Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Han terminado los ejercicios espirituales, esos bellos días de permanecer a solas con el Señor Jesús. He hecho estos ejercicios espirituales tal como Jesús lo deseaba y como me había dicho el primer día de los ejercicios, es decir en la máxima serenidad he meditado los beneficios de Dios. Jamás en mi vida he hecho unos ejercicios espirituales como éstos. Con esta paz mi alma ha sido reforzada más profundamente que con choques o emociones. En los rayos del amor he visto todo tal y como es en realidad.
Al salir de estos ejercicios espirituales me siento totalmente transformada por el amor de Dios. Oh Señor, diviniza mis acciones para que adquieran méritos para la eternidad y aunque mi debilidad es grande, confío en el poder de Tu gracia que me sostendrá.
Reflexión: Alegría
Han terminado los ejercicios espirituales, esos bellos días de permanencia a solas con el Señor Jesús. Al salir de estos ejercicios espirituales me siento totalmente transformada por el amor de Dios.
Que alegría cuando me dijeron: “Vamos a la casa del Señor, ya están pisando nuestros pies, tus umbrales Jerusalén”. Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador”. No hay en la Tierra, gozo mayor que el del Espíritu. La satisfacción del corazón dura menos por cuanto se apoya sobre el sentimiento que cambia más fácilmente. La verdadera alegría es la del espíritu, que consiste en el conocimiento sereno de la verdad, es preciso recogerse y hacer oración si queremos gustar a Dios y gozar de su presencia. Podemos hacer muchas meditaciones, pero no nos proporcionarán la verdadera alegría, si no tenemos la comunión por base.
Esta alegría del espíritu está en la comunión en la presencia de Jesús, produce en nosotros, el gusto de Dios que es un sentimiento que nos introduce en las dulzuras de su corazón y en el santuario de su Espíritu. Dios es el único principio de la dicha, que fuera de Él no existe. Hay dos clases de alegría, una alegría que es el resultado de nuestro éxito, del bien que se ha hecho, apoyados en nosotros mismos, buena es, pero no la busquéis, porque se apoya en nosotros, no es muy sólida. La verdadera alegría proviene de la comunión, donde está Jesús, quedaos a sus pies, saboreando nuestra alegría y gustando su bondad. Estad siempre alegres, en el servicio de Dios. La alegría o gozo: es un fruto del Espíritu Santo, esta alegría viene de sentirnos en comunión con Dios, haciendo su santa voluntad. Jesús dijo: “Les he dicho esto para que mi gozo esté en ustedes y llegue a plenitud”.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la alegría a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.