Jacinto de Polonia, Santo
Patrono de Polonia, 17 de agosto
Martirologio Romano: En Cracovia, en Polonia, san Jacinto, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue designado por santo Domingo para propagar la Orden en aquella nación y, teniendo por compañeros al beato Ceslao y a Enrique Germánico, predicó el Evangelio en Bohemia y Silesia (1257).
Fecha de canonización: 17 abril 1594 por el Papa Clemente VIII
Etimológicamente: Jacinto = Aquel que se parece a un Jacinto (tipo de flor), es de origen griego.
Breve Biografía
La Iglesia está en plena era feudal propia de la época. Los obispos y abades son grandes señores con mucho poder e influencia incluso en las decisiones políticas de los nobles y reyes. También un Francisco de Asís habla a las aves y un Domingo está convirtiendo herejes. Roma ha conseguido centralizar la disciplina y liturgia y se ve en la obligación de atender a todos los asuntos; hace mucho por arreglar las complicadas cosas de los reinos y algunas se escapan a su control.
Jacinto en hijo de los condes de Konskie; nació en el castillo de Lanka, fortaleza que domina la villa polaca de Gross-Stein. Estudió en Praga, hizo derecho en Bolonia y cursó teología en París. Con tal curriculum es nombrado canónigo de Cracovia.
Un viaje a Roma va a influir de modo decisivo en su vida. Iba a la Ciudad Eterna acompañando con otros clérigos a su tío Yvon Odrowaz, entonces obispo de Cracovia, para hacer visita reglamentaria al Papa; ésta es la ocasión para conocer a Santo Domingo de Guzmán que está allí cumpliendo encargos de Honorio III. El encuentro del buen obispo con el santo fundador tuvo lugar con ocasión de un milagro reciente. Y el motivo fue la súplica y el ruego esperanzado de conseguir religiosos misioneros para Cracovia que estaba necesitada de sacerdotes y de instrucción. No cuenta Domingo con predicadores polacoparlantes. Pero cuatro de los acompañantes del obispo polaco se muestran dispuestos a ser recibidos por el fundador entre los dominicos; como son ya sacerdotes, reciben una formación específica intensiva: corto noviciado, retoques de espíritu y ¡a predicar y fundar conventos!. Han aprendido unas normas sencillas: alabar a Dios, dar doctrina y estar dispuestos a sellar con su sangre su verdad.
Cracovia está situada en una planicie ondulada, bañada por el Vístula y cercada de bosques de pinos. La ciudad está defendida por fuertes murallas. El día de todos los santos del 1222 llegó Jacinto ya dominico y misionero. Se va haciendo conocer por los labriegos y artesanos. Tiene fama de taumaturgo. Construye un primer convento de madera y luego le llegan donaciones hasta que Cracovia se llega a convertir en cuna de predicadores del norte de Europa.
La frontera oriental limita con Prusia, aún un país pagano, semibárbaro e idólatra. Allí va Jacinto a ser su misionero. Y le sigue la fama de los milagros. Luego será la gran Rusia, con sus estepas heladas y desiertas, la que recorrerá Jacinto, llegando hasta Kiev. Por aquellas tierras sí que conocen las gentes a Jesús; pero son cismáticos quienes han predicado el Evangelio. La Iglesia católica occidental que obedece a Roma no tiene nada que hacer; pero una curación milagrosa de la ceguera de la hija del príncipe Wladimiro le abre la posibilidad de fundar el primer monasterio occidental en Rusia.
Vienen las invasiones tártaras con Batou, hijo de Gengis-Kan, al frente de sus implacables y demoledoras huestes que llegaron a las mismas puertas de Hungría, Polonia y Austria, haciendo temblar a todo el occidente; hicieron que Jacinto hubiera de interrumpir sus quehaceres apostólicos y replegarse al interior del continente hasta que pudiera volverse a reemprender la siembra.
La leyenda áurea lo hace fundador de conventos en Noruega, Suecia, Finlandia, Escocia, Irlanda, Bulgaria, Hungría y no se sabe por cuántos sitios más. No se dispone de datos históricos con los que puedan apoyarse todas estas correrías del santo. Más bien parece que son producto de la imaginación o que intentan afirmar que fueron sus inmediatos discípulos quienes llegaron a hacer lo que materialmente él no pudo.
Muere Jacinto (o Jacek, como debió ser su genuino nombre) en su convento de Cracovia, el 15 de Agosto de 1257, dejando sembrada Polonia de innumerables conventos y de frailes. No extraña por ello que los polacos lo tengan como patrón principal. Hizo irradiar el Evangelio hasta los confines de Europa con éxitos apostólicos en ocasiones no muy duraderos, pero que afianzaban la fe en su patria, siempre que la proyectaba hacia el exterior de sus fronteras.
Me falta es caminar contigo
Santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30. Martes XX del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, entonces…, ¿quién podrá salvarse?
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos”. Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: “Entonces ¿quién podrá salvarse?” Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: “Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible”.
Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: “Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?”. Jesús les dijo: “Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hay tantas cosas en la vida que quiero hacer: Metas, proyectos, sueños… Muchos de ellos dependen casi totalmente de mí y por ello debo prepararme, formarme; debo programar, estudiar, entrenar… Y muchas de estas cosas debo hacerlas yo solo.
Es curioso como ante lo esencial de la vida las cosas no funcionan así. Ante aquellos deseos más profundos del corazón puedo prepararme, puedo formarme; puedo programar, estudiar y entrenar todo por mi cuenta pero, al final, nada lograr. Hay algo que falta…
En las cosas esenciales de la vida no puedo ir solo, necesito de Alguien. Alguien que me enseñe, que me ayude… Alguien que conozca, no sólo aquello que yo quiero que se conozca de mí… sino que me conozca con todo lo que soy, con mis debilidades, con mis fortalezas… Alguien que conozca todo de mí.
Ante aquello que parece imposible, aquello que veo que me sobrepasa, que está fuera de mí. Ante el amor, el perdón, el querer ser mejor, la fe, la esperanza, la felicidad…, me da mucha paz saber que todo esto es imposible para mí, mas para Dios no lo es.
No significa dejar de esforzarme, significa saber dónde, significa saber en quién pongo mi esfuerzo; en quién pongo mi confianza.Señor, hay tantas cosas en la vida que quiero hacer. Mientras más camino soy consciente que solo por mi cuenta nada puedo. Te necesito. Ayúdame a caminar contigo.
«El evangelista enfoca los ojos de Jesús y esta vez se trata de una mirada pensativa, de advertencia. Dice así: “Mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!”. Ante el estupor de los discípulos, que se preguntan: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”, Jesús responde con una mirada de aliento –es la tercera mirada– y dice: la salvación, sí, es “imposible para los hombres, ¡pero no para Dios!”. Si nos encomendamos al Señor, podemos superar todos los obstáculos que nos impiden seguirlo en el camino de la fe. Encomendarse al Señor. Él nos dará la fuerza, él nos dará la salvación, él nos acompaña en el camino». (Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy trataré de vivir poniendo las pequeñas o grandes actividades del día en manos de Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Las riquezas baratas
Me pregunto si unos ciertos grados de estrechez no serán un don para el mundo…
Supongo que a estas alturas ya nadie duda de que vamos hacia un mundo de estrecheces. Las vacas gordas pasaron a la historia y parece que para todos llegó el tiempo de apretarse el cinturón (aunque los pobres se quedaron sin agujeros que apretar hace mucho tiempo). Primero le llegó el agua al cuello a las clases medias; hoy, hasta los más derrochones se ven obligados a mirar la peseta.
¿Es esto una desgracia? Lo es, desde luego, para cuantos pasan hambre. Pero yo me pregunto si unos ciertos grados de estrechez no serán un don para el mundo y no nos empujarán a descubrir todas esas otras fortunas baratísimas que hoy tenemos medio olvidadas.
Porque -aunque de esto apenas se hable- hay riquezas carísimas y riquezas baratas. Y sería dramático que mientras la gente se pasa la vida llorando por no poder alcanzar los bienes caros, se dejasen de cultivador los que tenemos al alcance de la mano.
La más grande y barata de las riquezas es, por ejemplo, la amistad. Un buen amigo vale más que una mina de oro. Sentirte comprendido y acompañado es mayor capital que dar la vuelta al mundo. Un corazón abierto es espectáculo más apasionante que las cataratas del Niágara. Alguien que nos ayude a sonreír cuando estamos tristes es más sólido que mil acciones en bolsa. ¡Y qué barato es tener un buen amigo! Cuesta menos que una caña de cerveza, menos que una barra de pan. ¡Y es más sabroso! Lo pueden tener los pobres y los ricos y casi les es más fácil a los primeros. Hay amigos en todas partes, de todas las edades, de mil ideologías, de muy diversos niveles culturales. Quién sabe si cuando todos vayamos siendo pobres descubriremos mejor esa propiedad milagrosa de la amistad con la que no contábamos.
También se puede ser gratuitamente millonarios de sol, de aire limpio, de paisajes. Hace falta dinero para hacer un safari por Africa Central, pero no hace falta una sola moneda para acariciar la cabeza de un perro y ver cómo levanta hacia nosotros sus ojos agradecidos. ¿Recuerdan a aquel grupo de pobres que en «Milagro en Milán» se sentaban cada tarde a disfrutar del maravilloso y baratísimo espectáculo de una puesta de sol? Jamás compañía teatral alguna alcanzó mayor belleza, nunca pintor alguno mezcló mejor los colores. ¿Y quién podría asegurar que una cena de gala en el Waldorf Astoria produce mayor gozo que una tarde de primavera bajo la sombra de un sauce?
Y el placer milagroso y baratísimo de la música. Lo que más agradezco yo a nuestra civilización es esta posibilidad de que un pequeño aparato de poco más de medio kilo de peso te conceda algo que hubiera enloquecido a Beethoven: poder disfrutar de todas las orquestas del mundo con sólo ir movimiento suavemente el mando de una aguja. Lo que en el siglo XVIII no podían permitirse ni los emperadores lo tengo yo ahora a diario. ¿Y qué mina de diamantes me haría tan fabulosamente rico como el poder tener en mi oído y en mi alma el concierto de violoncello de Schuman o las vísperas de Monteverdi? No cambiaría yo, verdaderamente, un pequeño transistor por un palacio en Arabia. Porque aun cuando la charlatanería está invadiendo a no pocas emisoras, aún queda casi siempre la posibilidad de encontrar entre ellas la mina de diamantes de una buena música.
Y ahora pido a mis lectores que griten unánimes un ¡ooooh! larguísimo porque aquí llega el superpremio baratísimo de la noche: su majestad el libro, con cuarenta caballos, carrocería en oro vivo, acelerador del alma, ruedas irrompibles, cristales de aumento para entender la vida motor multiplicador de la existencia. Yo me imagino a veces a mi buen amigo Ibáñez Serrador poniendo entre sus premios media docena de libros de poesía para ver con qué ¡uf! se sentían liberados los concursantes que de tal nimiedad se librasen. Y, sin embargo, ¿desde cuándo un coche, un apartamento, una vuelta al mundo, un abrigo de visón pueden producir la centésima de placer verdaderamente humano que aportaría un solo buen poema?
Nos han engañado, amigos. Nos han estafado acostumbrándonos a creer que es el estiércol del dinero y del lujo la verdadera moneda de la felicidad. Nos han empobrecido diciéndonos que el mundo sería menos mundo cuando estuvieran más flacas nuestras cuentas en el banco. Nos han conducido a equivocarnos de piso, a dejar en las arcas del olvido las riquezas de primera, creyendo que existen sólo las riquezas digestibles. Hay tesoros baratos y casi nadie lo sabe.
Hay multimillonarios que gastan la vida en llorar por creerse pobres. Y yo me pregunto si un poco de estrechez no serviría para abrirnos los ojos. Y, la verdad, no me preocuparía que en el mundo que viene tuviéramos que apretarnos un poco el cinto a cambio de que aprendiéramos a estirar el alma.
El Santo Padre agradece la cordial cercanía del episcopado paraguayo
El Papa Francisco agradece la «muestra de cordial cercanía» del episcopado del país.
Tal como informa la página web del CELAM, el pasado 9 de julio el episcopado paraguayo, con ocasión de su 230ª Asamblea y en nombre de la Iglesia y del Pueblo del Paraguay; envió un mensaje al Papa Francisco que se encontraba hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma. En la carta, los obispos presentaron sus oraciones y deseos de pronta recuperación.
En respuesta a esta cordial cercanía de los obispos paraguayos, el Santo Padre expresó su agradecimiento en una carta firmada por Monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, dirigida al presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Monseñor Adalberto Martínez Flores.
En el escrito el Pontífice también imparte de corazón a los mitrados «la implorada Bendición Apostólica”, que “hace extensiva a quienes están bajo sus cuidados pastorales”.
¿Obligan las leyes de tráfico?
Cuando está en juego el bien común fundamental de la vida y de los grandes valores inherentes a ella es deber grave respetarlas
¿Obligan en conciencia las leyes de tránsito? ¿Qué pecado se comete? ¿Puede haber pecado grave en esta materia?
1. Planteamiento y argumentos
Entendemos por este tipo de leyes, las regulaciones de velocidad, de derecho de paso, semáforos, cruces peatonales. Las mismas legislan no sólo sobre los conductores, sino también sobre los peatones (cuando cruzar las calles y por dónde).
a) Argumentos a favor de una amplitud de conciencia en este tema. El argumento a favor de considerar con largueza este tipo de disposiciones, puede resumirse en uno solo, a saber: constituyen leyes meramente penales. Se define como leyes meramente penales, aquellas que no obligan en conciencia a su cumplimiento exacto, sino tan sólo a cumplir la pena si uno es sancionado. Según los defensores de esta teoría la expresión del legislador al promulgarla sería: “Si haces esto no pecas, pero tendrás obligación de pagar la multa”; o bien: “haz esto o paga la multa: elige libremente”.
b) En contra están los que dicen que no son leyes meramente penales; ergo, obligan en conciencia.
2. Solución
a) Prenotandos. La discusión en última instancia radica en qué tipo de leyes son. A decir verdad, las leyes meramente penales no existen. Toda ley, en cuanto ley (justa) obliga, por naturaleza, en conciencia. Porque la ley humana no es otra cosa que una especificación o reflejo de la ley natural (en última instancia, de la ley eterna) en aquello en lo que ésta no es totalmente particular. Es, por tanto, un reflejo de la naturaleza o esencia de las cosas; y establece, así, un vínculo moral de respeto por tales esencias. Existen, en cambio, ciertas normas directivas que no alcanzan la categoría de leyes; tales normas pueden ser meramente penales, porque no son leyes en el sentido estricto.
b) Las leyes de tránsito. En este caso el legislador dispone ciertas normas para evitar riesgos, accidentes, conflictos; es decir, ordena el cumplimiento de una norma encaminada a procurar el bien común de los ciudadanos. Ahora bien, el bien común de la sociedad es la causa final de la sociedad, por ley natural. Por tanto, esta legislación es una concreción de tal ley y de ella recibe el carácter obligante. Ésto significa que son verdaderas leyes y obligación en conciencia.
c) Qué tipo de obligación. La obligación está en dependencia de la necesidad de tal cumplimiento para la consecución del bien común, y de la magnitud del perjuicio al bien común que su transgresión implique. Tenemos así, desde imperfecciones mínimas a pecados graves. Cruzar a pie una calle más o menos desierta prohibiéndolo el semáforo, implica tan sólo mal ejemplo, inducir a otros a hacer lo mismo, poner en peligro el orden de la circulación; esto no es más que una imperfección. Hacerlo, sin necesidad, en la autopista, arriesgando la vida y poniendo en peligro la de otros, es más grave. Con más razón, todo aquello que signifique poner en peligro la vida propia o del prójimo (exceso de velocidad, semáforos, negligencia en prestar atención, conducir hasta la extenuación bajando así la capacidad de reacción ante un imprevisto; no tener -por negligencia- los elementos mínimos de seguridad -luces, frenos…-).
Al respecto, afirma Mons. Sgreccia: “Por lo que respecta a la responsabilidad moral de cada ciudadano emerge evidente la obligatoriedad moral del respeto al código de tránsito y de todas las normas que tienen como finalidad la defensa de la vida propia y de la ajena, la integridad física y del patrimonio. No se trata de sacralizar las leyes civiles que, como sabemos, no siempre y no en todo coinciden con las leyes morales, pero en este caso, donde está en juego el bien común fundamental de la vida y de los grandes valores inherentes a ella (integridad física, salud, respeto por los bienes materiales) la obligatoriedad emerge por fuerza intrínseca: es deber grave ´per se´ de los ciudadanos observar las normas en su conducta propia…
No es el caso de elucubrar sobre el problema de cuales artículos del código de tránsito puedan ser transgredidos sin cometer pecado grave y si las infracciones son todas suficientes para ‘pecado mortal’… (sino que) no se insiste suficientemente en la formación de una conciencia que sea consciente de la gravedad del deber de respetar las normas y el espíritu que las anima. Podemos a propósito recordar las palabras de Pío XII: ‘Las consecuencias tan a menudo dramáticas de las infracciones del Código de tránsito le confieren un carácter de obligatoriedad extrínseca más grave de cuanto generalmente se piensa. Los automovilistas no pueden contar solamente con su vigilancia y habilidad para evitar accidentes, sino que deben además mantener un justo margen de seguridad, si quieren estar en grado de ahorrar los actos imprudentes y hacer frente a las dificultades imprevisibles”.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice, sobre dos temas que están relacionados con el nuestro:
–“El homicidio involuntario no es moralmente imputable. Pero no se está libre de falta grave cuando, sin razones proporcionadas, se ha obrado de manera que se ha seguido la muerte, incluso sin intención de causarla”.(nº 2269)
“Quienes en estado de embriaguez, o por afición inmoderada de velocidad, ponen en peligro la seguridad de los demás y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el aire, se hacen gravemente culpables”. (nº 2290).
En medio de la enfermedad
He pasado una semana enfermo, débil, sin ánimo para hacer cosas. Curiosamente, no he dejado de sentir la presencia amorosa de Dios.
Tus fuerzas te abandonan y tú te abandonas ante su presencia soberana. Entonces surge Dios y dice: “No temas, Yo estoy contigo”. Y todo cambia. Comprendes que hay un sentido para todo, incluso tu enfermedad.
Por momentos, acostado, me trasladaba con mi mente a una capilla donde esta expuesto Jesús Sacramentado. Me detengo frente a Jesús y lo miro. Y le digo que lo quiero. “Eres mi mejor amigo, Señor”. No hacemos más que eso. Pero me siento tan feliz de poder entregarle estos pequeños gestos de amor.
Comprendo lo frágiles que somos los humanos y la grandeza de nuestro espíritu.
Anoche, ocurrió algo significativo. Me dormí profundamente y dormido, en sueños, me puse a rezar. Entonces escuché la voz paternal de Dios que se preguntaba:
“¿Qué haré contigo?”
Yo, intuitivamente respondí:
“Devolverme la salud”.
De pronto surgió una pregunta que me estremeció:
“¿Y qué hiciste con la salud que te di?”
Me vi entonces en un tranque vehicular gritándole al conductor de al lado… luego, molesto con una cajera que no me atendió a tiempo. Surgieron así, en cuestión de segundos, cientos de situaciones similares de las que me avergoncé.
Sin dejar de amarme, Dios preguntó:
“¿Amaste?”
“Muy poco Señor”, reconocí, “creo que fui egoísta con el tiempo que me diste”.
“Está bien reconocerlo”, dijo con ternura… “Tendrás otra oportunidad. Ama y haz todo el bien que puedas”.
Entonces desperté.
Algo pasó en ese sueño, que me llenó de esperanza.
La gripe está cediendo y pronto volveré a salir. Pero esta vez seré diferente. Trataré de ver al prójimo como a mi hermano, y estaré más cerca de Dios: amando, ayudando al que pueda.
El Hogar Feliz que todos queremos
Un buen hogar siempre estará donde el crecimiento sea por el mismo tronco.
Un buen hogar siempre estará donde el camino esté lleno de “paciencia”; la almohada, de secretos; el perdón, de rosas. Estará donde el puente se halle tendido para pasar, las caras estén dispuestas para sonreír, las mentes activas para pensar y las voluntades deseosas para servir.
Un buen hogar siempre estará donde los besos tengan vuelo, y los pasos, mucha seguridad; los tropiezos tengan cordura y los detalles significación; la ternura sea muy tibia y el trato diario muy respetuoso; el deber sea gustoso, la armonía contagiosa y la paz dulce.
Un buen hogar siempre estará donde el crecimiento sea por el mismo tronco y el fruto por la misma raíz. Donde la navegación sea por la misma orilla y hacia el mismo puerto; la autoridad se haga sentir y, sin miedos ni amenazas, llene la función de encauzar, dirigir y proteger. Donde los abuelos sean reverenciados, los padres obedecidos ¡y los hijos acompañados!
Un buen hogar siempre estará donde el fracaso y el éxito sean de todos. Donde disentir sea intercambiar y no guerrear. Donde la formación junte los eslabones ¡y la oración forme la cadena! Donde las pajas se pongan con el alma y los hijos se calienten con amor. Donde el vivir esté lleno de sol y el sufrir esté lleno de fe.
Un buen hogar siempre estará en el ambiente donde naciste, en el huerto donde creciste, en el molde donde te configuraste y el taller donde te puliste.
Y muchas veces será el punto de referencia y la credencial para conocerte, porque el hogar esculpe el carácter, imprime rasgos, deja señales y marca huellas.
Con buenos hogares se podría salvar al mundo, porque ellos tocan a fondo la conducta de los hombres, la felicidad de los pueblos y la raíz de la vida.
Señor Jesús, Tú viviste en una familia feliz.
Haz de esta casa una morada de tu presencia,
un hogar cálido y dichoso.
Venga la tranquilidad a todos sus miembros,
la serenidad a nuestros nervios,
el control a nuestras lenguas,
la salud a nuestros cuerpos.
Que los hijos sean y se sientan amados,
y se alejen de ellos para siempre,
la ingratitud y el egoísmo.
Inunda, Señor, el corazón de los padres
de paciencia y comprensión,
y de una generosidad sin límites.
Extiende, Señor Dios, un toldo de amor,
para cobijar y refrescar, calentar y madurar
a todos los hijos de la casa.
Danos el pan de cada día
y aleja de nuestra casa
el afán de exhibir, brillar y aparecer;
líbranos de las vanidades mundanas
y de las ambiciones que inquietan y roban la paz.
Que la alegría brille en los ojos,
la confianza abra todas las puertas,
la dicha resplandezca como un sol;
sea la paz la reina de este hogar
y la unidad su sólido entramado.
Te lo pedimos a Ti que fuiste un hijo feliz
en el hogar de Nazaret junto a María y José.
Amén.
El Hogar donde yo vivo:
Es un mundo de dificultades afuera y un mundo de amor adentro.
Es el sitio donde los pequeños son grandes y donde los grandes son pequeños.
Es el mundo del padre, el reino de la madre, y el paraíso de los hijos.
Es el lugar donde rezongamos más y donde somos tratados mejor.
Es el centro de nuestros afectos, alrededor del cual, se tejen nuestros mejores deseos.
Es el sitio donde nuestro estómago recibe tres comidas diarias y nuestro corazón mil.
Es el único lugar de la tierra donde las faltas y los fracasos de la humanidad quedan ocultos bajo el suave manto del AMOR.
La excelencia en el hogar implica un esfuerzo común de los esposos, y luego de los hijos, por crear un lugar con un clima de cariño y ayuda mutua, con tradiciones y personalidad propias, fruto también de unos trabajos que trascienden la cotidianidad y la materialidad. Así, nuestro hogar será bendecido, iluminado y todos seremos felices viviendo en él…
¿Quiénes son los talibanes?
Su existencia está muy ligada a la evolución de la guerra fría y al surgimiento de Al Qaeda. Vuelven a estar de actualidad
Literalmente se traduce como “estudiantes” (en singular, “tálib”). De modo específico, designa a aquel que se instruye en ciencias islámicas en una “madraza” o escuela. Desde un punto de vista histórico, este término posee un amplio desarrollo. En la tradición sunní, se reconoce a los “talibanes” como aquellos que se adhieren escrupulosamente a las normas legales, morales y rituales del dogma islámico. En la tradición chií, suele identificarse al “tálib” como el grado más bajo de la jerarquía clerical.
Aunque la figura del talibán se encuentra presente en distintos momentos de la evolución islámica, es una figura muy vinculada al siglo XX. Desde Indonesia a Marruecos y de Afganistán a Senegal, aparecen vinculados a corrientes de reacción contra el colonialismo, que intentan purificar los usos y costumbres del espacio público de las influencias occidentales.
En ese contexto de “despertar” del mundo árabe (nahda) que pretende devolver el Islam a sus principios originarios (salafiya) los talibanes encontraron una fuente de inspiración y un modo de actuar. Aunque se mostraban partidarios de incorporar los avances científico-técnicos, se oponían a una occidentalización que liquidara las particularidades inherentes a la civilización islámica. Estos planteamientos fueron utilizados con éxito por los movimientos nacionalistas, que los relevarían tras 1945 en la evolución política del mundo árabe.
Sería a finales del siglo XX cuando los talibanes reaparecerían como movimiento político en ascenso. Motivado por dos razones: El fracaso de los modelos surgidos del nacionalismo árabe y de las consecuencias que tendría el fin de la Guerra Fría. Es en este contexto de división interna y de pugna por el control geopolítico de la zona donde germinó el movimiento de los talibanes / estudiantes afganos.
En este contexto de enfrentamiento de las dos superpotencias (USA-URSS), la mayoría de estos estudiantes habían sido refugiados de la guerra afgana contra los soviéticos (1979-89), criados en madrazas financiadas por Arabia Saudí al oeste de Pakistán y asesorados por los servicios secretos pakistaníes y el apoyo de la CIA, en un panorama político de lucha contra el Irán chií de Jomeini.
Esta generación, desarraigada de su entorno, encontró como único referente vital el Islam transmitido en su exilio. Es decir, teñido de un fuerte sentido jerárquico y comunitario, de obediencia ciega al líder, aplicación de la ley islámica y defensa del carácter islámico de Afganistán. Un programa con fuertes elementos islámico-nacionalistas, que excluiría a todo aquel que no lo compartiese.
¿Cómo llegaron al poder?
Su llegada al poder está muy relacionada con la desintegración del poder soviético en Asia Central. En Afganistán, los muyahidines (militantes islamistas) fueron incapaces de constituirse como alternativa al gobierno estatal. En Pakistán, los sucesivos gobiernos veían amenazada la inestabilidad en la zona y con ello un serio peligro contra sus intereses políticos y económicos. Intereses que coincidían con los de las grandes compañías energéticas estadounidenses. Por tanto, el ascenso talibán se percibió como garantía de cierta estabilidad.
Entre 1994-96, el avance de los talibanes se vio favorecido por las estructuras tradicionales de organización afgana. Una vez controladas, estos modelos de acuerdo se fueron sustituyendo por una nueva estructura, apoyada en la clase dirigente talibán.
Así, en abril de 1996, el mulá Úmar, máximo representante del movimiento, fue proclamado mediante juramento de fidelidad (baia) autoridad máxima de todos los musulmanes. En septiembre de ese año, los talibanes tomaron Kabul. Un hecho que confirmaría su gran capacidad para cubrir el vacío de poder generado por la desintegración de un Estado secular débil y dependiente de potencias exteriores. De este modo, para muchos se convirtieron en la gran esperanza islámica.
Ante las presiones occidentales, los talibanes ejercieron el poder de manera intransigente, acaparando todos sus resortes. Así, se negaron a mantener cualquier contacto con otras fuerzas dentro del país e impusieron una visión pastún de las reglas civiles (muamalat) y del código penal (hudud).
Más que motivos culturales o religiosos, fueron razones políticas las que hicieron que los talibanes practicaran una absoluta intolerancia con la diversidad étnica, social, política y cultural que caracterizaba a la sociedad afgana. Y este fue el motivo de su debilitamiento progresivo en el interior del país: la pérdida de apoyos internos. Los talibanes impusieron un sistema jerárquico, de corte militarizado, que arrasó los sistemas de equilibrio interétnico, las estructuras estatales y los mecanismos de participación. No hubo alternativa al poder central, sostenido por una red clientelar.
Esta fisonomía del poder talibán encontró a medio plazo puentes de comunicación con el modelo propuesto por Osama Bin Laden (qaida): la preparación ideológica para la yihad, dirigida a la liberación de territorios desde los cuales emprender y propagar el combate islamista. Esta alianza fue la que determinó el fin del régimen talibán tras los atentados del 11-S. De un lado, la hospitalidad con Bin Laden rompió definitivamente sus relaciones geoestratégicas con Estados Unidos. De otro, para Pakistán, el gobierno talibán de Kabul había resultado más perjudicial que beneficioso. Por este motivo, la intervención militar internacional no halló oposición para acabar con el régimen.
Actualmente, los talibanes siguen controlando amplias zonas de la región pastún afgana y pakistaní. Son bases a partir de las que despliegan tácticas guerrilleras contra la alianza militar internacional.
Reina el caos en todo Afganistán
Salvador Aragonés – publicado el 16/08/21
Se ha pasado una página de la historia: ni la potencia del dinero y de las armas han podido controlar a un país
“La guerra ha terminado”, anunció un portavoz talibán tras tomar la presidencia del país, en Kabul. Por su parte, el mensaje del expresidente de Afganistán, Ashraf Gani, que abandonó el país dejándolo en el caos, dijo: “Los talibanes han ganado. Ahora deben preservar el país”. Ha nacido el Emirato Islámico de Afganistán. La aventura de Afganistán por parte de los Estados Unidos, ha terminado, después de 20 años y un gasto de 80.000 millones de dólares y habiendo perdido muchas vidas humanas. Y lo ha hecho con la cabeza gacha, con sabor a derrota.
Una ofensiva relámpago, como un paseo triunfal, los talibanes se han adueñado en dos semanas, de 30 de las 34 capitales del país, o sea del 90 por 100 del territorio. Las últimas horas en el aeropuerto de Kabul, parecían las horas en que en 1973 los norteamericanos dejaron la capital survietnamita, Saigón, hoy ciudad Ho-Chui-Min. De Vietnam muchos salían por mar, pero Afganistán no tiene mar. Los afganos crean otro problema mundial gravísimo de refugiados y emigrantes.
Miles de personas desesperadas hoy buscaban entrar en los aviones militares que salían del aeropuerto de Kabul cerrado a los vuelos comerciales, asiéndose incluso en las alas de las aeronaves. Una salida nada honrosa por parte de los Estrados Unidos, a pocos días (11 de septiembre) del abatimiento de las Torres Gemelas, que fue lo que motivó la intervención y ocupación de Afganistán para capturar al líder Ozama bin Laden, hace ahora 20 años.
Son los 20 años de ocupación de los Estados Unidos de Afganistán, para echar a los talibanes y ayudar a este país a formar un ejército propio, bien instruido y bien armado, y levantar un país salido de la ruina de la guerra con Rusia y del doloroso y dictatorial gobierno talibán. El gobierno talibán usó la imposición radical de la ley coránica, especialmente en la cultura y en las mujeres, reducidas a unas incultas al servicio de los hombres.
Ningún objetivo de los ocupantes se ha producido. Afganistán ha demostrado que no tenía un ejército, o al menos un ejército fuerte, a pesar de las billonarias inversiones en material y en las infraestructuras del país. Las mujeres deberán abandonar sus trabajos para dejarlos a los hombres y ponerse el burka. Afganistán volverá a su pasado de hace 20 años.
Al anunciar los Estados Unidos su retirada, los talibanes no dudaron en hacerse con el país, y lo han conseguido en pocas semanas. Joe Biden anunció hace unos días que los talibanes no tomarían Kabul hasta que pasaran uno o tres meses: ha pasado solo una semana. Rusia, cuando la presidía Gorbachov, pagó un alto precio en vidas, desmoralización de las tropas y gasto económico. No pudo resistir a los talibanes, siempre apoyados por Pakistán y… también por Estados Unidos.
Recuerdo una vez, tras la destrucción de las Torres Gemelas y la invasión por parte de Estados Unidos de Afganistán, tuve, con periodistas directores de medios, un almuerzo con Mihail Gorbachov, siendo presidente de la todavía Unión Soviética (la Rusia comunista).
Le pregunté sobre cómo veía el futuro de los Estados Unidos tras la invasión de Afganistán, dado que él había conocido la derrota en aquel país. Respondió: “No creo les vaya bien a los Estrados Unidas. Yo avisé a Bush y le dije: ‘George, te equivocas con Afganistán. No te va a salir bien’ ”. Y así ha sido.
20 años después de la invasión, los Estados Unidos no han sido capaces de poner en marcha un régimen democrático, ni un ejército con un mínimo de capacidad de lucha. Ni tampoco los otros países de la NATO (Organización del Tratado del Atlántico Norte) que agrupa a las potencias de Europa y América del Norte (Estados Unidos y Canadá).
Han conseguido, eso sí, una cierta libertad para sus habitantes, una cierta modernización de las estructuras del país, de la mentalidad de sus gentes. Son estas gentes que ahora desesperadamente quieren huir de Afganistán. según los baremos internaciones de corrupción, Afganistán, se encuentra entre los diez países más corruptos del mundo y uno de los grandes productores de plantas opiáceas y heroína.
Los talibanes, a través de sus distintos portavoces, afirman que al tomar las ciudades debían evitarse los saqueos, las violaciones, que se respetaran las propiedades, y que el traspaso de poderes se haría de forma que no molestará a nadie y prometió una amnistía
¿Los talibanes han cambiado?
Las noticias de personas de las ciudades que han sido ya tomadas por talibanes han dicho que no se creen esto. Tampoco creen en la amnistía, que es una “trampa”. Las mujeres han dejado las Universidades. Un profesor se despidió de todas las mujeres el jueves, sabiendo que no volverían. Es probable que las niñas mayores de 10 años se vayan de la escuela sin recibir instrucción en las escuelas y se multipliquen los matrimonios forzados. De Kandahar llegan noticias de asesinatos y venganzas, cosa que habían prohibido los talibanes.
¿Quién apoya a los talibanes?
Pakistán e Irán, y ahora buscarán el apoyo de Rusia y China. Pekín se frota las manos al ver una nueva derrota de los Estados Unidos en Asia, donde ya fracasaron tres grandes potencias: Gran Bretaña (en la guerra colonial), Rusia y Estados Unidos. ¿Quién se atreverá ahora a una nueva invasión, por muchos derechos humanos que sean pisoteados o ignorados?
La geopolítica hoy no está en las invasiones o intervenciones militares (ya lo escribimos en Aleteia el mes pasado), no está, como decían los dirigentes de la primera potencia económica y militar del mundo, en el poder de las armas y del dinero: está en la diplomacia, en las intervenciones económicas. China quiere controlar el mundo a través de su nueva Ruta de la Seda, sin el uso de las armas, pero sí con su dinero. Sin embargo, se está armando hasta los dientes.
Una página de la historia ha pasado con Afganistán.
El Papa: ¿Qué eliges, a Dios o al dinero?
Francisco ofrece en su homilía en Casa Santa Marta la clave para descubrir si vamos por el buen camino
Seguir al Señor que nos da todo, no buscar las riquezas: es la invitación del papa Francisco en la misa del 28 de febrero de 2017 en la Casa Santa Marta del Vaticano.
Comentando el Evangelio del día, el Papa destacó la plenitud que Dios da, una plenitud en la humillación que culmina en la cruz.
“No se puede servir a dos señores”: o servimos a Dios o a las riquezas. La Iglesia “nos hace reflexionar sobre la relación entre Dios y las riquezas”.
Y recordó el encuentro entre “el joven rico que quería seguir al Señor, pero que al final, era tan rico que eligió las riquezas”.
Dios se nos da a Sí mismo sin medida
El comentario de Jesús, observó el Papa, asusta un poco a los discípulos:
“Qué difícil es que un rico entre en el Reino de los Cielos . Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja”.
El Evangelio de Marcos nos muestra a Pedro preguntando a Jesús qué será de los que lo han dejado todo.
Parece, comentó el Papa, que “Pedro le pida cuentas al Señor”.
“No sabía qué decir: ‘Sí, este se ha ido, pero ¿nosotros?’. La respuesta de Jesús es clara: ‘Yo os digo, no habrá nadie de vosotros que habiendo dejado todo no reciba todo’.
‘Nosotros lo hemos dejado todo’. ‘Recibiréis todo’, con la medida desbordante con la que Dios da sus regalos.
‘Recibiréis todo, recibiréis el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, campos y la vida eterna en el futuro que vendrá’. Todo. El Señor no sabe hacer menos. Cuando Él da algo se da a sí mismo”.
Sin embargo, añadió el Papa, “hay una palabra, en esta cita del Evangelio, que nos llama a reflexionar: recibiréis ya el ciento por uno con persecución”.
El estilo de cristiano es la cruz
Esto, dijo, es “entrar en otra forma de pensar, en otra forma de actuar. Jesús se da a sí mismo, porque la plenitud de Dios es una plenitud humillada en la Cruz”.
“Este es el don de Dios: la plenitud humillada. Este es el estilo del cristiano: buscar la plenitud de Dios y seguir en ese camino.
No es fácil, no es fácil esto. ¿Cuál es el signo de que voy adelante en este dar todo y recibir todo? Lo hemos escuchado en la Primera Lectura:
‘Glorifica al Señor contento. En toda ofrenda muestra tu rostro feliz, con alegría, consagra tu diezmo. Da al Altísimo según el don de Él recibido. Ojo contento, alegre el rostro… El signo de que vamos por el buen camino es la alegría”.
San Alberto Hurtado, ejemplo de alegría en el sufrimiento
El joven rico, dijo el Papa, se quedó en su seguridad y se fue entristecido. “No fue capaz de recibir, de acoger esta plenitud humillada”, advirtió.
Todos los santos, Pedro inclusive, la acogieron. Y en medio de las pruebas, de las dificultades, tenían el rostro contento y alegría en el corazón”. Este, evidenció Francisco, es el signo.
Y concluyó la homilía recordando al santo chileno Alberto Hurtado:
“Trabajaba siempre, dificultad tras dificultad,… Trabajaba con los pobres. Verdaderamente fue un hombre que hizo camino en ese país. La caridad en la asistencia a los pobres.
Pero fue perseguido, tuvo muchos sufrimientos. Cuando estaba en esos momentos de sufrimiento, humillado en la cruz, la frase que decía era: “Contento, Señor, contento”.
Y pidió:
«Que él nos enseñe a ir por ese camino, que nos dé la gracia de caminar por este camino difícil del todo y nada, de la plenitud humillada de Jesucristo y decir siempre, sobre todo, en las dificultades: ‘Contento, Señor, contento’».