Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
9 VII 1937. Por la noche vino a verme una de las hermanas difuntas y pidió un día de ayuno y que en ese día ofreciera por ella todas las prácticas de piedad. Le contesté que estaba de acuerdo.
Al día siguiente, a primera hora, expresé la intención de ofrecer todo por esa hermana. Durante la Santa Misa, por un momento viví su tormento, sentí en el alma un hambre tan grande de Dios que me parecía que estaba muriendo por el deseo de unirme a Él. Eso duró un breve momento, pero comprendí lo que es el vivo deseo de las almas del purgatorio.
Reflexión: Almas del Purgatorio I
Por la noche vino a verme una de las hermanas difuntas y pidió un día de ayuno y que en ese día ofreciera por ella todas las prácticas de piedad. La Iglesia nos invita con más insistencia a rezar y a ofrecer sufragios por los fieles difuntos del Purgatorio, que también han sido partícipes de la fragilidad de todo ser humano y estamos llamados a ofrecerles nuestra oración y ayuda. Porque en el cielo, no puede entrar un alma en falta, solo los que están escritos en el libro de la vida.
Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios necesitan de una última purificación para participar de la alegría del cielo. El purgatorio no es un infierno menor, sino la antesala del cielo, donde el alma se limpia y esclarece. Es tal pureza y santidad de Dios, que el alma advierte sus imperfecciones, que ve en el Purgatorio la forma de limpiar las faltas. El mayor sufrimiento de las almas, es el de haber pecado contra la bondad divina y no haberse purificado en esta vida; el purgatorio se presenta como la oportunidad para conseguirlo. En este lugar de purificación, el alma experimenta un dolor y sufrimientos muy intensos: un fuego más doloroso que cualquier cosa que un hombre pueda padecer en esta vida. Pero también existe mucha alegría porque ha ganado la batalla y le espera el encuentro con Dios. En el purgatorio expiamos nuestros pecados veniales, Nosotros aquí en la Tierra podemos ayudar mucho a estas almas, a pasar más de prisa este desierto que los separa de Dios. 1. La Santa Misa tiene un valor infinito, el más importante, 2. Las indulgencias plenarias y parciales, 3. Las oraciones, especialmente el Santo Rosario. 4. Nuestros sufrimientos. 5. Las contrariedades. 6. Media hora de oración ante el Santísimo.
Judas Macabeo concluye: Obra santa y piadosa, es orar por los difuntos para que sean absueltos por sus pecados. El reinado de María se ejerce también en el Purgatorio. Roguemos a nuestra madre por las almas del purgatorio.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda interceder por las almas del Purgatorio a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.