Isabel de Portugal, Santa
Memoria Litúrgica, 4 de julio
Reina de Portugal y Terciaria Franciscana.
Martirologio Romano: Santa Isabel, reina de Portugal, admirable por su desvelo en conseguir que reyes enfrentados hiciesen las paces y por su caridad en favor de los pobres. Muerto su esposo, el rey Dionisio, abrazó la vida religiosa en el monasterio de monjas de la Tercera Orden de las Clarisas de Estremoz, en Portugal, que ella misma había fundado, y en el cual murió cuando se esforzaba por conseguir la reconciliación entre un hijo y un nieto suyos que estaban enfrentados († 1336).
Etimológicamente: Isabel = «Promesa de Dios», viene de la lengua hebrea
Breve Biografía
Nacida en Aragón, España en 1271, santa Isabel es la hija del rey Pedro III de ese reino y nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron Isabel en honor a su tía abuela, Santa Isabel de Hungría.
Su formación fue formidable y ya desde muy pequeña tenía una notable piedad. Le enseñaron que, para ser verdaderamente buena debía unir a su oración, la mortificación de sus gustos y caprichos. Conocía desde pequeña la frase: «Tanta mayor libertad de espíritu tendrás cuando menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas». Se esmeró por ordenar su vida en el amor a Dios y al prójimo, disciplinando sus hábitos de vida. No comía nada entre horas .
La casaron cuando tenía 12 años con el rey Dionisio de Portugal. Esta fue la gran cruz de Santa Isabel ya que era un hombre de poca moral, siendo violento e infiel. Pero ella supo llevar heroicamente esta prueba. Oraba y hacía sacrificios por el. Lo trataba siempre con bondad. Tuvo dos hijos: Alfonso, futuro rey de Portugal y Constancia, futura reina de Castilla. Santa Isabel llegó hasta educar los hijos naturales de su esposo con otras mujeres.
El rey por su parte la admiraba y le permitía hasta cierto punto su vida de cristiana auténtica. Ella se levantaba muy temprano y leía 6 salmos, asistía a la Santa Misa y se dedicaba a regir las labores del palacio. En su tiempo libre se reunía con otras damas para confeccionar ropas para los pobres. Las tardes las dedicaba a visitar ancianos y enfermos.
Hizo construir albergues, un hospital para los pobres, una escuela gratuita, una casa para mujeres arrepentidas de la mala vida y un hospicio para niños abandonados. También construyó conventos y otras obras para el bien del pueblo. Prestaba sus bellos vestidos y hasta una corona para la boda de jóvenes pobres.
Santa Isabel frecuentemente distribuía Monedas del Tesoro Real a los pobres para que pudieran comprar el pan de cada día. En una ocasión, el Rey Dionisio, sospechando de sus actos, comenzó a espiarla. Cuando la Reina comenzó a distribuir monedas entre los pobre, el rey lo observó y enfurecido fue a reclamarle. Pero el Señor intervino, de manera que, cuando el rey le ordenó que le enseñara lo que estaba dando a los pobres, las monedas de oro se convirtieron en rosas.
Forjadora de la paz
El hijo de Isabel, Alfonso, tenía como su padre un carácter violento. Se llenaba de ira por la preferencia que su padre demostraba por sus hijos naturales. En dos ocasiones promovió la guerra civil contra su padre. Isabel hizo todo lo posible por la reconciliación. En una ocasión se fue en peregrinación hasta Santarém lugar del Milagro Eucarístico, y vestida de penitente imploró al Señor por la paz.
Llegó hasta presentarse en el campo de batalla y, cuando los ejércitos de su esposo y su hijo se disponían a la guerra, la reina se arrodillaba entre ellos y de rodillas ante su esposo e hijo, les pedía que se reconciliasen.
Se conservan algunas de sus cartas las cuales reflejan el calibre evangélico y la audacia de nuestra santa.
A su esposo: «Como una loba enfurecida a la cual le van a matar a su hijito, lucharé por no dejar que las armas del rey se lancen contra nuestro propio hijo. Pero al mismo tiempo haré que primero me destrocen a mí las armas de los ejércitos de mi hijo, antes de que ellos disparen contra los seguidores de su padre».
A su hijo: «Por Santa María Virgen, te pido que hagas las paces con tu padre. Mira que los guerreros queman casas, destruyen cultivos y destrozan todo. No con las armas, hijo, no con las armas, arreglaremos los problemas, sino dialogando, consiguiendo arbitrajes para arreglar los conflictos. Yo haré que las tropas del rey se alejen y que los reclamos del hijo sean atendidos, pero por favor recuerda que tienes deberes gravísimos con tu padre como hijo, y como súbito con el rey».
Consiguió la paz en mas de una ocasión y su esposo murió arrepentido, sin duda por las oraciones de su santa esposa.
Entra en el convento de las Clarisas después de enviudar
Por el amor tan grande que Santa Isabel le tenía a la Eucaristía, se dedicó a estudiar la vida de los santos mas notables por su amor a la Eucaristía, en especial Santa Clara. Después de enviudar, Santa Isabel se despojó de todas sus riquezas. Emprendió un peregrinaje a Santiago de Compostela, donde le entregó la corona al Arzobispo para recibir el hábito de las Clarisas como terciaria. El Arzobispo fue tan movido por este acto de la santa, que el le entregó su callado pastoral para que la ayudara en su regreso a Portugal.
Vivió los últimos años en el convento, dedicada a la adoración Eucarística.
Cuando estalló la guerra entre su hijo y su yerno, el rey de Castilla, Santa Isabel, a pesar de su ancianidad, emprendió un largísimo viaje por caminos muy peligrosos y logró la paz. Sin embargo el viaje le costó la vida. Al sentir próxima la muerte pidió que la llevasen al convento de las Clarisas que ella misma había fundado. Allí murió invocando a la Virgen Santísima el 4 de julio de 1336.
Dios bendijo su sepulcro con milagros. Su cuerpo se puede venerar en el convento de las Clarisas en Coimbra.
Fue canonizada en 1625.
Santa Isabel de Portugal, ruega por la paz en nuestros países.
Es patrona de los territorios en guerra.
Con una mirada y corazón de niño
Santo Evangelio según san Marcos 6, 1-6. Domingo XIV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, quiero conocerte, quiero ser tu amigo y estar aquí sin preocuparme por nada más que por estar contigo. Hoy no te quiero pedir milagros brillantes sólo te pido que me des fe para descubrirte en el mayor milagro que es la Eucaristía. Enséñame a verte en el pan; a descubrir que en ese pequeño trozo de pan está el mismo Dios; a encontrar en el silencio del sagrario las palabras que mi corazón necesita.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 1-6
En aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: “Dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?” Y estaban desconcertados.
Pero Jesús les dijo: “Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
A veces es necesario tener ojos de niños para descubrir en las cosas más sencillas algo grande. ¡Cuántas veces uno puede perderse la alegría de la vida por sus prejuicios! Pensemos en un niño, no tiene problema en pasarse un buen día jugando con un niño de la calle, no tiene miedo a hacer preguntas incómodas, no tiene vergüenza. En fin, un niño sabe ver en un trozo de pan al mismo Dios, sabe orar con Jesús como con un amigo y no tiene miedo de decir a sus amigos que su mejor amigo es Jesús.
Y lo que pasa en el Evangelio de hoy es lo contrario de lo que nos enseñan los niños. Los nazarenos ven a Jesús en carne y hueso, escuchan sus grandes palabras y se dan cuenta de sus milagros. Y, ¿qué es lo que pasa? Nada. Absolutamente nada. Su corazón queda más frío que una piedra porque lo ven todo con miradas humanas. Ven la situación en un plano horizontal. Entonces comienzan con los comentarios típicos de personas envidiosas, ¿pero éste no es así o asá? ¡Hombre, pero si conocemos bien a éste y no nos va a sorprender! No saben ver con los ojos de los niños que ven más allá. Y tal vez nos puede pasar lo mismo a nosotros. Tal vez vamos a misa con ojos humanos y no descubrimos el gran milagro. Vemos en el sacerdote a un hombre, que tiene tal y cual defecto pero no nos maravillamos que Dios esté en ese hombre tan frágil; no nos maravillamos de la vocación sacerdotal y por eso se escuchan tantas críticas contra el «cura». Puede pasar que no escuchemos con fervor las palabras del Evangelio porque estamos acostumbrados y poco a poco vamos cerrando el corazón. En fin, puede pasar que no veamos el gran regalo de la Eucaristía y comulguemos como si tomásemos cualquier cosa, sin darnos cuenta que es Dios que viene a nuestros corazones.
Jesús, renueva nuestro corazón para que te descubramos en todos los acontecimientos de nuestra vida, para que sepamos ver tu mano amorosa en nuestra historia y nos maravillemos de cada día. Que podamos ver en el prójimo las grandes cualidades que tienen y no los veamos esperando a ver dónde fallan. Finalmente te pido que aprendamos a ver en los sacramentos un momento especial donde Tú vienes a nosotros y nos llenas de tu amor y de tu misericordia.
«Antes de nada reconocer a Jesús, conocer y reconocerle. En su tiempo, el apóstol Juan, al inicio de su Evangelio, dice que muchos no le reconocieron: los doctores de la ley, los sumos sacerdotes, los escribas, los saduceos, algunos fariseos. Es más, le persiguieron, le mataron. La primera actitud que hay que tener es conocer y reconocer a Jesús; buscar cómo era Jesús: ¿a mí me interesa esto? Una pregunta que todos nosotros debemos hacernos: ¿a mí me interesa conocer a Jesús o quizás interesa más la telenovela o las charlas o las ambiciones o conocer la vida de los demás? Se debe conocer a Jesús para poderle reconocer. Y para conocer a Jesús está la oración, el Espíritu Santo, sí; pero un buen sistema es tomar el Evangelio todos los días».
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 9 de enero de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Hoy, Jesús, voy a pasar un momento a la Eucaristía para contemplar con una nueva mirada y un nuevo corazón este gran milagro.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Don de la Sabiduría
Los dones del Espíritu Santo y la oración. La gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios.
En qué consiste el don de la sabiduría
Con los diversos dones, el Espíritu Santo vivifica nuestra oración. Nos lleva a descubrir la presencia de Dios en la creación, a amarle filialmente, a reverenciar su santidad, a penetrar las verdades de la fe, a perserverar en las dificultades y atinar en las aplicaciones. El mayor de sus dones es la sabiduría, que es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es luz que se recibe de lo alto, una participación especial en ese conocimiento misterioso y sumo, que es propio de Dios. El don de la sabiduría perfecciona la virtud teologal de la caridad, produciendo un conocimiento nuevo, impregnado por el amor.
Ya en el orden natural, el amor agudiza la capacidad de penetrar el interior de otro. El conocimiento mutuo entre dos esposos que se aman, entre unos amigos cercanos, o el conocimiento de una mamá para con sus hijos, goza de una intuición muy allá de los factores intelectuales: el corazón vive lo que la razón no sabe. Ahora bien, en el orden sobrenatural «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Rom 5, 5). Cuando el Espíritu Santo nos comunica el don de la sabiduría, especialmente en los momentos de oración, nos lleva a mirar y saborear a Dios y la creación a través del amor divino. ×
Ejemplos de sabiduría
Conocemos grandes ejemplos de este don. Pablo VI decía de Santa Catalina de Siena, mujer analfabeta quien vivió apenas 33 años: «Lo que más impresiona en esta santa es la sabiduría infusa, es decir, la lúcida, profunda y arrebatadora asimilación de las verdades divinas y de los misterios de la fe, debida a un carisma de sabiduría del Espíritu Santo» (4 de octubre de 1970). Y Juan Pablo II, declarando doctora de la Iglesia a Santa Teresa del Niño Jesús, recalcó que el centro de su doctrina es «la ciencia del amor divino. Se la puede considerar un carisma particular de sabiduría evangélica que Teresa, como otros santos y maestros de la fe, recibió en la oración (cf. Ms C 36 r)» (19 de octubre de 1997).
Son casos excepcionales, y sin embargo, todos podemos aspirar a que este don enriquezca nuestra oración. Hay, sí, una condición previa, la humildad de corazón, pues Dios se resiste a los soberbios. «La ciencia del amor divino, que el Padre de las misericordias derrama por Jesucristo en el Espíritu Santo, es un don, concedido a los pequeños y a los humildes, para que conozcan y proclamen los secretos del Reino, ocultos a los sabios e inteligentes (cf. Mt 11, 25-26)» (Ibid.).
Podemos además disponernos y colaborar al don orientando nuestra oración hacia el amor. Cualquiera que sea la materia de nuestra oración – un texto de la Sagrada Escritura, una lectura, una escena evangélica, un icono… – hay que pasar desde la consideración del intelecto, también necesaria, a verla con amor, más aún, desde el amor de Dios. Dios es amor, y no poseemos una verdad plenamente mientras no es amada.
María y el don de sabiduría
La Santísima Virgen María, Trono de la Sabiduría, es también aquí madre y maestra. El Magnificat es la primera oración del Nuevo Testamento. Nos enseña como el don de la sabiduría configura la oración cristiana. María daba vueltas a los acontecimientos y revelaciones «en su corazón», es decir desde el amor.
«No mira sólo lo que Dios ha obrado en ella, convirtiéndola en Madre del Señor, sino también lo que ha realizado y realiza continuamente en la historia» (cfr. Benedicto XVI, 14 de marzo de 2012).
Es la visión de la sabiduría, que ve todo desde Dios. En su cántico, prorrumpe en una oración de alabanza y de alegría, de celebración de la gracia divina. Pidamos su intercesión: «María, Madre de la oración cristiana, ruega por nosotros». Y pidamos el don de la sabiduría para nuestra oración: «Ven, Espíritu de amor». : http://www.la-oracion.com
Sin apertura a las sorpresas de Dios, la fe se apaga
Ángelus del Papa Francisco, 4 de julio de 2021
“En la oración, pidamos a la Virgen, que ha acogido el misterio de Dios en la cotidianidad de Nazaret, tener ojos y corazón libres de los prejuicios y abiertos al asombro, a las sorpresas de Dios, a Su presencia humilde y escondida en la vida de cada día”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus, de este XIV Domingo del Tiempo Ordinario, desde la ventana del Palacio Apostólico ante los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro.
Un profeta sólo en su patria carece de prestigio
El Santo Padre comentando el Evangelio de este domingo (Mc 6,1-6) que nos habla de la incredulidad de los paisanos de Jesús, señaló que Jesús después de haber predicado en otros pueblos de Galilea, vuelve a Nazaret, donde había crecido con María y José; y, un sábado, se puso a enseñar en la sinagoga. Muchos, escuchándolo, se preguntan: “¿De dónde le viene esta sabiduría? y ¿qué sabiduría es esta que le ha sido dada? ¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?” (cfr vv. 1-3).
“Delante de esta reacción, Jesús afirma una verdad que ha entrado a formar parte también de la sabiduría popular: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio»”.
Hay diferencia entre conocer y reconocer
En este sentido, el Papa Francisco invitó a detenernos en la actitud de los paisanos de Jesús, que conocen a Jesús, pero no lo reconocen. “En efecto – afirmó el Pontífice – hay diferencia entre conocer y reconocer: podemos conocer varias cosas de una persona, hacernos una idea, fiarnos de lo que dicen los demás, quizá de vez en cuando verla por el barrio, pero todo esto no basta. Se trata de un conocer superficial, que no reconoce la unicidad de una persona. Es un riesgo que todos corremos: pensamos que sabemos mucho de una persona, la etiquetamos y la encerramos en nuestros prejuicios”.
“Los paisanos de Jesús lo conocen desde hace treinta años y piensan que lo saben todo; en realidad, no se han dado nunca cuenta de quién es realmente. Se detienen en la exterioridad y rechazan la novedad de Jesús”.
Es necesario abrirse a la novedad y dejarse sorprender
Esto sucede, señaló el Santo Padre, cuando hacemos que prevalezca la comodidad de la costumbre y la dictadura de los prejuicios, así es difícil abrirse a la novedad y dejarse sorprender. “Al final sucede que muchas veces, de la vida, de las experiencias e incluso de las personas – subrayó el Pontífice – buscamos solo confirmación a nuestras ideas y a nuestros esquemas, para nunca tener que hacer el esfuerzo de cambiar”. Puede suceder también con Dios, precisamente a nosotros creyentes, a nosotros que pensamos que conocemos a Jesús, que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las cosas de siempre.
“Sin apertura a la novedad y a las sorpresas de Dios, sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga”.
¿Por qué los paisanos de Jesús no lo reconocen y no creen en Él?
Finalmente, el Papa Francisco se pregunta: ¿Cuál es el motivo por el que no reconocen y no creen en Jesús? Podemos decir, en pocas palabras, afirmó el Papa, que no aceptan el escándalo de la Encarnación. “Es escandaloso que la inmensidad de Dios se revele en la pequeñez de nuestra carne, que el Hijo de Dios sea el hijo del carpintero, que la divinidad se esconda en la humanidad, que Dios habite en el rostro, en las palabras, en los gestos de un simple hombre”. He aquí el escándalo: la encarnación de Dios, su concreción, su “cotidianidad”. En realidad, es más cómodo un dios abstracto y distante, que no se entromete en las situaciones y que acepta una fe lejana de la vida, de los problemas, de la sociedad. O nos gusta creer en un dios “de efectos especiales”, que hace solo cosas excepcionales y da siempre grandes emociones.
“Dios se ha encarnado: humilde, tierno, escondido, se hace cercano a nosotros habitando la normalidad de nuestra vida cotidiana. Y entonces, como los paisanos de Jesús, corremos el riesgo de que, cuando pase, no lo reconozcamos, es más, nos escandalizamos de Él”.
Vuelvo a aquella hermosa frase de San Agustín: «Tengo miedo de Dios, del Señor, cuando pasa. Pero, Agustín, ¿por qué tienes miedo? Tengo miedo de no reconocerlo. Tengo miedo del Señor cuando pasa. Timeo Dominum transeuntem«. No lo reconocemos de hecho, nos escandalizamos de Él, pensamos como nuestro corazón con esta realidad.
Confía en Dios y manos a la obra
Sembrando Esperanza III
A Dios rogando y con el mazo dando, sabio refrán que hoy se repite y nos enseña que en la vida hay que luchar, trabajar, incluso, a pesar de no dar todos los resultados que quisiéramos, y que a pesar de todo tenemos que vencer nuestras propias limitaciones, así es, vencer las propias deficiencias con entusiasmo, con fuerza de voluntad, con mucha constancia y así sacar de nosotros lo mejor. No dejes de empujar, aunque el cansancio, el desánimo y la tentación de tirar la toalla estén tocando continuamente a la puerta de tu vida; sigue sacando lo bueno y el mayor bien de las adversidades y problemas. Tú sigue adelante.
Cuentan que un muy buen hombre vivía en el campo pero tenía problemas físicos, cuando un día se le apareció Jesús y le dijo: «Necesito que vayas hacia aquella gran roca de la montaña, y te pido que la empujes día y noche durante 1 año».
El hombre quedó perplejo cuando escuchó esas palabras, pero obedeció y se dirigió hacia la enorme roca de varias toneladas que Jesús le mostró.
Empezó a empujarla con todas sus fuerzas, día tras día, pero no conseguía moverla ni un milímetro. A las pocas semanas, llegó el diablo y le puso pensamientos en su mente: «¿Por qué sigues obedeciendo a Jesús? Yo no seguiría a alguien que me haga trabajar tanto y sin sentido. Debes alejarte, ya que no tiene lógica que sigas empujando esa roca, nunca la vas a mover».
El hombre trataba de pedirle a Jesús que le ayudara para no dudar de su voluntad y, aunque no entendía, se mantuvo en pié con su decisión de empujar.
Con los meses, desde que se ponía el sol hasta que se ocultaba, aquel hombre empujaba la enorme roca sin poder moverla.
Cuando se cumplió el tiempo, el hombre elevó una oración a Jesús y le dijo:
«Ya he hecho lo que me pediste, pero he fracasado, no pude mover la piedra ni un centímetro». Y se sentó a llorar amargamente pensando en su muy evidente fracaso.
Jesús apareció en ese momento y le dijo: «¿Por qué lloras? ¿Acaso no te pedí que empujaras la roca? Yo nunca te pedí que la movieras, ahora mírate, tu problema físico ha desaparecido, tu cuerpo se ha fortalecido, tus brazos y piernas se hicieron fuertes por el esfuerzo de todos los días. No has fracasado, yo he conseguido mi meta, y tú fuiste parte de mi plan».
Muchas veces, al igual que este hombre, vemos como ilógicas las situaciones, problemas y adversidades de la vida, y empezamos a buscarle lógica, nuestra lógica, a la voluntad de Dios y viene el enemigo y nos dice que no servimos, que somos inútiles o que no podemos seguir.
El día de hoy es un llamado a «empujar» sin importar qué tantos pensamientos de duda ponga el enemigo en nuestras mentes; pongamos todo en las manos de Jesús y no dejemos de dar lo mejor de nosotros mismos, y Él, por medio de su voluntad, nunca nos hará perder el tiempo, más bien, nos hará ser más fuertes y así aprenderemos a sacar cosas buenas de situaciones aparentemente negativas o malas.
El Mar de Galilea: Lugar perfecto para la peregrinación Cristiana
Hoy en día, los turistas cristianos representan al menos el 65 por ciento del turismo que llega a Israel
“Y Jesús estuvo en toda Galilea enseñando en sus sinagogas, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” Mateo 4:23.
El Mar de Galilea, conocido por los israelíes como el Lago Kinneret, se encuentra en la antigua vía Maris que unía Egipto con los imperios del norte. Su ubicación estratégica y excelente pesca hacían de los alrededores del lago un lugar popular para griegos, hasmoneos y para el asentamiento romano. Y porque Jesús de Nazaret creció en esta zona, su ministerio giraba en torno al Mar de Galilea.
Los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas describen que Jesús reclutó a los pescadores de Galilea Simón y su hermano Andrés y también a los hermanos Juan y Santiago como apóstoles. Su famoso sermón en la montaña se cree fue realizado desde una colina con vista al lago, y esta es también la masa de agua sobre la cual el evangelio dice que él caminó. El milagro de los panes y los pescados tuvo lugar en sus orillas.
Es por eso que, desde los tiempos del Imperio bizantino, el Mar de Galilea y sus alrededores han atraído a incontables peregrinos cristianos. Hoy en día, los turistas cristianos representan al menos el 65 por ciento del turismo que llega a Israel. Y en la región del Mar de Galilea, hay mucho más que nunca antes para enlazar a los creyentes modernos con los orígenes del cristianismo.
Caminando sobre las aguas
El Mar de Galilea es en sí mismo un gran atractivo turístico cristiano, porque aquí es donde Jesús se dice caminó sobre el agua (Juan 6:19-21) calmó una tormenta (Mateo 8:23-26) y mostró a los discípulos pescas milagrosas (Lucas 5:1-8; Juan 21:1-6). Varias compañías de turismo ofrecen paseos en barco con temática cristiana, y hay incluso un tour cristiano «Caminando sobre las aguas» alrededor del lago.
Hablando de caminar, el Ministerio de Turismo de Israel y Keren Kayemet Le Israel-Fondo Nacional Judío inauguraron el Camino del Evangelio a un costo de
$3.000.000 en noviembre de 2011 a lo largo de los senderos que se cree que Jesús caminó desde su casa de la infancia en Nazaret al futuro centro de su ministerio en Capernaum (Kfar Najum, en hebreo) en la orilla noroeste del Mar de Galilea. Los senderos señalizados y caminos de la ruta de 62 kilómetros, la cual inicia en el Monte del Precipicio cerca de Nazaret, se puede recorrer a pie, en bicicleta o en carro.
Sin confundirlo con el Camino del Evangelio (aunque hay necesariamente cierta relación), el ecológicamente enfocado Camino de Jesús, fue terminado en febrero del 2008 por iniciativa del pionero de la industria mochilera / alberguista israelí Maoz Inon. La ruta se extiende 65 kilómetros, a partir de Nazaret a unos veinticinco kilómetros del mar de Galilea, pasando por el Parque Nacional Zippori, Caná, el moshav Ilaniya, el kibbutz Lavi, Karnei Jittin, Nebi Shu’eib, el Parque Nacional Arbel, Migdal, el «Museo del Barco de Jesús» en el kibutz Ginosar (donde se exhibe un barco sacado del Mar de Galilea de 2.000 años de antigüedad), Tabgha, Monte de las Bienaventuranzas y Capernaum.
Iglesia de Capernaum construida sobre la antigua casa de San Pedro
Foto por Mordagan para el Ministerio de Turismo de Israel
Parque Nacional de Capernaum
El antiguo pueblo de Capernaum – a veces llamado «la aldea de Jesús» – estaba en ruinas hasta que fue descubierto en 1838 por un explorador norteamericano. Excavaciones arqueológicas subsiguientes descubrieron las antiguas instalaciones de una iglesia y una sinagoga.
En 1968, los franciscanos restauraron estos lugares y también revelaron una casa que pudo haber sido habitada por el apóstol Pedro y que sirviera como lugar de reunión para los primeros cristianos, a juzgar por los muchos fragmentos de yeso que allí encontraron con símbolos cristianos y las inscripciones con los nombres de Jesús, Simón y Pedro.
Una gran iglesia octagonal fue construida alrededor de la casa de San Pedro, que presentaba un piso de mosaico, y en los años 1990 los franciscanos construyeron una iglesia moderna encima de estas ruinas. Tiene un suelo de cristal en el medio para que los visitantes puedan ver la iglesia original que yace debajo.
Es posible caminar por el Parque Nacional Capernaum a través del camino de Jesús o del camino del evangelio, o por un paseo de tres kilómetros a lo largo del Mar de Galilea. Un muelle construido por la Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel cerca del sitio de las antigüedades permite a los turistas navegar a Capernaum desde Tiberíades y Ein Gev.
Los peregrinos pueden pasear entre las plantas naturales y domesticas del parque, como el azufaifo espinas de Cristo, considerado la especie de planta con la que se elaboró la corona de espinas que Jesús fue obligado a llevar durante la crucifixión.
Tabgha
Iglesia de la Multiplicación de los panes y los peces en Tabgha
Foto cortesía del Ministerio de Turismo de Israel
Tabgha (la palabra es una asimilación árabe del nombre griego Heptapegon, o Siete manantiales – Ein Sheva en hebreo) está en la exuberante costa norte del Mar de Galilea, así que no es difícil imaginar por qué a los cristianos del período Bizantino temprano le pareció un lugar atractivo para vivir y para conmemorar el ministerio de Jesús y los milagros que se le atribuyen aquí. El edificio más antiguo encontrado en Tabgha, desde el siglo IV d. C., fue una vez una pequeña capilla – tal vez el santuario descrito en el siglo IV por el peregrino español Egeria.
El fructífero jardín de Tabgha es tradicionalmente aceptado como el lugar donde Jesús dio de comer a 5.000 personas con cinco panes y dos peces, como se describe en Mateo 14: 13-21. Por consiguiente se construyó aquí la Iglesia de la Multiplicación de los Panes y los Peces en el siglo V, así como la Iglesia del Primado de San Pedro (donde se dice que Jesús se apareció a sus discípulos después de la resurrección) y varios otros monasterios, iglesias y santuarios del período Bizantino.
El monasterio y la iglesia de Tabgha fueron destruidos en el siglo VII, probablemente durante la conquista árabe del país, y enterrado bajo una gruesa capa de lodo y piedras. En los años 1980, después de una excavación, la iglesia y porciones de sus suelos de mosaico originales fueron restaurados. Uno de los mosaicos representa una cesta de pan flanqueada por dos peces, y se trasladó delante del altar. La iglesia pertenece a la orden de los benedictinos y está abierta a los visitantes.
Parque Nacional Kursi
Kursi, al este del Mar de Galilea, en la desembocadura de un río que desciende de las alturas del Golán, es tradicionalmente el lugar donde Jesús curó a dos hombres poseídos por demonios, como se describe en Mateo 8:28-33. Un enorme monasterio del siglo VI e iglesias construidas allí para conmemorar el milagro se escondían en ruinas hasta que la construcción de carreteras a principios de los años 1970 inesperadamente las expuso al mundo moderno. El gobierno Israelí excavó el lugar y lo convirtió en un parque nacional.
La Autoridad de Antigüedades de Israel descubrió evidencia de que el monasterio fue una vez un muy atareado centro de actividad de peregrinaje. Un camino pavimentado conducía desde el monasterio a un pequeño puerto donde los peregrinos cristianos llegaban en barcos, y otro camino pavimentado conducía desde la entrada del monasterio a una gran plaza delante de la iglesia en el centro del complejo.
Al sur de la iglesia había una capilla con pavimentación de mosaicos sobre una cripta que contiene tumbas de los monjes que habían servido en el monasterio. El complejo tenía al parecer viviendas para monjes y alojamiento durante la noche para los peregrinos también. Toda la estructura fue abandonada después de un devastador terremoto en el siglo VIII.
Monte de las Bienaventuranzas, el Monte Arbel, el Monte Tabor
El Monte de las Bienaventuranzas, en una pequeña colina cerca de Tabgha, es el lugar donde se cree que Jesús dio el sermón de la montaña («Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos…”)
La octogonal iglesia de las bienaventuranzas (para simbolizar las ocho bienaventuranzas como se describe en Mateo 5:3-11), diseñada por el arquitecto Antonio Barluzzi, fue construida por las hermanas franciscanas en 1938 en la cima de la colina. Las paredes inferiores del edificio tienen un revestimiento en mármol, y un mosaico de oro corona el interior de su cúpula. El Papa Pablo VI dejó su manto para su exposición permanente en la iglesia después de su peregrinación en 1964.
Monte de las Bienaventuranzas.
Foto cortesía del Ministerio de Turismo de Israel
En el Monte de las Bienaventuranzas, los católicos se reunieron para observar la misa celebrada por el Papa Juan Pablo II cerca de allí durante su visita a Israel en marzo de 2000.
El Monte Arbel, situado cerca de la orilla occidental del Mar de Galilea, se eleva sobre la antigua Magdala, hogar de María Magdalena. Arbel tiene una historia larga y sangrienta. Es mencionado por el profeta Oseas (Oseas 10:14) como el lugar donde los invasores asirios masacraron muchos israelitas, forzándolos a lanzarse de la montaña. El historiador romano Flavio Josefo menciona que un general seléucida ejecutó a mucha gente en Arbel, y en el 39 a. C., Herodes el Grande mató a muchos de sus oponentes en el Monte Arbel al llenar de humo las cuevas en las que se refugiaron.
Desde los tiempos de los Hasmonos a los primeros tiempos cristianos, la ciudad judía de Arbela estaba encima de la montaña y sirvió como el centro industrial de confección de lino. Hoy en día un moshav (granja cooperativa) llamado Arbel se ha establecido allí, junto a la zona arqueológica de una sinagoga de finales del siglo III en el borde de la montaña y el Parque Nacional de Arbel.
El Monte Arbel es un destino popular de senderismo, pero es posible también llegar en auto hasta la parte trasera de la montaña de moshav Arbel y luego ya sea manejar o caminar la corta distancia que hay hacia la cresta, con una excelente vista del mar de Galilea y el Monte Tabor hacia el sur.
El Monte Tabor (o Tavor), a 1.900 metros sobre el nivel del mar, ofrece vistas a las montañas de Gilboa hacia el este, las Montañas Carmel al oeste y los Altos del Golán en el norte. Eso es lo que lo hacía un mirador perfecto para los judíos antiguos para encender los faros que anunciaban el avistamiento de la luna nueva de cada mes.
Vista aérea de la Iglesia de la Transfiguración
Foto por Mordagan para el Ministerio del Turismo de Israel
Esta montaña es considerada por los cristianos como el lugar de la transfiguración, cuando de acuerdo con los Evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, Jesús tomó a los discípulos Pedro, Santiago y Juan a ver una aparición de Moisés y Elías. Santuarios del siglo V estuvieron una vez aquí. En tiempos modernos, la Iglesia de la Transfiguración fue construida a inicios del siglo 20, con un ala ortodoxa oriental y un ala católica romana, así como un monasterio.
Iglesia de la Transfiguración, Monte Tabor
Foto por Mordagan para el Ministerio de Turismo de Israel
El Monte Tabor es parte del Camino Nacional de Israel y también hay muchas rutas de ciclismo sobre y alrededor de la montaña. Los ciclistas pueden pasar la noche en la Casa de los ciclistas HooHa en la aldea cercana de Kfar Tavor. Los turistas pueden degustar los vinos en la Bodega Tabor, o hacer su propia pastelería de almendras dulces en el Museo y fábrica del Mazapan.
El pozo de María y Nazaret
La ciudad de Nazaret de 2.000 años de antigüedad, con sus iglesias y 30 monasterios, es un punto culminante de los viajes de cristianos a Israel. Eso es porque la ciudad que está a unos catorce kilómetros al oeste del Monte Tabor es donde más probablemente se crió Jesús. La frase «Jesús de Nazaret» aparece 17 veces en las escrituras cristianas.
El símbolo oficial de Nazaret es el Pozo de María. Según la tradición cristiana, es aquí donde María solía bañar al joven Jesús y lavara sus ropas, y de donde Jesús traía agua. Musulmanes y cristianos consideran que el pozo y el agua contienen propiedades curativas inusuales.
El pozo de María en Nazaret
Foto cortesía del Ministerio de Turismo de Israel
El Pozo de María es la pieza central de la Plaza del Manantial, que fue renovada en el marco de las celebraciones del milenio en el 2000. En ese momento, los arqueólogos descubrieron los restos de túneles y piscinas de diferentes épocas, que ahora están descritos en una exposición en el ayuntamiento. La forma actual del pozo se basa en las fotografías tomadas por peregrinos cristianos en el siglo XIX.
Unos 30 metros al sur de la Plaza del Manantial, sobre el mismo manantial que suministra la fuente, está la iglesia de San Gabriel de la Anunciación. La tradición griega ortodoxa sostiene que este es el lugar donde el ángel Gabriel le reveló a María que ella daría a luz a Jesús.
Muy cerca de allí se encuentra la Basílica de la Anunciación encima de la gruta donde los católicos romanos creen José y María vivieron y donde María recibió el anuncio del ángel. El edificio actual fue construido sobre las ruinas de iglesias que datan de tiempos Bizantinos (324-634 d. C.) y Cruzados (1095-1291), algunas de las cuales aún son visibles. Un complejo comercial de $ 24 millones en construcción está previsto a incluir un hotel de 186 habitaciones con un restaurante en la azotea con vistas a la Basílica.
El Centro Internacional María de Nazaret fue inaugurado en 2010 por la Comunidad Chemin Neuf, y ofrece un recorrido audiovisual (en varios idiomas) de la vida de la Virgen María y las raíces marianas del cristianismo.
El Convento Hermanas de Nazaret, ofrece recorridos subterráneos de antiguas tumbas, columnas y casas que posiblemente datan de la época romana en Tierra Santa, que comenzó alrededor del 37 a. C., y prolongó hasta la conquista bizantina. Hay un pequeño museo que exhibe viejas monedas y cerámica, un patio cerrado y habitaciones.
Otros sitios de interés cristiano en Nazaret son la Iglesia de San José, construida sobre las ruinas de los edificios agrícolas donde se cree que el taller de carpintería de José estaba ubicado, y la Iglesia Sinagoga de la era de los Cruzados, junto a la Iglesia católica griega en el centro del antiguo mercado. Según la tradición, esta fue una vez la sinagoga donde Jesús oraba y predicaba.
El Monte del Precipicio (oficialmente Monte Kedumim), en la entrada a la ciudad en dirección desde Afula, es tradicionalmente donde los ciudadanos de Nazaret llevaron a Jesús después de que se declaró el Mesías. Los restos de un convento bizantino que más tarde se estableció allí están abiertos para los visitantes a explorar.
Zippori, Bethsaida
La ciudad de Séforis, o Zippori en hebreo, fue una importante ciudad judía de la Galilea, hogar de muchos sabios y eruditos. Situada a pocos kilómetros de Nazaret, fue construida durante la vida de Jesús así que es muy posible que él y su padre carpintero tuvieron una mano en su construcción. Los cristianos y los judíos vivían juntos en Zippori desde el siglo V a. C. en adelante.
Los cruzados creían que Ana y Joaquín, padres de María la madre de Jesús, vivían en Zippori. Ellos construyeron la iglesia de Santa Ana aquí y también una fortaleza que fue luego reconstruida en el siglo 18 por el gobernante beduino de la Galilea.
Un paseo por el Parque Nacional de Zippori incluye muchas ruinas parcialmente restauradas: un teatro romano de 4,500 asientos, un cuarto residencial de la era talmúdica, sinagogas y otras estructuras con algunos de los pisos de mosaico más importantes en Israel, sobre todo la famosa «Mona Lisa de Galilea » y el mosaico del Nilo Occidental del siglo V
Piso de una Sinagoga en Zippori
Foto por Mordagan para el Ministerio de Turismo de Israel
Los visitantes también podrán ver los restos de un sistema de agua subterránea del primer siglo d. C., de 250 metros de largo que tenía una capacidad de 5.000 metros cúbicos del preciado líquido.
Betsaida (Beit Tsaida en hebreo), el lugar de nacimiento de los apóstoles Pedro, Andrés y Felipe, se menciona en las escrituras cristianas como un lugar donde Jesús realizó varios milagros. Un poco al norte del Mar de Galilea, Betsaida es un sitio arqueológico activo excavado por primera vez en 1987.
Debajo de la aldea de pescadores del primer siglo de los tiempos de Jesús, arqueólogos descubrieron las ruinas de una antigua ciudad que data de la Edad del Hierro, aproximadamente del siglo 10 a. C. Los espectaculares hallazgos aquí incluyen los restos de un palacio y la más grande y mejor conservada puerta de entrada a la ciudad jamás descubierta en Israel.
La casa excavada de un viticultor en Bethsaida
Foto cortesía del Ministerio de Turismo de Israel
Yardenit
Aquí, donde el río Jordán fluye desde el Mar de Galilea hacia el sur hasta el Mar Muerto, se cree que Jesús fue bautizado por Juan el Bautista («Yardenit» es el diminutivo del nombre del río Jordán, en hebreo).Abierto todos los días de forma gratuita, Yardenit es donde a menudo se pueden ver grupos de peregrinos cristianos de pie en el agua vestidos de blanco a la espera de recibir las bendiciones de su párroco o ministro.Cerca al kibbutz Kinneret hay un centro de visitantes que incluye un lugar para alquilar o comprar túnicas blancas, una tienda de souvenirs, comida, duchas y vestidores. Se puede llegar a varias piscinas bautismales siguiendo la pared de Nueva Vida creada por un artista armenio de Jerusalén, que representa la cuenta del Evangelio de Marcos (1:9-11) acerca del bautismo original.
Hamat Gader
Cerca de Tabgha, a unos ocho kilómetros al sureste del Mar de Galilea, en la confluencia de los ríos Jordán y Yarmuk, está el manantial de aguas cálidas Hamat Gader. Es una de las atracciones más populares de Israel, y muchos peregrinos cristianos vienen aquí para experimentar lo que era un gran complejo romano en tiempos de Jesús. Los investigadores creen que Jesús y sus seguidores frecuentaban estos manantiales termo-minerales que mantienen una temperatura constante de 42 grados.
Entre las otras atracciones en Hamat Gader están una sinagoga antigua con piso de mosaico hermoso, 40 acres de parque tropical con escenarios cubiertos al aire libre, restaurantes, y uno de los mayores parques de cocodrilos en el Oriente Medio.
Caná
La aldea árabe de Kafr Kana de hoy en día, al noreste de Nazaret, fue identificada por el Vaticano en el siglo XVII como el Caná de la Galilea, donde se dice Jesús había convertido el agua en vino en las bodas de una pareja empobrecida. Esta fue la ciudad natal de Nataniel discípulo de Jesús de Caná, más tarde conocido como San Bartolomé.
En los períodos romanos y bizantino entre 1.000 y 2.000 años atrás, una gran comunidad judía vivía en Caná. En el período mameluco, unos 800 años atrás, la mayoría de los residentes de Kafr Kana eran cristianos, y hoy son casi todos musulmanes.
El sitio cristiano más importante del pueblo es la Iglesia Ortodoxa Griega de San Jorge, construida en el siglo XIX en el tradicional lugar del milagro del vino. Dentro de la iglesia hay dos de las seis tinajas de piedra que los seguidores griegos ortodoxos creen que Jesús utilizó en la realización del milagro.
Iglesia de San Jorge en Cana
Foto por Mordagan para el Ministerio de Turismo de Israel
Otra referencia bíblica de Caná se encuentra en Juan 4:46, que menciona a Jesús visitando Caná en camino a curar al hijo de un funcionario real en Capernaum.
Debido a la historia de la conversión de agua en vino en una boda, el moderno Kafr Kana se ha convertido en un lugar popular para celebrar bodas o renovación de votos matrimoniales. Unos 200.000 turistas la visitan cada año. El centro de la localidad, que cuenta con varias iglesias, ha sido renovado con un paseo y pequeñas plazas.
El Papa en el Ángelus: Sin apertura a las sorpresas de Dios, la fe se apaga
Antoine Mekary | ALETEIA
Vatican Media – publicado el 04/07/21
Este 4 de julio, el Santo Padre dirigió la oración del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico y comentando el Evangelio del día recordó que, “sin apertura a la novedad y a las sorpresas de Dios, sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga”.
“En la oración, pidamos a la Virgen, que ha acogido el misterio de Dios en la cotidianidad de Nazaret, tener ojos y corazón libres de los prejuicios y abiertos al asombro, a las sorpresas de Dios, a Su presencia humilde y escondida en la vida de cada día”, lo dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del Ángelus, de este XIV Domingo del Tiempo Ordinario, desde la ventana del Palacio Apostólico ante los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro.
Un profeta sólo en su patria carece de prestigio
El Santo Padre comentando el Evangelio de este domingo (Mc 6,1-6) que nos habla de la incredulidad de los paisanos de Jesús, señaló que Jesús después de haber predicado en otros pueblos de Galilea, vuelve a Nazaret, donde había crecido con María y José; y, un sábado, se puso a enseñar en la sinagoga. Muchos, escuchándolo, se preguntan: “¿De dónde le viene esta sabiduría? y ¿qué sabiduría es esta que le ha sido dada? ¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?” (cfr vv. 1-3).
“Delante de esta reacción, Jesús afirma una verdad que ha entrado a formar parte también de la sabiduría popular: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio»”
Hay diferencia entre conocer y reconocer
En este sentido, el Papa Francisco invitó a detenernos en la actitud de los paisanos de Jesús, que conocen a Jesús, pero no lo reconocen. “En efecto – afirmó el Pontífice – hay diferencia entre conocer y reconocer: podemos conocer varias cosas de una persona, hacernos una idea, fiarnos de lo que dicen los demás, quizá de vez en cuando verla por el barrio, pero todo esto no basta. Se trata de un conocer superficial, que no reconoce la unicidad de una persona. Es un riesgo que todos corremos: pensamos que sabemos mucho de una persona, la etiquetamos y la encerramos en nuestros prejuicios”.
“Los paisanos de Jesús lo conocen desde hace treinta años y piensan que lo saben todo; en realidad, no se han dado nunca cuenta de quién es realmente. Se detienen en la exterioridad y rechazan la novedad de Jesús”
Es necesario abrirse a la novedad y dejarse sorprender
Esto sucede, señaló el Santo Padre, cuando hacemos que prevalezca la comodidad de la costumbre y la dictadura de los prejuicios, así es difícil abrirse a la novedad y dejarse sorprender. “Al final sucede que muchas veces, de la vida, de las experiencias e incluso de las personas – subrayó el Pontífice – buscamos solo confirmación a nuestras ideas y a nuestros esquemas, para nunca tener que hacer el esfuerzo de cambiar”. Puede suceder también con Dios, precisamente a nosotros creyentes, a nosotros que pensamos que conocemos a Jesús, que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las cosas de siempre.
“Sin apertura a la novedad y a las sorpresas de Dios, sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga”
¿Por qué los paisanos de Jesús no lo reconocen y no creen en Él?
Finalmente, el Papa Francisco se pregunta: ¿Cuál es el motivo por el que no reconocen y no creen en Jesús? Podemos decir, en pocas palabras, afirmó el Papa, que no aceptan el escándalo de la Encarnación. “Es escandaloso que la inmensidad de Dios se revele en la pequeñez de nuestra carne, que el Hijo de Dios sea el hijo del carpintero, que la divinidad se esconda en la humanidad, que Dios habite en el rostro, en las palabras, en los gestos de un simple hombre”. He aquí el escándalo: la encarnación de Dios, su concreción, su “cotidianidad”. En realidad, es más cómodo un dios abstracto y distante, que no se entromete en las situaciones y que acepta una fe lejana de la vida, de los problemas, de la sociedad. O nos gusta creer en un dios “de efectos especiales”, que hace solo cosas excepcionales y da siempre grandes emociones.
“Dios se ha encarnado: humilde, tierno, escondido, se hace cercano a nosotros habitando la normalidad de nuestra vida cotidiana. Y entonces, como los paisanos de Jesús, corremos el riesgo de que, cuando pase, no lo reconozcamos, es más, nos escandalizamos de Él”
Francisco anuncia un viaje de tres días a Eslovaquia tras el Congreso Eucarístico de Budapest
Durante el mes de julio, las únicas comparecencias públicas del Papa serán en el Angelus de los domingos.
Francisco confirmó este domingo que viajará a Budapest (Hungría) el 12 de septiembre, donde acudiará exclusivamente para la clausura del 52º Congreso Eucarístico Internacional.
Y anunció que los tres días siguientes, hasta el 15 de septiembre, hará una visita apostólica a Eslovaquia, donde visitará las ciudades de Bratislava, Presov, Kosice y Sastin.
Así lo dijo el Papa tras el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro. En sus palabras iniciales, el pontífice pidió a los cristianos que no pierdan la capacidad de asombrarse ante la Encarnación de Dios, pues “sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga”.
Los fieles eslovacos en la Plaza de San Pedro saludaron con una ovación el anuncio del viaje apostólico del Papa a su país.
El pasaje evangélico del día comentado por el Papa hacía referencia precisamente a la incredulidad de los paisanos de Jesús ante sus primeras apariciones públicas, pues tenían de Él una idea preconcebida en la que no encajaba su papel mesiánico: “Lo conocen desde hace treinta años y piensan que lo saben todo. En realidad, no se han dado nunca cuenta de quién es realmente. Se detienen en la exterioridad y rechazan la novedad de Jesús”.
También nosotros, “cuando o hacemos que prevalezcan la comodidad de la costumbre y la dictadura de los prejuicios» impedimos algo tan necesario como «dejarse sorprender» por Dios.
«Pensamos que conocemos a Jesús», continuó el Papa, «que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las cosas de siempre. Pero sin apertura a la novedad y a las sorpresas de Dios, sin asombro, la fe se convierte en una letanía cansada que lentamente se apaga”.
El escándalo de la Encarnación
Para los contemporáneos de Jesús, el escándalo era la Encarnación, ver a Dios convertido en uno de nosotros: «Es escandaloso que la inmensidad de Dios se revele en la pequeñez de nuestra carne, que el Hijo de Dios sea el hijo del carpintero, que la divinidad se esconda en la humanidad, que Dios habite en el rostro, en las palabras, en los gestos de un simple hombre”.
La Encarnación escandaliza porque, en el fondo, «es más cómodo un dios abstracto y distante, que no se entromete en las situaciones y que acepta una fe lejana de la vida, de los problemas, de la sociedad. O un dios ‘de efectos especiales’, que hace solo cosas excepcionales y da siempre grandes emociones. Sin embargo, Dios se ha encarnado: humilde, tierno, escondido, se hace cercano a nosotros habitando la normalidad de nuestra vida cotidiana».
Si no mantenemos una apertura a las «sorpresas de Dios», concluyó el Papa, corremos el riesgo, «como los paisanos de Jesús, de que, cuando pase, no lo reconozcamos, es más, nos escandalicemos de Él”.