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Referencias Bíblicas
• John 1:1-18
• Obispo Robert Barron

 

Amigos, hoy se repite el prólogo del Evangelio de San Juan, que leímos para la Navidad. El Verbo se hizo carne “y nosotros hemos visto su gloria”.

Todos los modos y formas en que el Antiguo Testamento habla sobre la participación de Dios en el mundo se juntan en esta descripción de Jesucristo. Él es la Palabra poderosa que no regresa sin lograr su propósito.

Ahora bien, ¿cuál es su propósito? Escuchemos al profeta Isaías. “El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, verán la salvación de nuestro Dios”.

Decir que Yahvé ha desnudado su santo brazo significa que se está levantando las mangas para continuar el trabajo.

Ahora miremos al pesebre de Belén. Quizás veamos un pequeño brazo que, coincidentemente, se extiende desde el pesebre. “El Señor desnuda su santo brazo”.

Y esto anticipa otro brazo sagrado que se desnuda, cuando extendido en el madero de la Cruz revela a todas las naciones lo que dijo Isaías. El poder de Dios se revela en la impotencia del amor hasta la muerte. Esto es lo que se hizo carne el día de Navidad.

 

 

Silvestre I, Santo

Memoria Litúrgica, 31 de diciembre

Por: P. Ángel Amo.
Fuente: Catholic.net
XXXIII Papa

Martirologio Romano: San Silvestre I, papa, que piadosamente rigió la Iglesia durante muchos años, período en el cual el emperador Constantino Augusto construyó basílicas venerables, y el Concilio de Nicea aclamó a Cristo como Hijo de Dios. En este día su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Priscila († 335).

Breve Biografía


El largo pontificado de San Silvestre (del 314 al 335) transcurrió paralelo al gobierno del emperador Constantino, época muy importante para la Iglesia que acababa de salir de la clandestinidad y de las persecuciones. Fue en ese período cuando se formó una organización eclesiástica que duraría varios siglos. En esta obra tuvo Constantino un lugar de consideración. Este, efectivamente, era el heredero de la gran tradición romana imperial y por eso se consideraba el legítimo representante de la divinidad (nunca renunció a ostentar el titulo pagano de “pontifex maximus´), y por tanto del Dios de los cristianos.



Fue él, por tanto, y no el Papa Silvestre, quien convocó en el 314 un sínodo para acabar con el cisma que había estallado en África; y fue también él quien convocó en el 325 el primer concilio ecuménico de la historia, en Nicea (Bitinia), residencia veraniega del emperador.


Al obrar asi, Constantino introdujo un método de intromisión del poder civil en los asuntos eclesiásticos que tendría desastrosas consecuencias. Pero por ahora las consecuencias fueron positivas, entre otras cosas por la buena armonia que reinaba entre el Papa Silvestre y Constantino. Este, en efecto, no ahorró sus aprobaciones y sus apoyos aún económicos para la vasta obra de construcción de edificios eclesiásticos.

Precisamente Constantino, en su calidad de “pontifex maximus”, fue quien pudo autorizar y consentir el “sacrilegium” de construir una gran basílica en honor de San Pedro sobre la colina Vaticana, después de haber parcialmente destruido o tapado el cementerio pagano, descubierto por las excavaciones ordenadas por Pio XII en 1939. Fue también la colaboración entre el Papa Silvestre y Constantino la que permitió la construcción de otras dos importantes basilicas romanas, una en honor de San Pablo sobre la vía Ostiense, y sobre todo la otra en honor de San Juan. Inclusive, Constantino quiso manifestar su simpatía por el papa Silvestre dándole su mismo palacio lateranense, que desde entonces y por varios siglos fue la residencia de los Papas.

 

 

Fin de año, ¡gracias Dios mío!

Santo Evangelio según San Juan 1, 1-18.

 

Martes de la octava de Navidad
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Este fin de año, quiero ponerme en tu presencia para poder contemplar profundamente este gran misterio de la vida. Dame la gracia de ver lo que quieres que vea, escuchar lo que quieras que escuche y entender lo que Tú quieras que entienda.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18



En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Vino un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron, les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan el bautista dio testimonio de él, clamando: «A éste me refería cuando dije: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo». De su plenitud hemos recibido todos, gracia sobre gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



La Palabra la podemos relacionar con la fuerza creadora de todas las cosas. A la Palabra, en el inicio de los tiempos y por siempre, se le ha conocido como perfecta, omnipresente, omnisapiente… Pero hoy vemos que esta majestuosa Palabra se ha transformado y encarnado en un suave llanto por un misterio de amor. Ha tomado un cuerpo indefenso y, al mismo tiempo, se ha abandonado en manos sencillas, humildes y amorosas. Estamos ante una escena que cambió la historia, pero no cualquier historia, sino mi historia, porque Dios ha entrado en la vida de cada uno de los hombres que le supieron abrir las puertas.



Hoy concluimos un año, después de celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, el Rey, el Creador, o más bien, hoy volvamos a recordar que ha nacido mi salvador, mi rey y mi creador, y más aún, mi hermano, mi amigo, mi Dios… produciendo en mi interior palabras de gozo, gritos de júbilo. Se han sobresaltado mis oídos. Los ojos, como tras una larga noche, se han maravillado ante la luz de este día. Y mi corazón, tras cansarse de la espera, ha dado un profundo suspiro al contemplar este inesperado suceso.



Es fin de año. Dios ha dado a conocer a su hijo único, me lo ha donado sin exigir nada a cambio ¿Qué es lo que me pide a cambio? ¿Estoy dispuesto(a) a darlo?



 

«Estamos llamados a decir «sí», con nuestra fe, no al Dominador del universo, ni siquiera a la más noble de las ideas, sino precisamente a este Dios que es el humilde-amante.[…] «Dios ha hecho el esfuerzo de anonadarse, de sumergirse dentro de nosotros, para que cada uno, repito, cada uno, pueda hablarle de tú, tener confianza, acercarse a él, saberse recordado por él, amado por él… amado por él: mirad que esta es una palabra muy grande. Si entendéis esto, si recordáis esto que os estoy diciendo, habréis entendido todo el cristianismo».
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de diciembre de 2016).



Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Darle a Dios lo que me pida en este día.



Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

En Año Nuevo prepara un plan espiritual para cambiar tu vida

Con el año nuevo hacemos propósitos para progresar, sin embargo ¿tomas en cuenta la parte espiritual? te damos ideas para que hagas un plan para el 2025

 

 

El inicio del año civil significa una nueva oportunidad para recomenzar en muchos sentidos, y por lo general, en la noche vieja nos sentimos inspirados para hacer propósitos de año nuevo, con la plena convicción de que los cumpliremos al pie de la letra, si hacemos un buen plan para eso.

Y aunque todo lo anterior suene fabuloso, es casi es seguro que, para la cuestión espiritual, no tenemos ni un renglón, mucho menos un plan espiritual que vaya más allá de obtener logros.

Por si no tienes idea de por donde empezar, aquí te damos algunas ideas.

1 Haz un examen general de conciencia

 

 

Para comenzar, es muy recomendable dar un repaso a nuestra vida desde que tenemos memoria hasta el día actual. Esto nos servirá para dos cosas: hacer una buena confesión y descubrir qué es lo que debemos modificar.

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2 Prepara un planificador

 

 

Lo que no tiene orden no acaba bien. Una agenda, pizarrón o calendario con espacios para anotar puede ser muy útil; ¡hasta una app en tu teléfono te pueden servir!

De lo que se trata es de apuntar las actividades que realizarás para cumplir tus objetivos.

Por ejemplo: después de mi examen general de conciencia (enero 1), agendar la confesión (enero 5). Esta actividad se puede agendar cada primer domingo de mes.

Otro ejemplo puede ser rezar el santo rosario todos los sábados. Entonces, anotarás el día y la hora en el planificador.

3 Agenda días para evaluar

Evaluar los avances es un paso importantísimo para que haya un verdadero progreso. De este modo vigilarás tus pasos y tendrás la oportunidad de sincerarte para retomar el camino, si es que no has podido cumplir con tu objetivo.

4 Escribe objetivos y metas alcanzables

 

 

En la vida organizacional, se trabaja por objetivos y se acomodan metas cada cierto tiempo, las que ayudarán a lograr el objetivo principal.

Por ejemplo: si te propones combatir algún defecto de tu carácter, vencer un pecado o abandonar un vicio, lo primero que debes anotar es: «En 2025 modificaré mis hábitos para vencer este pecado – vicio, defecto -«. Ese es tu objetivo.

Después describe cómo lo harás. «Dejaré de ir a tal lugar al que iba estos días», y en su lugar, pondrás una actividad que supla tu antigua costumbre: «Iré a Misa», «haré una visita al Santísimo», «leeré un pasaje bíblico en familia»… la creatividad es tu límite.

Cada tres meses puedes apuntar una meta, por ejemplo: «Este día habré alcanzado el 25 % de mi objetivo. 5 p.m. Reunión con mi familia para dar gracias a Dios con una oración». Y así, escribirás hasta llegar al final del año.

5 Pon todo tu empeño

 

 

Desde el comienzo, convéncete de poner todo lo que esté de tu parte para cambiar; nadie más que tú verás los beneficios, pero por añadidura, la situación familiar mejorará indiscutiblemente.

Porque si queremos que las cosas vayan bien, un simple cambio de actitud de nuestra parte aliviará la tensión de nuestro entorno. No podemos exigir a los demás lo que no estemos dispuestos a hacer nosotros.

Y al final, el empeño que pongamos para superar nuestra conducta será recompensada por Dios, porque todos nuestros actos serán bendecidos en abundancia. Que esa sea nuestra mayor motivación para el año que comienza.

Recuerda que estamos en un Año Jubilar en el que habrá muchas oportunidades para ganar la indulgencia plenaria con peregrinaciones y pasando por las puertas santas abiertas en todo el mundo.

¡Feliz Año Nuevo 2025!

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