Referencias Bíblicas
• Matthew 25:14-30
• Obispo Robert Barron
Amigos, el Evangelio de hoy nos trae la desafiante parábola de los talentos. Un hombre se va de viaje, pero antes de partir le confía su dinero a tres de sus sirvientes. A uno le da cinco talentos, al segundo le da dos y al tercero le da uno.
El primero negocia los cinco talentos. Lo mismo hace el segundo, y ambos reciben un buen retorno en su inversión. El tercero cautelosamente entierra su talento. Cuando el dueño vuelve del viaje, felicita a los primeros dos y les da mayores responsabilidades, pero al tercero lo reprende.
A Jesús le gustaba usar ejemplos tomados del mundo de los negocios. Y especialmente le agrada esta dinámica de la inversión como modelo de la vida espiritual. La razón es clara: Dios existe en forma de regalo. Por ello, si quieres Su vida en ti debes aprender a darla. Piensa en los talentos como todo lo que has recibido de Dios: vida, aliento, ser, y capacidades. Vienen de Dios y por lo tanto son un regalo. Si te aferras a ellos, de la manera que lo hizo el tercer sirviente, no crecerán; sino que, de hecho, se marchitarán.
Ramón Nonato, Santo
Cardenal, 31 de agosto
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Martirologio Romano: En Cardona, de Cataluña, san Ramón Nonato, que fue uno de los primeros socios de san Pedro Nolasco en la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, y es tradición que, por el nombre de Cristo, sufrió mucho para la redención de los cautivos (c. 1240).
Fecha de canonización: Su culto fue confirmado en 1657 por el Papa Alajandro VII
Patronato: mujeres embarazadas, de las parturientas, madres que dan de lactar, de los niños, de los inocentes.
Breve Biografía
Nació en los mismos comienzos del siglo XIII. Su nombre deja boquiabierto a quien lo oye o lo lee por primera vez. Nonnato -Nonato por más breve- sugiere a un santo sólo potencial; como si la palabra fuera un slogan publicitario que estuviera invitando a quien lo lee o escucha a que se decidiera a iniciar una programa que acabara con la santidad del guión preestablecido. De hecho, significa no-nacido. ¿Pretenderá decir el extraño nombre que, por no haber nacido todavía el santo que rellene el expediente completo de sus cualidades y virtudes, está como esperando la Iglesia a que haya uno que se decida de una vez a reproducirlas? Eso sería, lógicamente, confundir la santidad como algo que brota de la voluntad y decisión humana, cuando ella es en verdad el resultado de la acción del Espíritu Santo con quien se coopera libremente. Sería sencillamente pelagianismo.
El calificativo -que ha pasado ya a ser nombre- le viene a Ramón por el hecho de haber sido sacado del claustro materno, por medio de una intervención quirúrgica, cuando ya había muerto su madre. Por eso no nació como nacen normalmente los niños, lo extrajeron. Fue en Portell, en Lérida, cuando se iniciaba el siglo XIII.
La buena y alta situación de su padre le posibilitó crecer en buen ambiente y formación, aunque sin el cariño y los cuidados de una madre. Cuentan de su primera juventud la devoción especialísima a la santísima Virgen que le llevaba con frecuencia a visitar la ermita de san Nicolás donde pasaba ratos mientras sus rebaños pastaban. Luego su padre quiso irlo incorporando poco a poco a las tareas de administración de sus posesiones y esa fue la razón por la que se le encuentra en Barcelona en el intento de aprender letras y números. Allí tuvo ocasión de trabar amistad con Pedro Nolasco -que por aquel entonces era comerciante- y de compartir mutuamente los deseos de fidelidad a la fe cristiana vivida con radicalidad, llegando incluso a considerar la posibilidad de entrar en el estado clerical.
Como el padre disfruta de un gran sentido práctico, lo reincorpora al terruño de Portell y le encarga la explotación de varias de sus fincas. Pero, sigue diciendo la antigua crónica, que la misma Virgen María le comunica su deseo de que ingrese en la recién fundada Orden de la Merced y allí está de nuevo en Barcelona puesto a disposición completa en las manos de su antes amigo Pedro Nolasco.
Noviciado, profesión, ordenación sacerdotal y ministerio en el hospital de santa Eulalia se suceden con la normalidad propia de quien tiene prisa para cumplir el cuarto voto mercedario consistente en redimir a los cautivos y servir de rehén en su lugar si procede.
En el norte del continente negro predica, consuela, cura, fortalece, atiende y transmite paciencia a los cautivos de los piratas berberiscos; comprende bien su situación y se hace cargo de que están rodeados de todos los peligros para su fe. Incluso él mismo tuvo que soportar cárcel y la tortura de que sellaran sus labios por ocho meses con un candado para impedirle la predicación.
A su vuelta a España entre el clamor de las multitudes, lo nombra Cardenal de la Iglesia el papa Gregorio IX, reconociendo sus méritos y virtud de la caridad practicada de modo heroico; pero no le dio tiempo a llegar a Roma por morir, antes de cumplir los cuarenta años, cuando se disponía a hacerlo.
Por el empeño de hacerse cargo de su cuerpo tanto los frailes mercedarios como los nobles señores de Cardona, decidieron de común acuerdo darle sepultura allá donde lo decidiera una mula ciega que lo llevó a lomos hasta que quiso pararse ante la ermita de San Nicolás, de Portell.
Desaparecieron las reliquias, irrecuperables ya para la veneración, en el año 1936.
Lo que no ha sido relegado al olvido por sus paisanos es la figura del santo y su acción caritativa. Esa devoción secular que se refleja incluso en las fiestas y en el folklore. No digamos nada sobre la devoción que le profean todas las parturientas que lo tienen como especial patrón para su trance.
Se divulgó por el mundo la pintura que lo muestra con la Custodia en la mano derecha expresando así la fuente de su caridad con los hombres.
Los talentos
Santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30.
Sábado XXI del Tiempo Ordinario.
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, gracias por los talentos que me has dado. No permitas que la apatía o el desánimo me lleven a enterrarlos o a utilizarlos para mi beneficio personal. Ilumina mi oración, permite que me acerque a ti con confianza y con un corazón sincero, para desprenderme de mi voluntad y unirme más a la tuya.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el de los dos talentos dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el que había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor le respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este pasaje pareciera descubrir un Dios severo, un Dios ambicioso que sólo se preocupa por su dinero y por la eficacia de sus empleados. Pero necesito no quedarme en lo superficial de tu Evangelio sino poder ir a lo profundo, a la enseñanza que me quieres dejar.
Algo en lo que podría fijar mi mirada es que no dejas a ningún obrero sin talento. A todos les das algo con lo cual puedan fructificar. A uno le das diez, a otro cinco, a otro uno. Y a mí, ¿cuántos me has dado? … Dame la gracia de descubrir cuáles son esos talentos y ayúdame a no compararme con aquellos que puedan tener más o mejores talentos que los míos. Tú has repartido los talentos de acuerdo a la capacidad de cada uno.
Los talentos no son un derecho. Son un regalo que tu amor me hace. Generalmente un regalo se recibe para usarlo, ponerlo en acción, compartirlo. No lo recibo para guardarlo sin destapar y mantenerlo ajeno a mi vida. Esto fue lo que hizo aquel siervo del Evangelio. No se detuvo a valorar la confianza que le había dado su señor, ni lo valioso del único talento que poseía, ni lo mucho que podía ganar con él. Simplemente recibió y escondió, desenterró y entregó.
Dame la gracia, Señor, de poner a trabajar los regalos, los talentos que me has dado. Que no tema arriesgar los talentos que me has regalado para así hacerlos multiplicar. Dame la confianza necesaria para poner toda mi vida al ruedo y así crecer en mi plenitud personal y en la extensión de tu Reino.
«Ante las necesidades del prójimo, estamos llamados a privarnos —como esos niños, de la mitad del filete— de algo indispensable, no sólo de lo superfluo; estamos llamados a dar el tiempo necesario, no sólo el que nos sobra; estamos llamados a dar enseguida sin reservas algún talento nuestro, no después de haberlo utilizado para nuestros objetivos personales o de grupo». (Francisco, Angelus, 8 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Analiza tu jornada. ¿Qué has hecho hoy? ¿Qué cualidades han dado su fruto? ¿Cuántas veces has dejado sin hacer lo que debías?
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Cuál era el verdadero apellido de san Ramón Nonato?
Siempre se le ha llamado así, pero ¿sabemos en verdad cuál era el apellido de san Ramón? ¿Y quién era su padre?
La devoción a san Ramón Nonato se remonta al siglo XIV. Ya al morir el 31 de agosto de 1345, tanto el pueblo donde nació -Portell, en la provincia de Lleida (España)- como Cardona -donde fallece, en la actual provincia de Barcelona- se disputan sus restos mortales.
Su fama de santidad existía ya en vida, porque había sido un mercedario famoso por su devoción a la Eucaristía y por su amor al prójimo expresado en obras: había viajado cuatro veces a África a redimir cautivos y había sufrido allí prisión y torturas.
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Se sabe que en dos de sus cuatro viajes a Argel tuvo que dejarse tomar como prisionero a cambio de que quedaran libres los cristianos retenidos: no había suficiente dinero para el pago de cristianos (que se vendían como esclavos) y, en esos casos, los religiosos suplían con su propia persona hasta que llegara más dinero procedente de Europa. A veces tardaban un año, como ocurrió en el primer encierro de Ramón.
Un candado en su boca
En el último de los viajes de Ramón Nonato, al ver los musulmanes que evangelizaba, no solo lo encarcelaron sino que le clavaron un candado en la boca para que no pudiera hablar. No es leyenda, es hecho histórico.
Una vidriera del monasterio de San Ramón representa la tortura del candado en la boca a la que se sometió al santo mercedario.
A la vuelta del cuarto viaje, el Papa (que en aquellos momentos se encontraba en Aviñón), emitió su nombramiento como cardenal. Sin embargo, Ramón moriría antes de volver a encontrarse con el Papa (sí había tenido oportunidad de estar con él en anteriores ocasiones por su trabajo en la Orden Mercedaria).
Un nuevo libro documental
Pero, ¿cómo se llamaba realmente san Ramón Nonato? El padre Joaquín Millán, de la Orden Mercedaria, mencionó este dato y otros muchos acerca del santo en su libro, «San Ramón y su santuario. Manifestación del poder de Dios», editado por la propia Orden.
El monasterio de San Ramón está a pocos kilómetros de Portell. En el siglo XIII estas tierras eran propiedad del vizconde de Cardona.
Este autor prueba que el auténtico apellido de san Ramón era otro: «Nonato se le llamó a Ramón porque había nacido de una forma singular. Su madre, embarazada, había fallecido, y fue el propio vizconde de Cardona el que sacó al bebé de la madre muerta rajando lateralmente el vientre de la mujer con su espada».
El suceso dejó conmocionado al pueblo de Portell y fue largamente comentado, por lo que desde aquel momento se le comenzó a llamar Ramón no-nat (en catalán, no nacido).
Actualmente, en la casa donde nació hay una ermita de San Ramón y en el dintel de la puerta puede leerse: «Ací es nat sant Ramon Nonat» (Aquí nació San Ramón Nonato).
Dintel de la puerta de la ermita de san Ramón donde puede leerse que nació allí.
¿Quién descubrió su apellido?
«Fue difícil encontrar su apellido. En todos lados aparecía como Nonat. Pero en el siglo XVII, fray Juan Antillón Perdiguera descubre un documento crucial. Es el acta de reunión de capítulo de 1324, que tuvo lugar en el monasterio mercedario del Puig, en Valencia. Allí aparece Ramón Surró. Es Ramón Nonato que aparece con el apellido oficial».
¿Emparentado con el vizconde de Cardona?
El padre Millán explica que Surró viene de «sarraceno» y hace referencia al aspecto moreno de la piel.
«¿Cuál era el vínculo de san Ramón Nonato con Cardona y por qué el vizconde de Cardona tuvo tanta preocupación por la madre de Ramón Nonato y por salvar a su hijo no nacido? Este estudioso recuerda que el señor de Cardona tuvo varios hijos ilegítimos, nacidos fuera de matrimonio, que quedaban excluidos del derecho a herencia. Ramón bien pudiera estar vinculado por sangre a este linaje, de ahí que el mismo vizconde que lo hizo nacer quisiera ser su padrino de bautizo».
Ermita de san Ramón de Portell (Lleida).
«De hecho, el padre de Ramón -prosigue- era agricultor, sin título ni grandes posesiones más allá de la tierra que cultivaba, pero tanto el pueblo de Portell como el territorio donde hoy se encuentra el monasterio de San Ramón pertenecían a Cardona, que fue uno de los territorios más importantes de la actual Cataluña».
La riqueza de Cardona se debía no solo a la extensa geografía sino a la sal, que aflora de forma natural en esta cuenca y que se explotaba ya desde el Neolítico. Y de ahí que al linaje de los Cardona se los conociera como «los señores de la sal» (teniendo en cuenta que en la Edad Media era la materia prima que permitía conservar los alimentos).
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