Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Permanecer a Tus pies, oh Dios oculto,
Es el deleite y el paraíso de mi alma.
Allí Te revelas a mi, oh Infinito,
Y me dices dulcemente: dame el corazón, dámelo.

Una silenciosa conversación Contigo, a solas,
Es como vivir momentos celestiales

Reflexión: Adoración I

Permanecerá a tus pies, oh Dios, oculto en el deleite y el paraíso de mi alma, allí te revelas a mí. Oh infinito y me dices dulcemente, da el corazón, dámelo. Una silenciosa conversación contigo a solas es como vivir momentos celestiales. Quédate con nosotros, Señor, porque sin ti se nos echa encima la noche. Le dicen así los discípulos de Emaús, Jesucristo es nuestro rey y nuestro salvador. Ha prometido permanecer en su iglesia hasta la consumación de los siglos. Jesucristo tiene perfecto derecho de ser adorado debemos honrarlo con el culto de la corte celestial, se postra en presencia del cordero inmaculado. Acá en la tierra fue Jesús adorado de los ángeles en su nacimiento, de los apóstoles después de su resurrección. Los pueblos y los reyes fueron a adorarle y en el santísimo sacramento no tendrá Jesucristo más derecho a adoración. Para el honor solemne la magnificencia, la riqueza y la belleza del culto católico. El padre busca adoradores en espíritu y en verdad. La adoración eucarística tiene por objeto de la divina persona de nuestro señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento, en este divino sacramento Jesús está vivo y quiere que le hablemos y él hablará con nosotros. Este coloquio espiritual que se establece entre el alma y nuestro señor es verdadera meditación eucarística. Es lo que constituye en realidad la oración. Que la confianza y la sencillez y un grande amor a Jesús nos acompañe siempre que vayamos a adorarle. El amor nos ha abierto ya la puerta del corazón de Jesús: entrar, amar y adorar. Oh Señor permaneced en nosotros. ¡Nosotros seremos tus fieles adoradores!. Dios mío que se hace tarde y sin ti la noche se nos echa encima. Continúa

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la adoración, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce