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• Mark 16:15-20

Reflexiones del Evangelio del Obispo Barron

 

Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús es llevado al Padre en el Cielo. Tendemos a leer la Ascensión esencialmente como en la Ilustración, en lugar de siguiendo una línea bíblica, y eso causa mucho daño.

Los pensadores de la Ilustración introdujeron una comprensión a dos niveles del cielo y la tierra. Sostuvieron que Dios existe, pero vive en un reino distante llamado Cielo, donde ve el proyecto humano que avanza, más o menos por su propia cuenta, en la tierra.

En esta interpretación de la Ilustración, la Ascensión significa que Jesús sube y se aleja, hacia un lugar distante y finalmente irrelevante.

Pero el punto bíblico es este: Jesús ha ido al Cielo para dirigir más plenamente las cosas aquí en la tierra. Por eso oramos: “Venga Tu reino, hágase Tu voluntad así en la tierra como en el Cielo”.

 

Jesús no ha subido y se ha alejado, sino que más bien —si puedo decirlo de esta manera— ha entrado más profundamente en nuestro mundo. Se ha ido a una dimensión que trasciende, pero incide en nuestro universo.

La alegría cristiana es el respiro del cristiano. «un cristiano que no es alegre en el corazón no es un buen cristiano». La alegría «es la respiración, el modo de expresarse del cristiano». La alegría «no es algo que se compra o yo la hago con el esfuerzo: no, es un fruto del Espíritu Santo». Porque «Quien causa «la alegría en el corazón es el Espíritu Santo». «La alegría, en cambio no es vivir de carcajada en carcajada, no, no es eso». Y la alegría no es ser divertido, no, no es eso, es otra cosa». Porque «la alegría cristiana es la paz, la paz que hay en las raíces, la paz del corazón, la paz que solamente Dios nos puede dar: esto es la alegría cristiana». «no es fácil custodiar esta alegría». hay una inquietud buena, pero hay otra que no es buena, la de buscar las seguridades en todas partes, la de intentar gustar por todas partes». «la alegría, la consolación» son «nuestra respiración de cristianos». (Homilía Santa Marta, 28 de mayo de 2018).

 

 

Pacomio, Santo

Abad, 9 de mayo
Por: P. Ángel Amo
Fuente: Catholic.net

 

Martirologio Romano: En la región de Tebaida, en Egipto, san Pacomio, abad, que, cuando aún era pagano, se sintió impresionado por el testimonio de caridad cristiana para con los soldados detenidos en la cárcel común y, después de abrazar el cristianismo, recibió el hábito monástico de manos del anacoreta Palamón. Al cabo de siete años, por inspiración divina fue abriendo numerosos monasterios con el fin de recibir a los monjes en régimen de vida común, y escribió para ellos una célebre Regla († 347/348).

Breve Biografía


La extraordinaria vida de los ermitaños, con sus mortificaciones a veces exageradas y con aquella especie de encarnizamiento en sobrecargarse de abstinencias, ayunos, vigilias, era verdaderamente la traducción práctica del Evangelio.

Su soledad podía de hecho tapar el engaño de sus extravagancias y de su orgullo.

Para eliminar este peligro un monje egipcio del siglo IV, San Pacomio, tuvo la idea de una nueva forma de monaquismo: el cenobitismo, o la vida en común, donde la disciplina y la autoridad reemplazaba la anarquía de los anacoretas.


Educó a sus monjes a la vida en común, constituyendo, poco lejos de las riberas del Nilo, la primera “koinonía”, una comunidad cristiana, a imitación de la fundada por los apóstoles en Jerusalén, basada en la comunión en la oración, en el trabajo y en el alimento y concretada en el servicio recíproco. El documento fundamental que regulaba esta vida era la Sagrada Escritura, que el monje aprendía de memoria y recitaba en voz baja durante el trabajo manual. Esta era también la forma principal de oración: un contacto con Dios mediante el sacramento de la Palabra.

San Pacomio nació en el Alto Egipto el año 287, de padres paganos. Enrolado a la fuerza en el ejército Imperial a la edad de 20 años, acabó en prisión en Tebas con todos los reclutas. Protegidos por la oscuridad, por la noche los cristianos les llevaban un poco de alimento. El gesto de los desconocidos conmovió a Pacomio, quien preguntó quién los incitaría a traer esto. “El Dios de los cielos” fue la respuesta de los cristianos. Aquella noche Pacomio rezó al Dios de los cristianos que lo liberara de las cadenas, prometiéndole a cambio dedicar su propia vida a su servicio.

 

 

Tan pronto recobró su libertad cumplió el voto uniéndose a una comunidad cristiana de una aldea del sur, la actual Kasr-es-Sayad en donde tuvo instrucción necesaria para recibir el bautismo.

Por algún tiempo llevó una vida de asceta entregándose al servicio de la gente del lugar, después se puso por siete años bajo la guía de un monje anciano, Palamone. Durante un paréntesis de soledad en el desierto una voz misteriosa lo invitó a establecer su residencia en aquel lugar, al cual después habrían llegado numerosos discípulos. A la muerte de Pacomio, los monasterios masculinos eran nueve, más uno femenino.

Del santo se desconoce el lugar de la sepultura, pues en su lecho de muerte dijo al discípulo Teodoro que escondiera sus restos para evitar que sobre su tumba edificaran una iglesia, a imitación de los “martyrion” o capillas construidas en las tumbas de los mártires.

 

 

Estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en alegría

Santo Evangelio según San Juan 16, 16-20.

 

Jueves VI de Pascua.
Por: David Mauricio Sánchez Mejía, LC
Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Gracias, Señor, por tu muerte y tu resurrección, porque así le das sentido a mis sufrimientos y alegrías. Gracias, Señor, por dejarme la Eucaristía, porque así me sostienes en el camino que me llevará a ti para siempre.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver». Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: «¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?» Y se decían: «¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir». Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: «Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría».



Palabra del Señor.


 

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús sabe que no entendemos muchas cosas y que sufrimos por ello. No nos explicamos cómo puede existir la muerte, el sufrimiento, la traición, mientras existe un Dios bueno que se preocupa por nosotros. No todo parece tener sentido, y sin embargo, Dios nos promete que nuestra tristeza se convertirá en alegría. ¿Cómo puede ser esto?

El mismo Jesús, siendo verdadero hombre, sintió la angustia de enfrentarse a una prueba que hubiera preferido evitar: «si es posible que pase de mi este cáliz…», o en la misma cruz cuando exclamaba al Padre: «¿por qué me has abandonado?»; aun así, confía, aun así, ama.

Jesús es Dios y, como tal, sabe cómo va a terminar todo lo que hace, pero sufre, y sufriendo comparte nuestro sufrimiento. Se hace más cercano a nosotros y nos enseña que sólo la confianza y el amor vencen el sufrimiento.

No nos pide que saltemos al vacío de la incomprensión, sino que sigamos sus pasos, marcados por la Cruz, y lleguemos con Él a la alegría de la Resurrección.

 

 

«En la oración descubre el consuelo de Dios y experimenta que nada es más fuerte que su amor. Por eso está sereno interiormente, y es feliz de ser un canal de misericordia, de acercar el hombre al corazón de Dios. Para él, la tristeza no es lo normal, sino sólo pasajera; la dureza le es ajena, porque es pastor según el corazón suave de Dios». (Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Preguntarme con sinceridad: ¿Hay algún sufrimiento que no he puesto todavía en las manos de Dios?

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

Santa Luisa de Marillac, patrona de los cuidadores

 

 

Esposa, madre, viuda y religiosa. Fue la cofundadora de la Hijas de la Caridad junto con san Vicente de Paúl

Louise de Marillac nació el 12 de agosto de 1591 en París. Era hija natural de un noble y nunca llegó a conocer a su madre. Su padre falleció cuando tenía 13 años.

Enseguida notó su vocación religiosa pero por su mala salud no pudo ser aceptada en el convento de las capuchinas del Faubourg Saint-Honoré. Así que, su familia le aconsejó que se casara y su tío organizó el matrimonio con Antonio Legras en 1613.

Un año después nació su único hijo, Antonio, que murió muy pronto. También su marido, dos años después.

Su confesor era san Francisco de Sales, que falleció en 1622. En 1625 su director espiritual pasó a ser san Vicente de Paúl, quien la orientaba en conversaciones personales y por carta.

Entonces Luisa de Marillac vio que Dios le pedía dedicarse a los más desamparados.

Puso orden a la iniciativa que san Vicente de Paúl llevaba algunos años organizando y crearon las Hijas de la Caridad, bajo el lema “Amar a los pobres y honrarlos como honrarían al propio Cristo”.

Serían mujeres dedicadas a la oración y a la atención de enfermos, pobres, enfermos mentales, ancianos y huérfanos, algo que no se llevaba a cabo en la Francia del siglo XVII.

De París, en vida de la santa la congregación se extendió a otras ciudades de Francia y Polonia: trabajaron en los hospitales en colaboración con los médicos y enfermeras, y atendieron también a las víctimas de la Guerra de los Treinta Años.

 

Santa Luisa de Marillac falleció el 15 de marzo de 1660. Su cuerpo incorrupto está en la capilla de la casa madre de las Hijas de la Caridad, en la Rue du Bac de París.

 

Santa patrona

Santa Luisa de Marillac es la patrona de los trabajadores sociales y cuidadores.

Oración

¡Oh, gloriosa Santa Luisa de Marillac!
Esposa fiel, madre modelo,
formadora de catequistas, maestras y enfermeras.
Ven en nuestra ayuda y alcanza del Señor:
socorro a los pobres,
alivio a los enfermos,
protección a los desamparados,
caridad a los ricos,
conversión a los pecadores,
vitalidad a nuestra Iglesia
y paz a nuestro pueblo.
Cuida nuestro hogar
y cuanto hay en él.
Que sea un camino recto
que nos conduzca a nuestra casa del cielo,
y que tu bendición descienda todos los días
sobre cada uno de los que en el vivimos.
Bendito seas, buen Dios,
porque sembraste el amor en Santa Luisa
para ejemplo nuestro
e imitación de Jesús,
Camino, Verdad y Vida.
Amén.

 

 

Mayo: Mes de María

La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más

 

 

Mayo es el mes de las flores, de la primavera. Muchas familias esperan este mes para celebrar la fiesta por la recepción de algún sacramento de un familiar. También, Mayo es el mes en el que todos recuerdan a su mamá (el famoso 10 de Mayo) y las flores son el regalo más frecuente de los hijos para agasajar a quien les dio la vida.

Por otro lado, todos saben que este mes es el ideal para estar al aire libre, rodeado de la belleza natural de nuestros campos. Precisamente por esto, porque todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador, este mes se lo dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio de Jesucristo,nuestro redentor.

Celebremos, invitando a nuestras fiestas a María, nuestra dulce madre del Cielo.

¿Qué se acostumbra hacer este mes?

· Recordar las apariciones de la Virgen. En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupe) la Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.

· Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son:

1. Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
2. Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
3. Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
4. Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.

· Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres.

María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.

· Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María.

María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.

· Vivir una devoción real y verdadera a María.

Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:

 

1. Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.

2. Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.

3. Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.

4. Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.

· Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.

La Iglesia nos ofrece bellas oraciones como la del Ángelus (que se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Caeli, la Consagración a María y el Rosario. Varias oraciones Marianas · Cantar las canciones dedicadas a María

 

Que nos ayudan a recordar el inmenso amor de nuestra madre a nosotros, sus hijos · Treinta días de oración a la Reina del Cielo · La Anunciación

· La Visita a su prima Isabel · El Nacimiento de Cristo · La Presentación del Niño Jesús en el templo
· El Niño Jesús perdido y hallado en el templo
· Las Bodas de Caná
· María al pie de la cruz.

 

 

Las 3 nuevas letanías del Rosario queridas por el papa Francisco

 

 

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha enviado una carta a los presidentes de las Conferencias Episcopales sobre las nuevas Invocaciones para ser incluidas en las Letanías Lauretanas.

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“Madre de misericordia”, “Madre de Esperanza” y “Ayuda de los inmigrantes” son las nuevas letanías aprobadas por el papa Francisco con las que los cristianos pueden rezar a la Virgen en el Rosario, la oración y meditación dedicada a los grandes momentos de la vida de Jesús y de María.

La Carta del Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dirigida a los presidentes de las Conferencias Episcopales instruyó sobre las invocaciones que se incluirán en las letanías lauretanas.

La primera invocación se colocará después de “Mater Ecclesiae”, la segunda después de “Mater divinae gratiae”, la tercera después de “Refugium peccatorum”. Las letanías de la popular oración mariana comprenden una serie de invocaciones con respuesta común.