Referencias Bíblicas
• Matthew 18:12-14
Obispo Robert Barron
Amigos, Jesús pregunta en el Evangelio de hoy: «¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió?». Pues, ¡por supuesto que no! Ningún pastor que se respete pensaría hacer algo así jamás. Si fueras un pastor, achicarías tus pérdidas. Esa oveja probablemente esté muerta de todas formas si deambuló lo suficientemente lejos.
Pero debemos comprender que Dios es como un pastor loco. El amor de Dios se lanza sin pensarlo dos veces para buscar a la oveja perdida. Podríamos pensar que Dios es bueno con aquellos que son buenos, y amable con aquellos que siguen sus mandamientos. Mientras que aquellos que no lo siguen, los que deambulan lejos, están sencillamente perdidos. Dios podría darles unos pocos minutos, pero después los dejaría solos.
Pero no; más bien Dios es como un pastor fuera de lo común. Dios ama irracionalmente, arriesgando todo con entusiasmo por encontrar al único que ha deambulado lejos. Qué buena noticia: Dios no ama de acuerdo a nuestros términos de justicia, sino que nos ama sin límites.
Eulalia de Mérida, Santa
Memoria Litúrgica, 10 de diciembre
Por: P. Felipe Santos
Fuente: Cathoic.net
Virgen y Mártir
Martirologio Romano: En Mérida, de Lusitania (hoy España), santa Eulalia, virgen y mártir, que, según se dice, siendo aún joven no dudó en ofrecer su vida por confesar a Cristo († c. 304).
Etimológicamente: Eulalia = “la que habla bien”. Viene de la lengua griega.
Breve Biografía
Nos encontramos en Mérida, Extremadura en el año 300. En primer lugar, hay que decir que hay dos Eulalias: la de Mérida y la de Barcelona.
La vida de estas dos mártires se relatan en los poemas de nuestro compatriota Prudencio (+415).
Dice: «Nunca estuvo una criatura humana dotada de tanta gracia y atractivo. A pesar de los 12 inviernos y trece primaveras que tenía, nunca permitió que se le hablara de lecho nupcial, pues su cuerpo pertenecía a Cristo»..
Vivía con este convencimiento. No soñaba lo que le aguardaba en puro corazón y mente esclarecida.
Por aquel tiempo se desencadenó la persecución de Diocleciano. Ya estamos en lo mismo, pero al mismo tiempo interesante y novedoso por ver la reacción de esta chica de Mérida y de tantos otros cristianos.
Ella, no solamente no le tenía miedo a la muerte, sino que incluso deseaba ser mártir por amor a Cristo. Desde luego, la admiración cuando se estudia todo esto a tantos siglos de distancia, es extraordinaria.
Los padres querían impedir a toda costa que muriese. Para ello, la encerraron en un castillo. El único que podía verla era el sacerdote Félix y la ama de llaves.
El gobernador romano tenía la orden de que todo aquel cristiano que no quemase incienso a los dioses, iría derecho a la muerte.
Eulalia convenció al ama de llaves para que le dejara salir. Salieron las dos juntas ante el gobernador. Le reprocharon su crueldad. En seguida mandó martirizar primero a Julia, la empleada, y a continuación a Eulalia.
El juez pagano mandó que la destrozaran golpeándola con varillas de hierro y que sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas. La hermosa cabellera de Eulalia se incendió y la jovencita murió quemada y ahogada por el humo.
El martirio de santa Eulalia Michel, Roberto Puy de Velay, 1720 – Madrid, 1786
Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. La nieve cubrió el cadáver y el suelo de los alrededores, hasta que varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir. Allí en el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.
Con el tiempo se convirtió en una de las santas españolas más venerada.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
La oveja y su Pastor
Santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14.
Martes II de Adviento
Por: Jorge Alberto Leaños García, LC
Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Ilumina, Señor, mi mente para poder pensar en ti; forma mi inteligencia para saber qué quieres de mí; enciende mi corazón para poder amar sin medida; da fuerza a mi voluntad para poder cumplir tu voluntad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda uno solo de estos pequeños».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Si nos detenemos a ver nuestras debilidades y caídas, es probable que surja en nosotros un sentimiento de rechazo, pues es difícil aceptar nuestras imperfecciones. Podremos estar perdidos e incluso heridos, y aun así seguir ignorando nuestra realidad. El orgullo, la soberbia, el egoísmo… tendemos a no aceptar nuestras heridas. Nadie encuentra fácil admitir que está en la misma situación de una oveja perdida y herida.
Por otra parte, el pastor busca, pero busca esperando, pues él conoce el momento perfecto para salir al encuentro. Espera a que ella reconozca lo que necesita y que se dé cuenta de que no está en su lugar. El pastor espera, espera y espera. No basta encontrarla, tomarla y regresarla contra su voluntad; quiere que su oveja experimente la necesidad de su Pastor.
Para aquellos que tienen la capacidad de obrar con fuerza y salud, es difícil verse como ovejas perdidas y heridas. Sin embargo, todo hombre tiene alguna pequeña llaga, sea superficial o profunda. Todos tenemos que regresar al rebaño del que hemos salido (el cielo). Y por eso todos debemos dejarnos llevar por Cristo Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. Esto es un testimonio de humildad ya que las heridas las llevan los consagrados y laicos; los niños, jóvenes y adultos; todos tenemos que dejarnos llevar por Cristo aceptando nuestras heridas y aceptando que necesitamos regresar a casa.
«No olvidemos que Jesús es el único Pastor que nos habla, nos conoce, nos da la vida eterna y nos protege. Nosotros somos el único rebaño y solamente tenemos que esforzarnos por escuchar su voz, mientras Él escruta con amor la sinceridad de nuestros corazones. Y de esta intimidad continua con nuestro Pastor, de este coloquio con Él surge la alegría de seguirlo, dejándonos conducir a la plenitud de la vida eterna». (Homilía de S.S. Francisco, 12 de mayo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy seré testimonio de humildad aceptando mis debilidades.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Nuestra Señora de Loreto, una fiesta especial en diciembre
Una de las fiestas universales más recientes se instituyó en 2022, pero puede pasar fácilmente desapercibida en nuestros preparativos navideños
Diciembre es un mes ajetreado y hay muchas fiestas especiales que forman parte de la cultura popular. Entre ellas figuran la fiesta de san Nicolás, el 6 de diciembre, y la de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre, y una muy reciente, Nuestra Señora de Loreto.
Una memoria opcional
El sitio web de la Conferencia del Episcopado Estadounidense explica: «El 7 de octubre de 2019, el Papa Francisco ordenó la inscripción de Nuestra Señora de Loreto en el Calendario Romano General.
Ella se celebra, cada año, como Memoria Opcional el 10 de diciembre».
La Conferencia del Episcopado Mexicano hace la misma recomendación para la Iglesia de México.
La celebración sigue siendo opcional, por lo que no todos los sacerdotes optarán por celebrarla, pero los laicos pueden seguir recordando la historia de Nuestra Señora de Loreto el 10 de diciembre.
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¿Quién es Nuestra Señora de Loreto?
Bret Thoman describe la historia tradicional de Nuestra Señora de Loreto en un artículo para Aleteia:
«¿Cómo llegaron los muros a Loreto? Durante muchos siglos, la tradición sostuvo que los ángeles transportaron milagrosamente la Santa Casa desde Nazaret hasta Loreto. En toda la basílica hay numerosas representaciones artísticas de ángeles sobrevolando los mares con la casa. Por este motivo, a petición de los pilotos que regresaban a casa tras la Primera Guerra Mundial, el Papa Benedicto XV declaró a Nuestra Señora de Loreto patrona de los pilotos y aviadores el 24 de marzo de 1920».
El cardenal Arthur Rocke explicó por qué el Papa Francisco decidió elevar esta fiesta única a la Iglesia universal:
«Este santuario recuerda el misterio de la Encarnación, llevando a todos los que lo visitan a considerar ‘la plenitud de los tiempos’, cuando Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, así como a meditar tanto en las palabras del Ángel anunciador de la Buena Nueva como en las de la Virgen en respuesta a la llamada divina. Ensombrecida por el Espíritu, la humilde esclava del Señor se convirtió así en morada de la divinidad, imagen purísima de la santa Iglesia».
Es una fiesta apropiada para celebrar durante el Adviento, ya que es una época del año que está íntimamente ligada a la encarnación de Jesucristo.
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