Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Mañana usted, hermana, no tendrá al Señor Jesús porque está muy cansada y luego veremos cómo será. Eso me dolió muchísimo, pero contesté con gran calma: Está bien. Abandonándome completamente (55) al Señor traté de dormir.
Reflexión: Santo abandono
Mañana usted, hermana, no tendrá al Señor Jesús, porque está muy cansada y luego veremos cómo será. Eso me dolió muchísimo, pero contesté con gran calma. Está bien, abandonándome completamente al Señor, traté de dormir. Por la mañana hice la meditación y me preparé para la Santa Comunión, aunque no iba a recibir al Señor Jesús. Cuando mi anhelo y mi amor llegaron al punto culminante, de repente, junto a mi cama, vi un serafín que en medio de la Santa Comunión, diciendo estas palabras, he aquí el Señor de los ángeles. Cuando recibió el Señor, mi espíritu se sumergió en el amor de Dios y en el asombro. Eso se repitió durante 13 días, sin tener ya la certeza de que al día siguiente me la trajera. Pero abandonándome a Dios, tenía confianza en su bondad. Sin embargo, ni siquiera me atrevía a pensar si al día siguiente recibiría la Santa Comunión de este modo. El serafín estaba rodeado de una gran claridad. Se transparentaba la divinización, el amor de Dios. Llevaba una túnica dorada y encima de ella un sobrepelliz transparente y una estola transparente. El cáliz era de cristal, cubierto de un velo transparente. Apenas me vio el Señor, desapareció. Es el santo abandono aquel estado en el que el alma amante se entrega sin condiciones ni reservas al beneplácito de Dios. El alma que se da al santo abandono quiere todo lo que Dios quiere en orden a su cuerpo. Lo mismo en la salud como enfermedad, como un niño que pone en manos de Dios su espíritu, entrega el corazón a Dios, entrega su voluntad para que Él la gobierne.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda el Santo Abandono, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce