Matthew 17:22-27

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús profetiza su crucifixión y resurrección: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará”.

Lo que permitió a los primeros cristianos levantar la cruz, cantar sus alabanzas, usarla como decoración, es el hecho de que Dios levantó y ratificó precisamente a este Jesús crucificado. “Al autor de la vida lo mataron, pero Dios lo resucitó de entre los muertos”. Por lo tanto, Dios estuvo involucrado en este terrible hecho; Dios estaba allí, obrando sus propósitos salvíficos.

Pero ¿qué significa esto? A lo largo de los siglos del cristianismo, ha habido numerosos intentos de nombrar la naturaleza salvífica de la cruz. Déjame ofrecerte una perspectiva al respecto. Para los primeros cristianos estaba claro que, de alguna manera, en esa terrible cruz, el pecado había sido resuelto. La maldición del pecado había sido eliminada, resuelta. En esa terrible cruz, Jesús funcionó como el “Cordero de Dios”, sacrificado por el pecado.

¿Significa esto que Dios Padre es un jefe cruel que exige un sacrificio sangriento para aplacar su ira? No. La crucifixión de Jesús fue la apertura del corazón divino para que pudiéramos ver que ningún pecado nuestro podría separarnos finalmente del amor de Dios.

Clara de Asís, Santa

Memoria Litúrgica, 11 de agosto

Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Virgen y Fundadora

Martirologio Romano: Memoria de santa Clara, virgen, que, como primer ejemplo de las Damas Pobres de la Orden de los Hermanos Menores, siguió a san Francisco, llevando una áspera vida en Asís, en la Umbría, pero, en cambio, rica en obras de caridad y de piedad. Enamorada de verdad por la pobreza, no consintió ser apartada de la misma ni siquiera en la extrema indigencia y enfermedad († 1253).

Breve Biografía

Nació en Asís el año 1193. Fue conciudadana, contemporánea y discípula de San Francisco y quiso seguir el camino de austeridad señalado por él a pesar de la durísima oposición familiar.

Si retrocedemos en la historia, vemos a la puerta de la iglesia de Santa María de los Ángeles (llamada también de la Porciúncula), distante un kilómetro y medio de la ciudad de Asís, a Clara Favarone, joven de dieciocho años, perteneciente a la familia del opulento conde de Sasso Rosso.

En la noche del domingo de ramos, Clara había abandonado su casa, el palacio de sus padres, y estaba allí, en la iglesia de Santa María de los Ángeles. La aguardaban san Francisco y varios sacerdotes, con cirios encendidos, entonando el Veni Creátor Spíritus.

Dentro del templo, Clara cambia su ropa de terciopelo y brocado por el hábito que recibe de las manos de Francisco, que corta sus hermosas trenzas rubias y cubre la cabeza de la joven con un velo negro. A la mañana siguiente, familiares y amigos invaden el templo. Ruegan y amenazan. Piensan que la joven debería regresar a la casa paterna. Grita y se lamenta el padre. La madre llora y exclama: «Está embrujada». Era el 18 de marzo de 1212.

Cuando Francisco de Asís abandonó la casa de su padre, el rico comerciante Bernardone, Clara era una niña de once años. Siguió paso a paso esa vida de renunciamiento y amor al prójimo. Y con esa admiración fue creciendo el deseo de imitarlo.

Clara despertó la vocación de su hermana Inés y, con otras dieciséis jóvenes parientas, se dispuso a fundar una comunidad.

La hija de Favarone, caballero feudal de Asís, daba el ejemplo en todo. Cuidaba a los enfermos en los hospitales; dentro del convento realizaba los más humildes quehaceres. Pedía limosnas, pues esa era una de las normas de la institución. Las monjas debían vivir dependientes de la providencia divina: la limosna y el trabajo.

Corrieron los años. En el estío de 1253, en la iglesia de San Damián de Asís, el papa Inocencio IV la visitó en su lecho de muerte.

Unidas las manos, tuvo fuerzas para pedirle su bendición, con la indulgencia plenaria.

El Papa contestó, sollozando: «Quiera Dios, hija mía, que no necesite yo más que tú de la misericordia divina».

Lloran las monjas la agonía de Clara. Todo es silencio. Sólo un murmullo brota de los labios de la santa.

– Oh Señor, te alabo, te glorifico, por haberme creado.
Una de las monjas le preguntó:

– ¿Con quién hablas?
Ella contestó recitando el salmo.

– Preciosa es en presencia del Señor la muerte de sus santos.

Y expiró. Era el 11 de agosto de 1253.

Fue canonizada dos años más tarde, el 15 de agosto de 1255, por el papa Alejandro IV, quien en la bula correspondiente declaró que ella «fue alto candelabro de santidad», a cuya luz «acudieron y acuden muchas vírgenes para encender sus lámparas».

Santa Clara fundó la Orden de Damas Pobres de San Damián (hoy llamada Orden de las hermanas pobres de Santa Clara), llamadas normalmente Clarisas, rama femenina de los franciscanos, a la que gobernó con fidelidad exquisita al espíritu franciscano hasta su muerte y desde hace siete siglos reposa en la iglesia de las clarisas de Asís.

De ella dijo su biógrafo Tomás Celano: «Clara por su nombre; más clara por su vida; clarísima por su muerte».

¿Por qué el sufrimiento?

Santo Evangelio según san Mateo 17, 22-27. Lunes 19ª semana de Tiempo Ordinario

Por: H. Pablo Méndez, LC | Fuente: www.somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Que en este día pueda yo, Señor, continuar amándote con mi pequeña entrega de amor. Especialmente ahora, que me dispongo para hablar contigo, concédeme la gracia de no desear nada más que encontrarte a ti… Tan solo éso me basta.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 22-27

En aquel tiempo, se hallaba Jesús con sus discípulos en Galilea y les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar”. Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza.

Cuando llegaron a Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los recaudadores del impuesto para el templo y le dijeron: “¿Acaso tu maestro no paga el impuesto?” Él les respondió: “Si lo paga”.

Al entrar Pedro en la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes les cobran impuestos los reyes de la tierra, a los hijos o a los extraños?” Pedro le respondió: “A los extraños”. Entonces Jesús le dijo: “Por lo tanto, los hijos están exentos. Pero para no darles motivo de escándalo, ve al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Muy querida alma:

Has leído que mis discípulos se llenaron de tristeza al escuchar de mi pasión y muerte. Es difícil sufrir, pero quizá lo sea más el ver sufrir a alguien que amas entrañablemente, ¡y qué decir si se sufre sin ninguna culpa! El corazón llora sangre delante de una enfermedad incomprensible, delante de la muerte del inocente. Escucho ese grito que sube desde lo más profundo de tu corazón: «¿Por qué, Dios?, ¡¿por qué?!»

¿Sabes?, no soy de piedra. Tengo un corazón que también sufre… y sufre contigo…¡y sufre por ti! No soy indiferente a tu dolor. Sufro contigo, a tu lado. Muchas veces me sientas en el banquillo de los acusados y me preguntas iracundo el porqué del dolor y de la muerte… ¡como si Yo jamás hubiera sufrido! Mira la cruz. Dime, ¿todavía crees que no te entiendo?

Yo, en carne propia, he experimentado la traición de los amigos, la injusticia e ingratitud de los hombres, el dolor de los inocentes y hasta la muerte atroz. ¿Qué más necesito hacer para que veas que no soy indiferente a tu dolor?

Tú me preguntas porqué, y Yo te digo: Porque te amo. Es cierto que es más difícil amar que ser indiferente; es peor sufrir que no sufrir; nos da más miedo morir que vivir; es más desagradable llorar que no llorar… pero también es cierto que es mucho más hermoso llorar y ser consolado que jamás haber llorado; es mejor morir y resucitar que nunca haber muerto; es más bello sufrir y ser consolado que jamás haber sufrido… es mil veces mejor amar y ser correspondido que nunca haber amado por miedo a ser rechazado. Aquí me tienes. Quiero secar tus lágrimas, quiero resucitarte a una vida nueva, quiero sufrir a tu lado y consolarte… quiero amarte como nadie te puede amar. ¿Me lo permites?

Dios dice: ¡No más! He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia. Y ahí se manifiesta el rostro de nuestro Dios, el rostro del Padre que sufre ante el dolor, el maltrato, la inequidad en la vida de sus hijos; y su Palabra, su ley, se volvía símbolo de libertad, símbolo de alegría, de sabiduría y de luz.

«Y recuerdo también las palabras de la doctora que estaba a mi lado: “En su mayoría morirán, porque tienen malaria, fuerte, y están desnutridos”. Yo lo escuché. ¡No, ¡esto ya no debe suceder! El sufrimiento de los niños es, sin duda, el más difícil de aceptar. El gran Dostoievski se preguntaba: “¿Por qué sufren los niños?”. Tantas veces me pregunto lo mismo: ¿Por qué sufren los niños? Y no puedo encontrar una explicación. Solo miro al Crucificado e invoco el amor misericordioso del Padre por tanto sufrimiento».

(Mensaje de S.S. Francisco, 2 de marzo de 2019).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer una oración especial por los enfermos, especialmente si son niños, para que encuentren en Cristo su fortaleza.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Esta santa ayudará a que tu vida brille en agosto

Simone Martini PD

Annabelle Moseley – publicado el 01/08/23

Santa Clara de Asís es perfecta para guiarnos este agosto, mes que en nuestra tradición es dedicado al Inmaculado Corazón de María

Este mes, invoquemos a Santa Clara de Asís para que sea nuestra ayuda y guía especial. Le pedimos que interceda por nosotros para que perseveremos en la oración y brillemos con fe, como ella lo hizo.

Ella es perfecta para guiarnos este agosto, el mes que nuestra tradición dedica al Inmaculado Corazón de María. Después de todo, el Inmaculado Corazón resplandece con fulgor, y el nombre de Santa Clara en italiano significa luminosidad. 

Santa Clara de Asís recibió su nombre de una voz sagrada que su madre escuchó poco antes del parto que insistía: “Producirás una luz que iluminará el mundo con mayor claridad”. Por lo tanto, la bebé se llamó Chiara, del italiano para «brillo», traducido a «Clara» en español.

Esta bebé pronto se convertiría en la santa Clara, nacida de noble cuna y, sin embargo, lista para dejarlo todo una vez que fue fuertemente influenciada por el ejemplo de San Francisco de Asís. Cuando se negó a casarse y en su lugar hizo votos, se convirtió en la cabeza de la segunda orden de San Francisco. La Orden de las Clarisas se formó en el convento de San Damián. Clara pronto se unió allí con su madre y su hermana, Agnes, quien también se convirtió en santa. 

Clara tenía una poderosa devoción a la Sagrada Eucaristía . El 11 de agosto es la fiesta de Santa Clara.

Aquí hay tres citas de Santa Clara que nos darán sabiduría para afrontar nuestras propias vidas.  

1 EL AMOR QUE NO SABE DE SUFRIMIENTO NO ES DIGNO DE ESE NOMBRE

Mantengamos encendido en nuestro corazón el deseo de “ofrecerlo”. ¿Qué significa eso? Significa estar en estado de gracia, y luego aceptar cualquier dificultad que se nos presente con una actitud buena y paciente que nos permita ofrecerlo a Dios por las almas del purgatorio, la conversión de los pecadores o la reparación al Inmaculado Corazón de María, por ejemplo.

Al hacer un sacrificio puedes rezar esta aspiración (una de las siete oraciones de Fátima):

Oh Jesús, te ofrezco esto por amor a Ti, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.

También puede cubrir toda la jornada con anticipación al comenzar el día rezando una ofrenda matutina .

2 NO OS TURBÉIS POR EL CLAMOR DEL MUNDO, QUE PASA COMO UNA SOMBRA

Seamos realistas, es fácil distraerse o perturbarse por las cargas de la vida, las hostilidades y el descuido de las personas. Es más difícil estar molesto por estas cosas cuando recordamos cuán fugaz es la vida, pero cuán confiable y constante es Dios; por lo que debemos fijar nuestros ojos en Él. Cuando lo hacemos, esas cosas que solían molestarnos se vuelven más fáciles de manejar.

Intenta imprimir esta cita de Santa Clara y colócala en algún lugar donde suelas sentir preocupación, como tu cama, automóvil o escritorio. Cuando el peso del mundo te apriete, relee estas sabias palabras de Santa Clara y recuerda: todo pasa excepto Dios.

¡De repente, te sentirás mucho más ligero! ¿Todavía estresado? Trata de leer este salmo , y vuelve a leer hasta que un versículo salte a la vista como el que tiene la intención de darte un gran consuelo y paz. Este salmo recuerda la naturaleza fugaz de la vida y la fuerza protectora de Dios. Es una gran manera de aumentar la confianza en el Señor.

3 BENDITO SEAS, DIOS MÍO, POR HABERME CREADO

Qué maravillosa cita de Santa Clara, una que podemos memorizar fácilmente y repetir de vez en cuando a lo largo de nuestro día para cultivar más gratitud. Es algo tan alegre de recordar: ¡Dios me planeó! Esta comprensión nos recuerda cuán digno de alabanza es Dios. En este espíritu, recemos las Divinas Alabanzas .

Basados ​​en estos tres frases, si seguimos el consejo de Santa Clara seremos más amorosos, pacíficos y agradecidos. Recordar que el sufrimiento es parte del amor nos puede consolar y ayudar a amar con más abandono y a sufrir con más nobleza. Recordemos que cuando el mundo, o las personas en él, pesan sobre nosotros, todo pasa como una sombra y debemos mantener la mirada fija en lo que nunca cambia: Dios.

Y finalmente, ¡recordemos ser agradecidos! Dios nos creó, nos diseñó y nos dio vida. Qué bueno es Dios y qué maravilloso, haberte planeado, mucho antes de que nacieras. “ Porque tú creaste mi ser más íntimo; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy hecho maravillosamente… ” (Sal 139:13-14)

Celebra este mes

Para celebrar la influencia de Santa Clara, que era famosa por su especial devoción al Santísimo Sacramento, ¡ve a la Adoración Eucarística! 

¡Santa Clara de Asís, ruega por nosotros!