Luke 21:12-19

Amigos, en el Evangelio de hoy, el Señor nos advierte que esperemos una persecución hasta el fin de los tiempos: “los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores”. ¿Cuándo dejará de ser perseguida la Iglesia? Cuando el Señor regrese y no antes.

Ninguno de los santos ha vivido una vida serena, una vida libre de preocupaciones, amenazas, persecuciones. Siempre me ha parecido extraño que de algún modo se asume que quienes creen en Dios esperan que sus vidas sean un plato de cerezas. Absolutamente nada en la Biblia o en la gran tradición de la Iglesia nos puede llevar a esperar esto.

En cambio, ellos encontraron coraje en la lucha. El Señor mismo prometió prepararlos para su defensa. “Yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir”. El coraje los ayudó a superar la negatividad.

Me acuerdo de un verso de una canción de Eva Cassidy: “Ninguna tormenta puede sacudir mi calma más íntima, mientras me aferro a esa roca. Ya que el amor es el Señor del cielo y de la tierra, ¿cómo puedo evitar seguir cantando?”

Jacobo de Persia, Santo

Mártir, 27 de Noviembre

Por: Redacción | Fuente: acoantioquena.com

Mártir

Martirologio Romano: En Persia, san Jacobo, por sobrenombre «Interciso» (dividido), mártir, que en tiempo del emperador Teodosio el Joven renegó de Cristo por congraciarse con el rey Iasdigerd, pero al ser ásperamente reprendido por su madre y su esposa, se arrepintió e, intrépidamente, confesó ser cristiano ante Varam, hijo y sucesor del soberano de Persia, quien, airado, pronunció contra él sentencia de muerte, ordenando que lo despedazaran miembro a miembro y finalmente decapitaran († 421).

Breve Biografía

El gran mártir Jacobo el Persa (conocido como “el Interciso”) nació en el siglo IV en el seno de una piadosa familia cristiana, conocida por su riqueza y su honorabilidad.

Su esposa era cristiana, ellos juntos formaron a sus niños en la piedad, inspirándolos en el amor por la oración y por la lectura de las Sagradas Escrituras.

Jacobo ocupó una muy importante posición en la corte del emperador persa Izdegerd (399-420) y en la de su sucesor Barakhranes (420-438). Pero en una de las campañas militares, Jacobo, seducido por la beneficencia del emperador, tuvo miedo de negar su fe en Cristo y de tener que ofrecer sacrificios a los ídolos y al emperador.

Sabiendo sobre esto, la madre y la esposa de Jacobo le escribieron una carta, en la que lo llaman a arrepentirse. Cuando recibió la carta, Jacobo se dio cuenta de la gravedad de su pecado. Y enfrentando el horror de ser separado de su familia y de Dios mismo, comenzó a llorar, pidiendo a Dios el perdón.

Los soldados que lo acompañaban, escuchándolo orar al Señor Jesús, contaron esto al emperador. Y habiendo sido interrogado, San Jacobo confesó su fe en el Verdadero Dios. Ninguna cantidad de dinero pudo hacerle cambiar su fe, entonces el Emperador ordenó que fuera muerto.

Comenzaron amputando sus dedos uno por uno, luego sus manos y sus pies, sus brazos y sus piernas. Durante esta prolongada tortura, San Jacobo ofrecía oraciones de agradecimiento al Señor, quien le había permitido la posibilidad de la redención por sus pecados soportando esas torturas.

Por ultimo, el mártir fue decapitado. Los cristianos se unieron alrededor de las piezas de su cuerpo y las enterraron con gran reverencia.

No hay que tener miedo

Santo Evangelio según San Lucas 21, 12-19. Miércoles XXXIV del tiempo ordinario.

Por: César Yali Molina Flores, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia de poder ser dócil a tu palabra, para que surja en mí la valentía y el amor de proclamar el Evangelio a toda la gente.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí. Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes. Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida».

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Humanamente no es fácil escuchar lo que se ha de sufrir si se quiere seguir a Cristo, sin embargo, lo más importante es el acompañamiento de Dios en toda situación adversa que vivo. Esto se observa en las palabras «Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.» El mundo hace creer que estoy luchando solo(a), pero Dios dice «Yo estoy contigo».

Siempre camino acompañado (a), en los momentos de alegría y en los momentos de sufrimiento, Jesús ríe y llora conmigo, por eso hoy invita a que le vea y camine por la vida viéndole, confiando que juntos alcanzaremos la meta. «No tengáis miedo».

Yo también puedo hacer un cambio en mi propia historia si veo que Cristo camina conmigo y no tengo miedo de seguir adelante, de vivir la vida y ser feliz.

«La historia de la Iglesia es rica de ejemplos de personas que han soportado tribulaciones y sufrimientos terribles con serenidad, porque tenían la conciencia de estar seguros en las manos de Dios. Él es un Padre fiel, es un Padre primoroso, que no abandona a sus hijos. ¡Dios no nos abandona nunca! Esta certeza debemos tenerla en el corazón: ¡Dios no nos abandona nunca! Permanecer firmes en el Señor, en la certeza de que Él no nos abandona, caminar en la esperanza, trabajar para construir un mundo mejor, no obstante las dificultades y los acontecimientos tristes que marcan la existencia personal y colectiva, es lo que cuenta de verdad; es lo que la comunidad cristiana está llamada a hacer para salir al encuentro del «día del Señor»».

(Homilía de S.S. Francisco, 13 de noviembre de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy procuraré hablar y actuar de manera que lleve a las almas a encontrarse con Dios.

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La Medalla Milagrosa y su gran veneración en el mundo

Cathopic (modified)

Redacción de Aleteia – publicado el 25/11/14 – actualizado el 26/11/24

La Medalla Milagrosa fue encargada a santa Catalina Labouré por la Virgen María para obrar maravillas en quienes la portaran, derramando las gracias de Dios

La Medalla de la Virgen de las Gracias, más conocida como Medalla Milagrosa, tiene su origen en Francia, en 1830, con santa Catalina Labouré, joven religiosa, en el convento parisino de las Hijas de la Caridad.

Son muchísimas las personas que creen que esta Medalla fue acuñada por orden de la propia Santísima Virgen, como signo de amor, prenda de protección y fuente de gracias.

Las apariciones de la Medalla Milagrosa abrieron en 1830 un ciclo de grandes manifestaciones marianas, que siguieron con las apariciones de La Salette (1846), de Lourdes (1858) y culminadas finalmente en Fátima (1917).

La Iglesia en peligro

Para comprender bien los orígenes y el significado de la Medalla, hay que conocer algunas cosas sobre la vida de santa Catalina Labouré y sobre el contexto histórico de la época en la que vivió.

Desde la Revolución Francesa (1789) en adelante, una cadena de conspiraciones, revueltas y guerras había alterado al continente. Esto se concretó en una feroz persecución, no solo contra el clero, sino contra toda la Iglesia.

La primera aparición

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La noche del 18 al 19 de julio de 1830, hacia las once y media, Catalina oyó una voz que la llamaba por su nombre.

Vio a un misterioso niño vestido de blanco que le dijo: «Levántate en seguida y ve a la capilla, la Santísima Virgen te espera».

Este niño, que era su ángel custodio, la condujo a la capilla, en la que todas las velas y lámparas estaban encendidas.

De repente el niño exclamó: «¡Aquí está la Santísima Virgen!» Apareció entonces una señora maravillosa, sentada en un sillón colocado en el presbiterio.

Catalina corrió donde ella y se arrodilló en las gradas del altar. Permaneció en esa postura escuchando, con las manos familiarmente apoyadas en las rodillas de la Virgen.

«Ese momento fue el más dulce de mi vida y me es imposible describir lo que sentí «, afirmará después la vidente.

María se puso triste

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Durante la aparición, que duró una hora y media, María le dijo:

«Hija mía, el buen Dios quiere confiarte una misión. Tendrás muchos sufrimientos, pero los superarás pensando que los recibes para glorificar al buen Dios. Conocerás el mensaje que te viene de Él. Serás rechazada, pero la gracia te ayudará. ¡Confía y no temas! Da cuenta de todo lo que veas y oigas».

En este punto, la Virgen añadió con una expresión muy triste:

«Los tiempos son malvados. Desgracias se abatirán sobre Francia, el trono será derribado, el mundo entero será alterado por desventuras de todo tipo. Pero venid a los pies de este altar; aquí se derramarán gracias sobre todos aquellos, grandes y pequeños, que las pidan con confianza y fervor».

Tras haberle hablado del futuro de su congregación, la Virgen retomó el tema:

«Habrá muertos, el clero de París tendrá víctimas, el monseñor arzobispo morirá. Hija mía, la Cruz será despreciada, la tirarán por tierra y correrá la sangre por las calles. Se abrirá de nuevo la herida en el costado de Nuestro Señor. Llegará el momento en que el peligro será tan grave, que creerán que todo está perdido. Hija mía, todo el mundo estará triste. Pero ¡tened confianza! Precisamente entonces yo estaré con vosotros; reconoceréis mi visita».

Haz acuñar una medalla sobre este modelo

El sábado 27 de noviembre de 1830, hacia las seis de la tarde, santa Catalina rezaba en la capilla, cuando se le apareció la Virgen a la altura del cuadro de san José.

Su rostro, con los ojos vueltos al cielo, era magníficamente bello. Estaba vestida de seda blanca y tenía en las manos una esfera dorada, que representaba el mundo y que ofrecía a Dios. Sus pies se apoyaban en una semiesfera.

En las manos tenía anillos con piedras preciosas de varias dimensiones; casi todas centelleaban y lanzaban rayos luminosos de diversa intensidad.

Catalina comprendió que los rayos representaban las gracias derramadas por la Virgen en las almas devotas, mientras que las gemas que quedaban oscuras simbolizaban las gracias que los hombres no le pedían.

La Medalla

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Durante esta aparición se formó en torno a ella como un marco oval, en el que estaba escrito en caracteres dorados esta frase: «Oh María concebida sin pecado, orad por nosotros que recurrimos a vos».

Entonces se oyó una voz que decía:

«Haz acuñar una medalla sobre este modelo. Todos los que la lleven al cuello recibirán grandes gracias, y éstas serán abundantes para las personas que la lleven con confianza».

Entonces la imagen pareció volverse, haciendo ver el reverso.

Apareció la letra M, coronada con la Cruz, y representados debajo el Sagrado Corazón llameante de Jesús, coronado de espinas, y el de María, traspasado por una espada.

El conjunto estaba rodeado por una corona de doce estrellas que recordaban el pasaje del Apocalipsis: «Una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza».

¿Qué significa la imagen? Los teólogos creen que es muy sencillo: M = María Madre; I = Iesus; + = Crucificado. El resultado es evidente: María Madre de Jesucristo crucificado Salvador.