Mark 4:1-20
Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús nos cuenta la parábola del sembrador.
En esta famosa historia del sembrador, a menudo nos centramos en los diferentes tipos de suelo y los aplicamos simbólicamente a nosotros mismos. Ahora, no hay nada de malo en esta interpretación, pero creo que pasa por alto lo que estaba en el corazón de la parábola de Jesús.
Centremos nuestra atención en este sembrador absolutamente loco. Imagínense una multitud de campesinos escuchando esta parábola: un hombre sale a sembrar y arroja semillas por el camino, en suelo pedregoso, en suelo espinoso y finalmente en buen suelo. Los que primero escucharon esta historia habrían intercambiado miradas con ojos incrédulos ante la ridícula actitud de este granjero.
Esa fue precisamente la reacción que Jesús buscaba. Porque Dios es como este granjero loco, que siembra la semilla de su Palabra y su Amor, no solo en un suelo receptivo, no solo para quienes responderán, sino también en el camino, en las rocas y entre las espinas, derramando generosamente su Amor en aquellos que tienen menos posibilidades de responder. El amor de Dios es irracional, extravagante, vergonzoso, completamente exagerado.
Sulpicio Severo, Santo
Obispo de Bourges, 29 de enero
Por: P. Felipe Santos |
Martirologio Romano: En la ciudad de Bourges, en Aquitania (hoy Francia), san Sulpicio Severo, obispo, de familia de senadores de las Galias, de quien san Gregorio de Tours ensalza su sabiduría, su ministerio pastoral y su empeño en restaurar la disciplina (591).
Etimología: Sulvicio = caritativo. Viene de la lengua latina.
Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
Breve Biografía
Sulpicio sufrió una gran transformación para mejor a lo largo de su vida. Llegada la edad normal, contrajo matrimonio con una joven de su ciudad, Agen (Lot- et –Garona), Francia hacia el año 553.
Las cosas no le iban mal pero no se sentía completamente en la felicidad en la que tanto soñaba y para la cual le llamaba Dios.
Era un buen abogado. Ganaba su buen dinero ya en aquel lejano tiempo. Pero no dejaba de pensar en el camino para escalar la perfección que sentía muy adentro.
Por eso, cuando menos se lo esperaba, habló con su mujer acerca de sus planes.
Todo el mundo, al enterarse, lo tomaron por loco. Sin embargo, su suegra – menos mal – fue la única que lo entendió muy bien.
No solamente aprobó su decisión, sino que incluso le hizo ofertas de tierras al lado de la bellísima ciudad medieval de Carcasona.
Le convenía mucho para su nueva vida y vocación.
Sulpicio se pasó en ese lugar todo el resto de su larga vida, rezando, haciendo penitencia y escribiendo muchos libros, basados en los estudios que iba haciendo de san Paulino de Nola, san Jerónimo y otros personajes célebres de tiempos anteriores.
De sus muchas obras tan sólo se conserva la biografía que escribió de su maestro y buen amigo san Martín.
Es el único documento que existe acerca del que llevó a Francia a la conversión.
Desde entonces, todos los que se dedicaban a escribir hagiografías lo imitaron de tal forma que parecían suyas.
San Gregorio de Tours, quien nos da el dato de su nombramiento a la sede de Tours (584) en vez de otros candidatos simoníacos, habla de San Sulpicio con gran respeto y nos dice que convocó un concilio provincial en Auvernia. El santo tomó también parte en el Concilio de Maçon, en 585.
No se sabe exactamente la edad que tenía cuando murió.
Caer en la tierra buena de tu corazón
Santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20. Miércoles III del Tiempo Ordinario.
Por: Sergio Rodriguez LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, te pido que te hagas presente en mi vida, y de forma especial en este momento de oración. Ayúdame a escuchar tu palabra, a interiorizar tu mensaje y a predicar tus enseñanzas con el ejemplo de mi vida cristiana, para ser así, un fiel colaborador en la extensión de tu reino. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago, y se reunió una muchedumbre tan grande, que Jesús tuvo que subir en una barca; ahí se sentó, mientras la gente estaba en tierra, junto a la orilla.
Les estuvo enseñando muchas cosas con parábolas y les decía: “Escuchen. Salió el sembrador a sembrar. Cuando iba sembrando, unos granos cayeron en la vereda; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, donde apenas había tierra; como la tierra no era profunda, las plantas brotaron enseguida; pero cuando salió el sol, se quemaron, y por falta de raíz, se secaron. Otros granos cayeron entre espinas; las espinas crecieron, ahogaron las plantas y no las dejaron madurar. Finalmente, los otros granos cayeron en tierra buena; las plantas fueron brotando y creciendo y produjeron el treinta, el sesenta o el ciento por uno”. Y añadió Jesús: “El que tenga oídos para oír, que oiga”. Cuando se quedaron solos, sus acompañantes y los Doce le preguntaron qué quería decir la parábola. Entonces Jesús les dijo: “A ustedes se les ha confiado el secreto del Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera, todo les queda oscuro; así, por más que miren, no verán; por más que oigan, no entenderán; a menos que se conviertan y sean perdonados”. Y les dijo a continuación: “Si no entienden esta parábola, ¿cómo van a comprender todas las demás? ‘El sembrador’ siembra la palabra. ‘Los granos de la vereda’ son aquellos en quienes se siembra la palabra, pero cuando la acaban de escuchar, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos.
‘Los que reciben la semilla en terreno pedregoso’, son los que, al escuchar la palabra, de momento la reciben con alegría; pero no tienen raíces, son inconstantes, y en cuanto surge un problema o una contrariedad por causa de la palabra, se dan por vencidos. ‘Los que reciben la semilla entre espinas’ son los que escuchan la palabra; pero por las preocupaciones de esta vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás, que los invade, ahogan la palabra y la hacen estéril. Por fin, ‘los que reciben la semilla en tierra buena’ son aquellos que escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha: unos, de treinta; otros, de sesenta; y otros, de ciento por uno”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Este Evangelio nos presenta cuatro formas en las que podríamos tender a vivir nuestra vida cristiana. Hemos escuchado, por ejemplo, que el camino representa la indiferencia ante la palabra de Dios, que el terreno pedregoso representa la falta de compromiso; que los espinos representan la inconstancia y la tierra buena a aquellos que se esfuerzan por ser santos.
Otra forma de acercarse a meditar este Evangelio es imaginar que, en lugar de ser la tierra, nosotros somos la semilla que cae en el mundo. Un mundo lleno de caminos, pedregales y espinos, pero también de tierra buena. Ciertamente es difícil avanzar contra corriente y tratar de dar fruto en un lugar en el que todo parece árido. Pero recordemos que Dios no se equivoca al crear a ninguno de nosotros, cada una de sus semillas ha sido creada para un plan especial que llegue a dar mucho fruto.
Si cada uno de nosotros, como semillitas del Señor, nos encontramos en una tierra llena de indiferencia, busquemos motivación en Dios. Si nos encontramos en una tierra donde no hay responsabilidad cristiana, seamos quienes den el primer paso. Si la tierra es inconstante, perseveremos en el amor, y si la tierra es buena demos gracias al Señor. Dios nos ha diseñado para dar fruto y un fruto que permanezca y se extienda por toda la tierra (Jn 15, 16).
«Dice el Evangelio que hablaba sólo en parábolas. Imágenes que involucran y hacen partícipes, que transforman a los oyentes de su Palabra en personajes de sus divinos relatos. El santo Pueblo fiel de Dios en América Latina no comprende otro lenguaje sobre Él. Estamos invitados a salir en misión no con conceptos fríos que se contentan con lo posible, sino con imágenes que continuamente multiplican y despliegan sus fuerzas en el corazón del hombre, transformándolo en grano sembrado en tierra buena, en levadura que incrementa».
(Discurso de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En un rato de oración revisaré qué tipo de tierra tiene mi corazón y si estoy dando el fruto que el Señor espera de mí.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El consejo de santo Tomás de Aquino a la hora de beber
Theresa Civantos Barber – publicado el 14/05/22 – actualizado el 28/11/24
La mayoría de nosotros disfrutamos de una bebida alcohólica ocasional. Pero, ¿alguna vez te has preguntado dónde trazar la línea? Santo Tomás tiene la respuesta
La mayoría de nosotros disfrutamos de un cóctel ocasional, una copa de vino o una cerveza. Pero, ¿cuál es el límite ideal para disfrutar del alcohol mientras se bebe de manera responsable?
A primera vista, parece que no hay una respuesta sencilla para los católicos. El Catecismo de dice lo siguiente:
Así que, sabemos que debemos practicar la templanza y no beber hasta un punto que no sea seguro. Pero hay un amplio espectro entre nunca beber una sola gota de alcohol y consumir niveles peligrosos. ¿Cuándo sabremos que es hora de parar?
Una guía útil para beber
Resulta que, el más grande de todos los teólogos, santo Tomás de Aquino, tiene algunas palabras de sabiduría para nosotros acerca de beber responsablemente.
Una vez escribió: «Por lo tanto, beber hasta el punto de la hilaridad en sí mismo no es ilícito».
Esta es realmente una guía muy útil para nosotros. «Hilaridad» aquí significa alegría y diversión alegre. Beber «hasta el punto de la hilaridad» podría significar un ligero zumbido o sentirse un poco «borracho». Este grado de consumo de alcohol puede ser una excelente manera de agregar alegría y calidez a una reunión.
Pero beber más allá del «punto de hilaridad»; es decir, volverse descuidado, o fuera de control, es ya un acto desmedido.
Aplica la regla de santo Tomás
Por supuesto, es válido disfrutar de un vaso de sangría en la comida o reunión con amigos; o de una jarra de cerveza con los compañero de trabajo. Sin embargo, si el consumo de alcohol agrega diversión alegre, tenga cuidado de detenerse en «el punto de la hilaridad». (No hace falta decir que conducir bajo la influencia del alcohol no está bien).
Pedir ayuda cuando sea necesario
Por supuesto, también es importante reconocer si hay un problema con el consumo de alcohol. Algunas personas tienen predisposición a la adicción al alcohol y otras pueden ser alérgicas o más sensibles que los demás.
Puede ser difícil tomar decisiones responsables sobre el alcohol si estás deprimido, ansioso o molesto; incluso el entorno social puede influir. Si alguna de estas es tu situación, no dudes en pedir la ayuda de un familiar, un ser querido y de un profesional.
Si puedes manejarlo con responsabilidad y alguien dice que no es correcto beberlo como cristiano, recuérdales las famosas y encantadoras palabras de Hilaire Belloc:
«Dondequiera que brille el sol católico,
Siempre hay risas y buen vino tinto.
Al menos yo siempre lo he encontrado así.
¡Benedicamus Domino!»