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• John 15:9-17

Bishop Robert Barron

 

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús dice a sus discípulos: “Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de Mi Padre”.

Muchos movimientos místicos y filosofías del mundo antiguo —el platonismo y el gnosticismo vienen rápido a la mente— hablaban de Dios o de lo sagrado, pero hablaban de ello como una fuerza, un valor o una fuente ontológica. Es algo impersonal e infinitamente alejado del mundo de la experiencia cotidiana. Estas escuelas antiguas encuentran eco en muchas teologías modernas y contemporáneas. Pensemos en el deísmo, que fue tan influyente en los fundadores de los Estados Unidos, o incluso en la filosofía New Age de nuestro tiempo. Estos hablan de un principio o poder “divino”, pero uno nunca soñaría con dirigirse a una fuerza como “Tú” o entablar una conversación íntima con ella.

Luego está la Biblia. Las Escrituras obviamente presentan a Dios como un Creador abrumador, trascendente, incontrolable e inescrutable de los cielos y la tierra, pero insisten en que este poder sublime y aterrador es una persona que se digna hablarnos, guiarnos e invitarnos a entrar en Su Vida.
Al hacer esa afirmación, que ya no llamaba servidores a sus discípulos, sino amigos, Jesús da vuelta toda filosofía religiosa y misticismo.

 

 

Matías, Santo

Fiesta litúrgica, 14 de mayo

Por: n/a | Fuente: ACI Prensa || EWTN
Apóstol

Martirologio Romano: Fiesta de san Matías, Apóstol, que siguió al Señor Jesús desde el bautismo de Juan hasta el día en que Cristo subió a los cielos y, por esta razón, después de la Ascensión del Señor fue puesto por los apóstoles en el lugar que había ocupado Judas, el traidor, para que, formando parte del grupo de los Doce, fuese testigo de la Resurrección. († s. I)

Etimológicamente: Matías = “don de Dios”. Viene de la lengua hebrea.

Breve Biografía


Clemente de Alejandría, basándose en la tradición, afirma que San Matías fue uno de los 72 discípulos que el Señor envió a predicar durante su ministerio. Los hechos de los Apóstoles afirman que Matías acompañó al Salvador, desde el Bautismo hasta la Ascensión.

Cuando San Pedro decidió proceder a la elección de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los candidatos fueron José, llamado Bernabé y Matías. Finalmente, la elección cayó sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de los doce.


El Espíritu Santo descendió sobre él en Pentecostés y Matías se entregó a su misión.

Clemente de Alejandría afirma que se distinguió por la insistencia con que predicaba la necesidad de mortificar la carne para dominar la sensualidad. Esta lección la había aprendido del mismo Jesucristo.

Según la tradición, predicó primero en Judea y luego en otros países. Los griegos sostienen que evangelizó la Capadocia y las costas del Mar Caspio, que sufrió persecuciones de parte de los pueblos bárbaros donde misionó y obtuvo finalmente la corona del martirio en Cólquida.

 

Los «Menaia» griegos sostienen que fue crucificado. Se dice que su cuerpo estuvo mucho tiempo en Jerusalén y que Santa Elena lo transladó a Roma.

Este es el apóstol No. 13 (El 14 es San Pablo). Es un apóstol «póstumo» (Se llama póstumo al que aparece después de la muerte de otro). Matías fue elegido «apóstol» por los otros 11, después de la muerte y Ascensión de Jesús, para reemplazar a Judas Iscariote que se ahorcó. La S. Biblia narra de la siguiente manera su elección:

«Después de la Ascensión de Jesús, Pedro dijo a los demás discípulos: Hermanos, en Judas se cumplió lo que de él se había anunciado en la Sagrada Escritura: con el precio de su maldad se compró un campo. Se ahorcó, cayó de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas.

El campo comprado con sus 30 monedas se llamó Haceldama, que significa: «Campo de sangre».

El salmo 69 dice: «su puesto queda sin quién lo ocupe, y su habitación queda sin quién la habite», y el salmo 109 ordena: «Que otro reciba su cargo».

«Conviene entonces que elijamos a uno que reemplace a Judas. Y el elegido debe ser de los que estuvieron con nosotros todo el tiempo en que el Señor convivió con nosotros, desde que fue bautizado por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los cielos».

Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías. Entonces oraron diciendo: «Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cual de estos dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas».

Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el número de los doce apóstoles (Hechos de los Apóstoles, capítulo 1).

 

 

San Matías se puede llamar un «apóstol gris», que no brilló de manera especial, sino que fue como tantos de nosotros, un discípulo del montón, como una hormiga en un hormiguero. Y a muchos nos anima que haya santos así porque esa va a ser nuestra santidad: la santidad de la gentecita común y corriente. Y de estos santos está lleno el cielo: San Chofer de camión y Santa Costurera. San Cargador de bultos y Santa Lavandera de ropa. San Colocador de ladrillos y Santa Vendedora de Almacén, San Empleado y Santa Secretaria, etc. Esto democratiza mucho la santidad, porque ella ya no es para personajes brillantes solamente, sino para nosotros los del montón, con tal de que cumplamos bien cada día nuestros propios deberes y siempre por amor de Dios y con mucho amor a Dios.

San Clemente y San Jerónimo dicen que San Matías había sido uno de los 72 discípulos que Jesús mandó una vez a misionar, de dos en dos. Una antigua tradición cuenta que murió crucificado. Lo pintan con una cruz de madera en su mano y los carpinteros le tienen especial devoción.

 

 

Ser, no solo estar

Santo Evangelio según San Juan 15, 9-17.

San Matías apóstol.
Por: Cristian Gutiérrez, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Gracias, Señor, por este rato de oración que me permites tener. Gracias por todos los dones que siempre me concedes. Gracias por tu grande amor y misericordia conmigo. Te pido me enseñes a orar. Dame la gracia de mantenerme siempre unido a ti. No permitas jamás que nada ni nadie me separe de ti. Concédeme un celo apostólico ardiente que me impulse a llevarte a los demás para que, encontrándote, lleven a plenitud sus vidas.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17



En aquel tiempo, Jesús dijo sus discípulos: «Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre. No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros».



Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio


 

A veces creo que la alegría no se encuentra en el cumplimiento de las normas y leyes. Por el contrario, veo en ellas un límite, un enemigo de mi alegría. Sin embargo, en este pasaje me enseñas lo contrario. Me dices que cumpliendo tus mandamientos puedo lograr la felicidad, la alegría que tanto anhelo.

Tú deseas de verdad mi felicidad y por ello me dejaste los mandamientos. Ellos no son normas de cumplir para fastidiar mi vida, para limitar mi libertad. Por el contrario, los mandamientos son los medios y los protectores de la felicidad verdadera, de la alegría perdurable.

Tú, Señor, me quieres ver feliz y has puesto a mi disposición los mejores medios para ello. En específico, el mandamiento del amor es el camino de la felicidad. Dicen que la felicidad viene de dar lo mejor de sí mismo a los demás.

Y muchas veces he experimentado esto. Por ejemplo, en las misiones de Semana Santa o al hacer alguna obra de caridad, he experimentado una alegría que no se compara con otras que me proporciona el mundo. El mandamiento del amor es casi como el mandamiento de la felicidad. Tú nos mandas amar, nos mandas ser felices.

Ahí hay algo importante. Tú quieres que seamos felices, no sólo que lo estemos por un momento. El problema está en que, en algunas ocasiones, identifico la alegría, la felicidad con un sentimiento que viene y va. No. La felicidad no es un sentimiento pasajero, es un estado permanente interior que nada puede arrebatar. Incluso se puede sufrir exteriormente, o no estar sonriente siempre, o sumergido en el problema más profundo, que sin embargo la felicidad se mantiene en el interior, se sufre, pero se sufre distinto cuando se es, y no sólo se está feliz. Y, por el contrario, a veces puedo sonreír, reír y carcajear hasta llorar de la emoción, tenerlo todo y disfrutarlo al máximo, pero interiormente me siento hueco, triste, sin sentido.

Dame la gracia, Señor, de cumplir tus mandamientos sabiendo que en ellos encuentro un camino directo hacia la felicidad para la que me has creado.

«El Evangelio es una constante invitación a la alegría. Desde el inicio el Ángel le dice a María: «Alégrate». Alégrense, le dijo a los pastores; alégrate, le dijo a Isabel, mujer anciana y estéril…; alégrate, le hizo sentir Jesús al ladrón, porque hoy estarás conmigo en el paraíso. El mensaje del Evangelio es fuente de gozo: «Les he dicho estas cosas para que mi alegría esté en ustedes, y esa alegría sea plena». Una alegría que se contagia de generación en generación y de la cual somos herederos. Porque somos cristianos». (Homilía de S.S. Francisco, 18 de enero de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy procuraré alegrar un poco a los que me rodean.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

Conoce a san Matías, el apóstol que remplazó a Judas

 

 

Su vocación a predicar se manifestó de una curiosa manera

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Los datos históricos de san Matías podemos encontrarlos en el libro de los Hechos de los Apóstoles (1, 21-22).

Fue uno de los 72 apóstoles que estuvo con Jesucristo desde su bautismo en el Jordán con san Juan el Bautista hasta el día de la Ascensión.

En los días posteriores a la Ascensión, el apóstol Pedro propuso a la asamblea de los hermanos, que en aquel momento eran ciento veinte, elegir a uno de ellos para tomar el lugar del traidor Judas Iscariote en el colegio apostólico.

Lo echaron a suertes, entre José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías, quien resultó “ganador”.

Después de Pentecostés, Matías comenzó a predicar, y no se supo con certeza mucho más de él. La tradición dice que murió mártir en Jerusalén, Judea o Cólquida.

Se lo representa anciano con una alabarda en la mano, símbolo de su martirio, ya que primero fue apedreado por los soldados romanos y después lo degollaron.

Según la tradición sus reliquias fueron llevadas por santa Helena, madre del emperador Constantino, a Triéveris, Alemania, donde son veneradas.

 

 

Patronazgos

San Matías es patrono de los arquitectos, ingenieros, carniceros, alcohólicos arrepentidos y de las ciudades de Aquisgrán y Hannover.

Lugares de culto

Como no está bien claro dónde y cómo fue la muerte del apóstol, sus reliquias se veneran en la abadía de Tréveris, donde se encuentra la importante tumba dedicada al santo.

También parte de sus reliquias se veneran en la basílica Santa María la Mayor en Roma y en la basílica Santa Justina en Padua.

 

 

Galería fotográfica

Curiosidades

Así como hay un camino dedicado al apóstol Santiago, también hay un camino dedicado al apóstol Matías: un recorrido que comienza en Aquisgrán y termina en Tréveris, de cerca de 240 kilómetros, que comprende parte de las regiones alemanas de Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado

Oración

Señor Dios, Tú que,
para completar el número de los doce apóstoles,
elegiste a san Matías, concédenos,
por la intercesión de este apóstol, a nosotros,
que hemos recibido el don de tu amistad,
poder ser contados un día entre tus elegidos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.
Amén