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• John 15:1-8

Bishop Robert Barron

Amigos, nuestro pasaje de hoy es del hermoso, evocador y desafiante capítulo quince del Evangelio de Juan. Allí Jesús declara que Él es la vid y nosotros los sarmientos. Él es la fuente de poder y energía por la que vivimos. Esta imagen de la vid y los sarmientos está estrechamente relacionada, por lo tanto, con la metáfora de San Pablo sobre el Cuerpo de Cristo.

El caso es que vivimos en Él y Él en nosotros. Jesús es fuente de vida sobrenatural en nosotros, y sin Él no tendríamos nada de eso. Si estás separado de la vid, morirás espiritualmente; si estás conectado a Él, vivirás una vida sobrenatural.

¿Qué significa esto concretamente? Significa una inmersión constante en la oración de la Iglesia, una comunión constante con Dios, y hablar con Él con regularidad. Significa una inmersión en las Escrituras y empaparse en las verdades de la Biblia. Significa dedicarse a las obras de misericordia corporales y espirituales.

Y también participar en los Sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía. Por los sacramentos, nos mantenemos cerca de Cristo, que perdona nuestros pecados y anima el espíritu.

 

 

La paz esté con ustedes. Llegamos al quinto domingo de Pascua y, ¡cielos!, el Evangelio es tan poderoso, del Evangelio de Juan, porque habla sobre esta verdad, y me he referido mucho a ella antes, pero es lo que realmente distingue al Cristianismo. El Señor Jesucristo no es un maestro de una época lejana, no es alguien al que recordamos con cariño de largo tiempo atrás. No es un modelo moral. Quiero decir, ¿a quién le interesa si eso es todo lo que es? Sino que Juan es particularmente bueno mostrando esto. Jesús es como un campo de fuerza. Jesús es una fuerza de vida. No es que solo lo escuchamos y lo imitamos.

 

Vivimos en Él. Piensen en el hecho mismo de que nos da Su cuerpo para comer y Su sangre para beber, permanecemos en Él. Bueno, el Evangelio de hoy nos da una de las imágenes más hermosas y poderosas de esto. Escuchen, en el Evangelio de Juan, dice él, “Yo soy”, todo el tiempo porque está imitando el “ego eimi””, el “Yo soy el que soy” del Libro del Éxodo, así que la divinidad de Jesús se afirma una y otra vez. Pero aquí hay una famosa. “Yo soy la verdadera vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante” y “al que no permanece en mí se le echa fuera, … y se seca …, lo arrojan al fuego y arde”. Qué orgánico es todo eso.

No estamos hablando de una imitación insulsa, de incorporar una enseñanza al modo en que lo haría de un personaje inspirador. No, no. Me refiero a una fuerza de vida. Estamos injertados en Jesús y se refiere a continuación, escuchen, a vivir Su vida en nosotros. Esa es la intimidad que se afirma en el corazón del Cristianismo. Es por eso que hasta la actualidad, la Iglesia también, es muy orgánica en la manera en que entiende, por qué la Eucaristía es la fuente y culmen de la vida Cristiana, por qué interesa que vengamos a Misa y comamos Su cuerpo y bebamos Su sangre. Todo eso, todo eso. Así que con esa imagen orgánica muy presente, escuchen esto mientras lo desarrolla. “Mi Padre es el viñador”. Jesús es entonces la vid, estamos injertados como las ramas. El viñador es el padre.

Escuchen ahora. “Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca”. Entonces dirán, “Qué maravillosas todas estas imágenes orgánicas, qué hermosas”. Sí, pero existe una especie de lado oscuro también. ¿Por qué? Porque el padre es el viñador, y lo que va a hacer es podar todo eso que está en nosotros que está evitando que se manifieste la vida misma de Cristo. Ustedes son entonces sarmientos injertados en la vid, de acuerdo, y Cristo quiere vivir Su vida en ustedes. Pero, pero hay cosas en todos nosotros, pecadores, que están evitando que esa vida se exprese. Y todo buen jardinero sabe esto. Hay algo como duro y brutal en la jardinería porque hay un montón de cortar y trozar. Si quieren que estas plantas florezcan, no pueden dejarlas solas.

“Ey, Dios es amor y lo estoy haciendo bien. Solo déjame…”, no, no, no. El padre está muy interesado en que estés plenamente vivo así que ciertas cosas deben ser arrancadas.

 

 

Así que, podría sugerirles a todos que esto sería realmente bueno para todos nosotros pecadores como una especie de ejercicio espiritual esta semana a la luz de este Evangelio. ¿Cuáles son esas cosas en nosotros que necesitan poda, que deberían ser arrancadas, que si fuéramos honestos, sabemos que están evitando que la vida de Cristo se exprese plenamente en nosotros? ¿Puedo mencionar solo un par? Esta es la primera.

¿Hay algún resentimiento antiguo al que están aferrados? Hay alguien que te ha herido. Hay un dolor en tu vida y todavía estás enojado con esta persona. Todavía estás resentido. Todavía quieres revancha, y este resentimiento está como carcomiéndote. Es como una herida que supura. Sabes que tu vida continúa bien, pero sabes, sabes que esto está drenándote vida y energía. Apostaría que todos los que me están escuchando ahora mismo podrían nombrar un resentimiento como ese. ¿De acuerdo? ¿Qué tal durante este tiempo de Pascua, podarlo? Hagan ese llamado telefónico. Escriban esa nota. Envíen un mail. Acérquense a esta persona. Ofrezcan perdón. Es difícil. Sí, sé que es difícil.

 

 

Por eso es que se lo llama poda. Y, por supuesto, es doloroso, pero permitirá que la vida de Cristo surja más plenamente en ustedes. Un viejo resentimiento, denle un vistazo. Esta es una segunda, y me enfrento a ella todo el tiempo en mi trabajo en internet, especialmente entre la gente joven. ¿Hay un secularismo que mata el alma que se está arraigando en ti? Saben a lo que me refiero. Perdiste contacto con lo trascendente. Perdiste contacto con lo sagrado, con lo santo, con Dios. Tu vida entera gira entorno a este mundo, alrededor de lo que puedes lograr aquí, alrededor de placeres y honores y demás que puedes acumular en este mundo. ¿Y acaso no sabes en lo profundo que haber tomado este camino, te encuentras en un estado de muy profunda tristeza del alma? Porque no estamos destinados a satisfacernos con los bienes del mundo. Y cuando cortamos el contacto con lo trascendente, dejamos de rezar. Dejamos de asistir a Misa, dejamos de acudir a los sacramentos. Lo que sucede es como un cáncer que carcome el alma.

Karl Barth, el gran teólogo Protestante del siglo pasado, que dijo, “El pecado portal que está azotando a nuestro tiempo no es la soberbia. Sino que es la pereza”.

 

 

Es la haraganería espiritual. Es una especie de aburrimiento espiritual. Y podría decir que lo siento todo el tiempo, especialmente entre los jóvenes, que se han desafiliado de la Iglesia. Cuando perdemos contacto con lo trascendente, algo se está secando en nosotros. ¿De acuerdo? ¿De acuerdo? ¿Qué tal si durante este tiempo de Pascua, eso es algo para podar? Ahora es el tiempo de regresar a Misa. Ahora es el tiempo de comenzar a rezar de nuevo. Tal vez haya un viejo rosario que te regaló tu abuela que está acumulando polvo en un cajón. Sácalo. Sácalo. Préstale atención a Dios. Atiende a esa pequeña voz de tu propia conciencia. Poda ese secularismo que mata el alma.

Aquí hay una tercera, y ¿puedo ser un tanto directo sobre esto? La pornografía es una maldición en nuestra sociedad, y entonces puedo casi sentirlo a través de la cámara.

 

 

Cuando estoy predicando o hablando y menciono la palabra pornografía, se hace repentinamente este silencio muy intenso en la habitación. Es porque está tan ampliamente usada y tan ampliamente disponible. Es una industria multimillonaria solo en nuestro país. Internet, por supuesto, ha incrementado su alcance, su disponibilidad y, por tanto, su horrible poder adictivo. Años atrás, era relativamente difícil conseguir pornografía. Ahora, los niños pueden obtenerla gratis en sus teléfonos inteligentes. Tal como digo, está diseñada para ser adictiva. Y entonces los jóvenes, a menudo desde muy pequeños, se vuelven adictos a ella. Y cualquiera que haya sido atrapado por las garras de esa adicción, ¿Qué es lo que sabe? Que es mortal para el alma, deshumaniza a los que la producen, denigra a aquellos que la usan. A menudo se vincula al tráfico de personas. A menudo está vinculada con abuso de menores. Ni se les ocurra decirme que es un crimen sin víctimas. No lo es. ¿Tu alma ha caído en las garras de la pornografía? Le ha sucedido a mucha gente en nuestra sociedad. ¿De acuerdo? Si ha sucedido, este es el tiempo para un poco de poda. Este es el tiempo para un poco de poda, de arrancar eso fuera de tu vida. Esta es la última observación sobre ello. Algunos exorcistas que conozco y en los que confío han dicho que es uno de los modos favoritos de los poderes oscuros para entrar en el alma de alguien. El diablo tiene que esperar que se abra una puerta, ¿cierto? No irrumpe sin pedir permiso. Espera que le abramos la puerta. Y una de esas puertas, me dicen estos exorcistas, es la pornografía, es por eso que los poderes oscuros se mantienen ocupados.

¿Puedo mencionar solo un par más? ¿Se han apoderado de tu alma la avaricia y el materialismo? Es un problema muy viejo y la Biblia es muy clara sobre ello. Es por eso que el amor al dinero, se nos dice, es la raíz de todo mal. La avaricia. Es quedarse tan atrapado en las cosas lindas, las cosas buenas del mundo, que se convierten en una preocupación. Lo que sucede cuando permites a la avaricia que tome el control es que te desconecta de todos estos otros valores morales y espirituales. Esa es la historia del Rey Midas, que todo lo que toca se convierte en oro. ¡Qué maravilloso! Bueno, no. Termina matando las cosas que más amas. ¿Acaso la avaricia ha tomado control de ti, una suerte de materialismo repugnante? Si lo ha hecho, es tiempo para cierta poda. Necesitas quitarla de tu vida porque va a matar el alma al final del día.

Esta es la última y, de nuevo, en gran medida con el Papa Francisco en mente, porque él es muy insistente en esto. ¿Hasta qué punto el chismerío se ha convertido en una actividad que mata el alma?

 

 

Y creo que todos somos culpables, ¿cierto? El cotilleo, hablar de la gente con espíritu odioso, es como nuestro pasatiempo favorito bajo techo. Es lo que la mayoría de nosotros los seres humanos hacemos la mayor parte de nuestro tiempo cuando nos reunimos. Hablaremos tal vez por un momento de cosas anodinas y neutrales por un rato, pero obsérvenlo. Observen sus propias conversaciones. Muy pronto, nueve de cada diez veces, comenzaremos a redirigirnos hacia el chismorreo sobre otra gente. Robar su reputación. Lo colocaría bajo el rubro del séptimo mandamiento, no robarás. Podemos robarles cosas físicas a la gente. Pero mucho más terrible en verdad es robarle la reputación a una persona. Eso es lo que estás haciendo cuando chismorreas. A sus espaldas, subrepticiamente, estás robándole su buen nombre. Creo que es momento, a la luz de este Evangelio, de hacer un inventario moral examinando al chismorreo. ¿Cuánto tiempo ocupan?

Y tal vez también dar una mirada a nuestra propia alma, mirarnos a nosotros mismos por una semana.

 

 

Llevar la cuenta de todas las veces en que nos dedicamos o somos tentados a chismorrear. Lleven la cuenta. San Ignacio de Loyola recomienda que lo hagamos. Mientras examinamos nuestra consciencia, encontramos esas cosas que son particularmente malas y que llevemos un conteo cuidadoso de ellas. Bien. Recomendaría eso. Vean cuantas veces son tentados a chismorrear. Ahora, permítanme cerrar con esto. He estado hablando de hacer la poda. Muy bien. Pero lo que dice Jesús no es tanto que nosotros hagamos la poda. Su padre celestial hace la poda. El paso que deberíamos dar es muy importante, tal vez sea alguna de las cosas que mencioné, tal vez sea otra cosa, pero nombren esas cosas en ustedes que están deteniendo el flujo de la vida de Cristo en ustedes. Y luego en la oración, pásenselas al gran viñador. Pásenselas a Dios Padre, en oración. Señor, poda estas cosas fuera de mi vida. Créanme. Él lo hará. Podemos pedir todo tipo de cosas extrañas, y Dios podría dárnoslas o no, pero siempre nos dará el don del Espíritu Santo. Y eso es lo que en verdad están pidiendo cuando dicen, “Señor, esto en mi vida es lo que sé está deteniendo que Cristo viva en mí. Pódalo. Pódalo”. Hagan esa oración. Identifiquen el punto débil. Identifiquen qué cosa es, y luego activamente pásensela a Dios Padre. Y Dios los bendiga.

 

 


Luis María Grignion de Montfort, Santo

 

Memoria Litúrgica. 28 de abril





Presbítero y Fundador
El santo de la verdadera devoción Mariana

Martirologio Romano: San Luis María Grignion de Montfort, presbítero, que evangelizó las regiones occidentales de Francia, anunciando el misterio de la Sabiduría Eterna, y fundó dos congregaciones. Predicó y escribió acerca de la Cruz de Cristo y de la verdadera devoción hacia la Santísima Virgen, y, después de convertir a muchos, descansó de su peregrinación terrena en la aldea francesa de Saint-Laurent-sur-Sévre. († 1716)

Fecha de canonización: 20 de julio de 1947, durane el pontificado de Pio XII

Breve Biografía

La Divina Providencia preparó a este gran santo y lo dio al mundo al final del S. XVII hasta apenas comenzado el XVIII.



Nacido en 1673 en Francia, recibe su educación en uno de los Colegios de la Compañía de Jesús y en 1700 se ordena sacerdote.



Morirá en 1716, habiendo realizado en tan corta carrera cantidad de misiones populares, echado los cimientos de dos congregaciones religiosas (que no llegó a ver en vida), restaurado templos de la Virgen ruinosos o abandonados y, sobre todo, arrancando las almas de las garras del jansenismo para devolverlas al amor ardiente de Dios, mediante la contemplación tierna de Jesús Crucificado y la verdadera devoción a María Santísima.



El jansenismo apartaba a las almas de la intimidad con Dios, de la relación sencilla y confiada característica del espíritu de filiación que es fruto del Espíritu Santo y la presencia de María en la vida del cristiano, acentuando en forma desmedida la Majestad y Santidad Infinita de Dios y nuestra indignidad.



 

De ahí la obsesión por interminables preparaciones, exámenes de conciencia más que escrupulosos, vueltas y revueltas sobre sí mismo, como si uno tuviera que lograr cierto grado de perfección previa para recibir los Sacramentos… ¡que son los que, en realidad, nos curan y nos perfeccionan..!



La gracia sería (dentro de este esquema), más bien un premio al propio esfuerzo, tal como Jesús nos lo ilustra en la parábola del fariseo y el publicano, que muchos no comprenden todavía…



Y aún nosotros mismos, cada vez que tememos acercarnos al sacramento de la Confesión ‘’porque tengo demasiadas culpas…’’. ¿Y para qué está el Sacramento? Precisamente porque tenemos demasiadas culpas, necesitamos confesarnos con frecuencia y comulgar, porque sólo Jesucristo nos lava de nuestras culpas y nos fortalece para que las recaídas se vayan extinguiendo, poco a poco.



Luis María Grignion de Montfort reacciona con santa violencia ante el estrago que semejante postura causaba dentro de la Iglesia en ese momento, y ante la difusión de una falsa sabiduría en el ambiente intelectual cristiano, que desdibuja la radicalidad del Evangelio y huye del Camino de la Cruz.


Tanto en sus misiones populares como en sus escritos, planta firmemente a Cristo Crucificado (cumbre de la verdadera sabiduría, la sabiduría Divina), y la devoción a María como medio insustituible y necesario para que Cristo se forme realmente en cada alma bautizada.


El desarrollo de estas ideas lo realiza en su primera obra: ‘’El Amor de la Sabiduría Eterna’’ (1703-1704). El capítulo XVII de este libro es ya un anticipo de lo que explicará largamente acerca del papel de María Santísima en nuestra santificación, en el célebre ‘’Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen’’ (1712, aprox.). Valiosísimos consejos de orden práctico para vivir la dependencia total de María nos son dados en su otra obra: ‘’El Secreto de María’’, como resumen y complemento del ‘’Tratado…’’.


 

 

El Hijo de Dios, 2da. Persona de la Santísima Trinidad (o también ‘’Verbo’’, o ‘’Sabiduría Eterna’’), ha querido salvarnos y glorificar al Padre haciéndose hombre y muriendo en la Cruz. Y todo esto lo realizó Por María, Con María, En María y Para María, porque a Ella se entregó primero y para Ella en primer lugar derramó su Sangre Preciosa. No ha querido venir a nosotros directamente, sino a través de María.


Y así lo sigue haciendo, porque ha hecho de su Madre verdadera Madre nuestra, ‘’Mater Gratiae’’, Madre de la Gracia en nuestras almas. El Espíritu Santo realiza cada día el milagro de formar a Cristo en el bautizado en unión con María, tal como lo hizo desde el principio.

 

 

Nuestra Señora de Montserrat, una advocación muy venerada

 

Patrona de Cataluña y pertenece al grupo de «vírgenes negras» de la época románica, cuyo color tiene un profundo significado

Nuestra Señora de Montserrat (la Mare de Déu de Montserrat) es una de las advocaciones marianas más conocidas en el mundo.

La imagen se encuentra hoy en el monasterio benedictino de Montserrat (España), en un enclave montañoso singular: una formación rocosa de la era terciaria que la hace inconfundible. El nombre de Montserrat hace alusión a ella: “monte serrado”.

La leyenda afirma que, en el siglo IX, unos pastores encontraron la talla de madera en una cueva, entre cantos de ángeles y en medio de un resplandor.

El obispo ordenó trasladarla pero conforme avanzaba la procesión, se hacía cada vez más difícil sostener aquel peso.

Todos entendieron que Dios quería que se venerara en aquel lugar, de modo que se instaló en una ermita que todavía hoy existe.

Posteriormente, se construyó muy cerca de allí el templo benedictino, donde hoy se da culto a Nuestra Señora de Montserrat, con peregrinos de los cinco continentes.

Ya en la Edad Media, los peregrinos del Camino de Santiago conocieron Montserrat y divulgaban su devoción, que se extendió rápidamente por toda Europa.

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La “Moreneta”

A la imagen de la Virgen de Montserrat se le llama la “Moreneta” (morenita) porque lleva la túnica, corona y manto dorados, pero la cara y las manos de la Santísima Virgen y el Niño son negros. La talla pertenece al grupo de “vírgenes negras” de la época románica. Y la teoría de los expertos más aceptada explica que la imagen negra manifiesta simbólicamente a María como Madre del Sol de justicia, con la piel quemada por ese sol. La talla representa a María coronada y sentada sobre un trono, con el Niño Jesús en su regazo.

Con la mano derecha, ella sostiene el mundo mientras que Él, Rey del Universo, da la bendición con la derecha levantada y con la izquierda sostiene un objeto con forma de cono de pino.

A lo largo de los siglos, muchos santos han pasado por Montserrat: entre ellos, san Pedro Nolasco, san Raimundo de Peñafort, san Vicente Ferrer, san Francisco de Borja, san Luis Gonzaga, san José de Calasanz, san Antonio María Claret, san Ignacio de Loyola y san Josemaría Escrivá.

La imagen de Nuestra Señora de Montserrat que se venera en la Abadía de Montserrat

 

 

Patrona

El Papa León XIII declaró a Nuestra Señora de Montserrat patrona de Cataluña y esta advocación se considera uno de los signos de identidad de los catalanes.

También en la América evangelizada pueden encontrarse numerosas ciudades, islas, montes y monasterios que llevan el nombre de Montserrat. En México, Chile y Perú llevan el nombre de Montserrat algunas de las primeras iglesias que allí se construyeron.