Matthew 9:27-31

Amigos, en nuestro Evangelio de hoy dos hombres ciegos le ruegan a Jesús que los cure.

La ceguera en la Biblia es a menudo un símbolo de la ceguera espiritual: la incapacidad de ver lo que realmente importa. Centrados en los bienes mundanos de riqueza, placer, poder y honor la mayoría de la gente no ve cuán ciegos están de las cosas verdaderamente importantes: entregarse a la gracia de Dios y vivir una vida de amor. Si no te has rendido a la gracia de Dios, estás ciego. Qué maravilloso es, entonces, que estos hombres del Evangelio puedan clamar a Jesús en sus necesidades.

Están, por supuesto, haciendo una petición por una curación física, pero es mucho más que eso para nosotros. Es pedir por aquella cosa que en verdad importa: la visión espiritual —entender de qué se trata mi vida, poder ver mi vida desde un punto de vista más amplio, comprender hacia dónde me dirijo. Puedes tener toda la riqueza, el placer, el honor y el poder que quieras. Puedes tener todos los bienes mundanos que puedas desear. Pero si no puedes ver espiritualmente, no te harán ningún bien; probablemente te destruyan.

Nicolás de Mira, Santo

Memoria litúrgica, 6 de diciembre

Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Obispo

Martirologio Romano: San Nicolás, obispo de Mira, en Licia (Turquía), famoso por su santidad y por su intercesión ante el trono de la divina gracia. ( s.IV)

También conocido como: San Nicolás de Bari

Breve Biografía

De San Nicolás, obispo de Mira (Licia) en el siglo IV, tenemos muchas noticias, pero es difícil distinguir las pocas auténticas del gran número de leyendas tejidas alrededor de este popularísimo santo, cuya imagen presentan todos los años los comerciantes vestido de «Papá Noel» (Nikolaus en Alemania y Santa Claus en los países anglosajones), un rubicundo anciano de barba larga y blanca, y con un costal lleno de regalos a la espalda.

Su culto se difundió en Europa cuando sus presuntas reliquias fueron llevadas de Mira por 62 soldados bareses y colocadas con grande honor en la catedral de Bari, para evitar que fueran profanadas por los turcos. Era el 9 de mayo de 1087. Las reliquias habían sido precedidas por la fama de gran taumaturgo y por coloridas leyendas. En la Leyenda áurea se lee: «Nicolás nació de ricas y santas personas. Cuando lo bañaron el primer día, se paró solito en la tina…». Era un niño de excelente salud y ya inclinado a la ascética, pues, como añade la Leyenda, el miércoles y el viernes rechazaba la leche materna. Ya más grandecito «rehusaba las diversiones y las vanidades y frecuentaba la iglesia».

Elevado a la dignidad episcopal por sobrenatural inspiración de los obispos reunidos en concilio, el santo pastor se dedicó a su grey, distinguiéndose sobre todo por su gran caridad. «Un vecino suyo, encontrándose en grandísima pobreza, ordenó exponer al pecado a sus tres hijas vírgenes para sacar de ese vil mercado el sustento para él y para sus hijas…”. Para evitar ese despiadado lenocinio, San Nicolás, pasando en la noche por frente de la casa de ese pobre, tres veces echó una bolsa de monedas de oro, y las tres hijas con la dote consiguieron un buen marido. Su patrocinio sobre muchachos y muchachas parece que se debe a otro hecho legendario: el obispo habría inclusive resucitado a tres niños, asesinados por un carnicero para hacer salchichas.

Se narra también que, invocado por algunos marineros durante una furiosa tempestad en el mar, él se les apareció y la tempestad cesó inmediatamente. En efecto, parece que con los marineros tenían cuenta abierta: durante una carestía había obtenido de una nave llena de trigo una buena porción para sus fieles; después, cuando los dueños controlaron el contenido de la nave, encontraron que todo el trigo estaba completo. Tras su muerte se convirtió en el primer santo, no mártir, en gozar de una especial devoción en el Oriente y Occidente. Multitud de relatos milagrosos aparecieron sobre él, desfigurando, a veces, su inminente carácter práctico y sencillo.

¿Y tú crees qué puedo hacerlo?

Santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31. Viernes I de Adviento

Por: Leonardo Garzón, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Padre mío, dame la gracia de tener una fe firme y un corazón bien dispuesto para recibir tus dones. Tú sabes que creo, pero aumenta mi fe para que la obra de amor que ha comenzado en mí, llegue a su plenitud. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31

Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: «¡Hijo de David, compadécete de nosotros!». Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: «¿Creen que puedo hacerlo?». Ellos le contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que se haga en ustedes conforme a su fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: «Que nadie lo sepa». Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Todos nosotros, sin excepción, tenemos un aspecto de nuestra vida que nos limita: un defecto, un vicio, una carencia. Algunos tendemos a ser perezosos, otros somos fáciles a la ira, algunos somos sensuales, avaros, lujuriosos, engreídos, o envidiosos. Todos tenemos, en mayor o menor grado, algún tipo de «ceguera» que nos impide ir por el camino correcto.

Si queremos ser sanados lo primero que tenemos que hacer es reconocer nuestra «ceguera» y querer combatirla. En el Evangelio, los ciegos salen al encuentro de Jesús, son ellos los que lo buscan a pesar de sus limitaciones. Tal vez hubiese sido más fácil aceptar la ceguera y seguir viviendo como si nada pasara, resignados a vivir con sus limitaciones y defectos; tal vez hubiesen evitado la humillación de reconocer en público sus defectos e insuficiencias. Sin embargo, los dos ciegos decidieron ir con Jesús y rogarle que los sanara.

Dios se fija ante todo en los corazones. Para Jesús hubiese sido más fácil haberlos curado inmediatamente después de su petición, sin necesidad de otra cosa sino sus palabras: «quedad curados». Sin embargo, Jesús sabe que la ceguera más fuerte no es la física, sino aquella del corazón. El Señor reconoció que estos dos ciegos necesitaban dar un salto de fe que les permitiera creer y ver las maravillas que Dios puede hacer. Él se dio cuenta que, más que sus ojos, eran sus corazones los que no podían ver.

Es en intuición divina en la que se pone la pregunta que Dios les hace a los dos ciegos: «¿Creen?», y la respuesta milagrosa: «Hágase en ustedes según su fe». Cristo sabía que lo único que estos hombres necesitaban para ser curados era abrir sus corazones a la gracia que mana sin cesar de la fuente del Amor. Para que se realizara el milagro sólo bastaba que abrieran los ojos del alma.

«Para hacer resplandecer la luz de Cristo, todos tenemos el deber de combatir cualquier corrupción espiritual, que es peor que la caída de un pecador, porque se trata de una ceguera cómoda y autosuficiente donde todo termina pareciendo lícito: el engaño, la calumnia, el egoísmo y tantas formas sutiles de autorreferencialidad, ya que “el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz”».

(Homilía de S.S. Francisco, 21 de diciembre de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a dedicar cinco minutos de oración en los que voy a examinar si hay algo en mi corazón que no me permite ver bien en mi vida (mi relación con Dios y con los demás), una pelea, un miedo, un apego desordenado. Luego le pediré a Dios que me sane y me dé los medios para sanar esa «ceguera».

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

San Nicolás de Bari, el verdadero Santa Claus

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Maria Paola Daud – publicado el 06/12/19

Desde niño fue muy generoso con los más necesitados…

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Muchos conocen al Santa Claus regordete de la famosa marca de bebidas, sin saber que su imagen fue extraída de un santo muy querido tanto por la Iglesia oriental como por la occidental.

No vivía en el Polo Norte, sino en Mira, la actual localidad turca llamada Demre. Fue obispo de dicha ciudad en el siglo IV, por eso es también llamado san Nicolás de Mira.

¿Y por qué es más conocido por la ciudad italiana de Bari? ¿También era obispo de allí?

No fue obispo de Bari. Acuña el nombre de la ciudad porque cuando Mira fue invadida por los musulmanes, sus reliquias fueron trasladadas en secreto a Italia, donde su fama y popularidad se extendió por todo el mundo.

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San Nicolás el generoso

Desde niño fue muy generoso con los más necesitados, a sus padres decía: «sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto».

Cuando murieron sus padres a causa de una epidemia, quedó como único heredero de una gran fortuna. El santo donó todo a los pobres y se fue a un monasterio.

Las tres jóvenes pobres

Es muy conocida la historia del santo y las tres doncellas pobres. Se dice que en su ciudad había un anciano con tres hijas a las que no lograba casar por su extrema pobreza y no le quedaba otra que ofrecer sus hijas para la prostitución.

El santo, por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró tener la dote para poder casarlas.

Quizás sea por eso que la famosa bebida tomó su testimonio para la imagen de su bebida. Era un santo obispo que donaba regalos a los más necesitados. Y viste de rojo como se lo encuentra representado en varios iconos ortodoxos.

Patronazgo

Una leyenda cuenta que un día san Nicolás fue a comer a una taberna y le sirvieron un plato de carne. El santo enfurecido dijo al tabernero que se trataba de carne humana.

De hecho se trataba de carne de tres niños que el malvado carnicero asesinó y que al ver los restos el santo resucitó. Por esta razón san Nicolás es patrono de todos los niños.

Es patrono de los marineros, porque otra leyenda cuenta cómo estando unos marineros en medio de una terrible tempestad en alta mar, empezaron a rezar diciendo: «Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen obispo Nicolás, sálvanos».

Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se calmó, y en seguida desapareció.

También es patrono de los pescadores, abogados, prostitutas y de tantísimas ciudades sobre todo en Italia.

Lugares de culto

Por supuesto en la ciudad italiana de Bari se encuentra la basílica dedicada en su honor, la Iglesia de san Nicolás en Demre, donde se encuentra la primera sepultura.

Y en Valencia (España), se encuentra una importante iglesia dedicada al santo, que por sus ricos frescos es considerada la segunda Capilla Sixtina.

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Curiosidades

Se dice que a san Nicolás de Bari se le puede pedir por las varias necesidades económicas del hogar.

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Arte y cultura

Generalmente viene representado con el bastón pastoral (símbolo del obispado) y tres bolsas de monedas (o incluso tres bolas de oro) en relación con la leyenda de la dote entregada a las tres doncellas.

La representación actual en traje rojo bordeado de blanco toma origen del poema Una visita de San Nicolás o Cuento de Nochebuena de Clement C. Moore.

Oración de petición a san Nicolás

¡Oh glorioso San Nicolás!
Desde ese hogar de luz, en que gozas de la presencia divina,
vuelve piadoso tus ojos hacia mí,
y alcánzame del Señor aquellas gracias y auxilios que necesito ahora,
tanto espirituales como corporales,
y en particular la gracia (mencionar aquí la intención),
si es que conviene para mi eterna salvación.

Protege también, oh santo obispo, a nuestro Papa, a la Iglesia y a todo el pueblo cristiano. Conduce al camino recto de la salvación a los que viven sumidos en el pecado
o envueltos en las tinieblas de la ignorancia, del error y de la herejía.

Consuela a los afligidos, socorre a los necesitados, conforta a los pusilánimes,
defiende a los oprimidos, asiste a los enfermos;
y haz que todos experimenten los efectos de tu intercesión ante el Señor,
quien es el dispensador de todos los bienes.
Amén.

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