Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

2 III [1938].  He empezado la santa Cuaresma tal y como deseaba Jesús, abandonándome plenamente a su santa voluntad y aceptando con amor todo lo que me envíe.  No puedo hacer mayores mortificaciones por estar muy débil.  La larga enfermedad ha agotado completamente mis fuerzas.  Me uno a Jesús a través del sufrimiento.  Cuando medito su dolorosa Pasión, disminuyen mis sufrimientos físicos.

Reflexión: Cuaresma

2 III 1938. He empezado la Santa Cuaresma, tal y como deseaba Jesús abandonándome plenamente a su santa voluntad y aceptando con amor todo lo que me envíe. Dice el Señor Todopoderoso convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones, no las vestiduras convertidas al Señor Dios nuestro porque es compasivo y misericordioso. Cuaresma tiempo de penitencia y de renovación interior para preparar la pascua del Señor. En el momento de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas el sacerdote nos recuerda las palabras del génesis, después del pecado original acuérdate hombre de que eres polvo y en polvo te has de convertir. Acuérdate y sin embargo, olvidamos que sin el Señor no somos nada, de la grandeza del hombre no queda sin Dios, más que este montoncito de polvo en un plato. El Señor quiere que nos despeguemos de los pecados que envejecen y matan. Jesucristo mismo es la gracia más sublime de toda la cuaresma. Volver el corazón a la tierra es la gracia más sublime de toda la cuaresma. El Señor quiere que nos despeguemos de las cosas de la tierra para volvernos a él y que dejemos el pecado que envejece y convertirnos. Significa estar dispuestos a poner todos los medios para vivir como él espera que vivamos sin ser sinceros con nosotros mismos. Si no os convertís, pereceréis. Hay dos caminos para seguir o convertirse y salvarse, o no convertirse y perecer. La conversión tiene dos pasos. Uno, ver lo malo que hemos hecho, pensado o hablado, o el bien que pudimos hacer y no quisimos hacer. Reconocer lo mal que hemos obrado. 2° paso, para la conversión es sentir tristeza y disgusto de lo mal que hemos obrado. 3° paso es un propósito firme. Voy a cambiar, no puedo seguir así. Me levantaré e iré a mi padre. La conversión tiene dos actos. Uno, entristecerse del mal hecho y pedir perdón y hacer propósito. Dos, dedicarse a dar frutos de buenas obras.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda vivir la cuaresma, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce