Referencias Bíblicas
• Matthew 22:1-14
• Obispo Robert Barron
Amigos, el Evangelio de hoy nos dice que el Reino del Cielo se parece a un rey que dió una fiesta nupcial para su hijo. Observen que el padre (Dios Padre) está brindando un banquete para su hijo (Dios Hijo), cuya novia es la Iglesia. Jesús es el matrimonio de la divinidad con la humanidad, y nosotros, sus seguidores, estamos invitados a unirnos a la alegría de esta unión.
La feliz intimidad del Padre y el Hijo se ofrece ahora a nosotros para ser compartida. Escuchemos a Isaías para conocer los detalles de este banquete: “El Señor de los ejércitos ofrecerá a todos los pueblos sobre esta montaña un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos añejados, de manjares suculentos, medulosos, de vinos añejados, decantados”.
Ahora bien, hay algo delicado en todo esto. Porque es el rey quien está realizando la invitación y es el banquete nupcial de su hijo. Vemos entonces que es extremadamente importante responder la invitación del Rey de reyes.
Hemos escuchado la invitación de Dios para entrar en Su intimidad, para hacer que Él sea el centro de nuestras vidas, para estar casado con Él en Cristo, y a menudo encontramos excusas de lo más patéticas para no responder.
María Reina, Santa
Memoria Litúrgica, 22 de agosto
Por: Tere Fernandez del Castillo
Fuente: Catholic.net
María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo
Martirologio Romano: Memoria de la Bienaventurada Virgen María, Reina, que engendró al Hijo de Dios, Príncipe de la paz, cuyo reino no tendrá fin, y que es saludada por el pueblo cristiano como Reina del cielo y Madre de misericordia.
El 22 de agosto celebramos a la Santísima Virgen María como Reina. María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo.
Un poco de historia La fiesta de hoy fue instituida por el Papa Pío XII, en 1955 para venerar a María como Reina igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. A Ella le corresponde no sólo por naturaleza sino por mérito el título de Reina Madre.
María ha sido elevada sobre la gloria de todos los santos y coronada de estrellas por su divino Hijo. Está sentada junto a Él y es Reina y Señora del universo.
María fue elegida para ser Madre de Dios y ella, sin dudar un momento, aceptó con alegría.
Por esta razón, alcanza tales alturas de gloria. Nadie se le puede comparar ni en virtud ni en méritos. A Ella le pertenece la corona del Cielo y de la Tierra.
María está sentada en el Cielo, coronada por toda la eternidad, en un trono junto a su Hijo. Tiene, entre todos los santos, el mayor poder de intercesión ante su Hijo por ser la que más cerca está de Él.
La Iglesia la proclama Señora y Reina de los ángeles y de los santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Es Reina del Cielo y de la Tierra, gloriosa y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, no sólo con el dulce nombre de Madre, sino también con el de Reina, como la saludan en el cielo con alegría y amor los ángeles y todos los santos.
La realeza de María no es un dogma de fe, pero es una verdad del cristianismo. Esta fiesta se celebra, no para introducir novedad alguna, sino para que brille a los ojos del mundo una verdad capaz de traer remedio a sus males.
María Reina según San Maximiliano Kolbe y San Luis de Montfort
El banquete está preparado
Santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14.
Jueves XX del Tiempo Ordinario
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios mío, me invitas, me llamas incansablemente a tener un encuentro misterioso en el amor. Tu iniciativa me conmueve. Ayúdame a elevar mi corazón hacia Ti para saber corresponder a tanto amor, participando dignamente en este banquete de la oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14
Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo:
«El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados:
«Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.» Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. Entonces dice a sus siervos: «La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos. Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda.» Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales. «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: «Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?» El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: «Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.» Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cólera de corazón, decepción ante una bella expectativa, frustración ante el último rechazo de lo que había sido un formidable plan. El Rey invita a las personas a venir a su banquete, es un Rey generoso, un Rey que sobrelleva el peso del derroche mientras eso le suponga la felicidad del invitado.
Pobre Rey que tenía bien presente a cada uno de los que deseaba ver en su palacio. Anhelaba el corazón del Rey poder abrir sus brazos recibiendo al huésped esperado, pero éste no quiso venir, simplemente así: no quiso, no supo o no quiso saber…
Yo, persona que me gusta que me imploren, que me soliciten varias veces. Yo, persona que subyace en la tendencia de esperar a que me rueguen. Yo, persona que no soy feliz, aun si haber salido de mí misma.
Soy una persona que buscando la felicidad en preferirme, he encontrado la irónica tristeza de quien no se entrega. Soy yo un comensal que fue invitado a ese banquete, y que ahora solo puedo vagamente imaginar y saborear. Soy el invitado que pensó encontrar mayor placer en dedicarse ciegamente a los afanes de esta vida, sin pensar siquiera en dirigir la vista, por lo menos una vez, hacia los gozos que del cielo se desprenden. Soy esa persona, ese invitado…
Pero tengo la certeza de que el Rey llamó dos veces…
Hoy, Señor, quiero pedirte perdón por los momentos en que no acepté tu voluntad. Quiero volverme a tu misericordia, por las veces en que no confié en ti. Me encuentro aquí con el deseo de empezar una vez más y de aceptar esa segunda invitación. De extender mi mano para que la tomes y me lleves caminando junto a ti hacia el banquete, pues deseo dar el paso de este día también; y acoger tu voluntad desde mi corazón.
«De este modo, sentarse en la mesa con Jesús significa ser transformados y salvados por Él. En la comunidad cristiana la mesa de Jesús es doble: está la mesa de la Palabra y la mesa de la Eucaristía. Son estas las medicinas con las cuales el Médico Divino nos cura y nos nutre». (S.S. Francisco, audiencia del 13 de abril de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. Propósito Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación. Ser sincero con todos y en todo, fortaleciendo esta actitud en el sacramento de la reconciliación.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Francisco: El mundo está dividido, recemos y llevemos la paz
Al final de la audiencia general, nueva invitación del Papa a recordar a «la martirizada Ucrania que tanto sufre», Myanmar, Sudán del Sur y Kivu del Norte: «Y no olvidemos Palestina e Israel: que allí haya paz».
Es un sentido llamamiento a la paz el que el Papa Francisco, preocupado por los numerosos conflictos en el mundo, hace al final de la audiencia general. Pronunciando unas palabras tras saludar a los peregrinos italianos, el Pontífice exhortó a no olvidar a «la atormentada Ucrania que tanto sufre», y a las naciones donde todavía hay combates.
No olvidemos Myanmar, Sudán del Sur, Kivu del Norte y tantos países que están en guerra.
La invitación a rezar por la paz
Mientras no se detiene el avance del ejército de Moscú en Donetsk y el de las fuerzas de Kiev en territorio ruso, y se espera que Hamás e Israel lleguen a un acuerdo de alto el fuego en Gaza, Francisco nos pide una vez más que recemos por el cese de las armas.
Recemos por la paz. Y no olvidemos Palestina e Israel: que haya paz allí.
Necesitamos los frutos del Espíritu
El Papa invocó también la paz al saludar a los fieles de lengua polaca presentes en el Aula Pablo VI, subrayando cuán necesarios son hoy los frutos del Espíritu en las diversas dimensiones sociales.
Nuestro mundo, marcado por guerras y divisiones, necesita más que nunca los frutos del Espíritu Santo. Empezando por vuestras familias y vuestros lugares de trabajo, llevad el amor, la paz y la bondad a vuestra vida cotidiana.
Por último, recordando las peregrinaciones a pie que han tenido lugar en las últimas semanas a Jasna Góra, Francisco deseó que las oraciones de los fieles, por intercesión de María, «concedan al mundo el don de la tan deseada paz».
¿Por qué la Virgen María está amamantando a san Bernardo?
Hay mucho simbolismo tras la popular imagen medieval de la Virgen alimentando con leche materna a un santo
En el arte medieval era común representar a la Virgen María con los senos expuestos, extrayendo manualmente la leche de ellos. En ocasiones había un santo en el extremo receptor de la leche, como san Bernardo de Claraval.
Esta imagen de san Bernardo siendo amamantado por los senos de la Virgen María se debe a una leyenda popular relacionada con su vida.
San Bernardo fue un devoto monje cisterciense del siglo XI que tenía un profundo amor por la Virgen María.
Su nombre a menudo está relacionado con el Memorare, una de las oraciones marianas más populares de todos los tiempos, aunque él no compuso esta oración.
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Leche maravillosa
Según varias historias medievales de su vida, san Bernardo tuvo una visión de la Virgen María. El autor Richard Storrs cuenta la historia en su libro sobre san Bernardo.
A la Santa Virgen se le había aparecido, acompañada por santos, en su dolorosa enfermedad, y con un toque suave había aliviado su angustia, eliminado su enfermedad y comprobado el flujo feroz de saliva de sus labios, esos labios de los que salían quizás las palabras más sabias y ordenadas escuchadas en Europa”.
Murillo inmortalizó una forma más extrema que la leyenda adoptó posteriormente en una famosa imagen en la Galería Real de Madrid, donde se representa a la Virgen Madre apareciéndosele a Bernardo mientras está sentado entre sus libros, y haciendo que la leche de su pecho caiga sobre sus labios, no solo para sanarlos sino para dotarlos de elocuencia celestial, mientras los querubines la rodean en un resplandor de gloria celestial.
Este episodio a menudo es llamado “La lactancia de San Bernardo”, y generalmente se representa con un chorro de leche que entra en la boca de Bernardo, aunque a veces las historias relatan que la Virgen María le dio tres gotas de su leche.
Simbolismo espiritual
La historia y su posterior descripción no fueron extrañas para los cristianos medievales, ya que la lactancia materna era un hecho común de la vida y tradicionalmente se asociaba con una persona alimentada tanto física como espiritualmente.
Hacer que la Virgen María exponga sus senos para alimentar a los fieles cristianos no fue escandaloso de ninguna manera y tenía la intención de significar una realidad espiritual más profunda.
La lactancia materna a menudo estaba espiritualmente conectada en el Antiguo Testamento con la recepción de la sabiduría o las bendiciones de Dios.
“Alegraos, Jerusalén, y regocijaos por ella todos los que la amáis, llenaos de alegría por ella todos los que por ella hacíais duelo; de modo que maméis y os hartéis del seno de sus consuelos, de modo que chupéis y os deleitéis de los pechos de su gloria” (Isaías 66, 10-11).
San Pablo en el Nuevo Testamento vincula de manera similar la lactancia materna con la transmisión de la fe cristiana.
“Yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche y no alimento sólido, pues todavía no lo podíais soportar. Ni aún lo soportáis al presente; pues todavía sois carnales” (1 Corintios 3, 1-3).
Lenguaje del amor
En los últimos años, el papa Francisco ha alentado a las mujeres a amamantar a sus hijos, vinculándolo a darles un regalo de sí mismas.
“Los bebés tienen su propio dialecto. Si uno comienza a llorar, los demás lo seguirán, como en una orquesta. Si comienzan a hacer el “concierto”, es porque no se sienten cómodos. O tienen demasiado calor, o no están cómodos, o tienen hambre. Si tienen hambre, amamantarlos, sin miedo, darles de comer, porque ese es el lenguaje del amor”.
El papa Francisco rompe 4 veces el estigma de amamantar en público
Una lista de todo lo que ha dicho el Papa sobre las madres que dan el pecho en público, incluyendo: “La primera predicación de Jesús en el establo fue un llanto”
Por extraño que parezca, amamantar en público sique siendo un tema polémico que hace que las madres se sientan incómodas y avergonzadas cuando tratan de lidiar discretamente con sus bebés llorando. Y la cosa es clara: un recién nacido hambriento tiene una sola misión que ha de ser atendida de inmediato. Si no, el llanto será cada vez más alto.
Así que, cuando el papa Francisco animó a las madres a que amamantaran en la iglesia, todos los bebés del mundo se alegraron y las madres suspiraron aliviadas ante la perspectiva de unas misas mucho más tranquilas en el futuro. El papa Francisco lo entiende. Necesitamos apoyar al prójimo y los valores familiares allá donde estemos.
No obstante, esta no ha sido la primera vez que el papa anima públicamente a dar el pecho sin reservas. Durante los últimos años el Papa ha hecho una serie de afirmaciones que son dignas de recordar.
Capilla Sixtina, 8 de enero de 2016
Al escuchar llorar a un bebé, el Papa dijo: “Como la ceremonia es un poco larga, alguno llora por hambre. Si es así, vosotras madres amamantadles también, sin miedo, con toda normalidad. Como la Virgen amamantaba a Jesús”.
Luego siguió describiendo la misa, que incluía el bautizo de 28 bebés, como un “concierto”. Y añadió: “A mí me gusta pensar que la primera predicación de Jesús en el establo fue un llanto”.
Nos encanta: Cómo nos recuerda el Papa la naturaleza humana de Jesús y Su madre, María. Cómo nos señala lo sagrado y hermoso del llanto de los bebés (y con tanto aplomo, ¡sería un cuidador perfecto!).
Capilla Sixtina, enero de 2015
En esta ocasión, mientras bautizaba a 33 bebés, el papa Francisco se salió del guión para tener en cuenta a su público. “Vosotras, mamás, dad a vuestros hijos la leche —incluso ahora, si lloran por hambre, amamantadlos, tranquilas”.
Su anterior “dar la leche” ha sido revisado por “dar el pecho”. Fueron solo unas palabras, pero unas palabras de ánimo. Prosiguió pidiendo a la congregación que pensara en las pobres madres de todo el mundo, “muchas, lamentablemente, que no están en condiciones de dar de comer a sus hijos”.
Nos encanta: El Papa nos recuerda que dar el pecho a nuestros bebés es, de hecho, un privilegio.
Entrevista, La Stampa, 14 de diciembre de 2013
En una entrevista que dio justo antes de su primera Navidad como pontífice, el papa Francisco quiso dirigirse a los que pasan hambre y sufren en el mundo. “Hay muchos niños que lloran porque tienen hambre. El otro día, en la audiencia del miércoles, atrás de una valla había una joven mamá con su niño de pocos meses. Cuando pasé, el niño lloraba mucho. La mamá lo acariciaba. Le dije: ‘Señora, creo que el pequeño tiene hambre’. Ella respondió: ‘Sí, ya es hora…’. Y le dije: ‘¡Pero dele de comer, por favor!’”.
Nos encanta: El pontífice refuerza el mensaje de que hay muchos lugares donde no hay solución fácil para el hambre. Pero si podemos alimentar a nuestros bebés hambrientos y están llorando para ser alimentados, aunque sea en público, sí hay una solución sencilla. Debemos amamantarlos. “Dar de comer al hambriento” también se aplica a los bebés y a los pechos de las madres.
Buenos Aires, Argentina, 24 de marzo de 2005
A veces una imagen vale más que mil palabras. Aunque este día de hecho no habló para manifestar su apoyo a la lactancia natural, una fotografía captó a Francisco como arzobispo de Argentina besando el pie de un bebé en brazos de una madre mientras otro bebé recibía el pecho de su madre justo al lado.
Al tratar la situación con normalidad, el papa Francisco reconoce que amamantar es algo sencillamente hermoso y precioso, algo que no es necesario esconder.
Nos encanta: La ternura del Papa mientras levanta el diminuto pie del bebé para besarlo.
Gracias, papa Francisco. Sirve de mucho un poco de ánimo para las madres cansadas que intentan dar lo mejor de sí mismas y alimentar a sus hijos.