Mark 8:27-35

Amigos, el Evangelio de hoy es sobre la confesión de fe que realiza Pedro. Frente a los discípulos, Jesús hace esta extraña pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” La respuesta que obtiene, inicialmente, es algo como una encuesta de opinión pública: para algunos era Juan el Bautista, para otros Elías, Jeremías o uno de los profetas.

Entonces Jesús se dirige a los que están más cerca, y les pregunta: “¿Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. Están callados, temerosos, reacios, incapaces de hablar. Finalmente, es Pedro quien habla: “Tú eres el Mesías”. Y responde bien. ¿Lo hace bien porque es el más inteligente? No. ¿Lo hace porque es santo y cercano a Jesús? No. Conocemos la historia de debilidad, traición y estupidez de Pedro.

Es el Padre quien le ha dado a Pedro la respuesta, no la mente inteligente o el corazón penetrante de Pedro. Es un don sobrenatural, un carisma especial. Y es sobre esta confesión inspirada que la Iglesia ha sido construída.

Nuestra Señora de los Dolores

Memoria Litúrgica, 15 de septiembre

Por: Tere Fernández | Fuente: catholic.net

Memoria

Memoria de Nuestra Señora de los Dolores, que de pie junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora. Fue la nueva Eva, que por su admirable obediencia contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su desobediencia trajo la muerte.

Los Evangelios muestran a la Virgen Santísima presente, con inmenso amor y dolor de Madre, junto a la cruz en el momento de la muerte redentora de su Hijo, uniéndose a sus padecimientos y mereciendo por ello el título de Corredentora.

La representación pictórica e iconográfica de la Virgen Dolorosa mueve el corazón de los creyentes a justipreciar el valor de la redención y a descubrir mejor la malicia del pecado.

Bajo el título de la Virgen de la Soledad o de los Dolores se venera a María en muchos lugares.

Un poco de historia

Bajo el título de la Virgen de la Soledad o de los Dolores se venera a María en muchos lugares. La fiesta de nuestra Señora de los Dolores se celebra el 15 de septiembre y recordamos en ella los sufrimientos por los que pasó María a lo largo de su vida, por haber aceptado ser la Madre del Salvador.

Este día se acompaña a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.

María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no la comprendamos.

Es Ella quien, con su compañía, su fortaleza y su fe, nos da fuerza en los momentos de dolor, en los sufrimientos diarios. Pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de Ella y comprender que, en el dolor, somos más parecidos a Cristo y somos capaces de amarlo con mayor intensidad.

¿Que nos enseña la Virgen de los Dolores?

La imagen de la Virgen Dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida. Encontremos en Ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufri-mientos.

Cuida tu fe:

Algunos te dirán que Dios no es bueno porque permite el dolor y el sufrimiento en las personas. El sufrimiento humano es parte de la naturaleza del hombre, es algo inevitable en la vida, y Jesús nos ha enseñado, con su propio sufrimiento, que el dolor tiene valor de salvación. Lo importante es el sentido que nosotros le demos.

Debemos ser fuertes ante el dolor y ofrecerlo a Dios por la salvación de las almas. De este modo podremos convertir el sufrimiento en sacrificio (sacrum-facere = hacer algo sagrado). Esto nos ayudará a amar más a Dios y, además, llevaremos a muchas almas al Cielo, uniendo nuestro sacrificio al de Cristo.

Oración:

María, tú que has pasado por un dolor tan grande y un sufrimiento tan profundo, ayúdanos a seguir tu ejemplo ante las dificultades de nuestra propia vida.

Si quieres saber más, visita la página de EWTN en la cual encontrarás hermosas meditaciones acerca del dolor y las oraciones tradicionales de esta fecha.

¿Quién dices que soy?

Santo Evangelio según San Marcos 8, 27-35. Domingo XXIV de Tiempo Ordinario.

Por: César Yali Molina Flores, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, permíteme descubrir quién eres realmente en mi vida.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 8, 27-35

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo.

Por el camino les hizo esta pregunta:»¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Algunos dicen que eres Juan Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas».

Entonces él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro le respondió: «Tú eres el Mesías». Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Y se puso a explicarles que era necesario que El Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día. Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro: «¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres». Después llamó a la multitud y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará»..

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el Evangelio del día de hoy Jesús te pregunta: «¿quién decís que soy?».Probablemente dirás «el Hijo de Dios» o cualquier otra respuesta, pero Dios quiere que respondas, node forma impetuosa como hizo Pedro, sino que veas en tu corazón y valores si lo que dices con los labios lo dices con tus acciones.

La vida cristiana no es fácil y el ímpetu por dar respuestas rápidas pueden llevarte a no comprender la magnitud de lo que dices o haces, es por esto que después que Pedro profesa que Jesús es el Hijo de Dios Vivo le increpa diciéndole:»¡Quítate de mí vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».Habiendo subrayado esto, pregúntate, ¿quién es realmente Jesús para mí? ¿Le veo como Dios hecho hombre o como uno más de quien se cuentan historias maravillosas y fantásticas? Para ayudarte a contestar éstas y otras preguntas que puedan surgirte contéstate y recuerda, ¿cómo, (cuándo y dónde) fue la experiencia con Jesús que me cambió la vida?

Si eres casado o tienes una relación sentimental con alguien, recuerda esos momentos que te llevaron a querer entablar una relación, que te llevaron a tener un proyecto común con esa persona; reviviendo esos momentos memorables podrás responder quién es la persona que está a tu lado, afianzarás esos lazos que les unen y renovarás el amor que hay en ti por esa persona especial en tu vida. De la misma forma, pero ahora con Cristo, recuerda esos momentos en que libremente decidiste seguirle y hacerle parte de tu vida; revive esos momentos y podrás responder quién es para ti y de igual forma afianzaras los lazos familiares y amistosos que les unen.

Que san José y la Virgen María te guíen en tu caminar, que puedas renovar tu relación con Cristo y responderte quién es Él en tu vida.

«Llegamos hoy al punto crucial en el que Jesús, después de haber verificado que Pedro y los otros once habían creído en Él como Mesías e Hijo de Dios «empezó a explicarles que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho…, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día». Es un momento crítico en el que emerge el contraste entre la forma de pensar de Jesús y la de los discípulos. Pedro, de hecho, se siente en el deber de regañar al Maestro, porque no puede atribuir al Mesías un final así de innoble. Entonces Jesús, a su vez, regaña duramente a Pedro, le marcó la línea, porque no piensa «según Dios, sino según los hombres» y sin darse cuenta hace la parte de Satanás, el tentador. Sobre este punto insiste también el apóstol Pablo, el cual, escribiendo a los cristianos de Roma, les dice: «No os ajustéis a este mundo, no ir con los esquemas de este mundo, sino transformaros por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es voluntad de Dios»».

(S.S. Francisco, ángelus 31 de agosto de 2014).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, ante Jesús Eucaristía, recordaré esos momentos en que decidí seguirlo y le pediré que me ayude a serle siempre fiel.

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Por qué septiembre está dedicado a Nuestra Señora de los Dolores?

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Philip Kosloski – publicado el 02/09/19 – actualizado el 15/09/23

La tradición se remonta al siglo XVII, cuando los servitas establecieron una fiesta especial en septiembre

Alo largo de los siglos, creció la costumbre de dedicar ciertos meses del año a temas espirituales específicos. Septiembre se hizo conocido como el mes de «Nuestra Señora de los Dolores».

Inicialmente, esto puede parecer una designación extraña, ya que Nuestra Señora de los Dolores generalmente está relacionada con la crucifixión de Jesús, que en el año litúrgico de la Iglesia se celebra en marzo o abril.

Sin embargo, desde el principio se desarrolló una fiesta el 14 de septiembre llamada «La exaltación de la Santa Cruz». El misal diario de san Andrés explica:

«Originalmente, esta fiesta celebró el hallazgo de la Santa Cruz por santa Elena y la consagración, el 14 de septiembre del 335, de las basílicas construidas por Constantino en los sitios del Santo Sepulcro y el Calvario en Jerusalén».

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Fiesta mariana

Esto trajo a septiembre una meditación particular sobre la cruz de Jesucristo, y para el siglo XVII se desarrolló una fiesta mariana complementaria el 15 de septiembre.

En el siglo XVII, los servitas celebraron la fiesta solemne de los Siete Dolores de Nuestra Señora, que en 1817 fue extendida a toda la Iglesia por Pío VII como un memorial de sus sufrimientos en el exilio y el cautiverio y de su liberación a través de la intercesión de la Virgen.

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Además, en 1912 el Papa san Pío X transfirió esta fiesta del tercer domingo de septiembre al octavo día de la Natividad de Nuestra Señora (8 de septiembre).

Originalmente, esta fiesta estaba más centrada en los sufrimientos de María a lo largo de su vida temprana, excluyendo la Pasión de Jesús, su Hijo, pero con el tiempo ha llegado a representar todo el sufrimiento de María.

A causa de estas dos fiestas centrales, septiembre se ha convertido en un mes dedicado a Nuestra Señora de los Dolores.