Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Pero la humanidad Te grita día y noche,
Desde el abismo de la miseria, de los pecados y de cada dolor.
Escucha los gemidos y las lágrimas.  Tú que reinas en el cielo,
Dios de gran misericordia, Dios de piedad.

El hombre pecó, pero no está en condiciones de pedir perdón,
Porque un abismo infinito se abrió entre Dios y el hombre,
Y llama con la voz de su miseria: envíanos Tu piedad,
Pero Yahvé calla…. Y pasa un siglo tras otro.

Aumenta la añoranza de toda la humanidad
De Aquel que le había sido prometido.
(104) Ven, Cordero de Dios y quita nuestras culpas,
Ven, alumbra nuestras tinieblas como un rayo luminoso.

Y la humanidad sin cesar clama a Ti, Señor de los señores,
A tu insondable misericordia, a Tu piedad.
Oh gran Yahvé déjate aplacar,
Recuerda Tu bondad y perdona nuestras maldades.

Reflexión: Pecado II

La infinita bondad de Dios en la creación de los hombres. Pero la humanidad te grita día y noche desde el abismo de la miseria de los pecados y de cada dolor. Escucha los gemidos y las lágrimas, tú que estás en el cielo Dios de gran misericordia, Dios de piedad. El hombre pecó, pero no está en condiciones de pedir perdón porque un abismo infinito se abrió entre Dios y el hombre y llama con la voz de su miseria. Envíanos tu piedad. Pero Yahvé calla y pasa un siglo tras otro. Aumenta la añoranza de toda la humanidad. De aquel que le había sido prometido. Ven cordero de Dios y quita nuestras culpas ven, alumbra nuestras tinieblas como un rayo luminoso y la humanidad sin cesar clama a ti, Señor de los señores a tu insondable misericordia. A tu piedad oh gran Yahvé. Déjate aflorar. Recuerda tu bondad. Y perdona nuestras maldades. Muchas almas que pecan están en una infidelidad casi continua en pequeñas cosas. Son impacientes, poco coherentes en sus pensamientos, juicios y palabras, no se dominan a sí mismos, son demasiados privados en su lenguaje, relajados en su piedad. El alma pierde así el esplendor de su belleza y Dios va retirándose cada vez más de ella. Poco a poco pierde el alma sus puntos de contacto con Dios. En él no ve al padre amoroso y amado a quien se entregaba con filial ternura, algo, se ha interpuesto entre los dos, es el camino de iniciado de la tibieza, pidamos hoy a la virgen que nos conceda aborrecer no solo el pecado mortal sino también el pecado deliberado. Debemos pedir al espíritu santo que ayude a reconocer con sinceridad nuestras faltas y pecados, a tener una conciencia delicada que pide perdón y no justifica errores.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te libre del pecado, a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce