De los pobres a la inteligencia artificial: así serían primera encíclica y exhortación apostólica de León XIV
De los pobres a la inteligencia artificial: Los primeros textos de León XIV señalan un pontificado con alcance global
Jorge Enrique Mújica
Roma ya bulle de especulaciones: alrededor del 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, se espera que el Papa León XIV publique su primera exhortación apostólica. Según informes de medios italianos, el documento se centrará en el cuidado de los pobres, un tema profundamente arraigado en el espíritu franciscano y ya central en el magisterio de su predecesor.
Una exhortación apostólica no es un acto legislativo, sino un estímulo pastoral. Su propósito es guiar e inspirar, acercando a los creyentes a los valores del Evangelio de manera práctica. Desde Evangelii Gaudium hasta Amoris Laetitia, el Papa Francisco usó las exhortaciones para hablar directamente a la vida de las familias, los jóvenes y la misión de la Iglesia en el mundo contemporáneo. León XIV ahora sigue el ejemplo, no borrando la obra ya iniciada por Francisco, sino perfeccionándola y completándola. Fuentes internas señalan que partes del borrador llevaban la impronta del arzobispo Vincenzo Paglia, quien años atrás había incorporado material de sus propios escritos al proyecto. Tras la muerte de Francisco, León XIV solicitó al Dicasterio para la Doctrina de la Fe y a la Secretaría de Estado que revisaran todo el texto, con el objetivo de garantizar su coherencia con los desafíos pastorales actuales.
Sin embargo, la exhortación es solo una parte de la historia. También circulan rumores sobre la que será la primera encíclica del Papa, un documento mucho más trascendental. Titulada provisionalmente «Magnifica Humanitas», abordará la vasta frontera de las nuevas cuestiones antropológicas, con especial atención a la inteligencia artificial. El título en sí mismo es más que una floritura poética: proclama la convicción de que la dignidad humana sigue siendo «magnífica» incluso en una época en la que el poder técnico amenaza con comprimirla, redefinirla o incluso mercantilizarla.
La analogía que muchos observadores del Vaticano establecen es deliberada. León XIV eligió su nombre papal en consciente continuidad con León XIII, autor de la «Rerum Novarum» (1891), la encíclica social emblemática que respondió a las convulsiones de la modernidad industrial. Así como la «Rerum Novarum» abordó la cuestión laboral en una era de monopolios y explotación industrial, la «Magnifica Humanitas» podría convertirse en un texto fundacional para la era digital y algorítmica.
Los paralelismos son sorprendentes. En el siglo XIX, la concentración de la riqueza, la explotación de los trabajadores y el auge de los monopolios impulsaron a la Iglesia a intervenir con principios de justicia, subsidiariedad y solidaridad. En el siglo XXI, los nuevos monopolios ya no residen en las fábricas, sino en los datos, algoritmos y plataformas que configuran no solo las economías, sino también las identidades. El control se ejerce no solo a través de los salarios, sino también de la información, a medida que los datos personales se convierten en la materia prima de nuevos imperios.
León XIV no aborda estas realidades como un tecnófobo. Su método, en sintonía con León XIII, no consiste en un rechazo nostálgico ni en una celebración ingenua de la innovación, sino en un sobrio realismo moral: reconocer los beneficios de la tecnología y, al mismo tiempo, desenmascarar las distorsiones que crea. Si la «Rerum Novarum» defendía el descanso dominical y la dignidad del trabajo, la «Magnifica Humanitas» podría exigir instituciones que salvaguarden la transparencia, limiten los abusos y protejan a los más vulnerables frente a la opacidad de los sistemas digitales.
En el corazón de esta enseñanza reside una convicción teológica: ninguna máquina, por poderosa que sea, puede reemplazar la primacía de la conciencia, la llamada a la responsabilidad ni el valor irreductible de la persona humana. En una época en la que las identidades se perfilan, las relaciones se mediatizan a través de pantallas y el poder se consolida en manos de unos pocos gigantes tecnológicos, la Iglesia parece dispuesta a proclamar de nuevo la dignidad de la humanidad como don y tarea.
Si en octubre se publicará una exhortación sobre los pobres y, poco después, una encíclica sobre el futuro de la humanidad, ya están tomando forma las líneas generales del pontificado de León XIV: un corazón pastoral para los vulnerables y una visión global que insiste en poner la dignidad humana en el centro de todo debate, ya sea económico, social o tecnológico.
FUENTE: ZENIT – Espanol