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Referencias Bíblicas
• Matthew 16:13-23
• Obispo Robert Barron

 

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús hace esa pregunta devastadora a los discípulos: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Los discípulos no responden. ¿Estarían atemorizados? Quizás. Finalmente Simón Pedro responde: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Tú eres el Mashiach, el “Ungido”, el Salvador tan esperado, pero aún mucho más, tú eres el Hijo de Dios, no simplemente un héroe humano. Esta es la fe mística presente en el corazón del Cristianismo. Tener la fe de Pedro es ser cristiano; negarla es negar el cristianismo.



Y entonces llegan esas palabras asombrosas de Jesús: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo”. Este conocimiento no provino de la propia especulación inteligente de Simón Pedro. Vino de lo alto, a través de la gracia de Dios. Y por esto Pedro es una roca.



La Iglesia no está edificada sobre cimientos terrenales de ningún tipo, sino sobre un cimiento místico; nacida de la fe de Pedro en el Dios que se revela. La Iglesia no es democrática ni aristocrática —es carismática. Y de ahí viene su poder.

 

 

León XIV: Que la amenaza de destrucción ceda el paso al diálogo

 

 

Al final de la audiencia general, el Papa recordó el 80 aniversario de los bombardeos atómicos sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, «acontecimientos trágicos» que siguen siendo «una advertencia universal» contra «las devastaciones» causadas por los conflictos y las armas nucleares: que en un mundo marcado por tensiones y guerras, se pueda redescubrir la justicia y se renueve la «confianza en la fraternidad».

Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano

En pleno verano romano, el eco de una tragedia lejana en el tiempo, pero cercana a la conciencia de la humanidad, resuena hoy, 6 de agosto, en la Plaza de San Pedro. El Papa León XIV, al concluir su audiencia general, hizo un emotivo llamamiento a la comunidad internacional, recordando el 80.º aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima, preludio del bombardeo de Nagasaki, que se conmemorará el 9 de agosto.

La «devastación» de las guerras y las armas nucleares

“Deseo asegurar mis oraciones”, declaró el Pontífice, “por todos aquellos que han sufrido las consecuencias físicas, psicológicas y sociales”. Continuando con su llamado, el Papa afirmó: “A pesar del paso de los años, estos trágicos acontecimientos constituyen una advertencia universal contra la devastación causada por las guerras y, en particular, por las armas nucleares”. Estas palabras se hacen eco de las contenidas en el mensaje enviado a Monseñor Alexis Mitsuru Shirahama, Obispo de Hiroshima, en el que León XIV instó a la gente a tener “la valentía de deponer las armas”, especialmente “las capaces de causar catástrofes indecibles”.

Recurrir a la justicia, al diálogo y a la fraternidad

En un contexto internacional «marcado por fuertes tensiones y conflictos sangrientos», el Papa renueva su llamamiento a superar la lógica de la disuasión nuclear: «Espero que, en el mundo contemporáneo, la seguridad ilusoria basada en la amenaza de la destrucción mutua ceda el paso a los instrumentos de la justicia, a la práctica del diálogo y a la confianza en la fraternidad».

 

 

Cayetano de Thiene, Santo

Memoria Litúrgica, 7 de agosto

 

Por: n/a | Fuente: Corazones.org
Sacerdote y Fundador

Martirologio Romano: San Cayetano de Thiene, presbítero, que en Nápoles, en la región de la Campania, se entregó piadosamente a obras de caridad, especialmente a favor de los aquejados de enfermedades incurables, promovió cofradías para formar religiosamente a los laicos e instituyó los Clérigos Regulares, para la reforma de la Iglesia, enseñando a sus discípulos a seguir la primitiva manera de vida apostólica († 1547).

Etimología: Cayetano = alegre. Viene de la lengua latina.

Breve Biografía

Su padre, el Conde Gaspar de Thiene y su madre María di Porto. El padre murió cuando los dos

hermanos eran muy pequeños. Su piadosa madre dio a sus hijos un admirable ejemplo.

Cayetano estudió 4 años en la Universidad de Padua donde se distinguió en la teología y se doctoró en derecho civil y canónico en 1504. Fue nombrado senador en Vicenza.


Estaba, sin embargo, decidido a seguir los estudios sacerdotales. Se trasladó a Roma en 1506. Decía que Dios le llamaba a realizar una gran obra. Al poco tiempo fue nombrado secretario privado del Papa Julio II. Ayudaba al Papa a escribir las cartas apostólicas. Conoció de cerca a cardenales y prelados.

El Papa muere en 1513 y Cayetano decide no continuar en el cargo. Se preparó durante 3 años para ser sacerdote. Fue ordenado en 1516, a los 36 años. Celebra su primera misa y queda sobrecogido por el don del que no se considera digno.

 

 

Funda en Roma la «Cofradía del Amor Divino», una asociación de clérigos que se dedicaba a promover la gloria de Dios. Tuvo su primera experiencia pastoral en la parroquia de Santa María de Malo, cerca de Vicenza; luego se dedicó a cuidar los santuarios esparcidos por el monte Soratte.

Ingresó en el oratorio de San Jerónimo que tenía los mismos fines que la cofradía del Amor Divino, pero incluía a laicos pobres. Sus amigos se molestaron mucho por eso, porque consideraban que aquello era indigno para un hombre de gran alcurnia como él. A Cayetano no le importó. Ayudaba y servía personalmente a los pobres y enfermos de la ciudad y atendía a los pacientes de las enfermedades repugnantes.

Cayetano se preocupaba mucho por el bien espiritual de su congregación. Solía decir: «En el oratorio rendimos a Dios el homenaje de la adoración, en el hospital le encontramos personalmente».

Fundó otro oratorio en Verona. Se trasladó a Venecia en 1520, siguiendo el consejo de su confesor, Juan Bautista de Crema, un dominico santo y prudente. Se alojó en el hospital de la ciudad y siguió la misma forma de vida. Se le consideraba fundador principal del hospital por todos los regalos que hizo.

La Eucaristía

 

Implantó la bendición con el Santísimo Sacramento y promovió la comunión frecuente, en los 3 años que vivió en Venecia. Escribió: «No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza».

La cristiandad pasaba por un periodo de crisis. La corrupción debilitaba a la Iglesia. Cayetano era uno de los que más imploraban la verdadera reforma de vida y de costumbres dentro de la Iglesia. Repetía a menudo: «Cristo espera, ninguno se mueve».

Fundador

San Cayetano regresó a Roma para hablar de la reforma con los miembros de la Cofradía del Amor Divino en 1523, en compañía del obispo de Teato Giampietro Carafa, de Bonifacio Colli y de Pablo Consiglieri. No solo predicó la reforma, sino la llevó a cabo fundando con sus tres compañeros una orden de Clérigos Regulares que tomasen como modelo la vida de los Apóstoles. La llamaron «Ordo Regularium Theatinorum» o Congregación de los Teatinos (el nombre de padres teatinos viene del episcopado de «Teate Marrucinorum» ), y tenía como finalidad principal la renovación del clero.

Clemente VII aprobó la fundación el 14 de septiembre de 1524. Cayetano renuncia a todos sus bienes y Carafa a los 2 episcopados de Brindis y de Chieti.

Los 4 primeros miembros visten sus hábitos religiosos y hacen los votos en San Pedro, ante un delegado pontificio. Carafa es nombrado superior general de la orden. Aparte de la renovación del clero, sus otros objetivos eran la predicación de la sana doctrina, el cuidado de los enfermos y la restauración del uso frecuente de los Sacramentos.

Los seguidores no eran muchos. A los 4 años, en 1527, cuando la orden tenía 12 miembros, el ejercito saqueó la ciudad, la casa fue destruida y ellos escaparon a Venecia. En 1530 San Cayetano sucede a Carafa en el cargo de superior. Por su humildad, lo hace con renuencia.

Trabaja enérgicamente por la reforma del clero. En 1533, Carafa fue elegido superior general por segunda vez. Cayetano es enviado a Verona, donde recibe oposición a sus reformas.

 

Viaja a Nápoles para fundar una casa de su orden. Recibe una casa donada por el conde de Oppido y rechaza otros terrenos. El conde alega que los napolitanos no eran tan ricos y generosos como los venecianos a los que San Cayetano le responde: «Tal vez tengáis razón, pero Dios es el mismo en ambas ciudades. Dios está en Nápoles como en Venecia».

Se quedó en Nápoles donde había mas trabajo. La ciudad mejoró notablemente gracias a las prédicas y el trabajo apostólico del santo, que en ocasiones tuvo que enfrentarse con laicos y religiosos que predicaban el calvinismo, el luteranismo y otros errores.

Fundó con el Beato Juan Marinoni los «Montes de Piedad» para liberar de la miseria a los pobres y marginados. Esta obra fue aprobada poco antes del Concilio de Letrán. En sus últimos años de vida abrió hospicios para ancianos y fundó hospitales.

Cae enfermo en el verano de 1547. Los médicos le aconsejan poner un colchón sobre su cama de tablas, el respondió: «Mi salvador murió en la cruz; dejadme pues, morir también sobre un madero».

Murió en Nápoles a la edad de 77 años, el domingo 7 de agosto de 1547.

Ocho años después de su muerte, el teatino Carafa fue elegido Papa, con el nombre Pablo IV, un auténtico reformador, aunque su pontificado fue muy impopular.

Cayetano fue canonizado en 1671 después que la comisión encargada terminara de examinar rigurosamente los numerosos milagros.

ORACIÓN

Glorioso San Cayetano,
 aclamado por todos los pueblos
 padre de providencia porque socorres con grandes milagros
 a cuantos te invocan en sus necesidades:
acudo a tu altar,
suplicando que presentes al Señor
 los deseos que confiadamente deposito en tus manos.


 (Aquí se expresan las gracias que se desea obtener)

Haz que estas gracias,
que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia,
sabiendo que Dios
 (que viste de hermosura las flores del campo
 y alimenta con largueza las aves del cielo) 
me dará las demás cosas por añadidura.
 Amén.

 

 

No separar la gloria de la cruz

Santo Evangelio según San Mateo 16, 13-23.

 

 

Jueves 18ª semana de Tiempo Ordinario.
Por: H. Jesús Salazar, L.C.
Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia para poder descubrir quién eres para mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23

 

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas».

Luego les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

Jesús le dijo entonces: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo». Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: «No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti». Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!»

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando invertimos estos minutos a la oración con la Palabra, lo hacemos porque estamos en búsqueda, porque tenemos el anhelo de profundizar y conocer realmente quién es Jesús en nuestra vida.

Todos tenemos una experiencia diferente de Dios. Algunos han sido católicos desde siempre, otros hemos redescubierto la fe, otros hemos tenido una conversión reciente, otros creen en Dios sólo como un ser superior. Sin importar cuál ha sido nuestro camino para buscar a Dios, hoy Jesús nos dice ¡Alto! Si dices que me conoces, ¿quién soy yo para ti? En una verdadera relación no valen las respuestas prefabricadas o los tópicos de lo que dicen los demás. Podríamos parar nuestra meditación aquí y dedicar unos minutos a la contemplación de esta pregunta que quizás nos lleve un tiempo responder; sin embargo, el Evangelio nos da unas luces para poder buscar una mejor respuesta.

En nuestra historia, con nuestros actos buenos y caídas nos puede suceder algo muy similar a Pedro. En ocasiones nos sentimos muy cerca de Dios y somos capaces de decir desde el corazón ¡Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo! Esta respuesta interiorizada, aunque con otras palabras quizás, nos hacen vivir un pedazo de cielo en la tierra; es la revelación del Espíritu Santo en nuestra propia historia después de algún momento fuerte de oración, retiro o apostolado donde tocamos la carne de Cristo en el necesitado.

Por otro lado, debido a nuestra debilidad humana, también podemos tener una respuesta como Pedro cuando se lleva aparte a Jesús; le queremos huir a la cruz y al sufrimiento; nos escuchamos más a nosotros mismos que a Dios.

La cruz tiene una razón de ser en nuestra historia de vida, porque ella nos permite ser uno con Cristo, y ayudar en el sacrificio de salvación para que nuestros seres más queridos y muchos más lleguen al cielo.

El cristiano que busca el rostro de Dios, conocer a Cristo profundamente, está afianzado en roca firme y los poderes del infierno no lo podrán vencer.

Pedro reacciona: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte», y se transforma inmediatamente en piedra de tropiezo en el camino del Mesías; y creyendo defender los derechos de Dios, sin darse cuenta se transforma en su enemigo (lo llama «Satanás»). Contemplar la vida de Pedro y su confesión, es también aprender a conocer las tentaciones que acompañarán la vida del discípulo. Como Pedro, como Iglesia, estaremos siempre tentados por esos «secreteos» del maligno que serán piedra de tropiezo para la misión. Y digo «secreteos» porque el demonio seduce a escondidas, procurando que no se conozca su intención, «se comporta como vano enamorado en querer mantenerse en secreto y no ser descubierto».
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicaré un tiempo a la reflexión de cómo afronto las cruces en mi vida y qué lugar ocupa Cristo en ella.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.


Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!


¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

Esta famosa imagen de la Virgen surgió tras una crisis matrimonial

El entonces arzobispo Jorge Bergoglio trajo esta devoción a Argentina luego de ver el cuadro en una iglesia en Alemania

 

La historia de la devoción a «María Desatanudos» (Maria Knotenlöserin, en alemán) es la historia de un divorcio que nunca ocurrió, gracias a la intervención milagrosa de la Santísima Virgen María.

Ese milagro fue representado en una pintura, que el Papa Francisco, cuando era el arzobispo Jorge Bergoglio, vio colgando sobre el altar de una iglesia en Alemania. Impactado por la imagen y la historia detrás de él, dedicó a la Santísima Madre ese título y llevó su devoción a Argentina.

El origen en Alemania

La historia se remonta a aproximadamente el año 1700, cuando se le pidió al pintor alemán Johann Melchior Georg Schmittdner que realizara una pintura para el altar de la noble familia alemana Langenmantel. Eligió como tema un evento que le había ocurrido a esa misma familia unos 85 años antes, y que era fundamental para la historia familiar.

Según un relato de Richard Lenar de la Universidad de Dayton, en 1612 el noble alemán Wolfgang Langenmantel y su esposa, Sophie Imoff, estaban al borde del divorcio. En un intento por salvar su matrimonio, Wolfgang buscó consejo en varias ocasiones al padre Jacob Rem, un sacerdote jesuita, conocido por su piedad y sabiduría, y que, según se creía, había experimentado una aparición de la Virgen María.

El día de su última reunión juntos, el padre Rem había estado orando en la capilla de su monasterio ante una imagen de la Virgen María bajo el título de «Nuestra Señora de los Dolores».

Cuando Wolfgang conoció al padre Rem, le entregó el lazo de su boda, que, según la costumbre, había atado a los novios como símbolo de su unión de por vida. Mientras oraba con Wolfgang, el sacerdote lanzó la cinta al aire y se desataron sus nudos.

 

 

Lenar escribe: “Cuando el padre Rem tomo de nuevo la cinta, se había vuelto intensamente blanca. Gracias a este milagroso suceso, Wolfgang y Sophie pudieron evitar el divorcio y continuar su matrimonio».

La pintura basada en esta historia muestra a la Virgen María desatando los nudos de la vida matrimonial. Lenar explica el simbolismo en la pintura:

«El aplastamiento de la serpiente ilustra que María es la Inmaculada Concepción, ya que ella, como la única exenta por gracia especial de toda mancha del pecado original, es el oponente eterno de la serpiente. La paloma es una referencia a María como la Novia del Espíritu Santo. Los ángeles asisten a la Santísima Madre; uno le presenta los nudos de nuestras vidas a ella, mientras que otro ángel nos presenta la cinta, liberada de nudos, para nosotros. Debajo de María, el preocupado noble Wolfgang, acompañado por el Arcángel Rafael, camina hacia un monasterio».

Aunque la devoción a «María Desatanudos» se remonta a san Ireneo en el siglo II, según Lenar, solo se hizo popular recientemente, en parte gracias a los esfuerzos del Papa Francisco. Aquellos que acuden a María para ayudar a desatar sus nudos no solo vienen por problemas matrimoniales, sino también por cualquier problema aparentemente insuperable que exija su intercesión.

 

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