Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Oh Jesús mío, único deseo mío, si bien hoy deseaba recibirte en mi alma con un ardor más grande que nunca, no obstante ni alma, precisamente hoy, está tan árida como nunca. Mi fe se fortalece, pues el fruto de Tu venida, oh Señor, será abundante. Aunque a veces llegas sin rozar mis sentidos, [porque] reinas en la parte más alta [de mi]; pero a veces también los sentidos disfrutan de Tu llegada.
Reflexión: Aridez
Oh Jesús mío, único deseo mío, si bien hoy deseaba recibirte en mi alma con ardor más grande que nunca no obstante mi alma precisamente hoy está tan árida como nunca.
“Dentro de pocas horas iré a la audiencia del amor y de gracia que me ha concedido nuestro Señor Jesucristo. Él es quien me llama, me espera y desea tenerme a su lado”. Cuando os toque una hora costosa a la naturaleza, alegraos más. Con el sufrimiento crecerá vuestro amor a Jesús, aceptadla como una hora privilegiada, pues os valdrá por dos. Debemos ir al Señor como somos haciendo la meditación con toda naturalidad, antes de echar mano a los libros, agotemos el caudal de nuestra piedad y de nuestro amor. Cuando el espíritu comienza a divagar o se adormecen nuestros sentidos, debemos recordar que el Señor prefiere la pobreza de nuestro corazón a los más sublimes pensamientos.
¿Es la aridez la que seca nuestros afectos? Glorifica a Dios y pedirle su gracia sin la cual nada podemos: abrir entonces, nuestra alma a las influencias del cielo. Si te hallas en la más completa impotencia con el espíritu sumido en tinieblas y zarandeando el corazón por su frivolidad y el cuerpo atormentado por el dolor, hacer la adoración del pobre, refugiándonos en nuestro Señor; o bien ofrecerla para que su bondad tenga la ocasión de convertirla. Cuando nos encontremos tristes y afligidos y todo se revela en nosotros y nos impulsa a dejar la adoración, no prestemos oídos a esta tentación. Pues esta adoración es la adoración del combate, con la cual probamos nuestra fidelidad a Jesús. A veces esta tentación lo permite para ver nuestra perseverancia hasta el último instante.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te libre de la aridez, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.