Elena, Santa
Reina, 18 de agosto
Martirologio Romano: En Roma, en la vía Labicana, santa Elena, madre del emperador Constantino, que tuvo un interés singular en ayudar a los pobres y acudía a la iglesia piadosamente confundida entre los fieles. Habiendo peregrinado a Jerusalén para descubrir los lugares del Nacimiento de Cristo, de su Pasión y Resurrección, honró el pesebre y la cruz del Señor con basílicas dignas de veneración († c. 329).
Breve Biografía
En un mesón propiedad de sus padres en Daprasano (Nicomedia) nació pobre en el seno de una familia pagana. Allí pudo, en su juventud, contemplar los efectos de las persecuciones mandadas desde Roma: vió a los cristianos que eran tomados presos y metidos en las cárceles de donde salían para ser atormentados cruelmente, quemados vivos o arrojados a las fieras. Nunca lo entendió; ella conocía a algunos de ellos y alguna de las cristianas muertas fueron de sus amigas ¿qué mal hacían para merecer la muerte? A su entender, sólo podía asegurar que eran personas excelentes.
San Ambrosio, que vivió en época inmediatamente posterior, la describe como una mujer privilegiada en dones naturales y en nobleza de corazón. Y así debía ser cuando se enamoró de ella Constancio, el que lleva el sobrenombre de Cloro por el color pálido de su tez, general valeroso y prefecto del pretorio durante Maximiano. Tenía Elena 23 años al contraer matrimonio. En Naïsus (Dardania) les nació, el 27 de febrero del 274, el hijo que llegaría a ser César de Maximiano como Galerio lo fue de Diocleciano.
Pero no todo fueron alegrías. Elena fue repudiada por motivos políticos en el 292 para poder casarse Constancio con la hijastra de Maximiano y llegar a establecer así el parentesco imprescindible entre los miembros de la tetrarquía. Le costó mucho saberse pospuesta al deseo de poder de su marido, pero esto lo aceptó mejor que el hecho de verse separada de su hijo Constantino que pasó a educarse en el palacio junto a su padre y donde se reveló como un fantástico organizador y estratega.
Muerto Constancio Cloro en el 306, Constantino decide llevarse a su madre a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre fuera cristiana. Sí, cuando -por testimonio de Eusebio de Cesarea- aparezca sobre el sol el signo de la cruz con motivo de la batalla de Saxa Rubra y la leyenda «con este signo vencerás» que dio el triunfo a Constantino y lo hizo único Emperador de Roma, en el 312.
Aunque el emperador retrasará su bautismo hasta la misma muerte, es complaciente con la condición de cristiana que tiene su madre que daba sonados ejemplos de humildad y caridad. Incluso parece descubrirse la influencia materna tras el Edicto de Milán que prohibía la persecución de los cristianos y los edictos posteriores que terminan vetando el culto a los dioses lares. Agasaja a su madre haciéndola Augusta, acuña monedas con su efigie y le facilita levantar iglesias.
En el 326 Elena está con su hijo en Bizancio, a orillas del Bósforo. Aunque se aproxima ya a los setenta años alienta en su espíritu un deseo altamente repensado y nunca confesado, pero que cada día crece y toma fuerza en su alma; anhela ver, tocar, palpar y venerar el sagrado leño donde Cristo entregó su vida por todos los hombres. Organiza un viaje a los Santos Lugares en cuyo relato se mezclan todos los elementos imaginables pertenecientes al mundo de la fábula por tratarse del desplazamiento de la primera dama del Imperio a los humildes a lejanos lugares donde nació, vivió, sufrió y resucitó el Redentor. Pero aparte de todo lo que de fantástico pueda haber en los relatos, fuentes suficientemente atendibles como Crisóstomo, Ambrosio, Paulino de Nola y Sulpicio Severo refieren que se dedicó a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz con resultados negativos entre los cristianos que no saben dar respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasa a indagar entre los judíos hasta encontrar a un tal Judas que le revela el secreto rigurosamente guardado entre una facción de ellos que, para privar a los cristianos de su símbolo, decidieron arrojar a un pozo las tres cruces del Calvario y lo cegaron luego con tierra.
Las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Elena. Sacadas a la luz, sólo resta ahora la grave dificultad de llegar a determinar aquella en la que estuvo clavado Jesús. Relatan que el obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una procesión solemne, con toda la veneración que el asunto requería, rezando plegarias y cantando salmodias, para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la tercera de las cruces la pobre enferma que recuperó milagrosamente la salud.
Tres partes mandó hacer Elena de la Cruz. Una se trasladó a Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y la tercera llegó a Roma donde se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén.
No han faltado autores que atribuyan a la fábula el hecho de la invención por Elena basándose principalmente en que no hay noticia expresa de tamaño acontecimiento hasta un siglo después. Ciertamente es así, pero lo resuelven otros estudiosos afirmando que la fuente histórica que relata los acontecimientos es el historiador contemporáneo Eusebio de Cesarea al que en su Vita Constantini sólo le interesan los acontecimientos realizados por Constantino, bien porque sigue los cánones de la historia contemporánea, o quizá porque sólo le interesa adular a su anfitrión.
Murió Elena sin que sepamos el sitio ni la fecha. Su hijo Constantino dispuso trasladar sus restos con gran solemnidad a la Ciudad Eterna y parte de ellos se conservan en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, la mujer que dejó testimonio tangible y visible en unos maderos del paso salvador por la tierra de Jesús, el Hijo de Dios encarnado.
Es el denario de tu amor
Santo Evangelio según san Mateo 20, 1-16. Miércoles XX del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Amado Jesús, vengo a ponerme en tu presencia. Aquí me tienes, delante de ti, tal cual soy. No quiero que haya ni tapujos ni formalismos. Quiero mostrarte todo cuanto tengo y cuanto soy.
Mira mis heridas; no deseo esconderlas ante ti, que eres el mejor médico. Mira mis alegrías; no quiero ocultarlas ante ti, que eres mi Padre. Todo lo que tengo, todo lo que soy, te lo debo a ti. No permitas nunca que la desconfianza gane terreno en mi vida. Que tenga siempre presente que tu amor por mí es eterno e incondicional y que sepa que, pase lo que pase, siempre podré encontrar un refugio seguro en tus brazos. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo’. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.
Por último salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: ‘¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?’ Ellos le respondieron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Él les dijo: ‘Vayan también ustedes a mi viña’.
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: ‘Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros’. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: ‘Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor’.
Pero él respondió a uno de ellos: ‘Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?’. De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús, hoy me haces ver cuán grandes son tu amor y tu misericordia. Das un denario tanto a los que trabajaron desde temprano como a los que llegaron al caer el sol. Una misma paga para todos. ¿No es algo injusto?
Definitivamente sería muy injusto si Tú sólo fueras patrón y yo sólo un trabajador más… pero eres bueno y más que siervo soy tu hijo… y Tú, más que patrón, eres mi Papá. La recompensa que me das, ese denario del que habla el Evangelio, no es otra cosa que tu amor. Tú me has dado todo el amor que me has podido dar. A mí me has amado de la manera más infinita y perfecta que puedes. No me puedes dar más, ¡porque ya me lo has dado todo!, y me lo das ¡porque me amas!
No importa si trabajo mucho o poco, pues tu amor no depende de lo que haga o deje de hacer. Me amas por lo que soy. Todo mi trabajo no debe ser más que la respuesta del hijo que se sabe amado por su Papá y quiere que los demás lo amen. Ahí está el secreto. Trabajar desde la mañana no es otra cosa que estar a tu lado más tiempo disfrutando de tu amor. La recompensa de amar es haber amado.
Gracias, Jesús, por tu inmenso amor. Ayúdame a trabajar para que los demás te conozcan y te amen.
«Jesús libra a los sanos de la tentación del “hermano mayor” y del peso de la envidia y de la murmuración de los trabajadores que han soportado el peso de la jornada y el calor. En consecuencia: la caridad no puede ser neutra, aséptica, indiferente, tibia o imparcial. La caridad contagia, apasiona, arriesga y compromete. Porque la caridad verdadera siempre es inmerecida, incondicional y gratuita. La caridad es creativa en la búsqueda del lenguaje adecuado para comunicar con aquellos que son considerados incurables y, por lo tanto, intocables. Encontrar el lenguaje justo… El contacto es el auténtico lenguaje que transmite, fue el lenguaje afectivo, el que proporcionó la curación al leproso. ¡Cuántas curaciones podemos realizar y transmitir aprendiendo este lenguaje del contacto!».
(Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a invitar a alguien a darle de comer a un necesitado, sin buscar ninguna recompensa.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Entre sobornos y comisiones
¿Es posible sobrevivir a la corrupción?, ¿qué oportunidades tienen los honrados? Antonio Argandoña nos ofrece un texto que cuestiona hasta qué grado todos somos o podemos ser corruptos.
Cómo sobrevivir entre sobornos y comisiones
Siempre hay medios para no actuar de manera corrupta
«No me queda otro remedio. Ya me gustaría a mí hacer las cosas como Dios manda, pero… no puedo. De verdad que no puedo. Estoy cogido en una trampa».
En el mundo de los negocios se oye esto con frecuencia, sobre todo cuando alguien se enfrenta a la necesidad de actuar de una manera corrupta. Y no suele ser una excusa. Pero… no vale. Cuando alguien me dice que no le queda otro remedio, suelo aconsejarle que eche la vista atrás y descubra cuándo cometió el primer error (y los siguientes), cuya consecuencia final es esa situación desesperada en que «no me queda otro remedio» que optar entre lo malo y lo peor. Y siempre descubrirá algo que hizo mal: una decisión profesionalmente equivocada.
La corrupción, el nombre genérico que damos al dinero u obsequios que se entregan para conseguir contratos o favores, hoy es un problema muy frecuente en todos los países. Los casos están a la orden del día en la prensa.
Con dinero o con regalos se pueden «comprar» pedidos, contratos, favores,… Un pago oportuno puede «animar» al jefe de compras de nuestro cliente a mirar con simpatía nuestro producto, y a pasarnos un pedido. Puede convencer a un político o a un funcionario para que nos adjudique un contrato, o para que recalifique un terreno, aumentando considerablemente su valor. O puede conseguir que nos entreguen sin retraso el pasaporte que necesitamos, o que el inspector de hacienda no incluya en el acta todos los impuestos que en su día no pagamos. «Poderoso caballero es Don Dinero».
OPORTUNIDAD, BENEFICIO Y COSTE
La corrupción, que es el nombre genérico que damos a estos pagos, incluye desde formas multimillonarias (vinculadas, a menudo, a grandes obras públicas, privatizaciones, contratos de suministro, etc., y no raramente relacionadas con actuaciones mafiosas de gobiernos, políticos y funcionarios), hasta los llamados «pagos de facilitación» (por ejemplo, para que despachen en aduanas en un par de días lo que, de otro modo, tardaría un mes), sin olvidar el vidrioso mundo de las comisiones, regalos y atenciones.
Sus formas principales son la extorsión, cuando un agente vinculado a una empresa u oficina pública pide, de forma más o menos declarada, un pago o regalo para conceder algo, y el soborno, cuando la iniciativa la toma la otra parte.
Por desgracia, el problema es muy frecuente, y no sólo en países en vías de desarrollo, que son los que se llevan la mala fama. La imagen de la ingenua empresa occidental sorprendida en su buena fe por un político corrupto es tan irreal como la del pobre funcionario de un país subdesarrollado tentado por una poderosa multinacional. Corromper y dejarse corromper no es cuestión de nivel de renta, sino de la combinación de oportunidad, beneficio, riesgo de detección y cuantía del castigo, además de formación y talante moral.
Oportunidad: tú quieres algo y yo puedo dártelo, de un modo o de otro, antes o después. Beneficio: tú vas a ganar gracias a mi acción, por tanto, nos podemos poner de acuerdo para que yo comparta también tu beneficio. Si el riesgo de detección es pequeño, y el castigo improbable y ligero, la corrupción está servida, a menos que nos comportemos de acuerdo con rigurosos criterios morales.
¿TODOS SON CORRUPTOS?
Pero, ¿todos son corruptos? No, por supuesto. Pero si en el Padrenuestro pedimos que Dios nos libre de la tentación, por algo será. La corrupción se extiende con facilidad, cuando las ocasiones son muchas, los beneficios elevados, y los riesgos pequeños. Y cuando vemos que, a nuestro alrededor, otros sucumben, creando un ambiente de permisividad. «Todos lo hacen,… no hay nada malo en eso,… si yo no lo hago, otro lo hará,… son las reglas del juego». Ser honrado puede salir «muy caro», en términos de ingresos, carrera y oportunidades en la vida, a no ser que uno se apoye en convicciones firmes y viva en un ambiente en que la honradez sea la regla.
POR QUÉ HAY QUE EVITAR LA CORRUPCIÓN
Por eso la corrupción es muy frecuente en ciertos ambientes, en los que alguien tiene poder para decidir algo con un amplio margen de discrecionalidad y poca transparencia. Y esto se da, sobre todo, en la administración pública (contratos, suministros, privatizaciones, permisos, licencias,…), pero también en las empresas privadas, especialmente en los departamentos de compras o suministros, en los que unas pocas personas tienen gran autonomía para comprar a un proveedor o a otro, y a un precio o a otro.
¿Qué hay de malo en la corrupción? El que recibe el dinero lleva a cabo un acto de deslealtad y de injusticia con la institución o la empresa en la que trabaja, pues actúa no de acuerdo con los intereses de la misma, sino buscando su provecho personal. Y el que paga es el causante de esa acción inmoral (en el soborno) o, al menos, coopera con ella (en la extorsión).
Pero, en muchos casos, los efectos de la inmoralidad van todavía más allá. Si el que gana el contrato no es el que ofrecía las mejores condiciones de precio, calidad, etc., se causa un perjuicio a veces muy grave al que lo paga, y a los usuarios. Como decía un arquitecto, a raíz de los terremotos de 1999 en Turquía, lo que mató a la gente no fue el temblor de tierra, sino la corrupción, que llevó a construir miles de viviendas sin las mínimas condiciones de seguridad. Además, se puede cometer una injusticia con la empresa, porque la operación le acaba costando más de lo que debiera. Y con los demás licitantes, que tienen derecho a un procedimiento justo, y, al menos alguno de ellos, a ganarlo limpiamente.
TRAS UNA, OTRA
Y, lo que es más grave, tanto el que paga como el que cobra habrán «aprendido» a ser corruptos: la próxima vez será más fácil. Y los demás también «aprenderán»: la próxima vez, también ellos pagarán. La competencia leal se desfigura: ya no triunfa el mejor, sino el que tiene menos escrúpulos. Las reglas del juego se falsean: el sistema económico y político se desprestigia, los ciudadanos se vuelven cínicos,… ¿Nos extrañará que, después de conocerse algunos casos de corrupción, la gente pague sus impuestos de mala gana? Y lo que se presentó como un «pecadillo» de unos pocos, se convierte en un cáncer social. A menudo, se forman mafias de políticos o funcionarios, para apoyarse mutuamente y evitar que alguno se escape sin «pasar por caja». Y se acaban pagando grandes sumas por ocupar determinados puestos, en función de las oportunidades de enriquecimiento rápido que proporcionan.
Como las desgracias nunca vienen solas, luego hay que «maquillar» la contabilidad y hacer facturas falsas, para que los pagos ilegales parezcan legales. Y cada vez hay más gente «pringada»: el que discutió las condiciones de la operación con el funcionario o el político corrupto, el que apañó los presupuestos, el que llevó el dinero al intermediario, el que preparó las facturas falsas, el que anotó todo esto en la contabilidad de la empresa, el que elaboró el informe falso para la junta de accionistas…
Y aún hay más: la manera de hacer negocios se va alterando, casi sin darnos cuenta. La calidad, la innovación y el servicio cuentan cada vez menos, porque, a la hora de la verdad, lo importante es la cuantía del «sobre». Y el día en que se intenta dar marcha atrás, la salida puede ser muy difícil: nuestros «contactos» y nuestro personal esperan que paguemos y, si no lo hacemos, no entenderán nada. «¿Qué pasa ahora?», nos dirán. «¿Os habéis convertido en hermanitas de la caridad? ¿A estas alturas vais a dejar perder buenos pedidos por ridículos escrúpulos de conciencia? ¿A quién pretendéis engañar?». Eso, si no nos dicen aquello de «te vamos a hacer una oferta que no podrás rechazar», que es la frase con la que las mafias convencen siempre a los que se resisten.
PUES SI LAS COSAS SON TAN DIFÍCILES…
Pero abandonar los negocios no suele ser la mejor solución. Ante todo hay que tener en cuenta que no todos los casos son iguales. Nunca es lícito tomar la iniciativa e intentar corromper a un jefe de compras o a un funcionario: no se puede hacer directamente el mal por ninguna causa. Tampoco lo es intentar, mediante la corrupción, conseguir algo injusto: no pagar los impuestos a los que estoy obligado, eludir una sentencia justa por un delito cometido, o recibir un contrato que debería concederse a un tercero, que ha ofrecido mejores condiciones que yo. Pero otra cosa es ceder a la extorsión, para conseguir algo a lo que tengo derecho.
Los manuales de moral ofrecen reglas explícitas para actuar en estos casos. Debe actuarse con rectitud, porque se tiene derecho a lo que se pide (y más aún si se actúa en cumplimiento de un deber). Debe haber razones morales objetivas y proporcionadas a la gravedad de los daños causados. Deben tomarse todas las medidas posibles para evitar tener que pagar. Muy importante: debe hacerse un ejercicio de imaginación para buscar alternativas, porque no suele ser verdad que «no me queda otro remedio: o pagar o cerrar». Debe evitarse al daño a terceros, incluido el escándalo moral. Y todo esto debe examinarse con objetividad, contando, si es posible, con el consejo de un buen asesor, que sepa de moral, de extorsiones,… y de negocios.
Tres cosas más. Primera: si alguna vez se encuentra usted en un dilema de este tipo, párese a pensar cuándo se equivocó por vez primera. Quizá cuando no preparó suficientemente su oferta, dejando que sus competidores le ganasen y le pusiesen en un aprieto (y no venga entonces con que, si se pierde ese contrato, desaparecerán no sé cuántos puestos de trabajo, que suele ser una buena excusa para justificar lo injustificable). O cuando descuidó la calidad y el servicio, que hacían que sus productos fuesen mejores que los de sus competidores. O quizá cuando usted «se pasó» en las atenciones a los compradores comidas, viajes, diversiones,…-, llevándoles a pensar que usted era «carne de cañón» para una extorsión… Casi siempre, detrás de un caso de corrupción descubrirá usted un error de dirección. Por tanto, no diga que «yo no tengo ninguna culpa».
Segunda: si está usted en un ambiente corrupto y quiere salir de él, tómeselo muy en serio. Cambie su estrategia, porque no podrá seguir haciendo negocios como antes sin pagar el «peaje». Hable claro con sus vendedores y compradores, con sus intermediarios y agentes. Pida perdón, anuncie medidas drásticas, y póngalas en práctica. No transija, ni con usted, ni con sus mejores colaboradores. «Esta vez, bueno, pero que sea la última» es una forma de rendición que sus colaboradores entenderán muy bien: no será la última. Y sepa usted que esto es caro, muy caro. ¿Cuánto dinero está dispuesto a perder si, en un ambiente de corrupción generalizada, se decide, de verdad, a no pagar nunca más a un funcionario o a un jefe de compras?
Y tercera: si en su entorno se paga, empiece a poner los medios para no tener que hacerlo. Empiece hoy y no deje que pase un solo día sin dar nuevos pasos. Busque apoyos: la asociación de empresarios de su sector está en mejores condiciones que usted solo para negociar con los políticos corruptos. Vaya diversificando su negocio, pásese a otros sectores o regiones, y busque ventajas estratégicas calidad, coste, innovación, servicio,… que le permitan seguir obteniendo contratos sin necesidad de pagar.
REGALOS, ATENCIONES Y OTROS TROPIEZOS
Para muchas empresas, el problema no radica en sobornos o extorsiones patentes, sino en el ambiguo mundo de los regalos y atenciones. Muchos negocios se discuten alrededor de la mesa de un restaurante caro, las características de un nuevo producto se pueden explicar mejor en una convención de tres días en un hotel en la playa, es bueno que nuestros clientes tengan chucherías que les recuerden nuestra marca,…
El problema se presenta cuando ya no hablamos de un bolígrafo, sino de un coche o de unas vacaciones en el Caribe para dos personas durante quince días. La pregunta clave es: una vez hecho el regalo u ofrecida la atención, ¿pierde la otra parte su independencia para actuar de acuerdo con su mejor criterio, al servicio de los intereses de la empresa o la administración que le ha contratado? Si, efectivamente, se pierde esa independencia, estamos ante un soborno. Y esto puede depender de la cuantía de la atención, pero también de su frecuencia, de lo que hacen los competidores, etc. Y, en caso de duda, recuerde que la sobriedad es siempre más atractiva que el despilfarro.
Más complicado es el tema de la financiación de los partidos políticos, mediante comisiones sobre contratos, licencias y concesiones públicas. Más complicado, porque aquí no vale el regateo: o pagas, o no hay contrato.
La solución hay que buscarla en un nivel superior: los ciudadanos debemos hacer frente a nuestros políticos para exigirles la reforma de la legislación sobre la financiación de los partidos y para erradicar la falta de transparencia. Porque, en definitiva, el problema de la corrupción no afecta a unos pocos, ni a muchos: nos afecta a todos.
ÉTICA PERSONAL EN LA ECONOMÍA. Conversión personal.
En el fondo de toda situación de pecado hallamos siempre personas pecadoras. Esto es tan cierto que, si tal situación puede cambiar en sus aspectos estructurales e institucionales por la fuerza de la ley o como por desgracia, sucede a menudo, por la ley de la fuerza, en realidad el cambio se demuestra incompleto, de poca duración y, en definitiva, vano e ineficaz, por no decir contraproducente, si no se convierten las personas directa o indirectamente responsables de tal situación. Juan Pablo II, Ex. Ap. Reconciliatio et Paenitentia.
ACTOS ILÍCITOS
[ ] Son moralmente ilícitos: la especulación mediante la cual se pretende hacer variar artificialmente la valoración de los bienes con el fin de obtener un beneficio en detrimento ajeno; la corrupción mediante la cual se vicia el juicio de los que deben tomar decisiones conforme a derecho; la apropiación y el uso privados de los bienes sociales de una empresa; los trabajos mal hechos, el fraude fiscal, la falsificación de cheques y facturas, los gastos excesivos, el despilfarro [ ].Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2409.
CONTRATOS LEGALES
Las promesas deben ser cumplidas, y los contratos rigurosamente observados en la medida en que el compromiso adquirido es moralmente justo. Una parte notable de la vida económica y social depende del valor de los contratos entre personas físicas o morales. Así, los contratos comerciales de venta o compra, los contratos de arriendo o de trabajo. Todo contrato debe ser hecho y ejecutado de buena fe. Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2410
Dolor del Papa por el brutal asesinato de dos religiosas en Sudán del Sur
Dos religiosas de la Congregación del Sagrado Corazón, en el país africano.
En un telegrama firmado por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, el Papa Francisco se mostró «profundamente entristecido al conocer el brutal ataque a un grupo de Religiosas de la Congregación del Sagrado Corazón el pasado domingo, que provocó la muerte de sor María Abud y sor Regina Roba». El Pontífice expresa sus condolencias a las familias y a la comunidad religiosa «por este acto de violencia sin sentido». Y confía en que su sacrificio «haga avanzar la causa de la paz, la reconciliación y la seguridad en la región».
El brutal ataque
Las dos Religiosas fueron asesinadas en una emboscada en la carretera que une la capital sur sudanesa, Juba, con Nimule, en la frontera con Uganda. Las Religiosas, junto con algunas hermanas y varios fieles, regresaban a Juba tras participar en la celebración del centenario de la creación de la parroquia de Loa, en la diócesis de Torit, donde la iglesia está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción. Viajaban en un autobús que fue atacado por hombres armados. Como resultado del ataque, murieron la hermana María, la hermana Regina y otras tres personas, según fuentes locales
Una carretera sujeta a continuas emboscadas
No es la primera vez que se producen incidentes graves en la carretera que une Juba con Nimule. La mayoría de las mercancías, incluidos los alimentos, que abastecen los mercados de la capital, los más importantes del país, pasan por la carretera, la única pavimentada de Sudán del Sur. Nigrizia recuerda que cada vez son más frecuentes las emboscadas a convoyes de camiones procedentes de Kampala, la capital ugandesa, y a camiones cargados de contenedores que llegan desde el puerto keniano de Mombasa. La emboscada al convoy de fieles que regresaba de la celebración del centenario de Loa se inscribe en el contexto de un país desgarrado por la violencia y la inestabilidad.
¿Flores que curan el alma?
Bach explica que si una persona tiene miedo al futuro, le esencia de algunas flores pueden contribuir a que viva sin temor, a que trabaje adecuadamente y a que conviva con su familia y con sus semejantes en paz y armonía.
Flores que curan el alma
La primera vez que oí hablar de ellas fue hace unos cuantos meses. Parece que está de moda, y pregunte: ¿qué es eso? la respuesta fue: una agüita maravillosas, que curan todo.
Traté de averiguar y, de pronto, que sale en un periódico su publicación.
Francamente me quedé sorprendida, hay cosas que se nos presentan muy sutilmente, pero esta es especial era por demás obvia su propuesta.
En nuestra época, es muy importante estar pendiente de todo aquello que pueda ir contra nuestros principios. Sobre todo en lo que nos lleva a través de los medios de comunicación, puesto que están diseñados para ofrecernos juicios muy bien estructurados semánticamente, pero FALSOS.
Sabemos que en la carrera publicitaria y de consumo somos «sujetos de engaño y manipulación», pero si reflexionamos sobre lo que leemos, escuchamos, o vemos, podremos formarnos un criterio propio al respecto, lo cual nos impide ser «cabeza huésped» de las distintas ideologías que surgen día tras día, de lo contrario, terminaremos no sabiendo quiénes somos y que creemos. Además ya con este conocimiento, sólo nos podrán engañar si queremos ser engañados.
Cabe añadir que no se trata de estigmatizarlo todo, pero si de ubicar los puntos que en determinado momento pueden poner en peligro nuestra fe.
Antes de cualquier comentario sobre sus enunciados básicos, es necesario que los mencione brevemente:
*Para el médico inglés Edward Bach, las plantas constituían personalidades que poseen la facultad de establecer relaciones con el hombre en distintos planos.
*Bach explica que si una persona tiene miedo al futuro, le esencia de algunas flores pueden contribuir a que viva sin temor, a que trabaje adecuadamente y a que conviva con su familia y con sus semejantes en paz y armonía.
* Aunque los estudiosos, califican de ingenuo la terapia que creó a partir de 38 esencias florales que abarcaban todos los estados de ánimo arquetipicos de la naturaleza humana, otros «especialistas», creen en sus efectos benéficos sobre la salud física emocional del hombre, pues casi todas las enfermedades tienen su origen en la dificultad que tiene muchas personas para mejorar sus emociones.
* Las esencias de Bach equilibran las emociones, estabilizan al ser humano y favorecen la salud por sus efectos increíbles en las personas de cualquier edad cuando son administradas por expertos y no como un té de tila cualquiera.
* Las experiencias de los expertos de Bach confirman hoy que la elaboración de los remedios florales no es fácil, porque una planta no es un ser aislado sino la expresión de las «fuerzas formadoras» que la rodean. El entorno contribuye a su «singularidad vibratoria». A ello se añade el agua en que se preparan las infusiones.
Surgen enseguida algunas reflexiones sobre las que no estaría mal profundizar:
¥ ¿Qué se sobre este señor? .Su carrera, ética, confiabilidad, etc.?
¥ Las plantas, son sólo eso, plantas, ¿cómo pueden tener personalidad o facultades?
¥ 38 estados de ánimo arquetípicos. ¡No conocen a una mujer menopáusica, que presenta 40 el mismo día.
¥ Se le concede que muchas plantas cura; de allí las medicinas, o el té de tila para los nervios, o el de gordolobo para la tos, etc.
¥ Es cierto, pero estas emociones hay que manejarlas a través de la voluntad, o ¿soy víctima, agente pasivo a merced del temperamento?
¥ ¿De qué manera contribuyen a mejorar mis relaciones personales? ¿Contienen acaso un tranquilizante? ¿Me lo explican? ¿De qué manera actúan estas flores en mí? ¿La paz y armonía no se pueden alcanzar mediante la oración?
¥ «Cada emoción se siembra en el cuerpo y se traduce en padecimiento» Si yo lo permito, así es. Pero ¿Y mi voluntad y mi libertad?
¥ Que las emociones sean desconocidas a todos no es verdad. Si yo estoy consciente de que las emociones con sentimientos y los trato de ubicar, llamándolos por su nombre, ya no me resultan desconocidos. Meditar, reflexionar, nombra las emociones, no es nada nuevo, son los principios básicos de la comunicación.
¥ Aquí encontramos una contradicción, en qué quedamos, ¿Las flores o yo es estabilizó mi vida?.
¥ Al enfermarme, yo quiero estar mejor, no sentirme mejor. ¿Qué busco sólo sentir y no estar?
¥ Cuidado ya no sea manipulación para que te vuelvas dependiente.
¥ «Macro Cósmica» palabra muy usada en la New
¥ Como médico, puede entender que sus descubrimientos reflejen una evolución científica, pero espiritual ¡¿?! ¿Es un médico o un yogui o un charlatán? ¿De qué depende la evolución espiritual de la persona?
¥ Entonces, con estas dos frases: «fuerzas formadoras» y «singularidad vibratoria» ya estoy dentro del concepto holístico dónde: mundo, animales, vegetales, hombres, Dios, todo somos uno, es decir la Unidad cósmica, inmensa vibración energética en la cual todo está ligado, no hay diferencias reales, sólo aparente.
¥ El Holismo es herético, no es válido. Debemos reconocer que hay vegetales, animales, personas con una dignidad específica y un Dios por encima de todo y de todos.
¥ Esto junto con el título: «Las flores que curan el alma», me dicen todo.
¥ En algo, tienen razón: hay que recurrir a un lugar seguro, donde no haya charlatanes -el confesionario cono un experto- el sacerdote, pues sólo Dios es capaz de curar mi alma.
¥ Lo malo no es tomarnos la agüita, es que esto nos lleve a creer en su ideología: Curan el alma, el punto de atención es la Naturaleza Cósmica, contribuye a la singularidad vibratoria a que yo vibre correctamente para unirme a la vibración del macrocosmos.
¥ Estas flores no huelen a bosque sino a New Age.
¿Vives estresado? Como manejar el estrés
No todo el estrés es malo
La vida moderna está llena de presiones de tiempo y de frustraciones. En otras palabras, es estresante: apresurarte para alcanzar las fechas límite, estar detenido en medio del tráfico, discutir con tu cónyuge. Estas y otras situaciones hacen que nuestro cuerpo reaccione como si enfrentara una amenaza física.
El estrés es una respuesta física y emocional a una situación particular. Puede presentarse a corto plazo (agudo), o a largo plazo (crónico). Si el estrés es elevado constantemente, puede hacer que la persona sea vulnerable a varias enfermedades.
Es importante que entendamos que el estrés es la respuesta a un suceso, “No el suceso mismo”, y por fortuna se pueden desarrollar habilidades para evitar algunos factores estresantes y limitar los efectos de otros tantos.
Ahora bien, no todo estrés es malo. Este puede ser positivo cuando produce energía que se dirige al crecimiento, la acción el cambio: cuando nace un hijo o un ascenso en el trabajo.
Cada persona reacciona de diferente forma: a quienes por naturaleza no responden casi a nada, mientras que otros reaccionan con fuerza ante la más ligera señal de estrés.
Veamos cuales son algunos de los signos y síntomas de sobrecarga de estrés para que puedas saber en que nivel vives:
En tu cuerpo:
Dolores de cabeza, de pecho, palpitaciones, hipertensión arterial, dificultad para respirar, dolores musculares (cuello y espalda); mandíbulas trabadas, rechinido de dientes, garganta apretada y seca, indigestión, estreñimiento o diarrea, aumento de la transpiración, fatiga, insomnio, aumento o perdida de peso, problemas en la piel como urticaria o disfunción sexual.
En relación a los pensamientos y sentimientos:
Preocupación excesiva, ansiedad, enojo, irritabilidad, depresión, tristeza, inquietud, cambios de humor, sensación de inseguridad, dificultad para concentrarse, confusión, falta de memoria, resentimiento; tendencia a culpar a los demás por los sentimientos propios, culpa, apatía, sensación de insignificancia.
En cuanto a tu comportamiento:
Exceso o falta de apetito, aumento de las discusiones, explosiones de enojo a la menor provocación, aumento del uso de alcohol y drogas; aumento de tabaquismo, retraimiento o aislamiento, ataques de llanto, irresponsabilidad; reducción de la productividad, mal desempeño laboral, agotamiento, cambios en los patrones de sueño, cambios negativos en las relaciones cercanas, hábitos o tics nerviosos, impaciencia o reducción del interés en el sexo.
¿Qué hacer ante una situación así?
Lo primero es que identifiques que es lo que te causa estrés:
-Familia y relaciones: ¿Enfrentas problemas con tu familia inmediata o con otras relaciones cercanas? ¿Te estás ajustando a tu matrimonio? ¿Embarazos? ¿Estas ante la separación o el divorcio? ¿Tus padres son de edad avanzada y esperan que los cuides?
-Asuntos de salud: ¿Alguna persona a tu cargo tú enfrentan una enfermedad crónica o aguda? O ¿Te encuentras ante una discapacidad o lesión de larga duración? ¿Te causa sufrimiento tener dolor? ¿Te preocupa tu sobrepeso?
-Manejo del tiempo: ¿Tienes una gran lista de pendientes y no te da tiempo de cumplirla? ¿Siempre se te hace tarde?
-Equilibrio entre trabajo y vida: ¿Esta desequilibrada la relación entre el trabajo y familia? ¿Te agobia ser un padre o una madre que trabaja?
– Estrés laboral: cambios de trabajo, conflictos en la oficina, perdida de trabajo o falta de oportunidades en el actual.
– Preocupaciones financieras o de otro tipo: deudas, presupuestos, eventos o situaciones que no puedes apartar de tu mente.
Los expertos recomiendan una serie de acciones sencillas pero a la vez difíciles de hacer en nuestra vida diaria:
* Piensa positivamente: aleja los pensamientos negativos y que tu “diálogo interno” sea para animarte y no para afectarte.
* Aprende a manejar tus emociones
* Protege tu tiempo: aprende a decir no, identifica tus prioridades, dedica tiempo a ti mismo.
* Haz ejercicio físico
* Realiza ejercicios de relajación y meditación
* Reza y dedica tiempo a tu vida espiritual
* Cuida tu sueño y trata de dormir lo suficiente.
* Mantén relaciones cordiales con los demás
* Ayuda y sirve a los demás
* Diviértete y ten sentido del humor.
Recuerda, el estrés es la respuesta a un suceso, no el suceso mismo, y puedes desarrollar habilidades para disminuirlo.
La familia alargada: los abuelos
Esta es la hora de animar a los abuelos a soñar. Tenemos necesidad de los sueños de los abuelos. Y de sentirles estos sueños.
La, sociedad de hoy ha privado de su voz a los ancianos. Los hemos privado de su espacio, les hemos privado de contarnos su vida, sus historias, sus vivencias.
Es evidente que más medios no quieren decir siempre más felicidad.
Ahora condenamos a los ancianos al gueto de las residencias asistidas, donde básicamente solo se relacionan con personas de su edad, sin el estímulo de generaciones más jóvenes
En estos entornos, el rey de la conversación es la soledad interior y la conversación sobre achaques y enfermedades. ¿Quién pueden extrañarse que muchos se despierten con un bonjour tristesse?
¿Por qué crece el número de animales de compañía mientras decrecen, hasta lo insostenible, los hijos?
¡Qué extraños mensajes envía esta sociedad! (Josep Miró)
La soledad es cuando uno está rodeado de personas pero el corazón no ve nadie cerca (Luis Gonzaga Pinheiro)
Los hemos arrinconado y así hemos perdido la riqueza de su sabiduría, nos hemos privado de tomar contacto con el secreto que los hizo andar adelante.
Esta es la hora de animar a los abuelos a soñar. Tenemos necesidad de los sueños de los abuelos. Y de sentirles estos sueños. La salvación viene de aquí. No por casualidad cuando Jesús, pequeño fue llevado al templo, lo recibieron dos abuelos que habían contado sus sueños. El anciano que había soñado ver al Señor. Esta es la hora y esta no es una metáfora. Esta es la hora para que los abuelos sueñen. Empujarlos a soñar. A decirnos algo.
Ellos se sienten descartados, cuando no despreciados. (Jorge Mejia Peralta)
Ha llegado la hora de animar a los abuelos y abuelas a soñar. Tenemos necesidad de los sueños de ellos. Esta debe ser la hora para que los abuelos sueñen y nosotros gocemos de lo que nos cuentan.
¡Es la hora de los abuelos!
A veces llegan a mi consultorio “on line” parejas que cumplen 50 y hasta 60 años de vida compartida. Es una alegría abrazarlos aunque no más sea en el aire estelar de Internet y les agradezco el testimonio. Y les pregunto ¿quién de ustedes dos ha tenido más paciencia?
Siempre responden: ¡los dos!
Jesús caminó por Galilea entre la gente y los aceptaba como eran, no como debían ser.
Es hermoso encontrar abuelos que muestran en sus rostros arrugados por el tiempo, la alegría que nace de haber hecho una elección de amor y por amor. Y lo más hermoso es que hoy en este mundo moderno que supimos construir, siguen desparramando este amor sobre el cual construyeron su vida.
Amor que surge de su corazón y que lo siguen dando, “empezando por casa” como bien dice el refrán.
El valor de un hombre no depende tanto de la fuerza de su entendimiento, como de su voluntad.
En una persona la inteligencia puede estar muy clara, pero si la voluntad estuviera mal orientada, por más esfuerzos de entender, su conciencia quedó ofuscada.
Y es que la voluntad es querer y queremos también con el corazón. Cuidado donde uno lo ponga, porque ahí, sí que será donde en la vida ordinaria se manifiesten nuestras razones. Pascal lo decía así: ?el corazón tiene razones que la razón no entiende?.
Si estamos en esta vida para trascender, ¡qué bueno es reflexionar sobre la vida! pero igual de bueno es encaminar a diario la voluntad y el corazón a la voluntad de Aquel que nos puso en este mundo. (Lourdes Gómez Reyes)
Que lo digan tantas mamás que por múltiples circunstancias deben trabajar fuera de casa, que es la solución de su vida tener unos abuelos, o principalmente abuelas, que siguen cuidando y siguen siendo modelo de vida para sus nietos.
Quien nos tenía que decir que la necesidad volvería a colocar a los abuelos con los cuales para muchos es difícil convivir, que podrían seguir siendo, lo que siempre fue, la sabiduría del ayer. Aunque sea saltándose una generación.
La enseñanza más importante se imparte por la mera presencia de una persona madura y amante. En la antigua China y en la India, la persona más valorada era la que poseía cualidades espirituales sobresalientes. No sólo transmitía conocimientos, sino profundas actitudes humanas. Quienes entraban en contacto con ella, anhelaban cambiar y crecer y perdían el miedo a ser diferentes. (Jutta Burggraf)
Santa Elena y las santas reliquias de la Pasión de Cristo
Mucho le debe la historia a la madre de Constantino: viajó hasta Jerusalén y encoFlavia Julia Elena provenía de familia plebeya, estuvo casada con el militar Constancio, y fue repudiada por motivos políticos en el 292. Así Constancio pudo casarse con la hijastra de Maximiano y se estableció de ese modo el parentesco imprescindible entre los miembros de la tetrarquía, para poder gobernar Roma. Cuando su hijo Constantino venció a su rival Majencio, en la famosa batalla de Puente Milvio se convirtió en dueño absoluto del imperio y fue rehabilitado el honor de Elena, con el título más alto que podría aspirar una mujer, el de «Augusta».
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La madre Elena jugó un papel fundamental en la vida de Constantino: tal vez fue ella quien contribuyó a la conversión, justo antes de morir, de su hijo.
En esta nueva era del cristianismo Elena fue testigo de un gran fervor religioso, haciendo buenas obras y construyendo las famosas basílicas en los lugares sagrados.
Y gracias a ellas se pueden custodiar y venerar muchas reliquias sagradas, entre las más importantes están aquellas perteneciente a la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo:
La santa Cruz
Sócrates el Escolástico (n. circa 380) cuenta cómo Elena hizo destruir un templo pagano. Sobre él había sobre un sepulcro encontró tres cruces y el “Titulus Crucis”. Para reconocer cuál de ellas era acercó los leños a una mujer moribunda que milagrosamente quedó curada inmediatamente después del contacto con la “verdadera Cruz”.
La cruz junto, a dos espinas de la corona y fragmentos de la gruta de la Natividad y del Santo Sepulcro se encuentran en Roma. Están en la llamada Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén.
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Titulus crucis
También se encuentra en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén el “Titulus Crucis”. Es la tabla con las inscripciones en tres idiomas, hebreo, greco y latín que señala la motivación de la condena a muerte de Cristo.
La inscripción en hebreo se basa en diferentes interpretaciones; es más evidente en griego: IS NAZARENUS B[ASILEUS TVN IOUDAIVN] y en latín: I. NAZARINVS RE[X IVDAEORVM] (Jesús el nazareno, el rey de los judíos).
La Sagrada Túnica
La sagrada Túnica es aquella mencionada en evangelio de Juan 23. “Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.”
Según la tradición, la túnica (o más bien, parte de ella) fue donada por santa Elena a san Agracio arzobispo de Tréveris. Tréveris es una ciudad en Renania-Palatinado, Alemania, donde se conserva la reliquia hasta hoy.
La escalera santa
La Scala Sancta o Scala Pilati, se encuentra en el complejo de los Palacios Lateranenses, a un paso de la Basílica San Juan de Letrán.
Son 28 peldaños de mármol que pertenecían al palacio de Poncio Pilatos. Fue llevada a Roma desde Jerusalén por santa Elena en el año 326.
Sixto V en 1589 la hizo colocar a la entrada de la capilla papal, la Sancta Sanctorum, donde se encuentra hasta ahora.
La Sancta Sanctorum
Es un tipo de arca que recuerda a la asignada por los judíos a la parte del templo en Jerusalén donde se custodiaba el “Arca Santa”. Solo que en este arca se atesoran importantes reliquias de la fe cristiana, la mayoría trasladadas por santa Elena desde Tierra Santa a Roma.
En algún momento estas reliquias fueron muy numerosas y singulares. Entre ellas se encontraba el prepucio del Niño Jesús, sus sandalias, la esponja con vinagre y hiel, algunas piedras donde estaba la columna donde fue azotado, el flagelo usado para azotarlo, etc. Muchas de ellas desaparecieron, a causa de varios robos.
Todo lo que conserva el arca tiene un valor incalculable para los cristianos. Así lo confirma una placa sobre el altar de la capilla de la Sancta Santorum con la inscripción latina: “NON EST IN TOTO SANCTIOR ORBE LOCUS” (no existe en todo el mundo más santo lugar).
Francisco: hay que cumplir los mandamientos «pero no como absoluto, lo que me justifica es Cristo»
La ley y la gracia, la fe y las obras: Francisco abordó en la audiencia general de este miércoles un punto fundamental de la doctrina de la salvación.
En la audiencia general de este miércoles, que tuvo lugar en el Aula Pablo VI del Vaticano, Francisco continuó su comenterio a la Carta a los Gálatas de San Pablo, con la siempre compleja relación entre la ley y la gracia.
Si el pasado miércoles recordaba que los mandamientos son «el maestro que te lleva de la mano hacia el encuentro con Cristo», hoy afirmaba que no son «absolutos», porque lo que nos justifica es Jesucristo.
Estamos llamados «al estilo de vida arduo en la libertad del Evangelio», dijo, pero «la Ley existe» aunque «por sí sola no puede justificar una vez que vino el Señor Jesús«.
«La historia de la salvación se divide así en dos momentos: a partir de la fe en Cristo hay un antes y un después respecto a la misma Ley, porque la Ley está, los Mandamientos están, pero hay una actitud antes de la venida de Jesús y después», sintetizó Francisco: «La historia precedente está determinada por el estar ‘bajo la Ley’. Y quien iba bajo el camino de la Ley se salvaba, era justificado; la posterior -después de la venida de Jesús- debe vivirse siguiendo al Espíritu Santo«.
Cientos de fieles acudieron al Aula Pablo VI para escuchar al Papa en la audiencia general de este miércoles.
La Ley sirve para «definir la transgresión», continuó, y «hacer a las personas conscientes del propio pecado«. Fue «un acto de magnanimidad» de Dios para con el pueblo de Israel, porque «fija el camino para ir adelante»: «Ciertamente había tenido funciones restrictivas, pero al mismo tiempo había protegido a su pueblo, lo había educado, disciplinado y sostenido en su debilidad, sobre todo la protección delante del paganismo».
Sin embargo, «una vez que se alcanza la fe, la Ley agota su valor propedéutico y debe ceder el paso a otra autoridad». Eso no quiere decir que no deba cumplirse, aclara el Papa: «¡No! Los Mandamientos están, pero no nos justifican. Lo que nos justifica es Jesucristo. Los mandamientos se deben observar, pero no nos dan la justicia; está la gratuidad de Jesucristo, el encuentro con Jesucristo que nos justifica gratuitamente. El mérito de la fe es recibir a Jesús. El único mérito: abrir el corazón. ¿Y qué hacemos con los Mandamientos? Debemos observarlos, pero como ayuda al encuentro con Jesucristo«.
Francisco concluyó invitando a todos a preguntarse en qué momento de su vida espiritual están como creyentes que por la fe se han convertido «en hijos de Dios para vivir en el amor»: «¿Cómo vivo yo? ¿En el miedo de que si no hago esto iré al infierno? ¿O vivo también con esa esperanza, con esa alegría de la gratuidad de la salvación en Jesucristo? Es una bonita pregunta. Y también la segunda: ¿desprecio los Mandamientos? No. Los observo, pero no como absolutos, porque sé que lo que me justifica es Jesucristo».