Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Un profundo silencio inunda mi alma, ni una sola nubecita me tapa el sol, me expongo completamente a los rayos de este Sol para que su amor realice en mi un cambio total.  Quiero salir santa de estos ejercicios espirituales a pesar de todo, es decir, a pesar de mi miseria.  Quiero volverme santa y confío en que la Divina Misericordia puede hacer una santa de la miseria que soy, porque después de todo tengo buena voluntad.  A pesar de todos los fracasos quiero luchar como un alma santa y quiero comportarme como un alma santa.  No me desanimará nada como no se desanima un alma santa.  Quiero vivir y morir como un alma santa, contemplándote, Jesús tendido en la cruz, como un modelo para seguir.  He buscado ejemplos alrededor de mí y no he encontrado suficientes y he notado como si mi santidad se retrasara; pero a partir de ahora he clavado mi mirada en Ti, oh Cristo, que eres mi mejor guía.  Confío que bendecirás mis esfuerzos.

Reflexión: Alma santa

Quiero salir santa, en estos ejercicios espirituales. A pesar de todos los fracasos quiero luchar como un alma santa y quiero comportarme como una alma santa. Quiero vivir y morir como un alma santa, contemplándote Jesús pendiente en la cruz.

La santidad consiste en la unión en la unión interna con Dios, con los ojos puestos en Cristo, escuchando la voz del Espíritu Santo. La primera ley de la santidad es la oración, saber hallar tiempo para el alma, oración en Dios, conversar con Él. Lucha por nosotros mismos teniendo como modelo a Jesús nuestro maestro, acercarnos a Él permaneciendo en su compañía. Sed almas de oración, pero de una oración que sea nuestra, afectuosa, con recogimiento que guste a Dios, de su bondad y de su amor, entonces gustaremos de una paz y de esta calma para sacar provecho de la oración. Debemos hacerlo en un lugar tranquilo y silencioso, debemos tener un método preferido de oración. La segunda ley de la santidad. Cumplir la voluntad de Dios para una estrecha unión con la nuestra para agradar a Dios. La santidad tiene dos partes: la vida interior del alma con Dios, que consiste en la contemplación e inmolación interior del alma, teniendo como modelo a Jesús en secreto, con las puertas cerradas, en humildad para alimentar y conservar esta oración oculta. Tiene necesidad de la Eucaristía. El alma santa no es otra cosa que el estado de gracia purificado, iluminado y embellecido por la pureza más perfecta. No consiste la santidad en el fervor del amor, sino en la paciencia en trabajar sin fervor y en sufrir las tardanzas de Dios. La vida interior exige sacrificio, es necesario que los sentidos, el cuerpo y las facultades estén recogidas, en un combate espiritual.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda un alma santa, a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.