Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

+ Durante la Santa misa conocí que cierto sacerdote no obraba mucho en las almas, porque pensaba en si mismo, por lo tanto estaba solo, la gracia de Dios huía de él.  Se basaba sobre bagatelas, cosas exteriores que a los ojos de Dios no tienen ninguna importancia; y tan soberbio que sacaba del vacío y vertía en el vacío, fatigándose inútilmente.

Reflexión: Amor propio

Durante la santa misa conocí que cierto sacerdote no obraba mucho en las almas porque pensaba en sí mismo, por lo tanto estaba solo. La gracia de Dios huía de él. Se basaba sobre cosas exteriores, que a los ojos de Dios no tienen ninguna importancia y tanta soberbia que sacaba del vacío y vertía en el vacío, fatigándose inútilmente.

“No nos estimemos en más de lo que conviene”. Tener más bien mucha sobriedad en estimarse cada uno a sí mismo. No tengamos gusto en la altivez y el desprecio hacia los otros. No os enorgullezcáis en vuestra propia sabiduría, estimar a los demás como superiores a nosotros (Romanos 2). ¿Qué debe hacerse para ser eternamente de nuestro Señor e ir progresando de continuo para su servicio? Contestó con una sola palabra, combatir por amor para, con él y con las fuerzas de este amor, destruir el amor propio, que se opone a que el amor reine y viva en nosotros. El hombre se encuentra frente a dos leyes, el amor de Dios y el amor propio a sí mismo. Hay que obedecer al uno y al otro. Cuanto más santos nos hacemos y más nos elevamos hacia Dios, tanto más nos combate el amor propio y nos tira hacia abajo. Jesús tiene que ser nuestro modelo centro y fin, por eso tenemos que hacer guerra al yo humano, el amor propio. Debemos revestirnos del amor divino. La fuerza para vencer este amor propio consiste en el amar a Dios. El amor propio hace al hombre egoísta. El amor al mundo vicioso y nos lleva al pecado. Solo el amor a Dios le vuelve bueno y dichoso. No te creas más de lo que eres, más bien acepta que es mucho lo que ignoras todavía.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te libre del amor propio, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce