Notas Sobre El Padrenuestro

Evangelio del día domingo 20/07/2025

Lucas 11, 1-13

 

Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Entonces Jesús les dijo: «Cuando oren, digan:
‘Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros perdonamos
a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en tentación’ «.

También les dijo: «Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: ‘Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Pero él le responde desde dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados’. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.

Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé una piedra? ¿O cuando le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?»

Palabra del Señor

 

 

 

Notas Sobre El Padre Nuestro

Si bien Jesús, nos enseña que la oración más auténtica y porque no, la más eficaz, es aquella que se hace en lo íntimo del corazón y en la soledad de nuestra habitación, nos ha legado una oración no en clave personal sino comunitaria. Siete peticiones que hacemos en nombre de todos. La versión de Lucas es un poco más corta, por ello nos basamos en la versión de Mateo 6:9-13 para hacer una breve reflexión sobre las siete peticiones incluidas en esta cita.

Padre nuestro que estás en el cielo:

 

Porque Cristo nos ha recordado la relación filial que tenemos con Dios y que ha restablecido al hacerse uno de nosotros, morir y resucitar. A demás, porque la forma de amar de Dios a los hombres, revelado a través de los siglos, se identifica con el amor de Padre. Es un Padre que guía, reprende y perdona.

Miramos al cielo, al referirnos a Él para distinguirlo de todo el mundo circundante. Porque, a pesar de ser cercano, Dios, es el totalmente otro.

Santificado sea tu nombre:

Primera petición en la que reconocemos que el nombre Dios es poderoso y es santo. Por tanto debe ser nombrado para bendecir, para pedir, para suplicar. No es lejana la relación con el segundo mandamiento de la ley de Dios: No tomarás el nombre de Dios en vano.

Venga a nosotros tu reino:

Porque anhelamos vivir con Dios no sólo en la vida futura, si no también ahora en la vida terrena. Es decir que Dios reine en nuestra vida pero también que seamos cooperadores del reino de Dios en medio de nosotros. Es querer ganar el cielo, por tanto es pedir la fuerza y la gracia que sólo Dios puede dar para cumplir sus mandamientos. Es querer mantenernos en la verdad.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo:

Petición que pone la vida del hombre en las manos de Dios. Es creer en su providencia y nos recuerda la oración de Jesús en Getsemaní. Es saber que Dios quiere lo mejor para nosotros a pesar de que en ciertas circunstancias no lo comprendamos.

Danos hoy nuestro pan de cada día:

Es pedir estar en estado de gracia para poder comer el cuerpo de Cristo. Rogar por el trabajo que nos asegure el sustento diario. Y es la apertura del corazón, para compartir con aquel que no tiene.

Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden:

Es reconocer nuestras faltas pero confiadamente. Sabiendo que hay un Padre misericordioso. Pero que nos exige, igualmente, misericordia y capacidad de perdonar. Nos remite a la pregunta de Pedro a Jesús: Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?» Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»( Mt 18, 21-22). Y más adelante, en el mismo capítulo, Jesús narra la parábola del Rey que perdona la deuda al súbdito, pero este lejos de imitar a su amo mete en la cárcel a quien le debía mucho menos. Al enterarse el rey de esto, castiga al criado malvado y lo lleva a prisión, figura ineludible de la condena eterna.

No nos dejes caer en tentación:

Es reconocer nuestra debilidad y una expresión de fe en la acción de Dios. Es pedir que su mano no se aleje de nosotros pues sin ella nos perderíamos. Sin su ayuda nada podemos hacer. Pero lo que es imposible para el hombre, Dios lo hace posible.

Y líbranos del mal:

Es el reconocimiento del mal, como lo totalmente opuesto al querer de Dios. Es estar despiertos para descubrir a los lobos disfrazados de ovejas. Pedir a Dios que nos ayude a discernir el camino correcto. Y rogar para que nos guarde de las asechanzas del maligno.

Una Voz de Pax