Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Me relaciono a menudo con almas agonizantes impetrando para ellas la misericordia de Dios.  Oh, qué grande es la bondad de Dios, más grande de lo que nosotros podemos comprender. 

Reflexión: Bondad de Dios

Me relaciono a menudo con almas agonizantes, impetrando para ellas la misericordia de Dios. Oh qué grande es la bondad de Dios. Más grande de lo que nosotros podemos comprender. Qué bueno ha sido Dios para conmigo ha esperado a que hiciera penitencia cuando no le servía ni le amaba. Antes bien le ofendía y estaba cubierto de pecados. Ha habido en mi vida un tiempo en que estaba en pecado mortal. Siendo enemigo de Dios. Y estando suspendido sobre el infierno, de haberme sorprendido de la muerte en este estado hace tiempo que estaría en el infierno y para toda la eternidad, bastaba para ello que Dios retirase la mano que me sostenía y dejase al pecado mortal, seguir su curso para que la divina justicia hiciese desde hace tiempo a uno tan culpable como yo. Y cuántos días, meses y años nos ha esperado Dios para ver si hacía penitencia, mientras tanto continuaba alimentándome, sirviéndome y concediéndome sus gracias. Iba conservándome el honor y bienes, la fe, la esperanza, todo aquello que me llevaba al arrepentimiento a los pies de mi divino padre. Qué bueno ha sido Dios para conmigo, que podré dar a Dios en correspondencia de tanta bondad. Dios ha trabajado con la paciencia admirable. Por convertirme. ¿Cómo he podido, oh Dios mío, resistir por tanto tiempo sin entregarme a ti por completo? Dios me ha perdonado pero con tanto amor que deberías llorar siempre de puro agradecimiento. Oh, qué bueno ha sido Dios para conmigo. ¡Con cuánta bondad me ha perdonado Dios y con cuánto honor me ha tratado que la bondad de Dios haya olvidado mis faltas y mis ingratitudes!. Sí es posible.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda conocer su bondad, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce