San Cirilo de Jerusalén, Catequesis bautismal 1,5
La Cuaresma es «tiempo favorable» para la confesión y el perdón antes de acercarse al altar del Señor
Es ahora el tiempo de la confesión. Confiesa tus faltas de palabra y de obra, las cometidas de noche y las de día. Confiésalas en este «tiempo favorable», y el «día de salvación» (Is 49,8; 2C 6,2) recibe el tesoro celestial… Deja el presente y cree en el futuro. Durante tantos años has recorrido sin parar tus vanos trabajos de aquí abajo, y ¿no puedes ahora parar durante cuarenta días para ocuparte de tu propio fin? «Rendíos, reconoced que yo soy Dios» dice la Escritura (Sal 45,11).
Renuncia a la ola de palabras inútiles, no difames, no escuches al que maldice, sino más bien acostúmbrate a orar.
Muestra mediante la ascesis el fervor de tu corazón; purifica este receptáculo para que recibas una abundante gracia. Porque la remisión de los pecados se da igualmente a todos, pero la perfección del Espíritu Santo se concede según la medida de la fe de cada uno. Si no te esfuerzas, recogerás poco; si trabajas mucho, será grande tu recompensa. Es tu propio interés que está en juego, vigílate a ti mismo.
Si tienes contra alguien algo que reprocharle, perdónale. Vienes a recibir el perdón de tus faltas, es preciso que también tú perdones al pecador, porque ¿con qué rostro irás a decir al Señor: «Quítame mis numerosos pecados» si tú ni tan sólo has perdonado a tu compañero de servicios sus errores contra ti? (cf Mt 18,23ss).
Fuente: deiverbum.org