• John 16:20-23

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús nos exhorta a orar con fe y esperanza: “Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, Él se lo concederá en mi Nombre”. Invocar el nombre de Jesús es una forma efectiva de controlar la calidad y dar forma al contenido de nuestra oración.

Cuando oramos “por Cristo nuestro Señor” estamos asumiendo la postura y actitud de Jesús, alineándonos con Él, obligándonos a desear lo que Él desea. Por consiguiente, es totalmente consistente orar en el nombre de Jesús por la paz, la justicia, el perdón de nuestros enemigos, una fe mayor o la salud de aquellos a quienes amamos.

Esos son todos bienes que Jesús querría. ¡Pero sería anormal rezar por venganza contra nuestros enemigos en el nombre de Jesús, o por un Maserati, a través de Cristo nuestro Señor!

El Señor dice a Pablo: «no tengas miedo; sigue hablando».  «no es una actitud cristiana», sino «una actitud, podemos decir, de un alma encarcelada, sin libertad, que no tiene libertad de mirar adelante, de crear algo, de hacer el bien».  «No, está este peligro, está este otro y ese otro» …  «¡Qué lástima, el miedo hace mal!» Pero «la alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera». Más bien, «la alegría cristiana es un don del Espíritu Santo: es tener el corazón siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me miró a mí, me envió, me dio su gracia y me hizo hijo del Padre». He aquí lo que de verdad es «la alegría cristiana». Un cristiano, por lo tanto, «vive en la alegría». (Homilía Santa Marta, 15 de mayo de 2015)

Juan de Ávila, Santo

Memoria Litúrgica, 10 de mayo

Doctor de la Iglesia

Patrono del clero secular español

Martirologio Romano: Memoria de san Juan de Ávila, presbítero, que falleció en Montilla, lugar de Andalucía, en España; había recorrido toda la región de la Bética predicando a Cristo, y después, habiendo sido acusado injustamente de herejía, fue recluido en la cárcel, donde escribió la parte más importante de su doctrina espiritual. ( 1569)

Fecha de beatificación: 4 de abril de 1894 por el Papa León XIII.
Fecha de canonización: 1 de junio de 1970 por el Papa Pablo VI

Breve Biografía

Nacido en Almodóvar del Campo, Ciudad Real (España), el 6 de enero de 1499 ó 1500. El año 1513 fue a estudiar leyes a Salamanca. Regresó a casa después de cuatro años y, aconsejado por un franciscano, estudió filosofía y teología. Al poco tiempo murieron sus padres. Fue ordenado sacerdote el año 1526. A su primera misa asistieron doce pobres que comieron a su mesa. El padre Juan de Ávila repartió sus bienes a los pobres y se entregó a la oración y a la enseñanza del catecismo.

El año 1535, llamado por el obispo, marchó a Córdoba donde conoció a fray Luis de Granada. Allí organizó predicaciones por los pueblos obteniendo muchas conversiones de personas importantes. Dedicó también mucho tiempo al clero para quien fundó centros de estudios como los colegios de San Pelagio y de la Asunción. Al año siguiente, se desplazó a Granada a donde fue llamado para ayudar al arzobispo Gaspar de Ávalos en la fundación de la universidad. En esa ciudad tuvo lugar la conversión de san Juan de Dios, quien después de haber escuchado la predicación del padre Juan de Ávila decidió dedicar su vida a los pobres, enfermos y menesterosos.

El grupo sacerdotal de Juan de Ávila se formó en Granada hacia el año 1537. Los sacerdotes operarios, que se dedicaban a la predicación, vivían en comunidad, bajo la obediencia del maestro Ávila. Él les aconsejaba robustecer su vida interior: recibir frecuentemente la confesión y comunión, hacer dos horas de oración de mañana y tarde, y estudiar el Nuevo Testamento.

Juan acudió a Baeza (Jaén) en 1539, donde ayudó en la fundación de la Universidad, quizá su fundación más célebre. En todas las ciudades por donde pasaba, Juan de Ávila procuraba dejar la fundación de algún colegio o centro de estudios para sacerdotes: tres colegios mayores o universidades y once colegios.

Desde 1551 comenzó a sentirse enfermo. Las molestias de su enfermedad le obligaron a residir en Montilla hasta su muerte. Su retiro le dio la posibilidad de escribir con calma sus cartas y preparar mejor sus sermones y tratados. Las cartas de Juan de Ávila llegaban a todo rincón de España e incluso de Roma. De todas partes le pedían consejo obispos, personas de gobierno, sacerdotes y seminaristas, discípulos, conversos, personas humildes, enfermos, religiosos y religiosas. Estuvo relacionado con grandes santos del siglo de oro español: Juan de Dios, Ignacio de Loyola, Francisco de Borja, Teresa de Jesús. Esta última le dio a examinar el libro de su vida.

Una de las virtudes principales del padre Juan de Ávila fue su gran amor a la Eucaristía. Ya enfermo, quiso ir a celebrar misa a una ermita, pero por el camino se sintió imposibilitado. Entonces, el Señor se le apareció, en figura de peregrino, y le animó a llegar hasta la meta. En una de las últimas ocasiones en que celebró la misa le habló el crucifijo: “Perdonados te son tus pecados”.

Murió el 10 de mayo de 1569. Santa Teresa, al enterarse de la muerte de Juan de Ávila, se puso a llorar. Cuando le preguntaron por qué lloraba, respondió: “Lloro porque la Iglesia de Dios pierde pierde a una gran columna”. Fue beatificado el 4 de abril de 1894 por el papa León XIII. Pío XII lo declaró Patrono del clero secular español el 2 de julio de 1946, y el papa Pablo VI lo canonizó el 31 de mayo de 1970.

El 7 de octubre de 2012 su nombre fue agregado a la lista de Doctores de la Iglesia por el Papa Benedicto XVI.

El mejor modo de predicar

Santo Evangelio según San Juan 16, 20-23. Viernes VI de Pascua.

Por: José Torres | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, que en este rato de meditación pueda encontrarme con tu mano bondadosa y tu amor misericordioso; que sepa escuchar tu voz en el silencio de mi corazón, que tu palabra sea luz para mi vida y pueda irradiarla a mi prójimo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría. Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy, Jesús nos invita a contemplar la alegría, pero, contradictoriamente, comienza hablando de la tristezapara enseñarnos que, para un verdadero cristiano, o por lo menos para quien busca encontrar a Cristo en todos los momentos de su vida, la tristeza no es compatible con él ya que ella es la principal aliada del enemigo quien nos quiere débiles, nos quiere desorientados en el camino. Pero para lograrlo tenemos que rechazar, desde lo más profundo de nuestro corazón, todo lo que no sea Cristo, todo lo que no nos lleve al cielo, todo lo que desdiga de nuestra responsabilidad y deber de hijos de Dios.

El cristiano busca la alegría, pero solo será verdaderamente alegre en la medida que cumpla con el plan divino, en la medida que busca corresponder a la voluntad de Dios, con nuestras debilidades y flaquezas, pero confiados en que Dios del mal, saca bien, que detrás de cada nube está el Sol que irradia luz y calor a quien lo necesita.

«Nuestra alegría es el mejor modo de predicar el cristianismo. Al ver la felicidad en nuestros ojos, tomarán conciencia de su condición de hijos de Dios. Pero para eso debemos estar convencidos de eso» (Madre Teresa de Calcuta).

«No es cristiano caminar con la mirada dirigida hacia abajo -como hacen los cerdos: siempre van así- sin levantar los ojos al horizonte. Como si todo nuestro camino se terminara aquí, en la palma de pocos metros de viaje; como si en nuestra vida no existiera ninguna meta y ningún fin, y nosotros estuviéramos obligados a un eterno errar, sin ninguna razón para nuestras tantas fatigas. Esto no es cristiano».

(Papa Francisco, catequesis del 23 de agosto del 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Señor el día de hoy voy a ofrecer mi trabajo y mis estudios por las personas que no pueden y no saben sonreír, que están tristes, para que la alegría de Cristo resucitado sea su fuerza y motivo de felicidad

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¡Madre, Yo Soy!

El Shabbat había quedado atrás

María finalmente fue presa del sueño. La noche anterior le había sido imposible dormir. Su corazón oprimido por el dolor y su mente confundida por pensamientos venidos de todas direcciones le habían impedido alcanzar el mínimo de serenidad necesario para conciliar el sueño.

Pero a la noche siguiente el agotamiento la venció. Cayó rendida en el cómodo diván que el bondadoso Nicodemo le había ofrecido al acogerla en su casa después de la apresurada sepultura del cuerpo de Jesús.

Dormía plácidamente, recostada sobre su costado izquierdo. Sería la tercera vigilia de la noche cuando Jesús se hizo presente en aquella espaciosa habitación sin hacer el menor ruido. El Señor se acercó al diván y se arrodilló ante María en profunda contemplación. Así pasó varios minutos. No solo las madres observan extasiadas a sus bebés; también los hijos agradecidos disfrutan velando el sueño apacible de sus padres. Era Dios admirando a la más excelsa y pura de sus creaturas; era el Hijo contemplando a la más tierna y generosa de las Madres.

El rostro de María aparecía lívido, como descolorido por tantas lágrimas que habían corrido por él y, sin embargo, no perdía su belleza virginal. Jesús se acercó y depositó un beso en su sien derecha al mismo tiempo que acarició reverentemente la cabeza de su madre con su mano gloriosa. Y le susurró: “Madre, aquí estoy”. ¿Podía haberlo hecho de otra manera? Este fue el momento de la Resurrección de María. Una claridad enrojeció la cortina de sus párpados aún cerrados, hasta que comenzó a abrirlos y vio el rostro radiante y sonriente de su hijo. Era una claridad que no hería. No se sobresaltó; acaso pensara que todo era un sueño, pero muy pronto se percató de que no lo era y se incorporó de golpe, quedando sentada en el diván con los ojos bien abiertos. Jesús seguía de rodillas, con la más hermosa de las sonrisas dibujada en su rostro sereno y luminoso.

“Madre, Yo Soy” (Ex 3, 14; Jn 8, 28), le dijo Jesús, tomándola de las manos. El rostro de María resucitó y recobró su color rosáceo como por arte de magia. Instintivamente María liberó sus manos de las de Jesús para llevarlas al rostro de su hijo y lo acarició. Hasta ese momento la emoción le había robado las palabras. Sólo pudo decir: “mi niño”. Las lágrimas desbordaron los diques de sus párpados y comenzaron a deslizarse por su rostro; eran lágrimas de un sabor muy distinto a todas las que había derramado el día anterior.

 Finalmente María rompió el éxtasis: “¿Pero, cómo…?” Jesús se limitó a responderle: “Madre, para esto he venido, para hacer nuevas todas las cosas. He triunfado para siempre sobre la muerte y sobre el pecado. Todo empieza de nuevo…”.

Ella no necesitaba explicaciones lógicas o teológicas. Le era suficiente ver a su hijo vivo nuevamente. Fiel a su misión de intercesora, comenzó a hablarle de la tristeza de Pedro, del abatimiento de María Magdalena, del fin de Judas… de cómo se encontraban todos los demás. “No te preocupes –le dijo Jesús, iré a buscarlos a cada uno de ellos, ahí donde se encuentren. Y Judas… ten fe, está bien…”.

Rayaba el alba y Jesús le dijo que debía irse a buscar a sus amigos, pero se volverían a ver más tarde. Los dos se fundieron en un abrazo que duró varios segundos; María recostó su cabeza sobre el hombro de su hijo y Él la acarició nuevamente con nobleza y ternura. Jesús se fue separando poco a poco, tomó el rostro de María con sus manos y la besó en la frente. María tomó las manos de su hijo y por primera vez vio las huellas de su pasión; reverentemente las besó como hace toda madre con las manos de su hijo sacerdote. Jesús se puso de pie, se apartó un poco, y con una sonrisa pícara, sin moverse, fue desapareciendo lentamente de su vista, ante la sorpresa de María. Ella entonces cayó de rodillas y comenzó a orar como solía: “Magnificat Anima mea Dominum…”.

La sonrisa había vuelto a su rostro, una sonrisa que jamás se volvería a ir. Era la sonrisa de la Alegría Pascual.

Sí, el Shabbat había visto su ocaso, y esta vez para siempre. Había cedido su lugar al Dies Domini*…

Sergio Rosiles, LC
@sergiorosileslc

*Dies Domini: El Día del Señor (el Domingo, que al igual proviene de la palabra latina Dominus).

10 razones para amar y honrar a la Virgen María

10 razones para crecer en el amor a la Madre de Dios, porque mientras más se recurra a ella, más podrá ayudar al ser humano en su camino al cielo

Por: National Catholic Register | Fuente: ACI Prensa

La Virgen María estuvo presente en la encarnación, nacimiento, primer milagro, pasión y muerte de Jesucristo, recibió con los apóstoles al Espíritu Santo en Pentecostés, y hoy sigue participando de la historia de la salvación llevando a todos los fieles a su Hijo.

El National Catholic Register propone 10 razones para crecer en el amor a la Madre de Dios, porque mientras más se recurra a ella, más podrá ayudar al ser humano en su camino al cielo.

  1. Amar a María es agradable a Dios

No se puede superar a Dios. Nadie ha amado y honrado a María más de lo que Dios lo hizo. Dios Padre la eligió para ser la Madre de su Hijo único; ella es la esposa del Espíritu Santo y la madre del Hijo unigénito de Dios.

  1. Es ejemplo de humildad

“Como la más humilde sierva del Señor que está ‘llena de gracia’ María era el instrumento perfecto de Dios, porque ella no era otra cosa que su instrumento”, dijo el escritor católico y místico, Thomas Merton.

  1. Es una manera de imitar a Jesús

Jesús sigue el Cuarto Mandamiento y honra a su madre. Por lo tanto, todo hijo de Dios debe hacer lo mismo.

  1. Es una forma de imitar a los santos

No hay santo que no amara ni honrara a María. Muchos de ellos raramente no tenían un Rosario a la mano.

  1. María es la intercesora por excelencia

Jesús realizó su primer milagro público porque su madre intercedió. Cristo dijo que todavía no era su hora, pero su Madre le pidió ayuda. La Biblia es clara: María influye en su Hijo.

  1. Es bíblico incluir a María

La Santísima Madre fue parte de la encarnación, nacimiento, primer milagro, pasión y muerte de Jesús y recibió al Espíritu Santo junto a los apóstoles. Se cree que estuvo presente durante la Ascensión de Nuestro Señor. Jesús y María van juntos.

  1. Es histórico

Durante los tiempos del Antiguo Testamento, era a la Reina, la madre del rey en aquellos días, a quien la gente acudía con sus peticiones. La mejor oportunidad de obtener una buena respuesta del rey era la petición de su madre. Así fue como se hizo durante el tiempo del Rey David, y Jesús desciende de la Casa de David.

  1. Dios continúa dándonos a su madre

Una multitud de apariciones marianas aprobadas por la Iglesia muestra que Dios continúa enviando a su madre para que nos ayude. Por ejemplo, en Fátima, hace 100 años, el 13 de octubre, hubo 70.000 personas que presenciaron el denominado “Milagro del sol”, en el que la Virgen María se aparece a los pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía. Su mensaje para nosotros es orar y hacer reparación por los pecados de los hombres.

  1. El Rosario es un arma poderosa

El Padre Pío y muchos santos lo llamaron un arma contra el mal y lo rezaron continuamente. Hay muchas historias de milagros documentadas e historias personales atribuidas al rezo del Rosario.

  1. María es justa

Nadie podría argumentar que ella no es la más justa, por ello, la Biblia da fe del poder de sus oraciones.

“La oración del justo tiene gran poder en su efecto” (Santiago 5:16) y “Dios oirá las oraciones de los justos” (Prov. 15:20).

(VIDEO) Oración por las mamás 

Redacción de Aleteia – publicado el 10/05/24

El 10 de mayo, día de las madres, pedimos al Señor por los corazones de las mamás del mundo, quienes se entregan por completo al cuidado de su familia

El 10 de mayo es una fecha muy importante para los mexicanos (y algunos países latinoamericanos) porque se celebra el día de las madres; en otros países, la fecha se reserva para el domingo más próximo. Sin embargo, sea cual sea el caso, en todos los países se tiene en común que no puede ignorarse este día que se dedica a las mujeres que son mamás.

Porque eso, a la figura materna se le tiene un cariño especial y se le dedican sentidos homenajes desde la más tierna edad, pues solo una madre es capaz de inspirar los más puros sentimientos.

Y recordemos que Dios quiso compartir con sus criaturas, los hombres, la experiencia de tener una Madre, la santísima Virgen María, por eso, agradecidos por la bendita maternidad, dediquemos nuestra oración por la mujer que nos dio a luz.

Aquí tienes 10 secretos que toda madre debería conocer:

Galería fotográfica

San Juan de Ávila, gran escritor ascético

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San Juan es doctor de la Iglesia católica. En vida, tuvo que padecer sufrimientos en la cárcel por envidias

San Juan de Ávila nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real, España) el 6 de enero de 1500​.

Durante sus estudios fallecieron sus padres y al ordenarse sacerdote en 1526, vendió todos los bienes de la herencia y repartió el dinero entre los pobres.  

A partir de ese momento quiso dedicarse enteramente a la evangelización. Pensó ser misionero en México, pero el obispo de Sevilla le mandó que evangelizara Andalucía. Y lo hizo de tal modo que se le llama “Apóstol de Andalucía”.

A causa de la envidia, fue acusado ante la Inquisición y sufrió cárcel dos años. En ese tiempo, escribió “Audi filia”, que está considerado un tratado ascético de referencia.

Falleció en Montilla (Córdoba, España) el 10 de mayo de 1569.

Benedicto XVI lo proclamó doctor de la Iglesia el 7 de octubre de 2012.

Santo patrón

San Juan de Ávila es patrono del clero secular de España y Apóstol de Andalucía.

El amor según san Juan de Ávila

“Pues veamos ahora , Señor, si vos nos amáis; y si es así, cuánto es el amor que nos tenéis.

Mucho aman los padres a los hijos; pero ¿por ventura nos amáis vos como padre? No hemos entrado nosotros en el seno de vuestro corazón, Dios mío, para ver esto: más el Unigénito vuestro, que descendió de ese seno, trajo señas de ello, y nos mandó que os llamásemos Padre por la grandeza del amor que nos tenías, y de tal manera lo eres y tales obras haces, que, en comparación de tus entrañas paternales, no hay alguno que así pueda llamarse.

Bien conocía esto tu profeta cuando decía: Mi padre y mi madre me dejaron, y el Señor me recibió.

Tú mismo te quisiste comparar con los padres diciendo con Isaías: ¿Por ventura habrá alguna mujer que se olvide del niño chiquito, que salió de sus entrañas? Posible será que se olvide, más yo nunca me olvidaré de ti porque en mis manos te tengo escrito y tus muros están delante de mí. Y porque entre las aves, el águila es más afamada en amar a sus hijos, con el amor de ella nos quisiste comparar la grandeza tu amor: Así como águila defendió su nido, y como a sus polluelos, extendió sus alas y los trajo sobre sus hombros. Sobre este amor es el del esposo a la esposa, del cual dice: por éste dejará el hombre a su padre y a su madre, y serán dos en una misma carne; más a éste sobrepasa tu amor; porque, según dices tú por Jeremías, si el marido echa a su mujer de casa y, echada se junta con otra, ¿por ventura volverá otra vez a él? Mas tú has fornicado con cuantos amadores has querido; pues con todo, vuélvete a mí, dice el Señor, que yo te recibiré”. (Tratado del amor de Dios, 7,38 s.s.)