Matthew 10:34-42, Matthew 11:1

Amigos, en el Evangelio de hoy, el Señor explica lo que significa convertirse en discípulo. Una vez que tomamos la decisión de seguir a Jesús, todo lo demás que demanda supremacía debe hacerse a un lado. Cada uno de nosotros tiene algo que consideramos lo mejor. Quizás sea dinero, cosas materiales, poder, la estima de los demás, su país, partido político o su parte étnica. O tal vez su familia, sus hijos, su esposa, su esposo.

Todas estas cosas son buenas. Sin embargo, cuando uno coloca cualquiera de ellas en un centro de gravedad absoluto, las cosas saldrán mal. Cuando hacemos de cualquiera de ellas nuestro bien fundamental o final la vida espiritual se vuelve caótica. Cuando te apegas a cualquiera de ellas con una tenacidad absoluta te desmoronas.

Esto es lo que Jesús quiere decir en nuestro Evangelio de hoy. No es que debes odiar a tu familia, tu país o la riqueza sino desapegarte para que no se conviertan en ídolos. Y sólo si hacemos esto estaremos verdaderamente listos para la misión. Si intentamos hacer este trabajo mientras estamos enredados con cualquier cantidad de apegos fallaremos.

Camilo de Lelis, Santo

Memoria Litúrgica, 14 de julio

Fuente: ACIprensa.com

Presbítero y Fundador

Martirologio Romano: San Camilo de Lelis, presbítero, que nació cerca de Teano, en el Abruzo, y en su juventud siguió la carrera militar, dejándose arrastrar por los vicios propios de una juventud alegre y despreocupada, pero convertido de su mala vida, se entregó al cuidado de los enfermos incurables hospitalizados, a los que servía como al mismo Cristo. Ordenado sacerdote, puso en Roma los fundamentos de la Congregación de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos. ( 1614)

Etimológicamente: Camilo = Aquel que es el mensajero de Dios, es de origen hebreo.

Breve Biografía

Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa época adquirió el vicio del juego . Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria.

Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión.

Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.

Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital.

Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.

San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Siervos de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.

Fue canonizado en 1746 por S.S. Benedicto XIV.

No hay paz

Santo Evangelio según Mateo 10,34-11,1. Lunes 15ª semana de Tiempo Ordinario

Por: H. Iván Yoed González, L.C. | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, tengo deseos que no sé dónde saciar. Tantas veces he pensado que había encontrado lo que me haría feliz, pero nada ha llegado a satisfacerme por completo. He escuchado que Tú eres aquél que sacia verdaderamente. ¿Es así? Aquí estoy. Quiero comenzar esta experiencia.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 10,34-11,1

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «No piensen que he venido a traer la paz a la tierra; he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra: y los enemigos de cada uno, serán los de su propia familia.

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.

El que salve su vida, la perderá, y el que la pierda por mí, la salvará.

Quien los recibe a ustedes, me recibe a mí; y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado.

El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo.

Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa.»

Cuando acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, Jesús partió de ahí para enseñar y predicar en otras ciudades.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Me cuesta identificarme con el Evangelio, Señor. Yo estoy acostumbrado a vivir en un entorno donde cada quien puede pensar lo que quiere. Nadie tiene derecho a cuestionar a nadie. Parece falta de respeto hacerle ver a alguien que quizá se equivoca, o que aún no posee la verdad en todo. Parece que vivimos tan cercanos aceptándonos, mutuamente, nuestro estilo de vivir. Pero más bien vivimos alejados, y por eso el miedo a decir lo que creemos y por qué lo hacemos.

El que en Ti cree vive en una constante tensión. Pero es una sana tensión, una tensión como la de aquél que está siempre persiguiendo un ideal que ama y que sabe que lo alcanzará. Y su esperanza no se quiebra. Aquél que cree en Ti, sabe que vale la pena renunciar al «propio» modo de pensar y de sentir.

No hay paz para aquél que cree en Ti, si por paz decimos pasividad, tranquilidad, ausencia de problemas. Pero vaya que tiene mucha paz, si por paz entendemos aquel fruto que brota de la certeza de cumplir tu voluntad. Quien ama, aunque su amor le tenga en inquietud constante, descansa amando. Y muchas veces verá los frutos de su esfuerzo. Y muchos corazones volverán su vista hacia Ti.

El hombre que es auténtico, es feliz. El hombre que es sincero, tiene paz. El hombre que conforma su modo de vivir según tu ejemplo, irradia luz. El hombre que pierde su vida por Ti, la encuentra y la encuentra llena. Jamás perderá su recompensa.

«Pero ¿quién hace la unidad? El vínculo de la paz. Si no hay paz, si no somos capaces de saludarnos en el sentido más amplio de la palabra, de tener el corazón abierto con espíritu de paz, nunca habrá unidad. La unidad en el mundo, la unidad en las ciudades, en el barrio, en la familia. No por casualidad el espíritu del mal siembra guerras, siempre. celos, envidias, luchas, habladurías… son cosas que destruyen la paz y como consecuencia no puede haber unidad. Pero, ¿cómo debe comportarse, concretamente, un cristiano para hallar esta unidad? La respuesta, también ahora la encontramos en la carta paulina: ‘Comportaos de una manera digna… con toda humildad, mansedumbre y paciencia’.»

(Homilía de S.S. Francisco, 21 de octubre de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Voy a sembrar la paz al buscar renunciar a esa actitud que siembra división y disgustos con quienes convivo diariamente.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El santo católico que inspiró el uso de la Cruz Roja

PD

Philip Kosloski – publicado el 26/10/20 – actualizado el 11/07/25

Camilo de Lelis llevaba una cruz roja cuando ayudaba a los soldados heridos,un símbolo que después fue usado por la institución de salvamento

Tal vez no lo sepa mucha gente, pero el santo católico, Camilo de Lelis, tiene una fascinante vida que lo llevó a salvar heridos en las batallas, llevando en su hábito una cruz roja bordada.

Nacido en una familia militar, Camilo de Lelis se unió a su padre en el ejército y luchó en varias batallas en Italia.

Después de que su regimiento fuera disuelto, trabajó en un convento capuchino. Pero por una herida de guerra en la pierna y por una serie de acontecimientos, Dios quiso que terminara en un hospital en Roma. Allí sus heridas por fin fueron sanadas.

Decidió trabajar allí como enfermero, y pronto se convirtió en el director del hospital

Con el consejo de su director espiritual, san Felipe Neri, estudió para hacerse sacerdote y poco después fundó una orden religiosa dedicada a servir a los enfermos.

Camilianos

En 1582, De Lelis fundó la Orden de los Clérigos Regulares, Ministros de los Enfermos (M.I.), que más tarde fue conocida como los camilianos.

Como tenía un conocimiento especial de lo militar y experiencia como soldado herido, De Lelis y sus compañeros acompañaban a ejércitos y asistían a los heridos en el campo de batalla.

Para distinguirse, llevaban una sotana negra con una vívida cruz roja.

Así interpretan los camilianos su historia:

«Durante la batalla de Canizza en 1601, el Señor permitió que sucediera un acontecimiento milagroso que manifestó su aprobación a la cruz roja de san Camilo.

Mientras los camilianos estaban atareados con los heridos, la tienda en la que estaban y en la que tenían todo su equipamiento y suministros quedó completamente destruida y quemada.

Todo lo que había dentro fue destruido, excepto la cruz roja de un hábito perteneciente a uno de los camilianos que atendía a los heridos en el campo de batalla».

Sin embargo, aunque los camilianos eran vistos a menudo en el campo de batalla, su orden no era lo bastante grande como para acompañar a todos los ejércitos.

Símbolo reconocible de la ayuda

Esto implicaba que cada país tenía símbolos diferentes para representar a sus servicios médicos militares.

Al ver esta discrepancia, en 1862, y también debido al incremento de los heridos a causa de la tecnología de las armas de fuego, Henry Dunant propuso mejoras para ayudar a aliviar la situación:

«Establecer, en tiempo de paz y en todos los países, grupos de voluntarios que prestasen ayuda a las víctimas en los campos de batalla; lograr que los países aceptasen proteger a los voluntarios socorristas y a los heridos en el campo de batalla».

Un comité se reunió en 1863 para considerar sus propuestas y esto es lo que acordó:

«Adoptar un único signo distintivo, que contara con respaldo jurídico, para indicar la obligación de respetar a los servicios médicos de las fuerzas armadas, a los voluntarios socorristas de las sociedades que prestaban servicios de primeros auxilios y a las víctimas de los conflictos armados. El símbolo debía ser sencillo, identificable a distancia, conocido por todos e idéntico para amigos y adversarios. El emblema debía ser el mismo para todos y reconocible a nivel universal».

Cruz Roja

En 1864, la Primera Convención de Ginebra aprobó la cruz roja sobre un fondo blanco como un símbolo fácilmente identificable.

El símbolo buscó más inspiración en la bandera nacional de Suiza que en san Camilo de Lelis. Según explica Cruz Roja Internacional:

«Puesto que el símbolo debía reflejar la neutralidad de los servicios médicos de las fuerzas armadas y la protección que se les confería, el emblema adoptado se creó invirtiendo los colores de la bandera suiza».

Además, puesto que el blanco se considera tradicionalmente un símbolo de rendición, el blanco en el campo de batalla sería protegido.

Así que, aunque la Cruz Roja y los camilianos tienen emblemas similares y una misión casi idéntica, su inspiración difiere sustancialmente.