Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Esta noche el Señor me preguntó: ¿No tienes algún deseo en el corazón? Contesté: Tengo un deseo grandísimo y es el de unirme a Ti por la eternidad. Y el Señor me contestó: Eso sucederá dentro de poco. Mi amadísima niña, cada movimiento tuyo se refleja en Mi corazón. Mi mirada se posa con benevolencia sobre ti antes que sobre otras criaturas.
Reflexión: Corazón
Esta noche el Señor me preguntó, ¿no tienes algún deseo en el corazón? Contesté, tengo un deseo grandísimo y es el unirme a ti por la eternidad. Y el Señor me contestó, eso sucederá dentro de poco. Mi amadísima niña, cada movimiento tuyo se refleja en mi corazón. Mi mirada se posa con benevolencia sobre ti antes que sobre otras criaturas. Dichosos nosotros los que habéis comprendido que Dios es el todo y las criaturas la nada y que sólo Dios merece el homenaje soberano de vuestro corazón y de vuestra vida y de todos vuestros bienes. Desde el momento en el que muere todo lo nuestro, nuestro corazón hereda una nueva vida y su poder y su pasión de amor se dilatan como el fuego. Dios da siempre suficientes señales para descubrirle, pero hacen falta buenas disposiciones interiores para ver al Señor que pasa a nuestro lado. Sin humildad y pureza de corazón, es imposible reconocerle, aunque esté muy cerca. Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. La impureza de Dios es la que provoca la insensibilidad para las cosas de Dios y también para muchas cosas humanas, entre ellas la compasión por las desgracias de los hombres. Nunca una vida manchada podrá contemplar el esplendor de la luz verdadera. Si está limpio el corazón sabremos reconocer a Cristo en la intimidad de la oración en medio del trabajo, en los acontecimientos de nuestra vida ordinaria. Parece como si tu ángel te dijera tienes tu corazón lleno de tanta afección humana y luego eso quieres que custodie tu custodio. Jesús no se satisface compartiendo, lo quiere todo.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda su corazón, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce