Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Hoy la presencia de Dios me penetra totalmente como un rayo de sol. El anhelo de mi alma por Dios es tan grande que en cada momento me produce un desmayo. Siento que el Amor eterno toca mi corazón, mi pequeñez no logra soportarlo, sino que me produce un desmayo; no obstante la fuerza interior es muy grande. El alma desea igualar el Amor que la ama. En tales momentos el alma tiene un conocimiento muy profundo de Dios y cuanto más lo conoce, tanto más ardiente, más puro es su amor hacia Él. Oh, inconcebibles son los misterios del alma con Dios.
Reflexión: El Amor a Dios
Santa Faustina vive en su alma el amor a Dios: siento que el amor eterno toca mi corazón y mi pequeñez no logra soportarlo. Jesús le dice la verdadera grandeza de un alma es amor a Dios y tener humildad. Amar a Dios significa que debemos dar a Dios un amor total, un amor que domina nuestras emociones que dirige nuestros pensamientos y que modera nuestras acciones: Dios primero, Dios antes que todo. San Agustín: amar a Dios de verdad es amarlo con todo lo que eres como cuerpo, alma y espíritu. El amor a Dios es sobrenatural, es divino, no se fabrica hay que pedirlo en nuestras oraciones. El amor a Dios se manifiesta también en un apostolado alegre, perseverante, con entusiasmo y nos lleva detestar el pecado con el auxilio de la gracia. ¿Por qué tenemos amar a Dios? Primero, él nos saca de la nada. Segundo, él nos gobierna, nos facilita las cosas para la vida. Tercero, nos redimió del pecado cuanto somos hijos suyos coherederos del Reino. Quinto, templos del Espíritu Santo. Amar a Dios con todo el corazón es prepararlo a él antes que todos los demás
“Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Desearte un lindo día. El Señor te envuelva en sus rayos a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Amén.
Dr. Victor Arce.