Buenaventura, Santo
Memoria Litúrgica, 15 de julio
Cardenal, Obispo de Albano.
General de los Frailes Menores Franciscanos.
Doctor de la Iglesia.
Martirologio Romano: Memoria de la inhumación de san Buenaventura, obispo de Albano y doctor de la Iglesia, celebérrimo por su doctrina, por la santidad de su vida y por las preclaras obras que realizó en favor de la Iglesia. Como ministro general rigió con gran prudencia la Orden de los Hermanos Menores, siendo siempre fiel al espíritu de san Francisco y en sus numerosos escritos unió suma erudición y piedad ardiente. Cuando estaba prestando un gran servicio al II Concilio Ecuménico de Lyon, mereció pasar a la visión beatífica de Dios (1274).
Fecha de canonización: 14 de mayo de 1482 por el Papa Sixto IV
Breve Biografía
Por lo que se refiere a sus primeros años, lo único que sabemos acerca de este ilustre hijo de san Francisco de Asís es que nació en Bagnorea, cerca de Viterbo, en Italia, probablemente en 1217, fue bautizado con el nombre de Giovanni (Juan) Fidanza y que sus padres fueron Juan Fidanza y María Ritella. Después de tomar el hábito en la orden seráfica, estudió en la Universidad de París, bajo la dirección del maestro inglés Alejandro de Hales. De 1248 a 1257, enseñó en esta universidad teología y Sagrada Escritura. A su genio penetrante unía un juicio muy equilibrado, que le permitía ir al fondo de las cuestiones y dejar de lado lo superfluo para discernir todo lo esencial y poner al descubierto los sofismas de las opiniones erróneas. El santo se distinguió en filosofía y teología escolásticas.
El santo no veía en sí más que faltas e imperfecciones y, por humildad, se abstenía algunas veces de recibir la comunión, por más que su alma ansiaba acercarse a la fuente de gracia. Pero un milagro de Dios permitió a San Buenaventura superar tales escrúpulos.
Durante los años que pasó en París, compuso una de sus obras más conocidas, el «Comentario sobre las Sentencias de Pedro Lombardo», que constituye una verdadera suma de teología escolástica. Guillermo de Saint Amour hizo en la obra titulada «Los peligros de los últimos tiempos» un ataque directo a San Buenaventura. Ataque que el santo contestó con un tratado sobre la pobreza evangélica, titulado «Sobre la pobreza de Cristo». En 1257, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino recibieron juntos el título de doctores. San Buenaventura escribió un tratado «Sobre la vida de perfección», destinado a la Beata Isabel, hermana de San Luis de Francia y a las Clarisas Pobres del convento de Longchamps. Otras de sus principales obras son el «Soliloquio» y el tratado «Sobre el triple camino».
En 1257, Buenaventura fue elegido superior general de los frailes Menores. No había cumplido aún los 36 años y la orden estaba desgarrada por la división entre los que predicaban una severidad inflexible y los que pedían que se mitigase la regla original. El joven superior general escribió una carta a todos los provinciales para exigirles la perfecta observancia de la regla y la reforma de los relajados. El primero de los cinco capítulos generales que presidió San Buenaventura, se reunió en Narbona en 1260. Ahí presentó una serie de declaraciones de las reglas que fueron adoptadas y ejercieron gran influencia sobre la vida de la orden. San Buenaventura empezó a escribir la vida de San Francisco de Asís.
El santo gobernó la orden de San Francisco durante 17 años, y por eso se le llama el segundo fundador. En 1265, el Papa Clemente IV trató de nombrar a San Buenaventura arzobispo de York, a la muerte de Godofredo de Ludham , pero el santo consiguió disuadir de ello al Pontífice. Sin embargo, al año siguiente, el Beato Gregorio X le nombró cardenal obispo de Albano, ordenándole aceptar el cargo por obediencia. Se le encomendó la preparación de los temas que se iban a tratar en el Concilio ecuménico de Lyon, acerca de la unión de los griegos ortodoxos.
San Buenaventura se caracterizaba por la sencillez, la humildad y la caridad. Mereció el título de «Doctor Seráfico» por las virtudes angélicas que realzaban su saber. Fue canonizado en 1482 y declarado Doctor de la Iglesia en 1588.
Eucaristía es alivio, descanso, encuentro
Santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30. Jueves XV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás noche y día en la Eucaristía, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado Tú mismo en este sacramento.
Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para reparar por las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta oración en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono» (cfr. Oración de san Alfonso María de Ligorio ante la Eucaristía).
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús dijo: «Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Vivimos en un mundo de mucha actividad, de constante cambio, de interminable trabajo. El estrés y el agotamiento son cada vez más comunes. Parece que el descanso que anhelo nunca llega, o nunca es suficiente… Sin embargo, te tengo a ti, Señor Jesús, y hoy, en el Evangelio, te me muestras como el gran alivio para el corazón.
Ante ti, en la Eucaristía, tengo este gran consuelo. El Sagrario es el lugar donde puedo colocar el peso de cada día; ahí Tú lo tomas amorosamente y lo transformas en abundantes frutos. ¿Qué sería de mi vida si no acogieras mi labor? En verdad, Señor, no puedo imaginar que mi esfuerzo caiga en el vacío… Tú, Cristo, eres quien da el sentido a todo lo que hago y busco. ¡Gracias por ser mi descanso y mi alivio!
Por eso hoy te quiero ofrecer las actividades del día: que mi trabajo sea por ti, que mi agotamiento tenga sentido en ti. Tómame sin reserva alguna, para que pueda descubrir tu amor, conocerte mejor y colaborar con tu yugo, que es suave. ¡Que venga tu Reino, Señor, a mi vida!
«Cuando nos escondemos en nuestras miserias, cuando hurgamos continuamente, relacionando entre sí las cosas negativas, hasta llegar a sumergirnos en los sótanos más oscuros del alma. De este modo llegamos a convertirnos incluso en familiares de la tristeza que no queremos, nos desanimamos y somos más débiles ante las tentaciones. Esto sucede porque permanecemos solos con nosotros mismos, encerrándonos y escapando de la luz. Y sólo la gracia del Señor nos libera. Dejémonos, entonces, reconciliar, escuchemos a Jesús que dice a quién está cansado y oprimido “venid a mí”. No permanecer en uno mismo, sino ir a Él. Allí hay descanso y paz». (Homilía de S.S. Francisco, 10 de febrero de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré una visita a Cristo Eucaristía, ofreciéndole el trabajo de hoy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
10 mandamientos, lo opuesto al pecado
Lograr el arrepentimiento, el cambio y la conversión personal.
«Procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en los cielos» (Mt. 5, 16).
En el sermón de la montaña Jesús nos enseña sobre la ley (Mt. 5, 17 – 20).
“Si de verdad me aman cumplan mis mandamientos” (Jn. 14, 15) Si quieres alcanzar la vida eterna, cumple los mandamientos” (Mt. 19, 17).
“Todo lo que le pidan a mi padre en mi nombre se les concederá” (Jn 14, 13 – 14).
I Amarás a Dios sobre todas las cosas
Lo que atenta contra este mandamiento: Sincretismo, espiritismo, santerismo, esoterismo, gnosticismo. (Lev. 20, 6; 19, 26) (Deut. 4, 15 – 20; 18, 10 -12).
Dios nos pide no tener otros dioses (dinero, placer, poder) (Deut. 4, 15 -19; 5, 7; 18, 10 – 14) (Lev. 19, 26 – 31).
Dios nos habla sobre las imágenes (dulía, latría, hiperdulía) (Ex. 20, 4 – 6).
Jesús enseña el mayor de los mandamientos (Lc 10, 27 – 37).
Jesús nos enseña lo que cuesta seguirlo ((Lc. 14, 25 – 33) (Deuter. 13, 6 -8).
Confianza solo en Dios (Jr. 17, 5) (Sal. 37, 4) (Jn. 17, 15 -19) (Lc. 9, 25).
Amor
II No jurarás el nombre de Dios en vano
Dios nos habla sobre el respeto que le debemos (Deut. 5, 11).
En el sermón de la montaña Jesús nos enseña sobre los juramentos (Mt. 5, 33 – 37).
Respeto
III Santificarás las fiestas
Jesús nos enseña sobre la gratitud (1 Cor. 4, 7).
Jesús nos enseña sobre la oración (1 Tes. 5, 17 – 18).
Jesús nos enseña que todo lo que poseemos lo recibimos de Dios (1 Cor. 4, 7).
Responsabilidad
IV Honrarás a tu padre y a tu madre
Jesús nos habla de la vida familiar: hijos (Efe. 6, 1 – 3), Papás (Efes. 6, 4), esposos (Efes. 5, 21 – 32).
Jesús nos habla de los deberes de los padres y de los hijos (Col. 3, 18 – 21).
Gratitud
V No matarás
Dios nos habla del respeto a la vida (Gn. 4, 10).
Homicidio, infanticidio, fratricidio, parricidio, aborto, eutanasia, guerra, drogadicción, secuestro, alcoholismo, terrorismo.
Dios nos habla de leyes de santidad y justicia (Lev. 19, 16 – 17) prudencia y discreción. La lengua (Sir. 28, 13 – 26; 19, 4 -7) Difamar y calumniar.
En el sermón de la montaña Jesús nos enseña sobre el enojo (Mt. 5, 21 – 26) (Lc. 12, 57 -59).
En el sermón de la montaña Jesús nos enseña sobre la venganza (Mt. 5, 43 – 48) (Lc. 6, 29 – 30).
Honradez y verdad
VI No Harás mal uso de tu cuerpo ni el de los demás
Lo que atenta contra este mandamiento: (perversiones o desviaciones sexuales, trastornos) Exhibicionismo, fetichismo, froteurismo, paidofilia (pedofilia) masoquismo, sadismo, trasvestismo, homosexualismo, lesbianismo, voyeurismo, escatología tel., coprofilia, necrofilia, zoofilia, onanismo (masturbación), androfobia, incesto, swingers, etc.
Dios nos habla sobre las relaciones sexuales prohibidas (Lev. 18, 1 – 23).
Tatuajes (Lev. 19, 26- 31). Pasiones vergonzosas y perversión Rom. 1, 18 – 32.
Jesús nos habla de los deseos humanos (Gal. 5, 19 – 26) y valores humanos. Jesús nos habla sobre la santidad del cuerpo (1 Cor. 6, 13- 20).
Pudor y dignidad
VII No robarás
Lo que atenta contra este mandamiento.
Dios nos habla en el A. T. sobre la deshonestidad (Dt. 24, 10 – 11).
Dios nos habla en el A. T. Sobre la honradez y la verdad (Lev. 19, 11).
Dios nos habla en el A. T. Sobre la usura (Ezeq 18, 13).
Dios nos habla en el A. T. Sobre leyes varias (Dt. 24, 14- 15).
Dios hace una advertencia a los ricos (St. 5, 4).
Jesús nos enseña sobre actos inmorales (1 Cor. 6, 10).
Honradez
VIII No mentiras, ni difamarás a tu prójimo
Dios nos habla en el A. T. Sobre la prudencia y discreción (Lev. 19, 16).
Jesús nos enseña el amor al prójimo (Mt. 22, 39).
Jesús nos enseña a no juzgar (Lc. 6, 37- 38) (Rom. 14, 10 – 12).
Jesús nos habla sobre la mentira (Jn. 8, 44 – 47) (Rom. 14, 13).
Verdad y respeto
IX No desearás la mujer de tu prójimo
En el sermón de la montaña Jesús nos enseña sobre el adulterio (Mt. 5, 27 – 30).
Concupiscencia, lujuria (pasiones) / templanza.
En el sermón de la montaña Jesús nos enseña sobre el divorcio (Mt. 5, 31 – 32) (Mt. 19, 9) (Mr. 10, 11 – 12) (Lc. 16. 18).
Moderación y continencia (evitar excesos)
X No desearás las cosas ajenas
Dios en el A. T. Nos habla de la codicia (Ex. 20, 17).
Dios en el A. T. Nos habla sobre el despojo (Lev. 19, 13).
Dios nos habla en el A. T. Sobre la codicia y la envidia (2 Sam. 12, 1 – 4).
Dios nos habla en el A. T. Del error de los malos (Sb. 2, 24).
Dios nos habla a través del profeta, sobre los opresores (Mi. 2, 1- 2).
Jesús nos enseña sobre el mundo (1 J. 2, 16).
Desprendimiento
Bondad
La regla de oro (Mt. 7, 1-5, 7 – 12) (Lc. 6, 37 – 38, 41 – 42).
Para ser amados, primero hay que amar a los demás. Para ser comprendidos hay que comprender, para ser escuchados, primero tenemos que aprender a escuchar (y no solo oír). Hay que dar amor para vencer el odio. Al egoísmo, la soberbia y la envidia los hemos disfrazado de falsa autoestima (extrema) y hemos inculcado que: «No debemos hacer a los demás lo que no queremos que nos hagan a nosotros». No hay que dar para recibir, pero al dar ser recibe. Hay que ayudar, estimular y respetar; hay que tratar a los demás (en el sentido positivo) como queremos y necesitamos que los demás nos traten a nosotros. Es necesario dar a los demás lo que queremos recibir
En el sermón de la montaña Jesús nos dice que: El árbol se conoce por su fruto (Mt. 7 15 – 20) (Lc 6, 43 – 44).
No todos entrarán en el Reino de Dios (Mc 7, 21 – 23) (Lc. 13, 25 – 27). El pecado que está en mí (Rom. 7, 19). Ayudarnos unos a otros (no juzgar ni condenar) (Gál. 6, 1).
Jesús hizo una síntesis moral en el Sermón de la Montaña, debemos aceptar que no es nada fácil llevarla a la práctica, por eso muchas veces se evade o se finge ignorancia, o se acomodan los mandamientos a conveniencia personal; Pero Dios nos proporciona los medios que nos dan la fuerza, la energía y la vitalidad no solo material o física sino sobre todo espiritual para el pleno cumplimiento de las reglas que todos y cada uno debemos seguir para hacer el bien y evitar el mal (la moral es la ciencia que regula y modera la conducta y el modo de vivir) en disposición (= muerte / vida) a alcanzar todo ser humano la salvación y la vida eterna. Esos medios que Dios nos pone a nuestro alcance son los sacramentos.
Lo que vivimos hoy en día no es más que la consecuencia de lo que nos dice Alexandr Solyenitzin «Porque los hombres nos hemos olvidado de Dios».
Meditemos sobre las bendiciones que trae consigo la obediencia a los mandamientos (Lev. 26, 1 – 13) y las advertencias y las consecuencias a la desobediencia a los mandamientos (Lev. 26, 14 43), pero también hablemos de la Misericordia de Dios ante el arrepentimiento y la conversión (Lev. 26, 44 -46).
Es necesario reflexionar sobre la máxima de Carl Caleb Colton: «Los hombres reñirán, escribirán, lucharán, morirán por la religión; todo excepto vivirla». Lo importante es no solo quedarse y conformarse con la adoctrinación (la preparación para recibir los sacramentos de iniciación cristiana), sino conocer al mensajero, al enviado y su mensaje (kerigma), la buena noticia (Evangelio) y con pleno conocimiento y convicción (a través de una auténtica evangelización) luchar por lograr el arrepentimiento, el cambio y la conversión personal (metanoia) y así poder ser auténtico testimonio vivo, y vivir auténticamente la religión del amor, del perdón, de la misericordia, de la reconciliación y de la paz. Y con estos objetivos y plan de trabajo personal comenzar a trabajar en nuestra iglesia doméstica y después en los ambientes externos. Yo los invito a salir de escepticismo, de la apatía y de la indiferencia moral y religiosa de nuestros tiempos.
“Grábate en la mente todas las cosas que hoy te he dicho y enséñaselas continuamente a tus hijos; háblales de ellas, tanto en casa como en el camino, y cuando te acuestes y te levantes”.
Lleva estos mandamientos en tu mano y en tu frente como señales y escríbelos en los postes y en las puertas de tu casa” (Deuter. 6, 6 – 9).
“Pero si una persona obedece toda la ley, pero falla en un solo mandato, resulta culpable frente a todos los mandatos de la ley (Sgto. 2, 10).
S.S. Francisco concluyó su hospitalización y regresó al Vaticano
El Papa fue dado de alta del Hospital Policlínico Gemelli y regresó a su residencia en la Casa Santa Marta.
Respondiendo a las preguntas de los periodistas, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, confirmó que esta mañana, poco después de las 10.30 (hora local de Roma), el Santo Padre fue dado de alta del Hospital Universitario Agostino Gemelli. Antes de regresar a su residencia en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, el Papa se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor donde, ante la imagen de la Virgen Salus Populi Romani, dio las gracias por el éxito de su intervención quirúrgica, dirigiendo una oración por todos los enfermos, especialmente por los que encontró durante los días que duró su hospitalización.
Poco antes de las 12 del mediodía regresó a la Casa Santa Marta.
Operación programada por estenosis diverticular
Su ingreso hospitalario, que captó una gran atención mediática, estaba programado para el domingo 4 de julio, tras el rezo del Ángelus.
A primera hora de la tarde, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, daba la noticia: el Pontífice había abandonado su residencia en la Casa Santa Marta y se dirigía al Policlínico Gemelli para una «cirugía programada por estenosis diverticular del sigma». Casi a medianoche se difundió el primer boletín médico informando que Francisco había reaccionado bien a la operación.
Mensajes y oraciones de todo el mundo
Desde entonces no pararon de llegar mensajes de afecto y oraciones para el Santo Padre, procedentes de todo el mundo. A lo largo de toda la semana, también comenzaron a congregarse en las puertas del Hospital Gemelli, varios grupos de personas que deseaban expresar su cercanía al Sucesor de Pedro, algunas de ellas a través de cantos, flores y carteles. Hecho que se repitió el pasado domingo 11 de julio, cuando Francisco rezó la oración mariana del Ángelus desde un balcón del Hospital.
Por otra parte, entre los primeros en desear una pronta recuperación al Pontífice se encontraban el Patriarca Bartolomé I y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib, así como otros representantes de diversas instituciones religiosas, políticas y sociales.
El cariño de los pequeños pacientes del Gemelli
A Francisco emocionó de manera especial, la bienvenida que recibió durante su estancia en el Hospital, de parte de los niños hospitalizados en el departamento de Oncología Pediátrica: una sala situada frente a las habitaciones del Papa.
Los pequeños le enviaron a través de dibujos y cartas todo su cariño, asegurándole que rezaban por él. Ayer por la tarde, finalmente, el Santo Padre tuvo la oportunidad de visitarlos y bendecirlos junto a sus familias y al personal sanitario.
Hay un demonio que se especializa en el ataque a la familia
El demonio ataca de muchas formas y lo hace en todo momento porque sabe que una familia unida es un fuerte de primera frente a sus asechanzas.
El exorcista César Truqui advierte de un demonio especializado en el ataque a la familia
Si un marido o una esposa piensan que su cónyuge deja de gustarle o de ‘quererle’, y que siempre queda la opción del divorcio para empezar de nuevo, es que algo no va bien. Y eso viene del demonio. No es por ver al diablo en todas partes, pero sí está claro que supone un egoísmo profundo, pues revela que sus hijos le importan poco, por no decir lo poco que les importa el compromiso matrimonial que un día se dieron, aquel que Dios y la Iglesia bendijeron ante el Altar.
No vamos a juzgar a nadie, pero lo que sí sabemos es lo que explicó hace un año el P. César Truqui en un curso sobre exorcismo celebrado en Roma: “Hay un demonio que se especializa en el ataque a la familia”. Este padre, poco después, en el semanario italiano Tempi, ahondó aún más y explicó que este demonio es citado “en el libro de la Biblia de Tobías y se llama Asmodeo».
El Antiguo Testamento nos habla de la presencia de este demonio. En el libro de Tobías, Asmodeo mató a siete maridos de Sara y fue encadenado en el desierto por el Arcángel Rafael. Y de hecho el padre Truqui, a tenor de su experiencia, confirma que ese demonio «está presente en muchos exorcismos”. Una experiencia curtida a la sombra de exorcistas como el P. Francisco Bamonte o el reconocido mundial y recién fallecido, P. Gabriele Amorth. Este último fue el exorcista de Roma y se estima que realizó cerca de 70.000 exorcismos en el transcurso de su vida.
El demonio ataca de muchas formas y lo hace en todo momento porque sabe que una familia unida es un fuerte de primera frente a sus asechanzas. El P. Truqui recuerda una pareja de novios a la que conoció: “Era una pareja joven, muy unida, que quería casarse. Sin embargo, la mujer tuvo que someterse a un exorcismo para ser liberada». Durante el exorcismo, «el demonio se enfureció y amenazó al P. Amorth, pues quería impedir ese matrimonio, de lo contrario, mataría a la joven. Obviamente era la amenaza del mentiroso, porque, de hecho, no ocurrió».
En los ataques del demonio no todo es la espectacularidad de las posesiones o de las infestaciones. También el demonio sugiere e incita contra la familia por medio de ideologías o de los estilos de vida. Un ejemplo claro es la confusión que genera, por ejemplo, sobre la sexualidad: ¿el sexo es una cuestión únicamente administrativa? ¿El sexo es algo que se escoge? El Papa Francisco es el primero en advertir sobre los peligros que genera la ideología de género. Pero hay temas menos clamorosos y menos sutiles: el pensamiento individualista o esa mente divorcista.
“Las mujeres piensan: ‘Si mi marido deja de gustarme, yo me sentiría mejor divorciándome’, pero se olvidan de las consecuencias para los niños y la sociedad», denuncia el P. Truqui. «Esta mentalidad antifamilia agrada al diablo: él sabe que un hombre que está solo y sin ningún punto de referencia es manipulable e inestable».
Para aquellos que están en duda, el P. Truqui se ofrece como ejemplo: «Incluso hoy en día, y yo tengo más de 50 años, sólo de pensar en el amor entre mi madre y mi padre, ya encuentro consuelo y valor. Por el contrario, los hijos de padres separados son más frágiles y vacilantes».
Si hay algo claro en este Papa, es la conciencia que tiene de la existencia del diablo, y que éste hace lo imposible por llevarse las almas. En 2014, el Santo Padre dio un discurso sobre la Renovación Carismática en el que señaló que el diablo trata de destruir a las familias porque es allí donde Jesús crece: en medio del amor de los cónyuges y en las vidas de sus hijos. No es casualidad que este mensaje lo diera a la Renovación Carismática. Aquí, todos lo saben, el Espíritu Santo tiene un protagonismo especial. Y los exorcistas confían siempre su trabajo a comunidades dedicadas a la oración y la alabanza como las carismáticas.
Bien sabía el Papa a quién hablaba: «Jesús crece en el amor de los cónyuges; Jesús crece en las vidas de los niños. Y es por eso que el enemigo ataca a la familia tanto tiempo. El diablo no ama a la familia. Se trata de destruirla destruyendo el amor que hay allí», advirtió en el estadio Olímpico de Roma ante 52.000 personas.
En ese día, el Papa Francisco recordó que «las familias son iglesias domésticas. Los cónyuges son pecadores, como todos, pero quieren progresar en la fe, en su fecundidad, en los niños y en la fe de sus hijos».
Por lo que pidió al Señor «que bendiga a la familia, que sea fuerte en esta crisis en la que el diablo quiere destruirla».
MI VECINO JESÚS
Hoy, de casualidad, descubrí una capilla cercana a mi trabajo. No imaginas la felicidad que experimenté.
Hoy, de casualidad, descubrí una capilla cercana a mi trabajo. Está apenas a dos cuadras.
No imaginas la felicidad que experimenté. No pude seguir de largo. Me bajé para saludar a Jesús.
“Tan cerca y no lo sabía”, le dije.
Y casi exclamo: “¡Eres mi vecino!”.
Pensé en Jesús, también feliz por mi visita, respondiendo:
“Ahora que lo sabes, ¿me visitarás acá?”
“Sí Jesús”, le respondí. “Eres mi mejor amigo”.
Él me decía tantas cosas en tropel, de lo alegre que estaba por mi visita.
Lo imaginé como un niño que se encuentra con su amiguito, después de una semana sin verse. ¡Hay tanto que contar!
Imaginé a Jesús mirándome desde aquel Sagrario, tan tierno y bueno. Sonriendo. Llenando al mundo de gracias.
Recordé a un sacerdote que está enfermo y le pedí por él.
Luego me marché, con una emoción que me llenaba el alma.
También descubrí algo maravilloso.
Como trabajo en un tercer piso, se me ocurrió buscar la capilla desde el ventanal de mi oficina y la encontré. Justo detrás de un pequeño edificio.
“Te veo”, le dije emocionado. “Acá estoy”.
Y me pareció que respondía:
“También te veo Claudio”.
La verdad es que interrumpí el trabajo como cinco veces para asomarme por la ventana y verlo de nuevo. No pude evitarlo. Me sentía tan contento.
Aproveché para hacer un rato de oración, y decirle que lo quería y agradecerle esta gracia.
Es de noche.
Escribo desde mi casa, recordando aquella agradable experiencia, anhelando que sea de día otra vez, para pasar a verlo en aquella capilla. Y luego, desde mi oficina, asomarme por el ventanal. Y estar con él.
¡Vaya regalo! Lo tengo de vecino, a mi mejor amigo. Mi amigo Jesús.
¿Qué es la juventud?
La juventud de espíritu y de corazón
La juventud no es, en la vida, un periodo, sino un estado de ánimo ; se manifiesta en determinadas reacciones de la imaginación, en la capacidad emotiva, en el predominio de la osadía sobre la timidez y del ansia de empresas sobre el apego a las comodidades.
No se envejece solo por haber vivido tantos a cuantos años ; se envejece al renunciar a un ideal. El paso de los años deja sus huellas en el cuerpo, pero declararse vencido y renunciar a todo entusiasmo deja sus huellas en el alma. El hastío, la duda, la inseguridad, el temor o la desesperación son tantos más años que influyen en el ánimo y convierten el espíritu en ceniza.
Para cada ser humano, permanecer joven es tener siempre vivo en sí, a la edad que sea, ese afán de lo maravilloso, de los hechos y pensamientos deslumbradores, del intrépido desafío a los acontecimientos, del mismo insaciable apetito que siente la criatura ante lo nuevo y, finalmente del alegre vivir.
El hombre es tan joven como su confianza; tan viejo como su recelo; tan joven como su fe en sí mismo; tan viejo como su temor; tan joven como su esperanza; tan viejo como su desaliento.
El hombre es joven mientras su corazón perciba los mensajes de belleza, gallardía y valor, grandeza y fuerza que emanen de la naturaleza, de un ser humano o del Infinito.
Cuando todas las fibras del corazón estén destrozadas y quede sumido en las tinieblas del pesimismo, entonces es cuando el hombre habrá envejecido, para cuando llegue ese momento ¡quiera Dios apiadarse del él!
Consejos y oración de san Buenaventura para pedir protección de todo mal
Sus escritos los utilizó Pío XII cuando definió el dogma de la Asunción en 1950
San Buenaventura (1274), fue el 5º ministro general de la Orden Franciscana después del seráfico padre Francisco. Buenaventura tenía un gran amor y devoción a la Virgen María, y retenía como absolutamente cierto que Dios preservó a María de la violación del pudor y la integridad virginal en la concepción y el parto, y que tampoco permitió que su cuerpo se desintegrase, descomponiéndose para luego convertirse en cenizas.
Fueron tantos los escritos sobre el tema que dejó el santo que incluso un párrafo entero de la constitución apostólica Munificentissimus Deusestá dedicado a la teología de san Buenaventura da Bagnoregio.
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Con esta constitución apostólica del 1 de noviembre de 1950, el papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María al cielo en cuerpo y alma.
Una oración
Recordamos ese gran amor de san Buenaventura a la Virgen María con estos consejos y una pequeña oración:
«En todo tiempo ten una gran y amorosa veneración a la gloriosa Reina, Madre de nuestro Señor. En todas tus necesidades y en todas tus penas recurre a Ella como al más seguro de los refugios, implorando su protección; tómala por abogada y encomiéndale con devoción y confianza tu vida, pues Madre es de misericordia. Ofrécele cada día un testimonio especial de veneración. Y para que tu devoción sea acogida favorablemente y tus obsequios le sean agradables, imita su pureza, conservando puros tu alma y tu cuerpo, y esfuérzate en seguir sus huellas, practicando la humildad y la mansedumbre».
¡Augusta Reina de los cielos! Vos que en virtud de vuestra prerrogativa de Madre de Dios podéis mandar a las potestades del infierno, dignaos mandar que impidan a los demonios causarnos el menor daño, y haced que los ángeles nos protejan y nos preserven de todo mal y de todo peligro. Amén.