Matthew 23:13-22

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús lanza un ataque a los escribas y fariseos.

El Hijo enseña, sana, predica y perdona a quienes se sienten lejos de la misericordia de Dios. Él es la mano que el Padre extiende a los pecadores y a los que están perdidos. Y por la misma razón, Él es juez de un mundo pecador. Cuando aparece la luz del amor perdonador de Dios, las sombras del pecado se vuelven más profundas y obvias. Bajo Su luz no hay dónde esconderse. Y Jesús, la Palabra del Padre, brinda voz a este juicio: “Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas . . .”

El Hijo menciona todos aquellos poderes que se oponen a las intenciones creativas y amorosas del Padre. Habla con palabras de juicio sobre un mundo que se ha acomodado al pecado. Él “canaliza” los sentimientos del Padre hacia el mundo: un amor intenso y perdonador para aquellos que están perdidos, y un desprecio igualmente intenso hacia las estructuras de la oscuridad.

Santiago el Mayor, Santo

Apóstol, 25 de julio

Por: Redacción | Fuente: Corazones.org

Apóstol del Señor

Martirologio Romano: Solemnidad del apóstol Santiago, hijo del Zebedeo y hermano de san Juan Evangelista, que con Pedro y Juan fue testigo de la transfiguración y de la agonía del Señor. Decapitado poco antes de la fiesta de Pascua por Herodes Agripa, fue el primero de los apóstoles que recibió la corona del martirio (s. I).

Etimológicamente: Santiago = Dios, recompensara, es de origen hebreo

Breve Biografía

Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret.

Recibieron de Cristo el nombre «Boanerges», significando hijos del trueno, por su impetuosidad.

En los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo. Fue uno de los tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y luego Jesús le invitó, también con Pedro y Juan, a compartir mas de cerca Su oración en el Monte de los Olivos.

Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la Buena Nueva. Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España.

Primero a Galicia, donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy conocida como Zaragoza. La Leyenda Aurea de Jacobus de Voragine nos cuenta que las enseñanzas del Apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo. Estos eran conocidos como los «Siete Convertidos de Zaragoza». Las cosas cambiaron cuando la Virgen Santísima se apareció al Apóstol en esa ciudad, aparición conocida como la Virgen del Pilar. Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los corazones a la evangelización de España.

En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41 AD (día en que la liturgia actual celebra La Anunciación). Según una leyenda, su acusador se arrepintió antes que mataran a Santiago por lo que también fue decapitado. Santiago es conocido como «el Mayor», distinguiéndolo del otro Apóstol, Santiago el Menor.

La tradición también relata que los discípulos de Santiago recogieron su cuerpo y lo trasladaron a Galicia (extremo norte-oeste de España). Su restos mortales están en la basílica edificada en su honor en Santiago de Compostela. En España, Santiago es el mas conocido y querido de todos los santos. En América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol en Chile, República Dominicana, Ecuador, Cuba y otros países.

Este enlace te ayudará a hacer la Novena a Santiago el Mayor

El reto de estar junto a Cristo

Santo Evangelio según San Mateo 20,20-28. Festividad de Santiago apóstol

Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Protégeme, Dios mío, porque me refugio en Ti.
Yo digo al Señor, «Señor, Tú eres mi bien, no hay nada superior a Ti.»
El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte!
Tengo siempre presente al Señor; con Él a mi derecha no vacilaré.
Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
(Salmo 16)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 20,20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?» Ella respondió: «Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino». Pero Jesús replicó: «No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?». Ellos contestaron: «Sí podemos». Y él les dijo: «Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado».

Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: «Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos».

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Es bastante obvio que Santiago y Juan eran ambiciosos. No les bastaba con el honor de estar en el selecto grupo de los Doce. Querían ser la mano derecha e izquierda del Maestro. Buscaban lo mejor en este nuevo Reino que Jesús anunciaba. No había límites en su objetivo y le expusieron claramente -por medio de su madre- aquello que deseaban.

¿Qué tipo de ambición es ésta? ¿Acaso buscaban un cargo de honor y poder en el Reino de la humildad y mansedumbre? Tal vez algo sí; somos humanos y se pueden colar intenciones egoístas de por medio. O tal vez no, sobre todo si recordamos el primer encuentro con Jesús. Juan había sido discípulo del Bautista, escuchó la exclamación «¡He aquí el Cordero de Dios!» y sin pensarlo dos veces se adhirió al grupo de seguidores de Jesús. En ese momento, Jesús da media vuelta, lo mira y le pregunta: «¿Qué buscas?» Tal vez, con el paso del tiempo, la búsqueda seguía siendo la misma: «Maestro, ¿dónde vives?» (Jn 1, 35-39). Un camino de descubrir y encontrarse profundamente con el Salvador, el Maestro, el Amigo.

Es cierto, de todas maneras, Santiago y Juan eran ambiciosos. Por algo se llamaban los «hijos del Trueno». Donde caen tienen que hacer ruido y deslumbrar. Y no sólo por el temperamento. Seguramente su mismo corazón era como de trueno, que nace de una fricción muy fuerte en las alturas y que conecta el cielo con la tierra. Su mismo amor era como un trueno: ¡A los pocos años el resplandor de Santiago llegaría hasta el extremo del imperio Romano, allá por España!

La sana ambición es una fuente de energía. ¿Y si nuestra ambición tiene el único motivo del amor? Amar más, amar mejor, estar lo más cerca posible del Señor. Con esta fuerza como de un trueno, el amor deja de ser una idea bonita pero abstracta. El amor se traduce en beber el cáliz de la cruz; la ambición se hace carne en el servicio más humilde. Para el que ama de verdad a Cristo, no hay reto demasiado exigente.

«Ir por los caminos siguiendo la «locura» de nuestro Dios que nos enseña a encontrarlo en el hambriento, en el sediento, en el desnudo, en el enfermo, en el amigo caído en desgracia, en el que está preso, en el prófugo y el emigrante, en el vecino que está solo. Ir por los caminos de nuestro Dios que nos invita a ser actores políticos, pensadores, movilizadores sociales. Que nos incita a pensar en una economía más solidaria que esta. En todos los ámbitos en los que nos encontremos, ese amor de Dios nos invita llevar la Buena Nueva, haciendo de la propia vida una entrega a él y a los demás. Esto significa ser valerosos, esto significa ser libres.»

(Discurso de S.S. Francisco, 30 de julio del 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy pondré un esfuerzo especial en mi trabajo o responsabilidades, ofreciéndole al Señor lo mejor de mí.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Santiago Apóstol, un hijo del Trueno muy cercano a Jesús 

Dolors Massot – publicado el 25/07/15 – actualizado el 24/07/24

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Santiago Apóstol se percibe en el Evangelio de temperamento apasionado y carácter enérgico. Por eso, Jesús lo llamó “hijo del trueno”, igual que a su hermano Juan

Santiago Apóstol también es conocido como Jacobo (del hebreo Jacob), Jaime, Yago o Santiago el Mayor para distinguirlo del otro apóstol llamado Santiago el Menor. Era hijo de Zebedeo (cf. Mt 4, 21). En el Evangelio se percibe su temperamento apasionado y su carácter enérgico. Por eso Jesús le llama hijo de trueno, como a su hermano Juan:

«Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno».

Mc 3, 17

Este modo de ser impetuoso se nota en el relato siguiente:

«…ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: ‘Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?'»

Lc 9, 52-54

De pescador a apóstol

Fue llamado por Jesús cuando se encontraba pescando en el lago de Genesaret junto a su hermano Juan  (Mc 1,19-20):

“Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó y con ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron”.

En el evangelio de San Mateo también se le cita entre los Doce escogidos:

“Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.” (Mt 10, 2-4).

Entre los tres más unidos a Cristo

A lo largo de la vida pública de Jesús, Santiago está en el grupo de los tres apóstoles más vinculados a Cristo junto con san Pedro y san Juan.

Es testigo de la resurrección de la hija de Jairo (cfr. Mc 5, 21-43), de la Transfiguración de Jesús:

«Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén». (Lc 9, 28-31).

En el Huerto de los Olivos, Jesús los lleva aparte cuando va a orar y, una vez resucitado Jesús, fue testigo de ello en la aparición del Señor en el Lago de Tiberíades y la pesca milagrosa. También, los Hechos de los Apóstoles confirman que Santiago estaba en el Cenáculo en Pentecostés.

Martirio de Santiago Apóstol

El Apóstol Santiago fue condenado a muerte y decapitado por orden del rey de Judea Herodes Agripa I (Hch 12, 2). Esto nos permite fechar su fallecimiento entre los años 41 y 44, período del reinado.

La tumba del Apóstol Santiago se encuentra en la Catedral de Santiago de Compostela. Un estudio científico dictaminó en 1884 que verdaderamente están allí sus reliquias. Esto viene a confirmar el interés que desde hace muchos siglos despierta el Camino de Santiago.

Su fiesta se celebra el 25 de julio.