecer.  Este relámpago de conocimiento de Dios arrastra su alma e incendia el amor hacia Él.  Pero a la vez este mismo relámpago permite al alma conocer lo que es y ella ve todo su interior en una luz superior y se levanta horrorizada.

Reflexión: ¿De qué deseas hablar conmigo?

Un conocimiento más profundo de Dios y el temor del alma. Al principio Dios se hace conocer como santidad, justicia y bondad, es decir, misericordia. Durante la oración el alma recibe un relámpago de esa luz. La luz que tocó al alma es una en ella y nada la puede extinguir ni obscurecer. Diálogo entre Dios y el alma perfecta.

Alma: Señor y maestro mío, deseo hablar contigo.

Jesús: ¿De qué deseas hablar conmigo?

Alma: Para que no tengas dudas de nada, me has confiado a una cariñosa protección de tu Iglesia, es la madre verdadera, tierna que en tu nombre me afirma en las verdades de la fe y vigila que no yerre nunca. Y especialmente en el tribunal se tu misericordia, mi alma experimenta todo un mar de benevolencia.

Oh Señor mío en el camino de mi vida has puesto a unos sacerdotes santos que me indican una vía segura. Jesús, en mi vida hay un secreto más el más profundo pero también el más grande para mí, lo eres tú mismo bajo la especie del pan cuando vienes a mi corazón. Aquí está todo el secreto de mi santidad.

Aquí mi corazón unido al tuyo se hace uno, aquí ya no hay ningún secreto porque todo lo tuyo es mío y lo mío es tuyo. He aquí la omnipotencia y el milagro de tu misericordia. Aunque se unieran todas las lenguas humanas y angélicas, no encontrarán palabras sufrientes para expresar este misterio del amor y de tu misericordia insondable. Cuando considero este misterio del amor, mi corazón entra en nuevo éxtasis de amor y te hablo de todo, Señor, callando porque el lenguaje del amor es sin palabras.

Oh Señor, a pesar de que te has humillado tanto tu grandeza se ha multiplicado en mi alma.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia hablar con él, a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.