Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Hoy hice un día de retiro espiritual. Cuando estaba en la última predicación, el sacerdote habló de cuánto el mundo necesita la Misericordia de Dios: [que] estos tiempos parecen excepcionales, que la humanidad necesita mucho la Misericordia de Dios y de la oración.  Luego oí en el alma una voz: He aquí las palabras para ti, haz todo lo que está en tu poder en la obra de Mi misericordia.  Deseo que Mi misericordia sea venerada; le doy a la humanidad la última tabla de salvación, es decir, el refugio en Mi misericordia.  Mi corazón se regocija de esta Fiesta.  Después de estas palabras comprendí que nada puede liberarme de este deber que el Señor exige de mí.

 

Reflexión: La misericordia de Dios

 

Deseo que mi Misericordia sea venerada; le doy a la humanidad la última talla de salvación. La Misericordia de Dios es infinita, Dios nos espera como el padre en la parábola del Hijo Pródigo con los brazos extendidos aunque no lo merezcamos. Jesús les dijo a sus discípulos. “Me da lástima de la gente”. Esta es la razón que tantas veces mueve el corazón del Señor, ser compasivo y tener misericordia. La misericordia de Dios es la esencia de toda la historia de la salvación. La misericordia de Jesús por los hombres no disminuye ni un instante, a pesar de los odios que encontró y fue su misericordia el núcleo principal de su predicación y la razón de sus milagros. Sed misericordiosos como mi padre es misericordioso. Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán Misericordia. Para aprender a ser misericordiosos debemos fijarnos en Jesús, que es rico en Misericordia. La Misericordia de Dios es fuente de alegría, de serenidad y de paz, es condición para nuestra salvación. Dice San Agustín: Toda mi esperanza descansa solo en tu gran misericordia: solo en eso Señor, en tu Misericordia, está mi esperanza.

Santa Faustina, encuentro con Jesús en los sacramentos: Ruega por nosotros.

Desearte un lindo día qué la Misericordia de Dios, te conceda su amor a ti y tu familia.

Que Dios te bendiga y proteja

Amén.

Dr. Victor Arce.