John 15:12-17
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús nos llama sus amigos.
Los psicólogos nos dicen que un verdadero amigo es alguien que nos ha visto en nuestro peor momento y aún nos ama. Si me has encontrado solo en mis mejores días no tengo ninguna garantía de que seas mi amigo. Pero cuando has tratado conmigo cuando era el más desagradable y aun así todavía me amas, entonces estoy seguro que eres mi amigo.
La vieja canción Gospel dice: “¡Qué buen amigo tenemos en Jesús!” Esto no es sentimentalismo piadoso sino el corazón del asunto. Lo que los primeros cristianos vieron en la muerte y resurrección de Jesús fue que matamos a Dios, y Dios regresó con un amor que perdona. Nos vio en nuestro peor momento, y nos amó de todos modos.
Entonces vieron la confirmación en carne y hueso de lo que Jesús había dicho la noche anterior a su muerte: “Ya no los llamo servidores. . . . Yo los llamo amigos”. Ellos se dieron cuenta, en el drama del misterio Pascual, que no solo se nos ha mostrado un nuevo camino, sino que hemos sido llevados a una nueva vida, una vida de amistad con Dios.
Desiderio de Langres, Santo
Obispo y Mártir, 23 de mayo
Por: Antonio Borrelli | Fuente: santiebeati.it
Martirologio Romano: En Langres, en la Galia Lugdunense, hoy Francia, martirio de san Desiderio, obispo, de quien se narra que viendo a su grey oprimida por los vándalos, se dirigió a su rey para suplicar por ella, pero por orden del monarca fue condenado a muerte, ofreciéndose así, libremente, por las ovejas que le habían sido confiadas. († c.355)
Breve Biografía
Su existencia en el siglo IV está garantizada por San Atanasio, que lo menciona como participante y subscritor del Concilio de Sárdica del año 343; su nombre aparece también en las actas del pseudo-concilio de Colonia del 346. San Desiderio ocupa el tercer lugar en la lista de obispos de Langres (Francia), aunque parece que era procedente de las inmediaciones de Génova, y designado a la sede de Langres de alguna manera milagrosa.
Un clérigo de dicha ciudad, de nombre Varnacario escribió, al inicio del siglo VII, un relato del martirio de San Desiderio, lo hizo basándose en tradiciones locales. Según Varnacario, el obispo Desiderio habría sido decapitado durante una invasión de los vándalos guiados por Croco; es posible que haya aquí una cierta confusión en las tradiciones locales, porque Langres tuvo diversas invasiones bárbaras, y la de los Alemanes comandados por el auténtico Croco (298-307) no coinciden con las fechas de permanencia de Desiderio como obispo de Langres; probablemente la mencionada invasión sea la de los Germanos entre los años 355 – 57, misma que fue repelida por el emperador Juliano el Apóstata.
Una leyenda dice que el santo obispo, después de su decapitación, como tantos otros “cefalóforos” (que cargan sus cabezas), recogió su cabeza y volvió a entrar en la ciudad a través de una apertura de la roca que se abrió para dejarlo pasar; esa abertura sigue siendo exhibida hoy.
El culto de san Desiderio de Langres es indisputablemente anterior al siglo VII, y el Martirologio Jeronimiano lo menciona el 11 de febrero; pero en el siglo XI, por error de un copista, error que luego fue copiado por otros, fue confundido con San Desiderio de Vienne. En la actualidad al Santo Obispo de Vienne se lo recuerda el 26 de mayo, y al de Lagres el 23 del mismo mes.
La ciudad de Langres lo recuerda el 19 de enero, aniversario de la traslación de las reliquias, acaecida en el año 1315. Su culto se difundió no sólo en Francia, sino también en Italia, Suiza y Alemania; es el patrono de la ciudad de Langres, y muchas iglesias de las diócesis están dedicadas a él; su tumba estaba al cuidado de un priorato benedictino en el centro de la ciudad. En 1354 se fundó en su honor una célebre confraternidad de la que formaron parte reyes y príncipes.
A San Desiderio se lo tiene como intercesor en los partos difíciles y como testigo de la verdad de un juramento.
Esto es lo que nos ha mandado Dios
Santo Evangelio según san Juan 15, 12-17. Viernes V de Pascua
Por: Redacción | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey Nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios
Dios mío, heme aquí presente, con la ilusión de poder unirme a ti. En este mundo en que todo avanza velozmente, en donde todo parece indispensable y en donde cada cosa reclama atención inmediata -sin dar lugar a ninguna pausa- yo deseo detenerme un instante. Pues quiero hablar con mi Dios. Todo, absolutamente todo lo coloco en tus manos. Así, ofreciéndote todo interés y preocupación, me dispongo a regalarte este momento únicamente a ti –pues eres Tú quien primero me lo ha regalado. Gracias por llamarme a estar contigo. Hazme escuchar tu palabra con sencillez.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 15, 12-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”: fueron estas las palabras que brotaron de tu corazón. El único deseo, la única ilusión que querías satisfacer con tu venida al mundo, es que comprendiéramos cómo nos amabas. La idea de la cruz estremecía constantemente tu corazón, pero el móvil de tu amor por nosotros te impulsaba incluso a perseguirla. Nos hablaste de tu pasión y en la hora cercana al momento en que nos darías la muestra plena de tu amor por nosotros, nos llamaste amigos e insististe en que «nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» y que «a ustedes los llamo amigos». «Les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre». Y me diste a conocer y me invitas a renovar la experiencia de tu amor, de tu misericordia, de la entrega en servicio de mi prójimo, de vivir un martirio cotidiano por darte gloria, por alcanzar la felicidad en imitarte a ti.
Yo soy un alma indigna de ti, Maestro y Señor mío. No merezco tu amor, pues tantas veces he caído y he amado el mundo en menoscabo de tu amor. Pero Tú, Cristo misericordioso, vienes a decirme «no son ustedes los que me han elegido», sino que eres Tú quien me escogió para experimentar tu amor. «Soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca», eres Tú quien me eligió para que vaya y dé el fruto que brota de la gratitud de saberme un alma amada en medio de mi pequeñez.
Eres Tú quien me invita a anunciar tu nombre con el testimonio de mi vida, en medio de este mundo que ha olvidado el verdadero rostro misericordioso de su Dios. Y si alguna vez olvidara, Señor, por qué me elegiste, hazme simplemente volver a contemplar tu misericordia en la cruz. Si alguna vez olvidara cómo he de dar un fruto, y un fruto que permanezca, hazme recordar tus palabras «esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros». Amén.
«Estas palabras, pronunciadas durante la Última Cena, resumen todo el mensaje de Jesús; es más, resumen todo lo que Él ha hecho: Jesús dio la vida por sus amigos. Amigos que no le habían entendido, que en el momento crucial le abandonaron, traicionaron y renegaron. Esto nos dice que Él nos ama, a pesar de no merecer su amor. Así nos ama Jesús. De esta manera, Jesús nos muestra el camino para seguirle, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que siempre es algo abstracto o ajeno a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo porque Él fue el primero en realizarlo, le dio carne, y así la ley del amor se escribe una vez y para siempre en el corazón del hombre».
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de mayo de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Señor, en el deseo de experimentarte cada vez más profundamente, invitaré a mi familia a rezar juntos durante la noche. Una oración espontánea, sencilla, de gratitud y confianza.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Desiderio: El campesino elegido obispo por aclamación

GFreihalter-CC BY-SA 3.0-modified
Dolors Massot – publicado el 19/05/22
Obispo que murió mártir por defender a su pueblo de los vándalos
Desiderio (Didier o Dizier) era un campesino de vida cristiana ejemplar que vivió en el siglo IV.
Al morir el obispo de su región, próxima a la frontera con la actual Suiza y Alemania, el pueblo de Langres lo eligió obispo por aclamación.
Llegó a ser un gran conocedor de las Escrituras. Defendió a su pueblo de los vándalos hasta dar la vida por él.
Fue martirizado en tiempos del emperador Flavio Honorio Augusto en el pueblo que hoy se llama Saint-Dizier en su nombre, en la región de Champagne.
Oración
Omnipotente Dios,
mirad nuestra flaqueza,
ved cómo nos agobia el
peso de nuestros pecados,
y fortificadnos por la gloriosa
intercesión de San Desiderio,
vuestro obispo mártir.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.